Partida Rol por web

Hace ya meses, pero no habéis podido dejar de pensar en ello.

Vuestros caminos os llevaron a la zona sur del Gran Bosque de Neverwinter, persiguiendo a unos fanáticos del Culto del Dragón que habían puesto en jaque a las ciudades de Triboar y Yartar, al parecer estaban hostigando a un dragón de Bronce llamado Felgolos para completar su malvado plan. Tras una dura batalla con un líder, un paladín jurado a Tiamat, conseguisteis liberar la región y ganaros el favor del dragón metálico.

Entre su recompensa, os habló de algo increíble. Hacía unas semanas que había sobrevolado el Desierto de Anauroch, al parecer venía de ayudar a un grupo de aventureros, y se había fijado en una extraña colina que desde el cielo parecía una calavera, con unos surcos de maleza seca haciendo de cuencas oculares y un despeñadero de rocas que parecía la dentadura. Os habló de la famosa Tumba de los Horrores.

Todo el mundo de vuestro entorno conocía las leyendas del liche Acererak y su famosa cripta, pero nadie conocía su paradero. Aquel dragón eran un charlatán y estabais seguros que no tardaría en correrse la voz. Teníais en vuestras manos la posibilidad de ser los primeros.

Riqueza, fama, gloria o tener la posibilidad de terminar con uno de los mayores males que asolaban los Reinos. Esa era vuestra oportunidad.

Confiabais en vuestras posibilidades.

Finalmente tomasteis la decisión.

Una vez llegasteis a Aguas Profundas, fuisteis a la posada del Portal Bostezante, allí os encontrasteis con un antiguo integrante del grupo ya retirado, el mago Thelos. Llegasteis a un acuerdo con él para que os teletransportara usando su magia al lugar donde Felgolos -el dragón de bronce- os había dicho.

No le explicasteis exactamente donde ibais pero acordasteis que en una semana os recogería y os llevaría de vuelta.

Los días antes de partir, estuvisteis comprando provisiones y preparándoos mentalmente para el reto y la aventura que teníais preparada. La aventura de vuestras ¿vidas?

Llegó el día. No era la primera vez que usabais esa magia pero nunca se acostumbraba uno. Thelos recitó las últimas palabras del encantamiento y empezasteis a notar aquella extraña sensación: el aire os comprimía los pulmones, vuestro alrededor se llenaba de extrañas lucecitas, la sensación de mareo, el olor a azufre y a ambrosía.

...

FFFFFFLLLLLLUUUUPPPPP

...

Vuestro entorno cambió en un abrir y cerrar de ojos. Calor, viento y arena en ojos y boca os dieron la bienvenida al Desierto de Anauroch. Una nube enorme de arena os tuvo en jaque los primeros cinco minutos.

Cuando pasó, allí estaba, aquel dragón estaba en lo cierto. Una colina no muy grande, plana, de unos 200 metros de ancho y 300 metros de largo, la altura no superaba los 20 metros. Todo lleno de maleza y malas hierbas. Zarzas y espinas crecían sobre los lados escarpados y la cima calva del montículo.

Había piedras negras encima de aquella colina, y entendéis que si se viera desde el cielo parecería una calavera gigante que sonreía con amargura aquellos que la pudieran ver.

Tras una rápida inspección, veis como la parte norte de la colina tiene un acantilado que se ha desmoronado lleno de grava y arena.

Bien, esta vez no había echado el desayuno después del viaje. Iba acostumbrándose a la teleportación. Habría sido bastante desagradable que se le llenara la boca de arena con aquella tormenta mientras vomitaba, en vez de darle la oportunidad de arrebujarse en su capa hasta que pasó lo peor de la tormenta y evitar que los ojos le ardieran por la arena.

Cuando aquello pareció haber amainado la tormenta se puso manos a la obra para invocar a su caballo; un ritual que sus compañeros le habían visto realizar tantas veces que ya se lo sabían de memoria.

Con el caballo ya a su lado, se volvió a ellos.

- Habrá que buscar la entrada. No descartaría que esté enterrada. Esas tormentas de arena han debido acumular tierra durante décadas. – comentó en un tono carente de emoción – Vayamos a ver que encontramos. – dijo poniéndose en camino detrás de su caballo, dejando que este fuera 10 pasos por delante de ella. Su Tressym, Teresse, revoloteaba también más adelante y más alto, pero separada del caballo para ayudarle a tener una vista área de la zona, además de la suya propia.

Conforme avanzaba sin prisa buscaba posibles trampas (quizás era demasiado pronto para ello, pero nunca estaba de más ser precavida) y signos que pudiera indicar una puerta o entrada de algún tipo. Suponía que si la entrada estaba enterrada la vegetación en su entorno sería diferente, quizás menor al haber necesitado más tiempo la tierra para acumularse.

Seguía sin gustarle este viaje, y no por los medios que habían tomado. Sí, un portal y sus mareos siempre eran desagradables pero no iba ser nada comparado con lo que probablemente les esperaba delante.

Pero que podía hacer el pobre Cross, una vez todos habían oído lo que contaba Felgolos. Sabía muy bien como de desesperada estaba Sofía por encontrar cierto tomo y podría haberle dicho que se esperaba. Pero ya llevaban un tiempo juntos y sabía muy bien que lo único que iba a conseguir es que se fuera ella sola y ya era bastante un liche como para encima que una nigromante tan poderosa despertara cerca de él.

- Será lo mejor, aunque algo me dice que la arena no va ser lo que nos evite ver la entrada...- comentó el clérigo con calma y una media sonrisa de resignación dibujada en sus labios. Acto seguido avanzó hasta el borde del acantilado y con un pequeño rezo a Helm observó el lugar.

- Guarrrgggg. !!!! Guarggggg!! Y ahí va mi desayuno de esta mañana. Otra vez... Aaaayyy, que malito estoy... - Decía el mestizo mientras se limpiaba la barbilla, tras haber soltado toda la comida que llevaba en el cuerpo.

Al contrario que sus compañeros, Kha Freh no era amigo de la teletransportación y no se acostumbraba a ella, pese a la cantidad de veces que había sentido sus efectos. A cada vez era peor que la anterior.

Sacó un chusco de pan de sus raciones y un poco de agua. El segundo para quitarse el mal sabor de boca de sus jugos gástricos y el primero para llenar el vacío de su estómago. Nunca se sabe si podía ser su última comida.

- Vaya mierda de sitio. Tengo arena hasta en la raja del culo. No montaría aquí mi restaurante ni por todo el oro del mundo. - Anunciaba el mestizo.

- Sofía, veo que tienes en poca estima a tu jamelgo. Mejor que vaya delante para que caiga el primero en una trampa antes que tú, ¿Verdad? - Hizo una pausa antes de continuar y añadir. - Bien pensado. A mí no se me hubiese ocurrido.

El mestizo se fiaba de las habilidades de sus camaradas, que habían demostrado ser muy hábiles en lo suyo, pero en esta ocasión parecía que estaban lejos de estar "en lo suyo".

- Ese maldito dragón se ha reído de nosotros. Al menos ha tenido gracia y nos ha dibujado esa carita sonriente colocando hábilmente las piedras negras de ahí. - Dijo señalando a la colina arenosa y el dibujo que formaban las piedras.

El semiorco seguía a los avispados de delante, el clérigo y la saltatrampas, con buena vista, según parecía. El curandero en concreto parecía que se dirigía a la zona derrumbada del acantilado para ver si encontraban una entrada en el lugar.

- Quizás en esa parte semiderrumbada sea más fácil encontrar alguna entrada. Pero me temo que nos va a tocar cavar. ¿Alguien ha traído una pala? - Preguntó al resto del grupo.

Kha Freh, detrás del clérigo, usó su lanza, que era bastante más larga que el resto de sus armas, para tantear el terreno desde cierta distancia y ver si podían encontrar algún indicio de entrada en la zona del acantilado, pero sin acercarse al borde. A su vez, aguzó la vista y el resto de sus sentidos.

Garmeiana debía seguir un tiempo más con este grupo, así lo requería su patrón, y esta vez parecía que por fin estaban tras la pista de algo realmente poderoso.

Luego de calmadablantormenta de arena, mientras Sofía hacía subtitual, ella se puso a hacer lo propio para invocar a su diablillo, aunque algo alejada porque suponía que al resto le desagradaba verlo en su forma verdadera.

Una vez completado el ritual, hizo que el diablillo tomara forman cuervo u sobrevolara la colina.

-Esperen, no me dejen sola- dijo y se apuró a tomarse del hombro de Sofía para caminar guiada por ella mientras cerraba los sus ojos para ver a través de los del cuervo.

De ese modo podría investigar posibles puntos de acceso y quizá detectar algún peligro

La zona del acantilado del norte es bastante ancha. Te llevará un buen rato examinarla toda, por donde te gustaría empezar: este, oeste, por la mitad?

Sofia había adaptado su paso al de Garmeiana agarrada de su hombro para que no diera un traspiés. Igualmente Sofía no solía tener un paso rápido. Cuando estaban de trabajo era lo opuesto de cuando estaban en la taberna; se volvía lo más cauto y paranoico que conocían prefiriendo tomarse todo el tiempo necesario para correr los menos riesgos posibles, tanto que más de una vez había exasperado de aburrimiento a sus compañeros. Claro, que la otra opción era lanzar a Kha Freh por delante, pero eso alguna vez tendría un mal final.

Al llegar a una distancia suficiente de Kha Freh le lanzó la pala que llevaba en su macuto.

- Parece que sea nuestra primera tumba – musitó para sí preguntándose en que habría invertido el semiorco su parte de los botines y con que habría llenado la mochila – Toma si quieres empezar a cavar. Yo mientras voy a revisar esto a fondo a ver si acoto la zona para cavar.

El semiorco, viendo que todo el acantilado era mucho terreno que cubrir, decidió empezar por la mitad. Esto era porque la inteligencia del bárbaro le daba para pensar que si de una tumba o templo importante se trataba, la entrada estaría en el centro del lugar.

- Gracias Sofía. Tu deidad te lo pagará con buenos hijos el día de mañana... - Dijo con una sonrisa a su compañera, al tiempo que cogía la pala al vuelo.

- ¡Chicos, venid aquí! Estoy seguro que si hay una entrada estará a la mitad de este acantilado. Si era un templo o una tumba tan importante, no serían tan tontos de poner la entrada en un rincón. Ayudadme por aquí alguno o si no echar un vistazo por los matojos o cualquier otro lado. - Añadió a sus camaradas.

Pese a tener la pala, el bárbaro continuo tanteando y apartando tierra y piedras con la lanza, que era bastante más larga y le daba cierta seguridad si es que salía alguna alimaña o trampa. Llegado el momento, se ayudaría de la pala.

Una vez concluida la inspección ocular el cuervo volvió a posarse sobre su hombro para tomar forma de araña y esconderse en un bolsillo.

Garmeiana abrió los ojos y preguntó —¿Que estamos haciendo?— y al verlo a Kha Freh jugando al cieguito con su lanza salió tras él, dispuesta a lanzar detectar magia en la zona donde este se disponía a trabajar, no fuera el caso de que alguna defensa invisible o alguna maldición los sorprendiera.

Tras pasar investigar aquel monte en forma de calavera varios de vosotros os disteis cuenta que al no haber ninguna entrada aparente seguramente las tormentas de arena o el derrumbe por causa de algún terremoto habían ayudado a ocultarla.

Kha Fre tuvo la buena idea de ir prospectando aquella mezcla de arena y gravilla con ayuda de su lanza hasta que tras un buen rato de intentarlo hundió la lanza en algo que parecía hueco al otro lado. Os llamó a todos y sacasteis vuestras herramientas para empezar a cavar un hoyo.

El terreno era inestable por lo que tuvisteis que improvisar un poco para hacer un pequeño hueco y apuntalarlo con unas maderas viejas y piedras para que no se venciese. Tras un par de horas de duro trabajo conseguisteis hacer una abertura suficientemente grande para poder pasar un poco agachados.

Desde fuera se colaba la luz del día y teníais delante vuestra un túnel inusual.

La luz que entraba reflejaba los colores brillantes y luminosos se ven por todas partes, las piedras y los pigmentos no se han visto afectados por el paso de las décadas. El suelo de aquel corredor era un mosaico colorido de piedra con un claro y sinuoso camino de baldosas rojas de dos pies de ancho que serpentea hacia el sur por el pasillo.

No se ve ninguna piedra en las paredes ni en el techo a veinte pies de altura, ya que se ha alisado una especie de cemento o yeso sobre todas estas superficies y luego se ha ilustrado.

Las escenas muestran campos con ganado vacuno pastando, un bosquecillo con varios lobos al fondo, trabajadores de diversas razas y extrañas mezclas humano-animales —cerdo-humano, simio-humano y perro-humano— realizando diversas tareas.

Algunos de los frescos muestran estancias de algún edificio: una biblioteca llena de muchos libros y pergaminos, la puerta de una cámara de tortura y la sala de trabajo de un mago. Hay sillas, ventanas, cajas, fardos, puertas, cofres, pájaros, murciélagos, arañas y todo tipo de cosas dibujadas en las paredes.

—Bueno, parece que al que diseñó esto le gustaban las bromas. ¿Qué pretendería? ¿Que caminemos sobre el sendero rojo o por fuera de él? Quizá deberíamos arrojar algo sobre el sendero unos metros más adelante a ver qué sucede antes de pisar.

Mientras hablaba así se puso a mirar los dibujos de las paredes a ver si detectaba algún mensaje o señales de puertas secretas.

Los diseños eran extraños aunque de buena confección. Si había algo mas allá de la simple apariencia no era visible a tus ojos desde fuera de aquel pequeño túnel que habíais cavado.

Lo que estaba claro que nadie había pisado este pasillo en muchísimos años, quizá nunca, estaba todo lleno de telarañas que se reflejaban ahora con la luz que entraba. La mayoría de ellas eran cúmulos de antiguas telarañas con polvo pegado en ellas.

El hombre se había mantenido callado mientras el semiorco tanteaba y trabajaba, en principio parecía que realmente la arena había taponado toda entrada, así que su idea era la más acertada. Finalmente el trabajo de Kha Freh dio frutos en forma de pasillo macabro. Cross asiente a lo dicho por la tiefling, antes de añadir su respuesta.

- Ciertamente el camino es cuanto menos desconcertante, realmente creo que ninguna de las dos. Probablemente el camino que indique lleve a una trampa y por ahora lo ignoraría y buscaría cualquier señal de otros rincones ocultos.- comentó el veterano sopesando las posibilidades pero sin adentrarse al lugar y observando cualquier señal de lo comentado en las paredes.- Y sí lo mejor será mandar algo prescindible por si hay trampas ocultas.- terminó por concordar en lo obvio y sin más mira al resto de sus compañeros para ver su opinión.

Un dibujo llamó la atención un poco mas que el resto a Allen, no formaba parte de ninguna de las extrañas escenas que había ilustradas. Quizá al ser fiel seguidor de Helm le causó especial disgusto: en el muro a su derecha, a unos 40 pies había una representación en aquellas tallas de una puerta grabada en la pared, en la que había unas rejas y parecía que las manos de alguna horrible criatura confinada agarraban los barrotes.

- Muchas gracias Kha Freh, si no fuera por ti no habríamos encontrado la entrada y menos poder quitar la grava y las piedras para acceder... - Iba diciendo por lo bajo el bárbaro, con tono bastante sarcástico en clara alusión a sus camaradas que no valoraban su trabajo.

Volviendo al asunto que les importaba en aquel momento, Kha Freh escuchó a la bruja y al clérigo atentamente para ver sus opiniones, antes de dar las suyas 

-¡Ejem, ejem, ejem! Si tenemos que mandar a algo estoy seguro de que al jamelgo de Sofía no le importará y a ella tampoco. Total, ya iba abriéndole camino antes de llegar aquí... Pero, por otro lado, opino como vosotros. Si yo fuera un malvado liche, por ejemplo, os dejaría el caminito rojo para poneros trampas en el, pero... También podría no hacerlo y poner las trampas en el resto del camino, pensando que no se os ocurriría pisar el camino de baldosas rojas... ¡Joder! ¡Toma, Sofía! - Llamó a la saltatrampas del grupo mientras le acercaba un extremo de su cuerda de seda.

- A ver, tú eres la experta en trampas y tal. También eres la más pequeña y ágil, a mi entender. ¿Por qué no te amarras esta cuerda a la cintura? Así, podrás ir usando tus habilidades de rastreo de trampas y abriendo camino. Si por error tuyo caes en alguna trampa... Yo que se, que se cae el techo en tu cabeza o se abre el suelo bajo tus pies, por ejemplo, pues yo tiraré de la cuerda con fuerza. Seré tu seguro de vida y no te cobraré más... Al menos las primeras diez baldosas... - Añadió en tono jocoso mientras usaba sus instintos animales para notar el peligro y observar su entorno.

- Por cierto, vosotros. ¿Lanzais algún hechizo de luz o me vais a hacer sacar una antorcha? Aquí no se ve un pimiento con la poca luz que entra por la entrada. Todo el trabajo para el bárbaro... Siempre igual...

—No te pongas quejoso Kha Freh, ya todos saben que eres ek fuerte e inteligente del grupo, por eso tienes y ejecutas las mejores ideas.

No había pensado en vuestro problema con la falta de luz, pero si quieres en el paquete este que me vendieron antes de venir hay unas cuantas antorchas, te las regalo si te sirven.

Por otro lado, el familiar de Sofía es un buen salta trampas, pero si quieren mirar antes de enviarlo, puedo mandar al mío caminando por las paredes o volando, quizá tengamos algo de información arriesgando un poco menos

Cross enarca una queja ante la última queja del bárbaro.

- Hemos estado en sitios tan oscuros sin necesidad de luz, pero si tanto lo necesitas puedo darle brillo a tu arma para que ilumine el camino. Eso sí, antes de adentrarnos e independientemente de si Sofía está de acuerdo con tu plan, dejad que invoque la protección de Helm sobre los que vais a ir delante.- con eso aclarado, el humano levanto su símbolo sagrado y encomió su alma al poder del Vigía. Una vez acaba de invocar el poder de su dios, el clérigo señala a una parte de los grabados.- Creo que eso de ahí es una puerta, claramente de mal gusto, pero valdría la pena comprobarlo.