Partida Rol por web

Ecos en el flujo

"Mirad cómo corren"

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21/12/2016, 02:09
Hanabi
Sólo para el director

Mi abuela vivió el cambio hacia el nuevo mundo. Siempre decía entre risas que en su último día, necesitaría una decena de Jisei's para poder resumir su larga vida. Ahora comienzo a entender lo que quería decirme con tan extrañas palabras.

Bajo la luna,

lluvia de primera

tapa mi llanto

Nací en Shirakawa, lo más parecido a un pueblo que queda en Japón, una fría y oscura noche de primavera. Me llamaron Haruka (flor de primavera) aunque por mi brillante pelo rojo mi padre no tardó en comenzar a llamarme Hanabi (flor de fuego). Podría decirse que tuve una vida normal para los tiempos que nos han tocado vivir, Sin embargo, que tu padre llegue a casa a menudo cubierto de sangre y que casi nunca sea suya no es una rutina a la que acabes acostumbrándote.

Él se llamaba Ryu y trabajaba para los Yakuza, como matón de poca monta. Solía dar palizas a comerciantes que no aceptaban las generosas condiciones de protección del “Gremio”, escoltar a algunos hombres importantes y amenazar a runners demasiado intrépidos o tenaces. No tardé demasiado en ser adoptada como la chica de la organización. Muchos de los dirigentes de bajo rango me conocían , me llamaban Hanabi y me colmaban de regalos y baratijas.

Fría nieve cae

borrando ya tus pasos

sobre tus huellas.

Tu alma nos deja ya,

pero serás eterno.

Cuando tenía poco más de seis años, mi padre murió en un tiroteo en las afueras de Kioto, dejándonos a las tres solas. Él nunca tuvo poder suficiente como para preparar un plan cuando el faltara. Mamá dijo que comenzó a trabajar en una lavandería cerca de la capital de nuestra prefectura pero por los morados y cortes con los que volvía, estaba claro que en ese local la gente no se quitaba la ropa exactamente para lavarla.

Con el objetivo de mantenerme alejada del mundo que había segado la vida de mi padre, mi madre me obligaba a estudiar caligrafía, literatura y poesía en casa con mi abuela. Al principio, algunos miembros de la banda visitaban a la viuda y me traían regalos y palabras de consuelo. Tras unos pocos meses, las visitas se distanciaron hasta desaparecer. Nos habían olvidado.

La energía fluye

desde el corazón

despertando la bestia.

A los doce años desperté. En una de las interminables tardes que pasaba encerrada en mi habitación, mi abuela me sorprendió conversando con un kami. Todo hubiera quedado como un amigo imaginario, de no haber sido porque mi “amigo imaginario” me trajo galletas de la cocina bajo la aterrada mirada de mi abuela.

Temiendo que aquello escapara a nuestro control, mamá tiró de los pocos favores que esperaba pudieran honrar la memoria de padre. Convenció a un antiguo chamán rata que vivía en Tokyo para que me instruyera. Le llamaban Nezumi.

Aquel hombre en realidad había sido un gran chamán pero algunas inclemencias de la vida, un par de implantes cibernéticos y su adicción a las drogas le habían costado el favor de los espíritus. Por aquel entonces era poco más que un durmiente con aires de grandeza. Sin embargo, sus amplios conocimientos sobre hechicería me sirvieron como inspiración. Los estudios tardaron varios años en comenzar a dar sus frutos. La mejora vino en cuanto me dí cuenta de que no era una rata. Era mucho más.

El tiempo corre,

la vida escapará.

Los años pasan,

pero es imposible

dejar el pasado atrás.

En cuanto algunos de los miembros de la Yakuza se enteraron de mis estudios, las visitas y los regalos comenzaron de nuevo. Mi padre había dado la vida por aquella organización. Esperaban que yo siguiera su ejemplo. Mi madre decidió que era el momento de huir. Cogimos el poco dinero que teníamos, nuestro escaso equipaje y partimos a Boston. Allí comencé a trabajar para ganarme la vida a espaldas de mi madre. Aquellos trabajos me ayudaban a mejorar mis habilidades y empezaba a fraguarme una reputación. En menos de seis meses, era yo quien mantenía a la familia.

Mi madre enfermó y la necesidad de dinero aumentaba desmesuradamente a medida que su salud empeoraba.

Tenía que buscar trabajos más importantes.

Fui a una de las zonas donde sabía que los Yakuza se reunían y di un par de nombre que aún recordaba. Antes de que pudiera darme cuenta, estaba en un restaurante bebiendo sake con unos desconocidos. Las ofertas eran brutalmente tentadoras y comprendí las razones que habían llevado a mi padre a la muerte. Los trabajos más arriesgados se cobran mucho mejor. Así comencé oficialmente mi carrera como runner.

La amistad muerta.

Trozos de mi corazón.

La confianza, rota.

Las cosas me iban bien a pesar de que mi principal arreglado se había marchado a Alemania. El trabajo no faltaba gracias a mis relaciones con uno nuevo y tenía contactos más allá de la mafia. Fue entonces cuando mi propio tótem me jugó una mala pasada. Se me ocurrió mezclar placer con trabajo y me enamoré de un piloto de sondas que solía trabajar conmigo, recomendado por mi nuevo socio.

Teníamos una misión sencilla. Sólo tenía que ligarme a un ejecutivo que guardaba algo de valor en la caja fuerte de su piso. Luego, tras emborracharlo con río de champán y coñac, debía dejarlo dormido en su cama como un bebé y escanear sus huellas digitales. Mi chico metería un dron por la ventana con un conector desde un piso más abajo. Con la huella digitalizada y conexión a la caja, nuestro decker haría la magia.

Todo iba perfecto hasta nos conecté a la caja fuerte. Escuché dos disparos en el dormitorio y me di cuenta que el dron no estaba. Los sesos de mi anfitrión decoraban casi toda la sala. Nuestro hacker estaba tan sumido en su tarea que no fue consciente. Mientras me recuperaba de la sorpresa, él ya se había agarrado a su pájaro y se había marchado literalmente volando. Tardé una semana en enterarme que otro contratante le había pagado el doble por matar a ese tío. Mi arreglador me había vendido y mi novio se había encargado de pegarle un tira en la cabeza a mi pasado. Hacía mucho que la mierda había paso el cuello. Dejé todos mis ahorros a mi madre y partí para Berlin con poco más que mi material de profesión.

Nueva vida.

Ardiente esperanza

que pronto florecerá.

Llevo poco más de un mes en la ciudad. He encontrado a mi anterior arreglador y algunos nuevos contactos, casi todos recomendados por los viejos amigos que dejé atrás. Estoy instalada, he pagado el alquiler y sigo viva. Poco más puedo pedir. Ahora debo reconstruir mi vida.

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03/01/2017, 16:24
Blaze
Sólo para el director

La vida de todo Orko es complicada. Para ninguno de los nuestros es un jardín de flores y mi caso concreto no iba a ser una excepción. Hay muchísimas ideas equivocadas sobre los orkos y eso, se une a que en casi todas partes tenemos enormes dificultades para encontrar trabajos, comprar propiedades y mantenernos dentro de la comunidad.

Algunos de los nuestros, nacen como orcos; otros sufren un doloroso proceso llamado por los científicos "goblinización". Cualquiera de los nuestros que tenga más de 40 años, no nació siendo Orko. O bien, sufrió la transformación en abril de 2021 o durante su adolescencia… yo pertenezco a los primeros.

Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, tres caballeros españoles desembarcaron en la isla de Favigna, ubicada justo delante del extremo occidental de Sicilia. Se llamaban Osso, Mastrosso y Carcagnoso y los tres eran prófugos de la justicia. Allí dieron pie a un nuevo código de conducta, una nueva forma de hermandad, y refinaron las reglas de la “honorable sociedad”.

Osso se hizo devoto de san Jorge y cruzó a la cercana Sicilia, donde fundó la rama de la sociedad conocida como la Mafia.

Mastrosso escogió la Madonna como su guía y navegó hacia Nápoles, donde fundó otra rama: la Camorra.

Cargarnosso se hizo devoto del arcángel Miguel y cruzó el estrecho que separa Sicilia de la Italia continental para llegar a Calabria. Allí fundó la 'Ndrangheta.

La mafia nunca ha sido una especie de organización de tipo Robin Hood, que se dedica a alimentar a los hambrientos, pero siempre ha tratado de presentarse como si lo hiciera. Sin embargo, en determinados lugares ha creado una dependencia económica. En un interrogatorio un jefe mafioso le dijo a un juez: “Estáis haciendo un buen trabajo, vais a las escuelas, dais charlas a los niños sobre las virtudes de la ley y la legalidad, mientras tienen 13 y 14 años, pero cuando tienen 16, 17 o 18 no podéis darles un trabajo y entonces acuden a mí”.

Y acudí a ellos, como tantos otros. Angelo Torrio, recibía a todos los jóvenes que necesitaban desesperadamente un “empleo”. Entregaba un poco de maíz y una olla de 5 litros, dándoles la bienvenida al negocio de la fabricación ilegal de whisky. El primer paso en el escalafón.

Nos pagaba un buen puñado de neoyenes, en un tiempo en el que un empleado del gobierno ganaba bastante poco. De nuestra paga, Angelo, nos retenía una parte por día, para gastos de funeral. Esa forma de hacer whisky era muy peligrosa por inestable y no era raro que explotara la olla, llevándose un dedo, una mano o a todo el “tío Luigi”. La retención era para que tuviéramos un funeral con muchas flores.

Para cuando me alcanzó el cambio, ya había ascendido algunos peldaños en el escalafón. Había dejado atrás la fabricación clandestina de alcohol y drogas. Y mis conocimientos de química, se habían focalizado hacia las reacciones exotérmicas. No obstante, la “goblinización” supuso un antes y después en mi desarrollo vital.

Sufrí el más cruento rechazo por parte de familia, amigos y la sociedad, cuando me sobrevino el cambio. Fui insultado, apaleado, perseguido, cazado, mutilado y dado por muerto; simplemente por ser algo distinto a lo que era anteriormente.

Los únicos que no me dieron la espalda totalmente fueron mis antiguos patronos. Intrigados, tal vez, por las nuevas posibilidades que mi cambio ofrecía. Sabía que nunca podría ascender más en el escalafón, sería siempre un asociado. Sólo los italianos, podían formar parte de la Familia y yo ya no era humano, pero mis lazos permanecían fuertes; así que era como un primo lejano, con el que nunca llegas a intimar, pero al que recurres en caso de necesidad.

Los mafiosos son asesinos y narcotraficantes profesionales, pero una de las muchas cosas que les distingue de los criminales ordinarios es que tienen una ideología, una forma de presentarse a sí mismos frente al público que es muy insidiosa, porque ha encontrado la forma de infiltrarse en películas, libros y demás. La mafia necesita consentimiento, necesita ganarse al menos a una parte de la opinión pública. Es por ello que se comporta como una organización política, como un Estado en la sombra. Por un lado, esconde su existencia, pero por otro no puede mantenerse por completo en secreto, porque son un poder. Esto genera muchas paradojas y una de ellas es toda la mitología que rodea a la mafia.

La mafia es muy buena cuando hay privatizaciones y puede introducirse, por ejemplo, en servicios externos del sistema de salud o programas estatales de vivienda pública. Muchos políticos respaldados por el crimen organizado son los primeros que dicen que la manera de acabar con la mafia es que haya más dinero. No es cierto. Lo primero que necesitas es un marco legal que te permita investigar qué partes del Estado están infectadas por la mafia. Eso es lo primero. La coyuntura actual de grandes megacorporaciones, es la que alienta e impulsa el desarrollo de la Familia.

Pero, no podía vivir únicamente con los trabajos eventuales. Ahí comenzó mi andadura como Shadowrunner…