Partida Rol por web

El amor en los tiempos del Sida

36. Preguntándole a Dàn

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08/06/2013, 02:55
Lord Aeon

-Proceded.

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08/06/2013, 02:56
Madame Van Doren

-Se que mi implicación en el robo hace que mi palabra pierda valor, pero por suerte contáis con la palabra de Lady Magnum, mi más estimada Canciller, y la de Garin, la concubina del difunto Lord Stevron. Y si unimos los testimonios de los tres al mio el único nombre que parece mantenerse en los relatos es el de Silveth ap Fiona, emisario de la Mansión del Polvo. El increíblemente alto sidhe me abordó en el feudo para intentar hacerme partícipe, usando algún tipo de estrategia de seducción que aún con mi experiencia jamás había visto, de un plan para derrocar a Lord Stevron. Garin fue testigo del lamentable espectáculo. Cuando vio que no iba a unirme a su causa ni a contarle todos los secretos que guardo sobre los integrantes del feudo, se marchó.

Por aquel entonces pensaba que el chico era igual de inofensivo que un perro entrenado para matar, así que lo dejé estar. Sin embargo, a la vuelta del ensueño, encontramos un paraje desolado y devastado. Lord Stevron había muerto y el pequeñito de Suri había ocupado su lugar ignorando la decisión del cetro de que Calandra fuera el heredero... Ni siquiera la drag queen se había imaginado que el Eshu se ponía la túnica y las joyas de su madre cuando nadie miraba.

Obviamente mi siguiente movimiento fue el de preguntarle a los pájaros sobre los orígenes de Suri, pero antes de que pudiera hacerlo me encontré con una terrible distracción. Alguien había llenado mi santuario de barcia de gente de Otoño, destruyéndolo casi por completo. La kinain que tenía bajo mi protección había desaparecido y para más inri no encontraba a Ed el Rojo por ninguna parte. Al parecer había sido Palmiera, y al parecer Eddie la había matado al enterarse. Intenté arreglar lo que pude con algo de cinta aislante y fui al feudo a descansar. Allí consulté otra vez con los vecinos lo que había pasado, y sus ancestros me dijeron que Silveth estaba amenazando de muerte, y torturando psicológica y físicamente de manera terrible a mis empleados. A parte de decirme claramente que había sido el el que había ordenador a Pandorum que destruyera mi negocio para distraerme a mi llegada de asuntos más apremiantes.

Cuando llegué ya era demasiado tarde para todos, el Fiona se había ido con su revolver... Está buscándome para matarme, pero yo he sido más rápida que él. Silveth está buscando los cabos que ha dejado sueltos para terminar de atarlos. Puedo asegurar sin ninguna duda que él ordenó matar a Pandera para que no contase su plan, y que también mandó matar a Garin, aunque le salió bastante peor... Obviamente todo esto lo ordenó hacer estando él ausente para tener una coartada tras la que escudarse. Y ahora está intentando matarme a mi... El chico está desesperado. Se puede ver en la forma en la que ha dejado las sutilezas a un lado y por como me busca activamente metiéndole el revolver a la gente en la boca.

Pero no me va a encontrar ni impedir que grite al viento que fue él quién ha estado conspirando para poner a Suri en el poder. El súbito empeoramiento de Lord Stevron, su insistencia para que le contase secretos de la gente y hacerme partícipe de su gesta, las distracciones, su manera de mirarme lascivamente con su repugnante cara... Y además los únicos testigos de sus actos están cayendo uno a uno como la fruta madura.

La plana y vacía mente de Ed el Rojo sería incapaz de planear algo así... y todos sabemos que Eddie no sigue órdenes de nadie. Eddie quería matar a Pladur, pero llegó tarde, y esto es tan cierto como que Calandra es una mujer. Pero me temo que no se puede condenar a nadie por sus intenciones... Sin embargo hay un asesino, un conspirador, un sombrío y un aliado de la Gente de Otoño ahí fuera, acechando e intentando matar a la última persona que podría traerle problemas con la absoluta verdad.

- Tiradas (1)
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08/06/2013, 03:36
Lord Aeon

La verborrea de Van Doren pareció marear a Lord Aeon, que hizo una mueca y llamó a uno de sus consejeros para consultarle unas cuestiones. Cuchichearon largo y tendido y, finalmente, el Fiona volvió a mirar a la pooka.

-Si lo he entendido bien, estáis acusando a Silveth de traición contra el difunto Lord Stevron, del asesinato a Hierro Frío de Pandora, de la muerte quimérica de Garin y del intento de asesinato contra vos misma y contra alguno de vuestros empleados mortales, ¿no es así? -Al asentimiento de Van Doren, el Duque prosiguió-. Por lo que creo, no tenéis pruebas más allá de vuestro testimonio, el de una mortal y el de un changeling Deshecho temporalmente, además de vuestra fama como adivina. A decir verdad, tanto Lord Stevron como su antigua Canciller hablaron bien acerca de vos. Acepto lo que me decís y lo pondré de inmediato a ser investigado. Supongo que lo que querréis es la libertad del redcap, ¿verdad? -Al verla asentir, Aeon hizo que los carceleros trajeran a Eddie a la sala de audiencias.

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08/06/2013, 03:44
Eddie Castle

La conmoción fue absoluta. Al paso del prisionero encadenado se hicieron a un lado entre abucheos y gemidos de horror. Eddie ni siquiera estaba en su faceta más bestial, sino más bien indiferente. Sin la sangre en la cara, que Van Doren le había limpiado, era sólo un redcap algo más atractivo que la media, con las arrugas de la edad haciéndose cada vez más evidentes.

Le obligaron a arrodillarse frente al Duque, momento en que se volvió hacia Van Doren con una mueca.

-¿Y ahora haces que me arrodillen delante de un sidhe? Genial. Gracias, cariño.

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08/06/2013, 03:46
Narración

-Ed el Rojo, has sostenido durante todo tu encierro que no has matado a Pandora. Supongamos que es cierto y que no eres culpable de asesinato. ¿Qué tienes que decir acerca de tu agresión al troll Glenn?

-Si me mete la mano en la boca, no es de extrañar que la cierre -resopló Eddie-. Le pagaré lo que haga falta para que le reinjerten los dedos y le arreglen la cara. Fue un pronto.

-Te condeno a pagar a Glenn lo que él considere justo. No obstante, eres un peligro para todos los changeling de la Bahía, por lo que te condeno a no acercarte a ninguno de los feudos bajo mi protección en los próximos cinco años.

-Vale.

-Madame Van Doren, espero el resto de vuestras pruebas con la mayor prontitud posible. No me hagáis lamentar haber dado libertad a este elemento.

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08/06/2013, 03:55
Madame Van Doren

-Gracias, gracias... No os arrepentiréis, y os traeré a mis testigos en cuanto terminen de clonarlos, mi señor. Si os parece bien me encargaré de vigilar yo misma a Ed el Rojo hasta que el asunto se aclare. Me haré responsable absoluta de sus actos en caso de que genere algún problema y a cambio me protegerá del asesino que me acecha, ¿verdad, Eddie?

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08/06/2013, 03:58
Eddie Castle

Eddie abrió la boca para decir algo, probablemente soez y zafio, pero la cerró y se contentó con dedicarle una sonrisa a la pooka mientras le quitaban las cadenas y los grilletes. Frotándose las muñecas, se acercó a ella tras despedirse del Duque.

-Vale. ¿Y ahora a dónde?

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08/06/2013, 04:26
Madame Van Doren

-Ahora vamos a ir al Terciopelo y te vas a dejar pegar latigazos hasta que vuelva el glamour -le dijo frunciendo el ceño mientras caminaban hacia la salida. La pooka sacó las llaves del coche del bolso.

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08/06/2013, 04:31
Eddie Castle

-Suena mejor que mi anterior plan, que consistía en pudrirme en una mazmorra. ¿Te he dicho ya que gracias por sacarme de ahí? Si quieres que te lo agradezca poniendo el culo, no sé cómo negarme... Pero primero deja que me duche, por favor.

Eddie esperó a que abriese el coche y ocupó el asiento de copiloto con un resoplido. Se pasó las manos por la cara en un intento de despejarse, se abrochó el cinturón de seguridad y escuchó en silencio lo que Van Doren tuviese que decirle.

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08/06/2013, 04:44
Madame Van Doren

Van Doren se mantuvo en silencio y no es condujo al Terciopelo, sino a la ciudad, a los grandes rascacielos. En la circunstancia en la que se encontraba pasar un rato en casa de Eddie le parecía mejor opción que volver al feudo o dormir en el terciopelo.

Aparcaron en el garaje del edificio de viviendas gracias a la identificación del redcap.

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08/06/2013, 04:51
Eddie Castle

 Eddie enarcó una ceja cuando vio a dónde se dirigía Van Doren, pero optó por no decir nada. La guió hacia el ascensor del aparcamiento y se miró al espejo mientras subían como intentando advertir los cambios que se habían producido en él durante su encierro. Habían sido varios días, pero su pelo había recuperado algo de brillo y sus rasgos, aunque no habían rejuvenecido, parecían más feéricos que antes sin duda. Aquellas vacaciones de su propia vida le habían venido bien, aunque fuese en una mazmorra.

Abrió la puerta y dejó que Van Doren entrase primero. Una bocanada de olor a casa de Eddie le llegó en cuando cruzó el umbral. El redcap dejó las llaves sobre la mesa y fue al baño (que estaba en el dormitorio) quitándose ropa, cadenas y pinchos por el camino. Puso algo de música antes de entrar y se metió en la bañera sin dar tiempo a que se llenase del todo.

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08/06/2013, 17:35
Madame Van Doren

Van Doren por su parte se quitó los tacones, entró en la cocina, dejó el bolso en la encimera y abrió la envera para buscar algo de comer. Como siempre la nevera de Eddie apestaba, pero en aquella ocasión lo hacía más de lo normal. Probablemente hubiera algo echado a perder... Asqueada miró en la despensa, donde encontró un cartón de tabaco al que decidió dar buen uso.

La pooka guardó una caja en el bolso y se encendió uno. Eddie y ella tenían diferentes gustos en cuanto al tabaco, pero no le iba a mirar los dientes al caballo.

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08/06/2013, 17:42
Eddie Castle

Eddie apareció en la puerta de la cocina poco después, con el pelo mojado y revuelto, vestido con una camiseta interior blanca y calzoncillos.

-Encima me robas. Dame uno -Con el cigarrillo entre los labios, se puso a rebuscar en la secadora hasta pescar una camisa y un pantalón limpio-. Sin planchar. Estupendo. Voy a ir hecho un cuadro.

Dio una calada y se apoyó en la encimera, cruzándose de brazos para mirar a la pooka.

-¿De quién tengo que protegerte exactamente?

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09/06/2013, 03:26
Madame Van Doren

-Sabes que puedes plancharla y después comértela, ¿verdad? -dijo mirándole disimuladamente, después de todo no era de piedra-. No me tienes que proteger de nada, ¿quién te ha dicho eso? Puedo arreglármelas yo sola. Silveth no es nada para mi siempre y cuando pueda amordazarle antes, cuando es problemático es cuando le dejas hablar demasiado.

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09/06/2013, 03:47
Eddie Castle

Si Eddie se dio cuenta de que Van Doren le miraba, no cambió de actitud. Aunque, conociéndole, seguramente tenía ropa limpia en los cajones pero justamente necesitaba la de la colada más reciente. Puede que con los años de soltería hubiese ganado unos kilos aquí y allá; no tenía el vientre tan plano ni los músculos tan firmes como en su juventud, pero seguía manteniendo un físico interesante y sabía sacarle partido.

-¿Planchar, contigo aquí? Seguro que le encantaría a la dominatrix que llevas dentro -dijo entre dientes-. Te recuerdo que le has dicho al Duque que yo te protegería mientras cuidabas de que no me metiese en problemas. ¿Cómo le voy a romper la boca a ese tipo de una manera que parezca justificada si no es mientras te protejo?

Dejó la ropa a un lado y avanzó hasta estar tan cerca de la pooka que sus pechos casi se tocaban.

-A no ser que todo esto sea una estratagema para seducirme y hacer conmigo eso de los latigazos... por el bien de tu negocio, o algo así. Curioso que me traigas a casa para eso. No tengo casi ningún trasto ya, pero debajo de la cama queda algo. Si encuentras algo que te guste, puedes usarlo. Igual hasta me quedan esposas. Como ayer dijiste que echabas unas en falta...

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09/06/2013, 04:18
Madame Van Doren

-Creo que a veces te olvidas de que hablas con una pooka... Y Lord Aeon también. Silveth es mio -sentenció-. Lo de planchar... Creo que no es algo de dominatrix. Te aseguro que ver a un hombre planchar excita más a una mujer que ver a Paul Newman con la camisa abierta.

Van Doren levantó la mirada cuando Eddie estuvo cerca y observó su letal sonrisa con la ceja alzada.

-No tan rápido... Estás asumiendo muchas cosas. Si te he traído aquí es porque apestabas. Ahora que te has duchado ya podemos hablar de cosas de adultos -Van Doren exhaló el humo del tabaco en la cara de Eddie-. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Vas a volver a entrar por el portal hacia el mundo gris de debajo de las faldas de tu secretaria? Tienes el pelo muy bonito, deberías ir más a menudo a la peluquería.

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09/06/2013, 04:32
Eddie Castle

-Para apestar, bien que te apretabas contra mí en la celda de Aeon -replicó cruzándose de brazos-. Gracias por lo del pelo, supongo. Pero no. He decidido que hasta que no se solucionen los problemas y sepa que todo está bien, las únicas faldas a las que voy a estar pegado van a ser las tuyas.

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27/06/2013, 01:00
Madame Van Doren

-Si quieres te las dejo para que te las pongas, así tienes menos de lo que preocuparte.

Van Doren rodeó la encimera y se alejó de Eddie.

-Te mentiré... Necesito un lugar en el que caerme muerta ahora que me han exiliado del feudo. El Terciopelo está infestado de ratas y se me encoge el corazón cada vez que entro. Le pediría una cama a alguna de mis empleadas, pero las chicas están ocupadas con sus maridos y sus hijos y los hijos de los vecinos. Sinceramente preferiría que tu no me ofrecieras un sitio para dormir. Si al menos tuvieras comida de verdad...

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01/07/2013, 12:18
Eddie Castle

-Mi casa, tu casa -dijo en español torpe-. El sofá sigue siendo igual de incómodo: todo tuyo. No tengo para ti, así que quizá quieras pasarte por el Terciopelo para recoger ropa o algo parecido. Y lo de la comida se soluciona haciendo la compra. ¿Crees que necesitarás un guardaespaldas para bajar a la tienda de la esquina? Me da igual lo que compres: yo me lo como todo.

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04/07/2013, 01:17
Madame Van Doren

-De nada.

Van Doren dejó su chaqueta en el sofá y golpeó los cojines de cuero intentando averiguar como de bien podría dormir ahí.

-Tu estás limpio. ¿Por qué no bajas tu mientras yo me baño? Así te aseguras de que no se me vayan a comer... La verdad es que tengo los pies llenos de yagas por las sandalias y estoy deseando robarte las sales aromáticas que, a juzgar por tu olor, nunca usas. No me hagas volver a bajar y a subir los ochenta pisos. También puedes usar esos tambores tribales que tienes en la pared para pedir unas pizzas a domicilio. Decidas lo que decidas lo seguro es que voy a acaparar el baño hasta que me haga vieja.

La pooka entró en el pasillo que conducía al baño mientras se soltaba el recogido, dejando caer sus largos cabellos rizados por su espalda.