Partida Rol por web

Sin nada que hacer después de colocar a todos los heridos en la improvisada enfermería, Morbo se dedica a ver si queda algo en el bar que no esté hecho añicos. Milagrosamente, varias de las botellas están intactas.

- Esta tiene buena pinta ---dice, oliendo una de ellas---. Vamos a ver si el gordo se ha repuesto ya de su monólogo interior!

El guerrero sube al segundo piso a grandes trancos. Diegen le ve subir y duda en seguirle, pero decide quedarse junto a la pobre chica que han descubierto en el segundo piso. Turnling le ha explicado que era uno de los miembros de su grupo, pero no ha dicho mucho más antes de desaparecer. La joven estaba en un estado lamentable, febril y con el cuerpo lleno de heridas. Diegen se pregunta si sobrevivirá a la noche.

A medida que pasa el día, Utarchus no se separa de su compañera en ningún momento. Sus heridas son serias y parece un milagro que todavía pueda respirar. Utarchus, a quien nunca le ha molestado que sus compañeros le llamen Recluta Patoso (de hecho, le parece divertido porque sí que es verdad que es un poco paquete a veces), cambia las vendas de Kallen con frecuencia para asegurarse de que no se infecten, e intenta animarla.

- Venga, arriba guapetona! Vamos a ver qué aspecto tiene ese corte de la cadera.
- Ay, Patoso, déjame... ---se queja Kaleen---, déjalo, de verdad, yo sólo quiero dormir...

Un poco más allá, Vodrave no puede dormir. Una y otra vez repasa en su cabeza los movimientos que ha visto hacer a Morbo Cannean durante la batalla. Hasta cuatro gnolls le he visto abatir de un sólo golpe de martillo. Impresionante! De vez en cuando sus manos siguen los movimientos en su cabeza, pero rápidamente una mueca de dolor aparece en su rostro y vuelve a quedarse quieto.

A su lado, el padre Zastoran parece dormir, pero su mente está llena de tristeza. Tanta muerte, era necesario? Qué haremos ahora?

Jaali, una vez puesta la enfermeria y atado a Kardswann, se sienta con su libro de conjuros, escribiendo algo nuevo, a la espera de que la Princesa les llame

No podia ser Kardswann el ultimo. No. Ahora a matar al tal Xulthos. Y luego... Vete tu a saber. En cuanto se acabe esto, me voy a Katapesh. Vamos a dejar el Ritual de Retorno preparado que otros dos meses en camello y con esta gentuza yo no paso

El mago levanta la vista y ve a Vodrave. Sonrie.

Sangre de diferentes razas magicas, demostrar mi poder... No ha estado tan mal esta vez.

Cuando llega el amanecer, Diegen sale al exterior a rezar y dar la bienvenida a Sarenrae al mundo un día más. Después aprovecha la luz para darse una vuelta por el pueblo junto a Morbo y Dorwas, examinando todos los edificios en busca de enemigos huidos, aliados escondidos, y tesoros a la espera de ser encontrados.

Dorwas, cuando se aseguró que las Kardswann estaba atado con todas sus fuerzas y en vista que su nuevo y silencioso compañero de aventuras decidía que era suficiente por el momento, decidió ir a comentar la jugada con Morbo, sacando el tonel más grande que encontró del bar con un suspiro Menos mal, pensaba que quizá lo habían agujereado...

Pues al final el noble tenia razon- comenta Jaali - Felipped parece ser un traidor. Aunque claro, dependiendo del lider, ser un traidor es a veces la unica opcion posible. Y en este caso...

Jonova hace la labor que nadie ha hecho, saca los cadáveres gnolls del pueblo, los arrastra sobre un tapiz, y los deja al lado del río. Fuera del pueblo. Sabe que los predadores que se acerquen a beber agua, darán buena cuenta de la carroña. 

En particular entierra varios cadáveres en un un terreno que encuentra. - Aquí sus cuerpos darán sustento a plantas y probablemente a un huerto. Es el sitio adecuado.

El trabajo es extenuante, son muchísimos gnolls. Y un ogro al que tiene que trocear, y osgos. Y algunas hienas. Pero lo cumple con metódica resignación. Luego, al llegar y ver que nadie ha ayudado con los cuerpos de los muertos. Los coloca sobre unos sudarios blancos disimulando sus heridas.

El trabajo la ha llevado toda la noche y se encuentra con Diegen al amanecer.

- ¿Alguien me ayuda a llevar a nuestros muertos al cementerio? Sus espíritus han partido, pero igual ellos querrían que les administraran los ritos y tradiciones de su pueblo? Tu eres lo más parecido a un sacerdote que se puede mover. 

Durante sus oraciones a la salida del sol, Diegen siente una presencia en su interior.

Muy bien, más rápido, sí! El poder de un paladín fluye de Sarenrae. Pero ten cuidado con el lado oscuro de tu alma. Ira, miedo, agresión... eso es tu lado oscuro. Fluyen con facilidad, prestos a unirse a ti en la batalla.

Diegen se siente a un tiempo avergonzado por sus ataques de ira y reconfortado por la presencia benigna que le acompaña mientras el sol naciente calienta su rostro. También siente que, canalizando el poder de Sarenrae y empujado por su aura, podría moverse más rápido que ninguno de los enemigos de la fé. Moverse veloz... moverse...

- ...que les administraran los ritos y tradiciones de su pueblo? Tu eres lo más parecido a un sacerdote que se puede mover.

El semielfo abre los ojos y ve a Jonova a su lado. No la ha oído llegar. La chica tiene ojeras y está visiblemente cansada, y un poco de mal humor.

- Estooo... yo... nunca he hecho eso... antes, quiero decir... pero y Zas...?

El semielfo se detiene a media frase. El padre Zastoran no está en condiciones de moverse. Jonova pone cara de impacientarse.

- ...bueno, si no hay nadie más que pueda hacer eso por los muertos... yo haré lo que pueda.

Diegen y Jonova llevan los cadáveres de sus aliados al cementerio. El semielfo no puede evitar un escalofrío cuando recuerda que en este lugar estuvo a punto de ver la luz del día por última vez, hace menos de dos amaneceres. Utarchus, Morbo, y Dorwas les ayudan a cargar algunos cadáveres, aunque los llevan al hombro con muy poca ceremonia.

- Vivo olías mal... pero muerto...

Una vez que todos los cadáveres están dentro de una fosa común que Jonova ha excavado ella misma, Diegen intenta decir unas palabras. No está cómodo... no le gusta hablar, y menos en público; pero siente que es su deber como paladín de Sarenrae. Abre la boca y dice titubeante:

- Sarenrae... dioses binévulos que veláis por nosotros en esta calle de lágrimas... ten piedad con los que se cayeron en la batalla, y deforme a tu piedad, admítilos a contemplar la luz de tu espíritu sano... digo, santo... , tú que vives y reinas por los signos de los signos, amén.

Durante unos instantes nadie dice nada. Después Jonova empieza a echar tierra sobre los cadáveres. Diegen la ayuda presto para aliviar la sensación de que todo el mundo le está mirando y se ríe de él.

Jonova, en varias losas y piedras, había marcado a fuego los nombres de los caídos, cada una encima de donde lo habían enterrado. La tierra cubrió sus cuerpos... y de repente, unas pequeñas flores amarillas comenzaron a crecer por encima.

- Yo no lo hubiera dicho mejor. Reposarán en la aldea que contribuyeron a salvar. Yo voy al río a renovarme. Si hay algo más en lo que podamos ayudar... avisame.

Bien dicho, chaval. - dice el enano dandole una palmada a Diegen en la espalda. - Tengo previsto una pequeña sepultura en el sótano de mi taberna para que mis doce camareras me entierren y pase mi descanso entre cubas de cerveza pero me encantaría que dijeras algunas palabras cuando llegue el momento.

A ti sí que renovaba yo en el río. - piensa tras las palabras de Jonova pero hasta el borrachín de Dorwas sabe que es un momento delicado para decirlo en alto así que solo añade. - ¿La cabeza del ogrete dónde la dejamos? Por aquello de hervirla cuanto antes y eso...

Jaali mira el entierro desde la ventana, aburrido.

Cita:

Han muerto por un pueblo que no conocian y por una causa que no les interesaba. - dice el mago, basicamente para si mismo - Unos autenticos heroes, si. Eran simples peones, sin ningun interes en la historia del mundo - menea la cabeza y se aparta de la ventana - Seran olvidados y su recuerdo desaparecera como lagrimas en medio de la lluvia.

Cita:

El mago se para un momento, y despues se encoge de hombros

Eso tambien es algo que se olvidaria rapido. - dice mientras se aleja