Partida Rol por web

Después de contarle a Uther Flint lo acontecido en la guarida de los hombres rata y cuando saciados vuestro hambre y vuestra sed un gran sopor empieza a apoderarse de vosotros, decidís acostaros en vuestros lechos y dejar la seguridad del pueblo en manos de sus guardias por unas horas...

Al alba os despierta el ajetreo de los soldados y milicianos, que empiezan temprano su entrenamiento para estar preparados contra la inminente incursión contra los bandidos. Después de un desayuno rápido y ligero os dirigís a la capilla donde Duhark ya se ha adelantado madrugando más que vosotros y ha estado preparando el doble funeral...

La ceremonia os resulta triste, pues ni siquiera tenéis el consuelo de saber que la muerte de los caidos haya servido para algo, los hombres rata siguen siendo una peligrosa amenaza bajo el mismo suelo que pisais, y aún con el ánimo sombrío os reunís para decidir vuestros siguientes pasos junto a la pira ardiente de la plaza, donde los cuerpos de los dos nuevos heroes recién proclamados por la gente de Edgecomb se consumen ante los rostros serios y silenciosos de más de media aldea...

Una vez los cadaveres de nuestros compañeros consumidos, y las últimas oraciones pronunciadas, la gente empieza a disiparse. Cuando queda poca gente, me dirijo a los demás- Bueno, parece que de momento, todo lo que teníamos que hacer aquí ya lo hemos hecho. Podemos comer aquí si queréis, pero en cuanto podamos, bajaremos al pozo de nuevo. Este trágico suceso no quedará agraviado. Voy a hablar con Uter para preguntar dónde dejar las urnas de las cenizas, por lo que aún tenéis tiempo de preparar algo si aún os falta. Nos vemos luego.

Y diciendo esto, me dirijo hacia Uter, para preguntarle dónde piensa dejar las urnas.

- Es temprano, deberíamos bajar lo antes posible para aprovechar el día.

- Adelante, si os parece bien yo abriré paso, se me da bastante bien encontrar trampas y estas ratas son unas malditas tramposas.

El lider de Edgecomb, al no haber ninguna cripta o monumento erigido para tal efecto, te dice que la mejor forma de guardarlas es en un nicho de la propia capilla, junto a las del resto de los heroes y personalidades del pueblo, bastante escasas hasta ahora, todo hay que decirlo.

La gente normal tiene que conformarse con ser enterrada en el pequeño cementerio junto al edificio, pero el lugar prominente frente al altar donde ahora descansarán los restos Shergard y Baltena debería ser honor suficiente para ellos teniendo en cuenta las circunstancias.

Ojalá pudiese ofrecerles algo mejor, tal vez en un futuro no muy lejano, pero en estos tiempos que corren es lo más que podemos hacer... zanja Uther con voz cansada.

Akmenos agradece del líder de Edgecomb el ofrecimiento pero también demuestra tener los pies en el suelo.

- Sus almas están con la Reina, ahora sus cenizas pueden descansar en cualquier sitio, gracias.

Está bien, un sitio con los líderes de Edgecomb será más que adecuado. Voy a dejar las urnas en la capilla, y a rezar una última oración por su alma. Ahora os veo.

Me dirijo a la capilla, y busco el lugar que Uter me ha dicho. Tras esto, dejo las urnas, y rezo una última oración a mi Señora. Al acabar, vuelvo con los demás, a la espera de decidir una hora para volver a por las ratas.

Cuando volveis a descender por la cuerda del pozo hacia la guarida, lo encontrais todo igual que lo dejasteis. No parece que nadie se haya molestado en recoger los cadaveres de los hombres rata muertos ni en volver a activar las trampas...

Si están alertados de vuestra presencia, hecho bastante probable después del estruendo causado por la última trampa que activasteis, parece que hayan decidido atrincherarse en otro sitio a esperar vuestra llegada antes que salir a buscaros.

Akmenos observa indiferente los cadáveres de los hombres rata y pasa a su lado como si fueran una piedra o parte de la decoración de la sala de camino hacia la puerta del fondo.

- Creo que antes de seguir avanzando deberíamos asegurarnos que no dejamos nada atrás.

De acuerdo. ¿Por donde propones empezar Akmenos?

El tiflin señala la puerta de la sala donde casi mueren todos.

Buena idea. Vamos. -Antes de avanzar, me giro y miro al mediano- Balbo, ve delante. Aunque no creo que haya más trampas, no me fio. Mejor que vayas delante por si alguna se ha rearmado. Ahora, vamos.

Te llaman la atención entre los trozos de carne medio cruda y semidevorada del gran salón algunos restos de ropa que te resultan muy familiares. Cuando te acercas descubres que es lo que queda de tu antiguo grupo, aunque no hay ni rastro de su equipo... claro que ahora que lo piensas algunas de las armas y armaduras de tus nuevos compañeros también crees reconocerlas...