Partida Rol por web

Escuchando al gobernador y mirando a su alrededor, Erevan comienza a ser consciente de la gravedad de la situación. Él no era un estandarte del bien, pero tampoco podía quedar impasivo ante el sufrimiento de tanta gente. Sigue por favor, veremos en qué podemos ayudar.

- Bueno, conocemos la sensación, lo que puedo decirle al menos es que ahora mismo hay seis bandidos y un enorme can menos como fuente de problemas. Nos encontramos con ellos de camino hacia aquí. Pero continúe.

Akmenos no parece mostrar piedad o empatía con el sufrimiento de la gente. No es que muestre frío por las desdichas ajenas sino que sabe que es mal que afecta a todo el mundo y que cada uno debe aprender a vivir con él como pueda.

El jefe Uther, que parece mucho mayor de lo que es realmente debido a los estragos que las preocupaciones han hecho en el, continúa con voz cansada:

Gracias, pero ahora mismo los bandidos son el menor de nuestros problemas... grupos de refugiados siguen llegando cada semana, buscando nuestra protección... pero he tenido que empezar a mandarlos dar la vuelta, enviándolos por la ruta comercial por la que supongo vosotros habréis venido. No se si lo consiguen o mueren por el camino... dice con voz triste. Es horrible, lo se. Pero no tenemos suficientes alimentos para los que ya estamos aquí. El invierno seguramente nos mate a todos... si es que vivimos para verlo.

Este año apenas ha habido cosechas, debido al exilio de los granjeros y agricultores de sus casas, nuestras reservas de alimentos se hallan a punto de agotarse, y aunque acabásemos ahora con los bandidos, ya es tarde para solucionar esto. Las pocas cabezas de ganado que la gente pudo traer consigo antes de que los bandidos las masacraran y quemaran sus granjas no son sufientes, y a estas alturas del año sería imposible sacar adelante una cosecha... Este invierno será el último para muchos de nosotros, no tiene remedio... y aún así, tenemos otra preocupación más grave y urgente...

Siempre podríamos acabar con los bandidos y saquear sus reservas de alimentos. ¿Pero qué es eso otro que os ocurre? pregunta el mago.

Akmenos sigue en silencio escuchando las desgracias de esa pobre gente. Esperemos que tengan algo con que pagar.....

El hombre suspira ante el comentario del mago y añade:

Ojalá pudiesemos hacer algo así, pero aún en el caso de que consiguieramos acabar con ellos, me temo que sus reservas de alimentos no serían muchas. Esos salvajes saquean a conciencia, pero se quedan solo con las cosas de valor y lo poco que puedan cargar en el momento, el resto lo matan o lo queman, y eso incluye al ganado y las cosechas. No digo que no tengan algo de comida almacenada, si son previsores sabrán que deben prepararse para el duro invierno, pero normalmente se alimentan de lo que van saqueando y de lo que cazan cuando no encuentran nada que robar. Además, ellos son menos que nosotros, pero todos son combatientes y cazadores capaces, con la habilidad suficiente como para autoabastecerse... nosotros solo contamos con un puñado de cazadores, y somos muchas más bocas que alimentar entre ancianos y niños...

Uther queda un momento pensativo, después parece animarse un poco y continúa:

Pero tal vez tengas algo de razón, no se me ocurrió pensar en ello porque di por hecho que nos sería imposible acabar con los bandidos después de lo ocurrido la última vez. Dejad que me explique... nuestros cazadores apenas encuentran presas por varias razones: primero, tienen que competir por ellas con los bandidos; segundo, las partidas de caza son pocas y de más hombres de los aconsejables si no quieres ahuyentar a todos los animales de los alrededores. No tuvimos más remedio que hacerlo así cuando algunos de nuestros mejores cazadores dejaron de regresar al ir solos, probablemente emboscados por los bandidos... Pero supongamos que conseguimos ocuparnos de los bandidos... entre el alimento que pudieran tener ellos acumulado y el aumento resultante de las presas de nuestros cazadores, tendríamos alguna posibilidad de sobrevivir al invierno... aunque seguiríamos teniendo pocos cazadores, no creo que pudiesen abastecernos a todos...

El cacique empieza a andar de un lado para otro, la nueva idea sugerida y las esperanzas resultantes de esta le han hecho olvidar momentaneamente el resto de problemas, y no para de darle vueltas buscando la manera de que pueda funcionar...

- ¿Y comprar animales a otras aldeas y traerlos aquí para su cría?

Escuchando la propuesta de Akmenos Uther responde:

Eso no es posible, no tenemos dinero para comprarlos... además, los animales no crían tan deprisa, esa sería una solución a largo plazo, ya tenemos el invierno encima y necesitamos algo más rápido... para la primavera los animales que tenemos habrán criado si es que no los hemos tenido que sacrificar a todos como alimento, y si recuperamos nuestras tierras de los bandidos podremos volver a sembrarlas y habrá cosechas, pero hasta entonces necesitamos algo que llevarnos a la boca... Por último, las aldeas más cercanas tampoco andarán muy sobradas de alimentos, también estarán preparándose para las heladas, y aunque alguna ciudad mayor pudiese proporcionárnoslo, nunca conseguiríamos traerlo hasta aquí, la caravana sería el blanco perfecto para todos los bandidos del lugar... a no ser que alguien capaz la escoltase o acabásemos antes con los bandidos claro, pero seguimos sin poder permitirnos comprar todo lo que necesitamos...

- No todos los animales tardan tanto en criar. Se podrían traer, por ejemplo, gallinas. No son un gran alimento, pero ponen huevos. Y los huevos son un gran alimento para cualquiera, cierto es que las gallinas ponen mucho menos en invierno, así que tendrán que cuidarlas bien... Lo malo es que necesitan grano, pero es más fácil comprar grano que hierva para las reses.

Baltena comenzó a caminar, inquieta

- Veamos, lo primero es librarnos de los bandidos, nosotros nos encargaremos de eso, o al menos lo intentaremos. Si podemos hacerlo traeremos de vuelta todo lo útil que podamos encontrar, en caso de haber riquezas, podemos usarlas para comprar comida en pueblos grandes, haciendo de escoltas. Si conseguimos eliminar a esos bandidos, al menos tendréis caza para ir aguantando, después... a ver si conseguimos traer comida de algún lado.

Baltena continuó caminando.

- El plan tiene un problema: somos aventureros, vivimos de las riquezas que conseguimos, si invertimos los beneficios en en pueblo, eso nos deja sin recompensa por unas cuantas semanas de trabajo. Y no podéis pagar esas semanas porque no tenéis riquezas. Bien, eso os dejará en deuda, estoy dispuesto a asumir esa deuda como mal menor. Pero sed conscientes de ello, tú y tus herederos, porque tendremos que cobrarla más adelante, cuando la prosperidad vuelva a vuestras tierras. También sugiero que, cuando todo esto haya pasado, contrate a un militar o un aventurero veterano para que, unas semanas al año, entrene a vuestra gente en el arte de la lucha, para que podáis defenderos en el futuro. No se me ocurren muchas más opciones ahora mismo, pero improvisaremos según veamos.

Akmenos presta atención al discurso de Baltena. No parece muy convencido de dejar de cobrar a largo plazo aunque entiende que en este momento es difícil.

- Una posible solución es ver qué sacamos de los bandidos y repartir las ganancias...para poder ir tirando, vamos.

Luego se vuelve de nuevo al cabecilla del puesto.

- ¿Hay algún río cerca? Quizá se podría conseguir algo de pescado o cangrejos o poner trampas para atrapar a los animales que vayan a beber.

Uther observa largamente a Baltena con admiración, perplejo, depués se dirige a todos con una amplia sonrisa, una que hacía mucho tiempo que no se veía en su rostro:

¿De verdad haríais algo así por nosotros sabiendo que ahora mismo no tenemos nada con que pagaros aparte de nuestra gratitud...? Muchísimas gracias, ya había perdido la esperanza de salvar a mi pueblo y de repente un grupo de forasteros aventureros encuentra una solución a la hambruna que inevitablemente íbamos a padecer... no se que decir, solo espero que de verdad seamos capaces de acabar con los bandidos para llevar a cabo vuestro plan... Ya cuento con algunos hombres capaces para luchar, pero son pocos y están desmoralizados, tal vez si la situación mejorase la gente se animaría a volver a intentar librarnos de los bandidos sin incurrir en esa deuda con vosotros... pero me temo que por una cosa o por otra acabaremos debiéndoos algo, pues hay un asunto más importante en el que si que necesito vuestra ayuda si quiero que mi gente se una contra los bandidos...

A los comentarios de Akmenos el jefe responde:

Por supuesto que si nos ayudais a librarnos de los bandidos podríais quedaros una parte del botín como pago, que menos. Siempre que haya suficiente para comprar lo que necesitemos para la aldea, no habría ningún problema... Sobre el río, es una lástima, pero no, hay arroyuelos y charcas en las que beben los animales del bosque, pero no tienen peces o cangrejos de los que poder alimentarnos. Ni siquiera es agua lo suficientemente potable para nosotros... para eso tenemos el pozo del pueblo, justo debajo discurre una corriente subterránea de agua potable, así que por lo menos de sed parece que no moriremos...

- Carai, si hay algo más importante que eso, entonces sí que estáis en un apuro. Pero no comprendo qué puede ser más importante que el hambre y los asesinatos, salvo la enfermedad quizás, que imposibiliza luchar contra lo demás... Contad.

¿Asesinatos...? No, no los hemos sufrido en el poblado, esos bandidos no tienen tanto valor como para acercarse demasiado a Edgecomb, o eso creemos... pero tenemos un problema similar o peor, no se si tan importante como la hambruna, pero si más urgente...

Entonces, su expresión se oscurece, y prosigue:

Existe otra amenaza que parece crecer cada día, una que ha hecho que un pánico irracional se apodere de toda la aldea... Hace más o menos un mes, el poco ganado que tenemos comenzó a desaparecer de la aldea. Un par de lechones la primera vez, luego una cabra, y luego dos... Las acusaciones de robo se extendieron por la comunidad como un incendio descontrolado... Los residentes originales de Edgecomb culparon a los refugiados. Los refugiados más antiguos culparon a los refugiados más nuevos. Todo el mundo miraba a los demás con recelo... Decidí poner vigilantes nocturnos a patrullar el pueblo, pero las desapariciones continuaron... hasta hace dos noches, cuando ocurrió lo impensable. Uno de los niños refugiados desapareció de su choza durante la noche. La guardia nocturna no vió nada...

Akmenos levanta los brazos.

- A mí no me miréis que acabo de llegar, dice mientras se dibuja una sonrisa en su boca.

Ignorando el comentario de Akmenos, pues la desesperada situación actual casi había acabado con su sentido del humor, Uther continúa:

Partidas de búsqueda miraron en todos los lugares de la aldea y rastrearon las zonas rurales cercanas, todo en vano... el chico se había esfumado... Pedí voulntarios para reforzar la patrulla de vigilancia nocturna, pero la mayoría de residentes prefieren quedarse en casa, manteniendose en vela solo para asegurar la seguridad de su propia familia... Anoche, otro niño desapareció, esta vez de una cabaña más robusta y segura... La guardia nocturna tampoco vió nada, y lo que es peor, la familia estaba durmiendo en la misma habitación y ni siquiera se despertaron... notaron su ausencia por la mañana...

Los ojos del hombre se enrojecen por la emoción:

No podemos seguir así... Ahora se habla de dormir por turnos, o de dejar Edgecomb completamente, arriesgándonos con los bosques... La tensión es insoportable. Nadie sabe en quien confiar o donde pueden estar seguros... Hoy, una discusión sobre donde colocar la cuerda de una tienda estalló en una pelea de cuchillos... un hombre ha muerto... Este pueblo está al borde de una explosión de pánico, rabia y desesperación... Necesitamos vuestra ayuda desesperadamente, tenéis que averiguar lo que ocurre y encontrar al culpable... por favor.

- Me gustaría ver la casa de donde desapareció el último chico.

Qué extraño... dijo pensativo el mago.