Partida Rol por web

Rose, alertada por el grito de Hank, giró rápidamente y rodó por el suelo, intentando esquivar el ataque del ser y al mismo tiempo, acercarse a la salida. Tenía que haber alguna por alguna parte en estas catacumbas, y ahora era el momento de escapar. El bicho, o lo que sea que sea esa criatura del demonio no iba a cogerla por nada en el mundo... por que Rose ya había visto lo que le sucedió al anterior acólito o ser encapuchado y ella no iba a pasar por eso.

No señor.

Rose esquivó al monstruo, que iba a golpearla con uno de los tentáculos. Ahora, con algo de suerte, si ninguno de los que estaba quietos se movía podría salir de allí corriendo, sobrevivir.

Hanks, intentó golpear al hombre que iba a golpearle, pero no lo logró siendo golpeado en la cara con el amigo de cuatro marcas, los nudillos. Hanks recibió tal golpe, que estuvo a punto de caer al suelo. El tipo era duro.

R.J no conseguía quitarse las cuerdas, por mas que lo intentara, pero aun podría seguir jugando y evitar ser el último que saliese de allí.

Vincent, con las muñecas y los pies descarnados, logró deshacerse de las cuerdas no sin dolor, con el gesto del miedo en su rostro y el reflejo de la locura en sus ojos.

Pero todos os disteis cuenta de algo...los hombres que habían cercando el círculo no se movían, no porque estuvieran quietos, si no porque parecían en trance. Uno de ellos, alzó la cabeza, dejando ver al mayordomo, con los ojos en blanco totalmente mientras alzaba las manos temblorosas hacía el techo.

¡Melez!
¡Ia! ¡Ia! ¡Shub-Niggurath!
¡La Cabra Negra de los Mil Retoños! ¡Ia!
¡Ia! ¡Ia! ¡Shub-Niggurath!
Te invoco, oscura diosa del libertinaje y de los deleites de la carne.
Ven a mí, ocupa mi cuerpo en el terreno, mientras tus hijos retoños de la oscuridad se abren paso en nuestros cuerpos!

Las catacumbas empezaron a temblar, así como la sangre requemada del niño empezó a dibujar un círculo alrededor de los que parados, musitaban una y otra vez lo mismo en un tono tan bajo que apenas era mas que un susurro frio que os helaba la sangre.

Todos lo notasteis, hasta R.J, aquello no iba a salir bien, aquello era peligroso, era vuestro instinto gritando porque hicieseis algo, que salieseis, que corrieseis, que mataseis a los que allí estaban...un cumun de sentimientos confusos que os trajo a todos a la mente las palabras de vuestra tía abuela "Ten cuidado con los demonios, habitan en la oscuridad"

¡Lo he hecho, lo he hecho! 

Con una abrumadora satisfacción eclipsada por el miedo de no salir vivo de aquella situación, que parecía salida de la peor pesadilla de la mente enferma de uno de esos acólitos que ahí estaban presentes, Vincent no tarda en observar que si se tenían que abrir paso a la fuerza estaban en una clara desventaja. El tiempo y el número corre en nuestra contra... 

El segundo que permanece dubitativo parece eterno. Maldición, ayudar a Calavero no es una opción, está fuera de sus cabales; Hanks acaba de recibir una buena... Rose parecía apañárselas, así que echar un cable a Hanks parecía la opción con más futuro.

Con una rabia que nunca había podido desahogar en forma de agresión física va corriendo hasta el hombre encapuchado que está frente a Hanks y salta a modo de placaje con la intención de derribarle. 

Rose no podía creer como había esquivado al ser. Ahora estaba mirando la sala desde otra posición, y con el corazón a cien. El monstruo seguía allí y no le iba a dar la opción de que le ataque de nuevo. Era el momento de salir por patas de allí. Aunque su mente corría a mil por hora, el monstruo y el acólito podían con ella en un combate, de eso estaba segura.

Así que, sin pensárselo dos veces, decidió escapar de allí por la salida más cercana.

¿Que estaba pasando? un pequeño terremoto? Hanks nota como la tierra tiembla e incluso caen pequeñas piedras de las paredes de las catacumbas.

El golpe del acólito lo ha notado, no parecía muy fuerte pero a Hanks le ha dolido. Observa como Vincent cae encima del hombre encapuchado, no duda en acercarse de nuevo e intentar darle una patada en el costado y romperle alguna costilla.

Por el rabillo del ojo, vea A Rosa salir corriendo.