Partida Rol por web

Tu cara impregnada de asquerosas babas, aquél olor a rata muerta, el roce de los dientes contra tu piel y esos repugnantes músculos que arrastraban tu cuerpo hacia delante a base de presiones... era horrible.

Las fauces de aquella criatura no se cerraron, al menos no mientras tu cuerpo estaba en medio, pero los empujones de los músculos continuaban haciendo que te escurrieses hacia el fondo. Un empujón, y otro, y otro, y finalmente la presión cedió, y caíste a un vacío que te causó vértigo.

La caída se te antojó eterna, quizá por que no podías ver nada, pero cuando menos lo esperabas caíste en una especie de pozo lleno de algún tipo de líquido que desconocías pero que no debía cubrirte mucho más por encima del cuello, ya que al caer llegaste a tocar una especie de suelo duro.

A pesar de la caída, no te habías magullado, pero estabas cubierto de babas y sumergido en un líquido extraño, eso sin contar con la más absoluta oscuridad que te rodeaba impidiéndote ver nada.

El olor nauseabundo de antes se mezclaba ahora con uno aún más fuerte, como de cosas podridas que flotaban en el líquido... alguna de ellas rozó tu pierna izquierda de repente...

¿Donde estaba? ¿Qué era aquel lugar al que había ido a parar? ¿Acaso se encontraba en el estómago de algún ser enorme y horrible? Si esto era así, el líquido que notaba a su alrededor debía ser una mezcla de lo último que hubiese comido y bebido la criatura......bueno, lo último que había comido sí sabía lo que era.

Allí solo, inmerso en la oscuridad, Marcos comenzó a temblar sin poder impedirlo. La negrura le rodeaba y ya no sabía si tenía los párpados abiertos o cerrados, pues veía lo mismo de una u otra forma.
Mantenía las manos en alto para impedir que estas tocasen cualquiera de las cosas que le rodeaban, las cuales se alegraba de ver. Ni siquiera intentaba imaginar qué eran, pero no podía evitar que estas se movieran y le rozaran de vez en cuando.

Hubiese gritado, pero sentía que tenía el rostro cubierto de aquel líquido y una especie de babas....y si abría la boca, parte de aquella sustancia viscosa acabaría introduciéndose en la suya. ¡Ni hablar! Mejor permanecer calladito e intentar descubrir donde estaba realmente utilizando otros sentidos.
El gusto y la vista quedaban descartados, así como el tacto, pues se negaba a bajar las manos para palpar lo que le rodeaba.
Eso le dejaba únicamente el oído y el olfato, encontrándose este último saturado del mal olor reinante y que impedía que pudiese detectar cualquier otra cosa.

Tendría que fiarse de su oído. Uno de los sentidos que menos usaba normalmente, al menos de forma consciente.
No en vano su madre le decía si era sordo de moda, porque escuchaba lo que quería cuando le interesaba, mientras que, en caso contrario, era como hablarle a la pared.....sobretodo si estaban echando algún partido de futbol en la tele o una peli que le llamase realmente la atención.

Ahora debía poner especial cuidado en detectar cualquier sonido que pudiese serle de utilidad para salir de allí, y tambien para averiguar dónde se encontraban los demás.

Silencio, silencio absoluto reinaba a su alrededor, no se escuchaba ningún ruido excepto su respiración, frenética en un primer momento por la repentina sensación de hundirse en el líquido, pero más calmada a medida que lograba ponerse en pie y comprobar que la sustancia no le cubría más allá de los hombros.

La caída había revuelto la sustancia que ahora empapaba su cuerpo, haciendo que pequeños oleajes se moviesen de un lado a otro, llevando de aquí para allá extrañas cosas que de cuando en cuando rozaban sus piernas, causando repentinos escalofríos.

Era difícil intentar situarse sin poder ver ni oír nada, el olfato no podía ofrecer datos más detallados sobre lo que percibía, simplemente olía a rayos, como si allí dentro hubiese cosas en avanzado estado de descomposición, y el tacto... mejor no tener que recurrir a él, pero entonces... ¿qué hacer?, ¿cómo saber dónde se encontraba?...

Pasaron los segundos, y Marcos seguía aguardando que ocurriera algo que le desvelara el lugar donde se encontraba......pero esa iluminación no llegaba de ninguna de las maneras.
Sabía que no podía quedarse allí quieto sin hacer absolutamente nada, aparte de poner cara de asco......asco, un sentimiento que incluso había conseguido arrebatarle el lugar de honor al miedo, que pese a estar presente, se veía relegado a una mera posición secundaria, perdiendo así parte del poder que ejercía sobre el muchacho.

No escuchaba nada, lo que en parte era bueno, ya que quería decir que la misma criatura no había engullido a Bea....ni a Aitana. ¿Por qué la tenía tan presente incluso en aquellos momentos?
No sabía por qué, pero el hecho de volver a verla le daba unas energías, para intentar moverse, que de otro modo no serían más que una mera ilusión.
Quería....necesitaba salir de aquel sitio repugnante, fuese este cual fuese. Y para ello debía ponerse en movimiento sin pensar en qué serían aquellas cosas que flotaban a su lado.

Marcos aún mantenía las manos en alto, y así continuó haciéndolo. Pero había una diferencia. En vez de tenerlas simplemente separadas del agua, las extendió hacia delante con las palmas hacia fuera, obligándose a dar un primer paso, luego otro.
Sabía que lo que encontraría no le gustaría un pelo. Seguro que las paredes de aquel sitio, si tenía paredes, serían viscosas como lo era el líquido que contenía.
Se anticipaba al sentimiento de repugnancia, pues ante todo debía saber donde se encontraban los límites para poder estar seguro de avanzar en una dirección en concreo.
De otro modo sólo caminaría en círculos.

La imperiosa necesidad de saber dónde te encuentras, de intentar acabar con esa insoportable sensación de desorientación y desconocimiento, te impulsa a comenzar a moverte en línea recta con las manos extendidas hacia delante para palpar cualquier tipo de obstáculo que pueda darte alguna pista de cómo es el lugar en el que te encuentras.

Un paso, algo roza tu pierna izquierda, otro paso, algo roza la derecha, otro paso, intentas no pensar en esas cosas que te rozan a cada paso... y al tercer paso ya no puedes dar ninguno más, pues tus manos tocan lo que podría ser una pared, aunque no es viscosa como te imaginabas, es sólida y fría, como si estuviese hecha de algún tipo de metal o roca.

Te percatas de que la pared no es recta, sino que está algo abombada hacia el lado opuesto a ti. Si poder evitarlo, comienzas a palpar hacia ambos lados, para ver dónde termina la pared, pero ves que no termina, sino que te rodea como si estuvieses dentro de una especie de bola, aunque tus pies pisan sobre suelo recto.

De pronto, cuando aún estás terminando de pasar la mano por toda la circunferencia para comprobar si es exacta o si está abierta por algún punto, las aguas se remueven con fuerza, salpicándote en la cara como si algo pesado hubiese caído desde arriba... o emergido desde abajo...

Te escurriste por la garganta de esa criatura mientras la oscuridad te envolvía y tu cara se llenaba de mucosidad y babas, haciéndote especialmente desagradable el descenso.

Los empujones de los músculos continuaban haciendo que te deslizases hacia el fondo. Un empujón, y otro, y otro, y finalmente la presión cedió, y caíste a un vacío que te causó vértigo.

La caída se te antojó eterna, quizá por que no podías ver nada, pero cuando menos lo esperabas caíste en una especie de pozo lleno de algún tipo de líquido que desconocías y que debía cubrirte casi por completo ya que al caer llegaste a tocar una especie de suelo duro.

A pesar de la caída, no te habías magullado, pero estabas cubierta de babas y sumergida en un líquido extraño, eso sin contar con la más absoluta oscuridad que te rodeaba impidiéndote ver nada.

Un olor nauseabundo lo impregnaba todo, como de cosas podridas que flotaban en el líquido... alguna de ellas te rozó mientras permanecías en el fondo...

-¡¡¡MARCOOOOOOOOS!!!

Había salido en defensa de su Héroe, había corrido al rescate, con toda su fuerza y su coraje al ver cómo el gnomo le había engullido. Y ahora... le había engullido también a ella. Había sido una negra caída, y ahora, era un negro lugar, un lugar...

¡CHOF! Blando. Era un lugar blando, pegajoso, olía a... caca. ¡Olía a caca!

-¡PUAJJJJ! ¡JOOOOOLINES!

A oscuras, completamente, con su super-cucharón agarrado aún tanteó a ciegas a su alrededor, sirviéndose de él para abarcar más trozo. Se dio cuenta de que el cucharón tenía el tacto normal, que había perdido su poder. Completamente asqueada, la nariz arrugada y el ceño fruncido, se incorporó, chapoteando.

¡Chof! ¡Chof!

-¿Marcos...? ¿Marcos....? ¡Snif! ¿Marcos...?

Tenía miedo. realmente, tenía miedo... estaba en la panza de un ser monstruoso, quizá...

-¡Snif! ¿Estoy... muerta...?

No había tenido tiempo de protegerse cuando el agua, si es que eso es lo que era, salpicó su rostro. Por suerte le había pillado con los labios cerrados, pues de otra forma habría muerto del asco allí mismo....¡a saber qué era lo que flotaba en esa sustancia!
Pero sus labios....sí, esos que se encontraban cerrados....se curvaron en una franca sonrisa cuando escuchó la voz que repetía su nombre una y otra vez.
A la luz del sol le habría dicho que se lo iba a borrar de tanto repetirlo, pero allí, en la oscuridad, no podía negar que le gustaba escucharlo si provenía de ella, por mucho temor que denotara su voz en aquellos momentos.

Estoy aquí - respondió sin poder definir dónde era "aquí". Al menos Aitana sería fácil de encontrar, dado que no se callaba ni un segundo - y si continúas hablando al final te tragarás algo de lo que flota.

Un escalofrío le recorrió solo de pensarlo. Puajjj, si conseguía salir de allí necesitaría unos cuantos baños seguidos para quitarse ese olor de encima.
Pese a todo, Marcos ya se había apartado de la extraña pared y caminaba en la dirección que él creía que se encontraba la niña.
No es que ella fuese a arreglar la situación, pero esta sería más llevadera con compañía que estando completamente solo en la oscuridad.

¿Cómo has llegado hasta aquí? - preguntó - Yo sólo sé que me pareció que algo me masticaba y luego caí al agua. Intenté avisaros.

"Avisaros", en plural, pero Bea no estaba allí y no podía sino alegrarse de ese hecho. Esperaba que su hermana hubiese podido huir o permanecer escondida en el interior del tronco.
Era lista, por lo que sabría mantenerse en silencio hasta que el peligro hubiese desaparecido......pero estaba sola, ¿qué iba a hacer ella sola en aquel bosque? No, debía encontrar el modo de salir de aquel lugar. Los dos, Aitana y él, debían escapar de la oscuridad.

Un paso....otro más....el viscoso líquido se apartaba a su paso sin ofrecer demasiada resistencia. No podía tardar mucho más en encontrarla, pues aquel lugar no parecía excesivamente grande. ¿Dónde estaba?
Al menos llevaba las manos extendidas, por lo que evitaría darse de morros contra la pared contraria si se cruzaba sin poder localizarla.

-¿Marcos? ¡MARCOS!

La voz que estaba sonando a vidrios rotos, sonó ahora a campanillas de cristal.

-¡Marcos!, ¡Marcos!, ¡Marcos! El nombre se repetía una y otra vez, reverberado además por las húmedas paredes, de modo que parecía que el mundo entero lo gritara en la oscuridad. ¡MARCOS! ¡Estoy aquí! ¡No estoy muerta! Creo. ¡Jajajaja! No, no estoy muerta... bueno, sí.... de asco. ¡JOPETA! ¡Esto es caca! ¡CACA!

Siguió andando entre chapoteos, con la nariz tan arrugada que parecía una uva pasa, y el... líquido pegajoso... hasta el cuello, en dirección a donde había escuchado la voz de su Héroe. CHOF, SLURPS, SPLAS, PRTZZ... (PRTZZ...?)

-¡Te vi cuando el gnomo te engullía, vi salir tus pies de su boca asquerosa, y eso fue porque tenía ojos de inforrojo, yo, yo los tenía como el alien ese, de color violeta profundo, me los puse para ver en la oscuridad porque el Señor Seta no quiso iluminarse, estaba cagada de miedo, ahora no debería decirlo, claro que para cacas aquí mismo... pero bueno, ya me entiendes, así que con los ojos inforrojos esos te vi los pies y te oí gritar y no pude contenerme. Entonces me convertí en una sierra eléctrica enorme, con la mano así, ¿ves?, bueno, no ves, pero ya me entiendes, y corrí hacia el monstruo con la mano como una hoja de sierra rodando para rasgarle la panza a esa cosa horrible y que salieras de ella, pero el muy bestia me zampó, y nada, la hoja no le hizo nada. Me puse a gritar por si me oías, ya sabes ¡MARCOOOOOOS! ¡JOPETA! ¡He tenido mucho miedo....!

Por fin parece que se calla, un segundo o dos. Es curiosa la gama de los altibajos de su tono de voz, y los registros, completamente mezclados: alegría, enfado, rabia, miedo, y pasión. Aitana genuina, vamos. Pero ahora, sí, ¡está con su Héroe!, ahora hay alivio y hay calor en su voz. Y tras el segundo de calma, arremete de nuevo.

-¡Y vi a Bea! la vi salir de la puerta del árbol, pero no me atreví a decir su nombre para que el monstruo no la viera y la pillara, pero grité ¡CUIDADOOOO! sin decir ¡BEAAAAA! que es lo que iba a gritar, pero me contuve, no fuera que la pillara a ella también... Y bueno... ¿Marcos...? ¿sigues ahí...?

Así que tragado por el gnomo……se lo había imaginado, pero ahora no le quedaba más remedio que creerlo, pues Aitana lo confirmaba con sus palabras. Ese bicho repugnante había regresado con intención de vengarse del golpe dado por Marcos y vaya si lo había conseguido.
Así pues debía asumir que se encontraban en el interior de su estómago y que no tardarían en comenzar a ser digeridos si no salían de allí.

-¡Oh...! Vale. No moverme. Vale. Quieta. Vale. ¿Puedes verme...? Yo es que no veo nada. Pero nada, nada, eh? Menos mal. Porque con lo que huelo, jolines, casi que mejor no ver lo que huele así. Me quedo quieta, pero voy a moverme, ¿vale? Como un reloj. Tengo en la mano el cucharón, el que se cargaba todo, pero ya no se carga nada, el pobre, ahora está normal, de madera y basta. Ya estoy moviéndome, dando vueltas leeeeeeentamente, pooooooco a poooooooco alrededor de mí misma, sin irme del sitio. Como un reloj... y el cucharón es una aguja... un reloj con una sola aguja, pobre...

Si bien lo que decía tenía un sentido completamente lógico para ella, Aitana ni tan sólo reflexionó acerca de si lo tendría para otros oídos.

Estaba tan entusiasmada por el hecho de haber encontrado a Marcos, aunque fuera en medio de.... en medio de dónde fuera, que no podía contener su verborrea y su excitación.

Deseaba que su Héroe la hallara por fin, y que la volviera a rescatar de esa situación. O, aunque no lo hiciera, bueno, saber que tarde o temprano la encontraría, y se sentiría como antes, cuando la había abrazado al caer, la hacía sentir extraordinariamente bien. A pesar de todo.

Por eso, hablaba, y hablaba, y mientras giraba sobre sí misma, cucharón en ristre, conteniendo el asco, sonriente, y enviando ondas fétidas y olas espesas hacia todas partes...

Marcos apenas tuvo que dar dos pasos para sentir la cuchara de Aitana frenar su movimiento en su cuello. La niña chapoteaba intentando que su cabeza no se sumergiese en aquél líquido, ya que debido a su pequeña estatura, no llegaba a tocar suelo con los pies, por lo tanto, en cuestión de segundos debería agarrarse al muchacho si no quería terminar agotada de tanto chapoteo.

Estaban perdidos, sin poder ver nada y rodeados de cosas que flotaban y un fétido olor que les daba ganas de vomitar... pero estaban juntos, al menos estaban juntos en aquél horrible lugar.

El cucharón de la niña, en su movimiento rotatorio había ido rozando la pared que había tras ella, una pared abombada, hasta que finalizó el movimiento en el cuello de Marcos, por lo tanto, entre la mitad de la pared examinada por el chico, y la otra mitad por Aitana, quedaba claro que estaban encerrados en algún lugar...

¡Ay! - exclamó Marcos con más sorpresa que dolor, en su voz, cuando sintió algo frío y húmedo que le golpeaba contra el cuello. Instintivamente alzó rápido la mano para apartarlo, fuese lo que fuese, alejándolo de sí, pero al hacerlo sus dedos no tocaron algo frío, sino el calor de una piel suave.
Fue entonces cuando cayó en la cuenta de lo que intentaba explicar Aitana con sus palabras. Había sido ella la que le había golpeado con algo que tenía en la mano....ese cucharón que decía, y que si no recordaba mal había recogido en casa del viejo.

Ya...ya....vale, puedes dejar de girar. - le indicó sin soltarle el brazo armado, el cual había conseguido agarrar incluso en la oscuridad. No había pasado desapercibido el sonido que se produjo cuando la niña giraba sobre sí misma, y sólo podía significar una cosa - Estamos encerrados y al parecer la única salida es el lugar por donde hemos entrado, pues el nivel del agua no desciende, lo que quiere decir que es una cámara "espanca".

Miró hacia arriba. Un gesto sin mucho sentido, ya que allí se encontraba lo mismo que a los lados....la negrura. Una oscuridad más profunda que la de una noche sin luna.
Tenían que hacer algo para salir, pero ¿qué? Si al menos pudieran producirle una indigestión.....ojalá se envenenase por habérselos tragado.

Y sí, el cucharón se había detenido por fin, y Marcos le cogió el brazo, y le dijo que ya podía parar de girar. Menos mal, porque girar como una peonza, aunque fuera poquito a poco, mientras trataba de no dejar que el líquido no subiera más arriba de su barbilla, eso era cansado, y asqueroso. Sobre todo, asqueroso.

-Uffff, qué bien, ¡ya estaba cansada! ¡No hago pie! Tú sí haces, ¿no? bueno, pues no te importará que me coja a ti ¿verdad? Y dicho y hecho, tal como lo preguntaba, Aitana le pasó el otro brazo, el libre, por el cuello al muchacho, colgándose de él. -Jopeta, qué bien que seas así de grandote. Yo soy pequeñita para mi edad, ¿sabes?, todo el mundo me lo dice. La altura la tiene mi hermana, no te creas que me importa, ¿ves? si fuera alta, como ella, ahora no me podría aga... bueno... quiero decir... Se calló, completamente confundida. ¡Agarrar! ¡No se hubiera podido agarrar! ¿Y qué?, pensó con pasmo. ¡Que te gusta! Se respondió con más pasmo aún. Pero no se soltó. Oh, no, no se soltó...

-Mmmm... tendríamos que hacer algo. Para salir de esta... ¿qué era? ¡Cámara Espanca! Huele a demonios, y no se ve nada. ¿Crees que podríamos pincharle con algo para hacer un agujero? Estamos en la tripa de ese bestia, ¿no? Y nos ha pasado como a Alicia, nos hemos encogido. Porque, digo yo, que el tipo no era mucho más grande que nosotros. ¡Jolines! La sierra no funcionó... quizá sea difícil rajarle la panza. Mmmmm.... esto es... caca... ¿no? La caca... acaba saliendo... ¿no...?

Aitana había conseguido un apoyo firme al que agarrarse para no hundirse en la sustancia sobre la que chapoteaba, ese apoyo era Marcos, quien parecía tocar fondo debido a su altura, acorde con la edad de unos diez años que aparentaba.

Ambos comenzaban a maquinar planes para salir de aquél lugar tan desagradable en el que con tan mala fortuna habían ido a parar, sin embargo, una serie de ruidos interrumpieron su conversación.

Provenían del exterior del sitio en que se encontraban, y sonaban algo distantes, primero fue un ruido fuerte, como un golpe, y después algo parecido a... ¿unos pasos?, en contra de toda lógica parecía que alguien se estuviese acercando.

Cuando los pasos ya podían escucharse mejor debido a la cercanía, cesaron, y volvió el completo silencio en mitad de la oscuridad.

¡PERO REPENTINAMENTE SUCEDIÓ ALGO INESPERADO!. El techo de aquél lugar pareció abrirse y dejar entrar algo de luz aunque muy difusa, como de alguna vela o similar.

Aquella luz permitió que el interior de aquél recinto se iluminase por unos instantes, aunque malamente. Así pudieron comprobar que estaban en una especie de esfera con mas o menos un tercio de su interior lleno de un líquido negro y en el que flotaban... ¡¿Qué demonios era eso?! alguna de las cosas que flotaba y de la que apenas podían distinguir su silueta, parecía tener patas de animal, como las cabras, también parecía haber una seta a la que le faltaba la mitad del sombrero y algunas otras cosas que no tuvieron tiempo de comprobar.

Por desgracia aquello no fue lo único que pudo verse, sino que allí en lo alto asomó una cabeza que aunque a contraluz, bien conocían los dos desafortunados niños... era el gnomo cruel.

-Vvvvaya vvvaya, ¿qué tal estáis mocosos?, algo sosos por lo que veo... estaréis mejor con un poco de especias.

Acto seguido, el espantoso ser acerca un cubo y arroja su contenido al interior del habitáculo.

Una lluvia de bichos de lo más asquerosos caen hacia los niños. Las especias incluyen desde insectos con antenas y multitud de patas hasta gusanos bien gruesos.

De inmediato el gnomo vuelve a poner la tapa a la particular cárcel del horror, y la oscuridad lo invade todo de nuevo mientras docenas de bichos llegan a su nuevo hogar.

Su siniestra carcajada puede escucharse aún desde dentro:

-IAAAAjjajajaja.

Por suerte sí que hacía pie, pues de otro modo se habría hundido sin remedio en el pestilente líquido bajo el peso de Aitana.
No es que la muchacha pesara demasiado, por no decir que prefería sumergirse en aquella sustancia antes que dejar de sentir el calor del cuerpo que se encontraba a su lado, y al cual se aferró enterrando la mano en el "agua" para sujetarl a la niña por la cintura, de tal forma que aliviara en cierto modo la presión sobre su cuello.

Cuando iba a responder a las suposiciones que surgían sin parar de los labios de Aitana, un sonido le hizo guardar silencio y contener la respiración, en espera de lo que pudiera producirse en el instante siguiente......y se hizo la luz, aunque por desgracia fue la primera vez en su vida que hubiese preferido que la oscuridad siguiera con su dominio del lugar, pues la visión que le fue otorgada en aquel momento era realmente repugnante.
Verdaderamente parecía el estómago de una criatura....una muy glotona y que no tenía reparos en tragarse lo que fuera.

Entonces apareció el rostro del gnomo al que se había enfrentado Marcos poco tiempo atrás, y eso sólo quería decir una cosa. ¡Era imposible que fuese su estómago! De hecho era imposible que fuera el de ninguna, puesto que sería la primera vez que veía un órgano con la posibilidad de destaparse para mirar lo que había dentro.
Y entonces ¿donde estaban?

Miró hacia arriba con los ojos un poco entornados, pues tras la oscuridad, aquella luz, por débil que fuera, le hacía daño.
No pudo ver bien, en un principio, qué era lo que les tiraba encima, pero instintivamente intentó cubrir con su cuerpo el de la muchacha que se encontraba a su lado, provocando con ese movimiento que casi perdiera el equilibrio.....por suerte pudo evitar caer, pero no el sentir que pequeños objetos le golpeaban a él y a la superficie que se encontraba a su alrededor.
Entonces miró y vió perfectamente los repugnantes insectos que descendían hacia ellos, como armas arrojadizas.

No tardó en llegar la malvada risa del gnomo y el regreso de la oscuridad, pero al menos ahora sabían por dónde se encontraba la salida.

Debemos salir, y cuando lo consigamos voy a meter a ese maldito aquí, obligándole a beberse todo esto - proclamó con contundencia - Al menos ahora sabemos hacia dónde ir....la cuestión es cómo.

-AAAAAHHHHHH!!!!! ¡¡¡¡BIIIIICHOS!!!!!!

La lluvia de caparazones, patas, antenas, y cuerpos globulosos había desquiciado a Aitana. Con los ojos enormemente abiertos, mirando hacia arriba, y asida a Marcos tanto como el incesante temblor que había empezado a agitarla le dejaba, gritaba con la boca tan abierta que no hubiera sido extraño que alguno de los animales que estaban cayendo la hubiera llenado de golpe.

-¡¡¡¡¡¡AAAAAAAHHHHHHHHH!!!!!

Enterró su carita en el hombro del muchacho, y cerró los ojos, apretando fuertemente. Por fin calló, aunque no dejó de temblar. Al cabo de unos segundos, se refregó en la camiseta de Marcos, mientras intentaba evitar sentir sobre su piel el cosquilleo de las patas de todos esos bichos.

-¡Qué ascoooo! ¡Nos ha tirado miles! No lo entiendo, le vi tragarte enterito, y se me zampó a mí detrás. ¡Pero no estamos en su panza! estamos... ni idea de dónde estamos. ¡Jopeta! Tenemos... tenemos que salir como sea, sí. Hay que pensar algo. ¡Oye! ¡Yo aún tengo a Campanilla! Podríamos... podríamos intentar que nos ayude, no? Si usamos sus polvos de hada, podríamos subir volando hasta esa tapadera de allá arriba. ¡¡Y LIBRARNOS DE LOS BIIIIICHOS!!

Campanilla.....mira que a Marcos le costaba creer que una cosa así funcionaría, y sin embargo debía reconocer que todo lo que había pasado ese día, junto con el suceso que le había ocurrido justo antes de ir al campamente, era real. O eso o todavía estaban durmiendo en la tienda y sufría una de las mayores pesadillas de las que tenía recuerdo.
No, no debía engañarse. No estaba durmiendo. Era completamente imposible, pues una pesadilla no coloca en tus brazos a alguien como Aitana, a la vez tan repelente y que, muy al contrario de lo que se desea, no abandona los pensamientos, haciendo que vuelvan una y otra vez a ella.

Podemos intentarlo - dijo sin estar muy convencido - pero mucho me temo que si tu cucharón no funciona, el polvo de hadas tampoco lo hará. No perdemos nada. Si consigues subirme hasta allí, yo me encargaré de levantar la tapa.

No sabía si sería capaz de hacerlo, pero desde luego no estaba dispuesto a convertirse en alimento de bichos repugnantes.
Si existía una entrada, tenía que existir por fuerza una salida. La cuestión era encontrar el modo en el menor tiempo posible.
¿Qué les esperaría fuera? Imposible saberlo, pero no podía ser peor que aquel lugar, eso seguro.
Fuera lo que fuera, se las tendría que ver con un Marcos enfadado. Ya había vencido una vez al gnomo y volvería a hacerlo, por Bea, por él, por.....por ella.

Sentía a los insectos a su alrededor, e incluso a alguno de ellos reptando por encima de su hombro, al cual apartó rápidamente y comenzó a golpear el agua de vez en cuando, y así utilizar las pequeñas olas que creaba para mantenerlos alejados de sus cuerpos.

Date prisa. - apremió a la rubia que se había ganado algo más que un reconocimiento de amistad - Prueba con Campanilla y salgamos de aquí.