Partida Rol por web

-Aufwachen, Miss Achenbach. Wir waren gekommen. 

Ruth abre los ojos. Ha oído la voz, de acento austriaco, entre sueños. El avión sobrevuela la provincia de Yucatán, Méjico. 

Le ha hablado Luther, su guardaespaldas. Cuando Ruth despierta y mira hacia Luther, éste la mira también, lame su pulgar y luego pasa sonoramente la página del periódico deportivo alemán que está leyendo. Es de esas personas que lo hace. Carraspea y se mueve en su asiento de primera clase. Ruth mira ahora por la ventana que tiene a al otro lado. 

-"Señoras y señores pasajeros, les habla el comandante. Bienvenidos a la ciudad de Mérida, capital de la provincia de Yucatán y capital también gastronómica. Si se quedan en Mérida, no olviden adquirir sombrero y guayabera y pasear en calandria por el famoso Paseo Montejo. Tampoco dejen de probar la exquisita Marquesita ni visitar el Palacio del Cantón. Si su tarjeta de crédito les permite visitar más lugares, Yucatán es un lugar rico en ruinas de la antigua cultura maya, buenas gentes, arte colonial y hermosas playas."

 -El comandante hizo una pausa. Algunos de los pasajeros a su alrededor reían y se miraban entre ellos. El corpulento y rubio Luther los miraba de reojo casi a la vez que a su periódico. Serio. No entendía el español.

-"No olviden sus pertenencias, tales como ipods, iphones, mp3s, cámaras, libros, bolsos, o cualquier cosa que sea de su propiedad, al salir del avión. No nos haremos responsables de ellos y los sortearemos entre los privilegiados pasajeros que viajen con nosotros la próxima ocasión. Por lo tanto, tampoco olviden niños ni cónyuges."

-Más risas y algunos aplausos. La mayoría de pasajeros eran méjicanos que volvían a sus casas o europeos de vacaciones. El comandante amenizaba el aterrizaje.

-"Aterrizaremos en 10 minutos. El cielo está despejado y la temperatura exterior es de 27 grados. Tenemos la suerte de contar con algunos de los mejores tripulantes del sector, lamentablemente no se encuentran hoy con nosotros. Recuerden sonreír cuando pasen por la aduana y no poner cara de quien termina de correr una maratón. Si piensan bonito, irá bonito. Muchas gracias por habernos permitido trasladarles a ésta maravillosa ciudad y esperamos contarlos pronto dentro de nuestros privilegiados pasajeros."

-La gente se alborotaba y reía. Sobre todo delante, en los asientos de clase turista. 

-"Finalmente me gustaría recordarles que la vida es muy corta. Perdonen rápido, besen lento, amen intensamente y no dejen de sonreír por muy extraño que les parezca el motivo. La vida tal vez no sea la fiesta que esperábamos, pero ya que estamos aquí, sólo nos queda bailar. Se despide de ustedes Carlos Soto, siendo las tres de la tarde, y en nombre de toda la tripulación. Feliz estancia."

-Los pasajeros vitoreaban, silbaban, levantaban los brazos, aplaudían... En contrapunto al soso ambiente que se había vivido hasta el momento en el vuelo. Luther no entendía nada y miraba furioso hacia delante porque no se concentraba en su lectura deportiva. 

El avión comienza a descender y el aeropuerto aparece en la ventana de Ruth Achenbach. 

El avión aterriza, la gente baja, riendo, alegre, hablando entre ellos, rememorando el discurso del piloto. Ruth y su acompañante también bajan. Pasan por aduanas sin incidencias. -"Buenas tardes, señorita Achenbach, que tenga una feliz estancia", le dicen con cuando le devuelven su pasaporte.

Antes de llegar a la recogida de maletas, encuentran a un mejicano esperando con un cartel blanco, en el que estaba escrito: "MISS ACHENBACH", y una amplia sonrisa. 

Ruth no sabía exactamente quien era y tampoco importaba. Habían venido a recogerla. Quizás estaba incluido en el servicio de adquisición del Jeep, o tal vez perteneciera al hotel. A las empresas les complacía hacer "la pelota" a la heredera Achenbach. El hombre los acompañó, siempre sonriente, hasta las cintas de equipajes y recogió las maletas de la chica. 

-Bueno, señorita, yo me llamo Roberto Somoza. Ahora vamos hacia el Jeep que usted adquirió. Le llevaré hasta su hotel en Oxkutzcab y quedaré a su servicio para lo que necesite, ¿entendido? 

El amanerado acompañante miró a Ruth de arriba a abajo. Se notaba que le gustaba mucho esa mujer. Su cuerpo, su pelo, sus ojos... Era como una diva de la inspiración para él. Y no mucho más, pues era homosexual. Se veía a la legua. Incluso Luther lo había notado y lo miraba con desconfianza. 

-¿Qué perfume usa? Tal vez pueda conseguírselo. Oh, perdone por la descortesía, quizás no me entienda muy bien, ¿Prefiere que le hable en inglés? -Preguntó sin borrar la sonrisa, con una maleta en cada mano, mientras caminaba unos pasos por delante de los alemanes, mirando hacia atrás de vez en cuando. 

Los meses de práctica con el español habían dado sus frutos, ya que, aunque no había captado del todo lo que decía el comandante del avión, más o menos lo interpretó. Por un momento pensó en traducírselo a Luther, pero luego pensó mejor que seguramente ni así se reiría.

El viaje había sido largo, y estaba cansada, pero los comentarios del capitán la hicieron sonreír. Además, por fin llegaba a su destino. Un nido de mariposas se formaron en su estómago según el avión iniciaba la maniobra de aterrizaje. ¡Ya estaba en Mexico!

Bajaron del avión sin más contratiempos, y pasaron la aduana, como era de esperar, sin problemas. Conociendo Mexico, ante cualquier problema un poco de dinero lo solucionaría. Ruth pasó, pero prefirió esperar a Luther. Este llevaba arma, y aunque tenía un permiso para poder viajar con ella internacionalmente, no estaba de más que le esperara. Pero pudo pasar sin problema. ¿Quizá su padre se había adelantado y había movido hilos para que no les pusieran objeciones?

Los pensamientos de Ruth se ven pronto interrumpidos por un Mexicano, un tal Roberto, que parece ser un relaciones públicas. Del hotel, de la casa Jeep, de dónde sea, parece dispuesto a servirle de guía.

No hay problemo, Herr Roberto. Mi espanol no es parfecto, pero lo entiendo suficiente. Perfume es Channel 5. Tengo 2 botes, tenga uno.

Ruth mete la mano en el bolso de mano y le entrega un bote pequeño (unos 50cl) de Channel 5 mientras mantiene una sonrisa en la cara. Es un bote de viaje, en la maleta lleva uno más grande. El tipo este, el tal Roberto, le gusta. Lástima que sea gay. piensa Ruth.

Vamos, Luther. Este es Roberto, y será nuestro guia, de momento. dice ruth a su acompañante en alemán.

Luego, mira a Roberto según se montan en el Jeep: necesitaré a alguien que conozca la zona de Lol-tun y su... eh... en-tor-no. Será problema? Dinero no es problema.

Se suben en el coche. El desconfiado Luther sube delante, en el asiento del copiloto. Roberto mete las maletas en el maletero, se sienta delante y comienza a conducir. Atravesáis la ciudad de Mérida en dirección a Oxkutzcab, el pueblo más cercano a las grutas de Lol-Tun. 

Roberto coge el pequeño bote de colonia mientras conduce, lo mira con un risa nerviosa y te lo devuelve. 

-Me lo ha puesto difícil, señorita Achenbach, por lo que no podré conseguirlo inmediatamente. Pero de aquí a una semana no será problema. -Mira a su lado. De arriba a abajo a Luther. Que le devuelve la mirada serio. 

-Oh, Lol-Tun, cómo no. ¿A qué entorno se refiere? Las ruinas más cercanas están a varios kilómetros. -Gira la cabeza para mirarte sonriendo y luego vuelve a mirar la carretera. 

Dado que el nuevo descubrimiento está aún en pañales, Roberto entiende que eres una turista rica como otras tantas y se ha referido a ruinas turísticas. 

-Su corpulento acompañante no habla español, ¿verdad? -Se gira de nuevo y te guiña un ojo sonriendo. -Por cierto, señorita Achenbach, procure no airear por ahí que el dinero no es problema. La gente podría aprovecharse de usted. -suspira. -Ésto... es un país latino. -Dice con pesar. 

Más que ruinas, a mí me interesan las cuevas, Roberto dice Ruth, señalando con la cabeza su equipaje, repleto de cuerdas, arneses de escalada, y en general materiales para practicar la espeleología.

Perfume no es problema, Roberto. Tengo más dice Ruth, sonriendo, recordando lo que dijo del perfume.

Ante la última frase de Roberto, Ruth ríe. Disculpe si he parecido demasiado confiada. Pero  me inspira confiada... confianza. Pero no preocupe, no es mi primer viaje. Suelo ir a África en ocasiones.

Estoy deseando ver el rupestre de las cuevas, y explorar ciertas cuevas alrededor de Lol-Tun. Quien sabe, igual descubro cueva nueva, rupestre nuevo. La mente de Ruth está nuevamente volando, imaginando que descubre las legendarias cuevas. Una tos de Luther la despierta de su ensoñación.

Eh... ah, sí, Luther no habla nada de español, y poco de inglés. Puede intentar en ese idioma, pero no sé cuanto comprenderá. 

A ver si llegamos pronto al hotel para darme una ducha Piensa Ruth. La verdad, el jet lag la está empezando a afectar.

-Ah, le va la aventura, señorita Achenbach, muy bien, usted llegue al hotel y póngase cómoda. Le presentaré a alguien que tal vez pueda aconsejarla, incluso acompañarla. -Gira de nuevo la cabeza para sonreirte. Luego vuelve a mirar a Luther de arriba a abajo y luego continúa conduciendo. 

El resto del camino transcurre sin incidentes, mientras va oscureciendo, atravesando las llanuras y bosques hasta vuestro destino.

Entráis en Oxkutzcab.  Es un típico pequeño pueblo mejicano. La gente anda por la calle, parece algún tipo de fiesta local, o un mercadillo nocturno. No lo sabes con exactitud. 

Roberto llega a la puerta del hotel. El más lujoso del pueblo, que no es mucho decir. Aparca el coche en el aparcamiento, bajáis, entráis en la recepción y Roberto saluda a la recepcionista sin mucha formalidad, como si ya la conociera. Te pone a firmar los papeles del coche, Te tiende las llaves del Jeep y te dice con una amplia sonrisa:

-Las llaves de su auto. ¿Qué le parece el hotel? Enseguida le subirán las maletas a la habitación. A partir de aquí quedamos a su entera disposición. Tenga también mi tarjeta. ¿Quiere que llame ahora al hombre que le dije? ¿Tiene prisa? 

Otra mirada de soslayo más a Luther. Éste no ha parado de sentirse incómodo. 

Está bien, es mejor de lo que estoy acostumbradoa cuando exploro, dice Ruth, con una sonrisa. No tengo demasiada prisa, así que dejémoslo para dentro de dos o tres días. Let jag. Recuperarnos... Ruth mira a Roberto, esperando que entienda que tienen que recuperarse del jet lag, por eso prefiere esperar. Nadie en su sano juicio se adentraría dentro de una cueva teniendo sus facultades reducidas.

Ruth sonríe internamente al ver como Roberto mira a Luther. Igual a Luther le gustaría, jajaja. Bueno, vamos a ver qué hay por este pueblo....

-Muy bien, señorita Achenbach -Hace un ademán agachando medio cuerpo, casi como los japoneses. -Ya tiene mi tarjeta, llámeme cuando quiera, si quiere, claro, ja, ja, ja. Que tenga buena estancia. Bye, bye. -Se marcha sonriente.

Con una sonrisa, Ruth se despide de tan curioso personaje, dispuesta a usar su tiempo lo mejor posible.
El hotel,que en otras zonas apenas llegaría a 2 estrellas, aquí tenía 3 y sin duda era el más lujoso del pueblo,y sus habitaciones las mejores del hotel. Y,pese a ello,a Ruth le parecen mediocres,en el mejor de los casos.
Tras acomodarse, ruth avisa a luther que dormirá hasta tarde,para recuperarse.
Los dos primeros días transcurrieron sin incidentes de particular. Ruth tuvo alguna insinuación,pero nada que le pareciera atractivo. Finalmente, al tercer día, llama a Roberto para quedar con él y la persona que será sy guía.

Llamas a Roberto y él te concierta una cita con el tipo. Se llama Lorenzo Rico. No es un guía propiamente dicho, sino una especie de concejal de cultura perteneciente al ayuntamiento de Oxkutzcab, que es a la comarca a la que pertenecen las nuevas excavaciones.

Lleva un atuendo informal. Casi aventurero. Tiene cara de avispado político avaricioso de dinero. Es a la conclusión a la que llegaría cualquiera al verle. Está sentado frente a ti removiendo el café en el que ha vertido demasiada azúcar. Mientras mira la taza te dice: 

-Ya se lo he dicho, señorita. Es imposible acceder a las cuevas. Son de reciente descubrimiento y hasta que no tengamos fondos permanecerán como están; sin investigación y cerradas al público. Es peligroso. No se conocen las condiciones en las que se encuentran y no queremos que todo se destruya. 

Después de una pausa, para de remover el café y te mira entrecerrando los ojos.

-¿Cómo es que sabe de su existencia? -Dice para evadir el tema y medir a su oponente. -Procuramos que no salga a la luz todavía. Sólo las gentes de la zona las conocen. Y no todo el mundo.

Por favor, amigo, responde ruth. Tengo muy buenos amigos, saberlo ya debiera. Mi soy Ruth Achenbach. Además, estamos en Mexico, aquí todo conseguir con dinero, o eso dicen, cierto?

Mira al tipo que tiene delante y sonríe. Si problema es dinero para excavaciones, podemos trato, si quiere. Lorenzo puede observar el esfuerzo que hace Ruth por hablar español. Yo primera exploración, con acompañantes usted quiera, y yo financiar excavación. ¿Acepta?

Ruth ha jugado sus cartas, ahora la bola la tiene Lorenzo. ¿Aceptará su trato? Ojalá, lamentaría tener que volver sin explorar unas cuevas inexploradas. Ruth da un sorbo a su té, mientras mira a Lorenzo por encima de la taza, esperando una respuesta.

Lorenzo bebe el café de su taza mientras te mira escuchándote. Algo cambia en su mirada cuando oye la palabra dinero. Baja la taza de nuevo para volver a hablar.

-Mmm.. Señorita, su idea es muy buena. Pero ¿Qué imagen dará la comarca de Oxkutzcab cuando se sepa que la primera expedición de una importante cueva es llevada por una extranjera? Debe entender mi posición. -Te mira de hito en hito, midiéndote. 

-Tampoco sé cual es su formación. ¿Es usted científica? ¿Qué garantiza que no destruirá involuntariamente un importante patrimonio mejicano?

Se hecha hacia atrás recostado sobre la silla esperando tu respuesta y mira ahora a Luther, que está sentado a tu lado. Ha llamado la atención de Rico porque lleva intentando quitarse una molesta mosca de encima desde hace un buen rato y no lo consigue. La frustración del grandullón rubio se hace evidente. Lorenzo sonríe de medio lado, relajándose un poco y vuelve a mirarte. 

Crei saber vos algo mi. Mi experta en Geología y Espeleología. Mi universidad Berlín, con amplios conocimientos en campo este.

Si problema yo liderar expedición, no problema. Busque quien liderar expedición, y mi acompañar como igual. Así responsabilidad compartida. Entiende?

Además, si necesario y usted perder influencia, yo dar dinero para... permitir nuevas inversiones en ciudad. ¿Cuánto ser necesario? No es la primera vez que le toca untar a gente del gobierno. Ruth ya es experta en ello, sus conocimientos en idiomas la hacen propicia para ello, y ya en alguna de las expediciones que ha participado le han pedido que untara a algún cargo molesto.

El hombre da un gran suspiro. 

-Está claro que nunca se va a dar por vencida. 

Automáticamente saca un papel de su cartera y un bolígrafo y comienza a escribir mientras habla para sí mismo, como haciendo cálculos. Tu ves desde tu silla que escribe números. Cuando termina, te da el papel y guarda el bolígrafo. 

-Ésta es la cantidad que necesito. -Termina lo que le quedaba de café y se levanta cogiendo el maletín con una mano.

-Esa cantidad incluye los gastos de gestión de los permisos, los expertos que asistan a la expedición con sus equipos, porteadores locales y mis honorarios. Cuando tenga a bien, pase por mi oficina en el ayuntamiento. Puede traer un cheque y comenzaré los preparativos, firma de papeles rutinarios, etc. Creo que tiene prisa, ¿verdad, señorita Achenbach? No se demore entonces. -Sonríe ampliamente. -El mundo espera ver una nueva maravilla desde Yucatán. 

En el papel puedes ver que la cantidad que pide es bastante menor de lo que te esperabas. 

La mujer asiente, y ve al político marcharse. Cuando este se aleja, coge el papel y sonríe. Pobre, si supiera que ella pensaba que necesitaría más... Acaba su café, y le pide a Luther que vayan al hotel.

Una vez en el hotel, se dirige a recepción. Hablando en inglés, del que es bilingüe: perdón, necesito llamar a alemania. Un sitio desde donde pueda hacer la llamada con discreción?

Una vez le digan el sitio, llama directamente al director del banco. Le notifica que va a hacer un cheque, y le indica el valor que este va a tener. Una medida de seguridad que ella misma pidió antes de salir de Berlín, en el conocimiento de que tendría que sobornar a alguien y que esa persona podría "cambiar" la cifra del cheque. Un vez aclarado y tras dar las gracias en recepción, se dirige a su habitación, coge la chequera y rellena el cheque con el importe que le ha dicho Lorenzo. Luego llama a Roberto.

Perdón, her Roberto. Mi Ruth, Ruth Achenbach. Mañana necesitar ir oficina Lorenzo en ayuntamiento. Importa tú acompañarme o conoce alguien pueda guiarme?

-¡Hola, Miss Achenbach! ¿Todo está de su gusto? Por supuesto, no se preocupe, yo la acompañaré. Veo que ha llegado a un acuerdo con él. Espero que no la haya sacado mucho dinero, ya recuerde lo que le dije el primer día, ja, ja, ja. Mañana a las 10 de la mañana la espero en la recepción del hotel. Iremos a la oficina del señor Rico. ¡Hasta mañana, señorita, un saludo!

Roberto te acompaña al ayuntamiento. Es algo cutre y pintoresco, aunque al despacho de Lorenzo Rico no le falta ningún lujo. Whisky añejo escocés, muebles de madera de estilo colonial, un ordenador de alta gama, un jaguar disecado, adornos dignos de estar en museos... Todo en contraste al resto del edificio, incluso a la ciudad. O éste tipo sabe explotar muy bien los recursos naturales e históricos de la comarca, o tiene fuentes de ingresos "paralelas". 

Os saluda con una gran sonrisa mientras Luther espera fuera del despacho. Roberto y tú tomáis asiento, charláis brevemente, os ofrece un whisky, le entregas el cheque, firmas unos cuantos papeles y habláis otro rato más.