Partida Rol por web

El cielo estaba nublado, la lluvia estaba al caer. En las amplias llanuras de Abanassinia las amenazantes nubes parecían aún más poderosas y sin la presencia de árboles, parecía que los rayos de la tormenta estaban destinados a impactar contra uno mismo.
En medio de ese temporal, se encontraba un joven caballero, cabalgando exhausto. Lothar, pues ese era su nombre, hacía días que recorría estas llanuras en busca de un poblado donde cobijarse.
Había seguido el rastro de unos orcos hasta las praderas que limitaban al noreste con Abanassinia. Al final les había dado caza y así, bajo sus manos, el mal había sido castigado una vez más.
Pero parecía que los dioses no le habían sonreido, a pesar de la valerosa batalla. Hacía ya largos días que no comía ni bebía y su montura también empezaba a notar la escasez de alimento y bebida. Parecía que la lluvia al menos podría apagar la sed. Sin embargo no aguantaría mucho más sin un aporte de comida sólida.

Cabalgas un poco más en busca de sustento entre estas tierras, pero sólo encuentras solitud y polvo. En un momento, parece que todas tus fuerzas flaquean y en un momento de debilidad caes al suelo.
Tu montura se agacha y empieza a lamerte la cara, pero no puedes hacer más esfuerzos para volver a cabalgar.

De pronto, te parece ver una figura un tanto alta y encorbada, va con un bastón y sus pasos son lentos aunque firmes y decididos. Se acerca hacia donde estás y se agacha.

Toma caballero, como un poco, has recorrido un largo camino sin comer ni beber nada, debes de estar agotado.

El aire es incluso hostil para mi, en este estado de debilidad la luz, el viento, todo me resulta dificil de asimilar, he caido sin poder evitarlo y ahora estoy dando lo que parecen ser mis últimos suspiros, así que se los dedicaré a mi padre, Paladine, para que me recib.., un momento, que es esa figura que se acerca a mi, usando mis últimas fuerzas giro sobre mi y me inco sobre una de mis rodillas.

Nada es suficiente sacrificio para derrotar la maldad -tomo lo que me ofresca tratando de mantener la compostura y no dejarme llevar por mi instinto- gracias, en serio mi vida acabas de salvar -trato de incorporarme- me llamo Lothar, a tu servicio -miro mi fiel montura y le acaricio para que descance- y cual es tu nombre, amable viajero??.

Es un honor conocerte Lothar, tu devoción por defender el bien en Krynn es digno de todo elogio, sin embargo, la balanza debe permanecer en equilibrio.
El camino que has recorrido te ha abierto las puertas a tu destino. Un mal inimaginable se congrega más allá de las llanuras de Abanasinia, un mal que asoló esta tierra hace mucho, mucho tiempo. Un mal que se vuelve a congregar de nuevo.
No puedes combatir sólo este mal, otros están ya de camino pero no llegarán a tiempo para evitar su retorno.
No puedes destruir sólo este mal, pero puedes darles tiempo, tiempo para que lleguen y juntos podáis acabar con el.

El anciano empieza a rodear tu montura, primero le acaricia el morro y luego desaparece detrás suyo, pues cuando das la vuelta al caballo para seguirle ya no lo encuentras.
Mientras desaparece dice:

Ve al norte noble caballero y enfrentate a tu destino

Escucho atentamente las palabras del anciano, mientras dice la dificil situación que se avesina hago una señal de Paladine con mis manos para luego voltear y ver como ya no está.

Así que no me das tu nombre, Il menssagero est non importante, supongo que esa es ahora la filosofía de mi Padre que me envía estas noticias, debo concentrarme en el mensaje, eso es lo correcto ahora, vamos amigo mio -doy unas palmaditas en el cuello de mi montura- el norte nos espera!.

y así, cabalgo una vez más, mi nuevo destino me espera, sin dudar pero con la cabeza llena de pensamientos sobre lo que sucederá si fallo, avanzo al norte.

Restablecido completamente gracias a la comida y bebida que le proporcionó el anciano, el joven paladín continuó su viaje al norte, confiando en las sabias palabras de alguien que algún día llegarían a conocer.
Su viaje fue veloz y sin tregua, pues el mal crecía en estas tierras y el joven Lothar no podía permitirse perder ni un sólo segundo.
Con la voracidad del tiempo acechando su destino, el paladín llegó hasta el yermo de Mörlay, un lugar arisco, lleno de rocas afiladas, en donde sólo unos pocos arbustos se atrevían a crecer.
Paró su montura para examinar el paisaje y decidir su camino. Aún no sabía qué peligros le esperaban más allá de este lugar...

Crónicas de Ansalon
Astinus de Palanthas
Volumen MMCCX

El paladín algo confundido en su objetivo se apoyó en su fuerte caracter para continuar sin dudas su viaje, donde se encuentre el mal el lo seguirá para eliminarle, así que resitó mentalmente algunos de los versos que aprendió: "el paladin es el muro que mantiene a raya la maldad, donde cabalga este sagrado guerrero la maldad encuentra su límite sobre la tierra, avanzará sin temor, pues sabe que sobre sus hombros descanza la libertad y la vida de la gente de bien...".
Lothar al llegar al yermo analizó la situación y hechó un vistaso, debía elegir con prudencia su camino.

El sol ciega tus ojos, apenas puedes mirar unos segundos hacia el lugar antes de tener que cerrarlos, sin embargo en la lejanía pareces distingir un manchurrón negruzco.
Cerca de donde te encuentras puedes ver unas pisadas que se dirigen hacia el norte, aunque te parecen humanas, podrían no serlo, pues en tu entrenamiento no figuró nunca el arte del rastreo.

Pues no habiendo más señales sigo las pisadas, voy algo despacio pues me cuesta mucho, si acaso pierdo el rastro entonces continuaré hacia el norte.

Sigues el rastro de las pisadas, cada vez parece que la vegetación es menos abundante, sin embargo un laberinto de rocas y piedras se abre a tu vista.

Una brisa fresca recorre tu cuerpo, el aire está helado, algo te dice que el bien no inunda estos lares.
Entre roca y roca puedes abrirte camino entre ese laberinto pétreo. Al final del laberinto puedes ver un terreno aún rocoso pero más abierto, y una multitud de cuervos volando en círculo alrededor de lo que te parece, desde lejos, un montículo de rocas.

continúo avanzando, cada cierto tiempo utilizo detectar mal.

El joven paladín continuaba avanzando, ignorando lo que estaba a punto de ocurrir. Las rocas parecían abrirse a su paso, su montura se movía por el terreno como si de un prado se tratara.
Sin embargo la amenaza esperaba, paciente, a su llegada. El joven muchacho sabía que se acercaba al mal, podía sentirlo, el poder de Paladine le guiaba, le advertía del mal que se estaba congregando cerca de su posición.
Pero avanzó, su determinación era férrea.
El ruido de los cascos de su caballo le impidieron oir los pasos de la bestia que se acercaba. De pronto, un perro wargo saltó a los hombros del joven muchacho...

Crónicas de Ansalon
Astinus de Palanthas
Volumen MMCCX

El joven paladín recibe la envestida de el wargo y se prepara espada en mano para contratacar.

has venido por tu paso al otro mundo, será como deseas, gusano!!

El paladín cayó al suelo debido a la fuerte embestida de ese perro poco agraciado. Sus colmillos eran descomunales en proporción a su cabeza y los ojos inyectados en sangre delataban sin atisbo de duda las intenciones de la criatura.
Sin embargo el joven paladín no demostraba miedo, sino determinación y coraje. Se enfrentaría a esa bestia y derrotaría otra vez el mal, y así hasta que los dioses olvidados reclamaran su alma.

Lothar miró a la bestia que había osado derribarle de su montura y le enfrentó con la misma espada que ya sabía lo que era probar la sangre de criaturas como esta.

Mueree!!!

Lothar emprendió batalla contra el wargo con todo su valor, como siempre demostraba al enfrentarse a los esbirros del mal.
Hendió su espada en el torso del perro que emitió un fuerte alarido, mientras sin compasión se abalanzaba sobre el joven muchacho. Sin embargo, Lothar había previsto ese movimiento y consiguió esquivarle con facilidad.