Partida Rol por web

El sabor de la sangre de nuevo en tus labios, cálida, dulce... de la estaca que te inmovilizó en su día ya no queda nada, los años y la humedad han dado buena cuenta de ella. Abres los ojos, aún estas débil, muy débil. 

- ¿Pero que has hecho Frank?

- Nadie va hablar de que estamos construyendo sobre un puto cementerio ¿entiendes? ¡nadie!

- ¡Pero Frank!

- Pero nada, ¡cállate!

Dos hombres discutían, sus pasos se alejaban y un fino hilo de sangre seguía llevando la sangre a tus labios.

El cálido y dulce sabor de la sangre. Casi me había olvidado de él. Hacía mucho tiempo desde la última vez o por lo menos eso me parecía ya que no hay ni rastro de la estaca que ese chiquillo malcriado me clavó a traición en el granero. Cuando lo pille le arrancaré las entrañas al bastardo. Así aprenderá a respetar a sus mayores. - pienso mientras la sangre corría lentamente por mi boca devolviendome poco a poco mi fuerza. Dentro de poco podré salir de este inmundo agujero.

Empezabas a recuperar la movilidad, si, lo suficiente como para poder alcanzar al hombre agonizante que te estaba alimentando y acelerar el proceso. Lo suficiente como para empezar a recuperar tus capacidades habituales. Pero tenías hambre, mucha hambre, eso no lo aplacaría un solo hombre. 

Por gin me siento con suficiente fuerza como para rematar al humano cuya sangre me estaba alimentando así que simplemente lo hago. Alargo el brazo y saco la mano para a continuación sacar la cabeza y clavar los colmillos en mi víctima y sin hacer ningún ruido absorber hasta la última gota de sangre.

Cuando acabo la sangre del sujeto alzo la vista y veo a otros 2 sujetos. Parece que no se han dado cuenta de mi presencia así que termino de salir y utilizando las sombras me dirijo hacia ellos sin hacer ruido alguno.

Cuando estoy lo suficientemente cerca salto hacia ellos agarrandolos de la garganta para evitar que puedan gritar y tras aplastar la tráquea de uno de ellos hinco los colmillos en el cuello del otro y empiezo a alimentarme de él hasta saciar mi hambre.

Ya habías terminado con sus vidas cuando te percataste de lo extraño que era todo, esa construcción, sus ropas... incluso el extraño olor que lejos estaba del olor de las noches que recordabas. No sabías cuantos años habrías pasado en letargo, pero desde luego más de los que imaginabas. 

Cuando por fin he saciado mi hambre inhalo una buena bocanada de aire. Al hacerlo me doy cuenta de que mis peores temores no solo se confirman sino que se quedan cortos.

Finalmente parece que he esado durmiendo mucho más tiempo del que pensaba.

- Ha llegado el momento de ponerse al día. - digo mientras me limpio la sangre. Lo primero será enterrar estos cadáveres. - añado poniéndome manos a la obra.

Una vez he acabado de enterrarlos utilizo mi olfato para intentar localizar a algún vampiro que pueda indicarme donde se encuentra la residencia del Príncipe para poder presentarme como es debido.

Tu sentidos no son tan utiles y menos aún en un entorno desconocido. 

Todo ruido y olor te es desconocido, ¡incluso la lengua se te hace extraña! Todo ha cambiado mucho. 

Visto que mis sentidos han perdido capacidad decido quitarle la ropa al cadaver que le partí la tráquea y ponermela. No conviene que vaya manchado de sangre. Llamaría demasiado la atención.

Una vez hecho esto me encamino hacia el bullicio de la ciudad. Veamos en que se ha convertido Texas.

Edificios tan altos que parecen rozar el cielo, luces por todos lados en plena noche que queda claro que no son velas, ni fruto de la luminosidad de ninguna hoguera. Impresionante... deben haber pasado muchos años para que el mundo cambie TANTO. 

A medida que camino por la ciudad me voy dando más cuenta de la cantidad de tiempo que ha debido de pasar desde que ese criado malcriado me clavó la estaca por la espalda.

Voy caminando absorto entre mis pensamientos y la fascinación y extrañeza de esta nueva ciudad totalmente iluminada aunque es media noche.

Intento hacerme una imagen mental de la antigua Texas para intentar situarme mientras busco algo que me indique en que año me encuentro.

Un periodico en el suelo te deja adivinar que corre el año 2012, pero situarte parece imposible, nada es como antes... ni un solo punto de referencia tu favor. 

¿2012? - pienso anonadado. Jamás pensé que habría pasado tanto tiempo.

- ¿Donde estará el el Príncipe? Debería localizarlo y presentarme como es debido.

Sigo dando vueltas por la ciudad buscando un sitio donde poder pasar las horas diurnas porque el sitio donde desperté no es una opción viable.

Encuentras tabernas, quizá allí tengan alojamiento.

Las tabernas que encuentro no terminan de encajarme entre otras cosas porque no dispongo de dinero para poder pagarlas así que busco un parque aislado y tranquilo que tenga cierta cantidad de tierra donde poder "enterrarme".

Los parques escasean, pero encuentras uno que podría servir, de los pocos que no estan "enlosados" con piedra.

- Bien. Este servirá. - digo al llegar a un parque que su suelo es de tierra.

- Ahora intentemos localizar al Príncipe o a algún Vástago que pueda indicarme donde localizarlo.

Encontrar a uno de los tuyos no parecía que fuera a ser tarea fácil. 

Aquella ciudad esta llena de gente... llena de humanos, era como encontrar una aguja en un pajar. 

Dado el resultado infructuoso en la búsqueda del Principe o de algún vampiro local me dedico a recorrer la ciudad contemplando todos los cambios que se han producido en ella con el paso del tiempo.

Por mucho que intento acostumbrarme a las luces de la ciudad no consigo hacerlo. Siguen siendo igual de molestas que en el momento en que acabé con la vida de esos dos humanos.

- Espero poder encontrar pronto al Príncipe de la Ciudad para poder instalarme en las afueras de la ciudad. No creo que pueda soportar por mucho tiempo todo el ajetreo que hay en las noches de Texas en el 2012. - susurro mientras voy caminando por las calles de Texas.