Partida Rol por web

Partieron de Belegost al punto de la mañana por el camino asfaltado que unía las dos ciudades enanas, y que a cuyo inicio y final estaban erigidas las estatuas de los Padres de la Tercera y Cuarta Casa, que respectivamente eran Dwálin y Thrár.

Al contrario que el suelo, las paredes laterales que los acompañaban no habían sido trabajadas por las manos de los enanos, se levantaban abruptas y altas como sus hermanas del camino hacia el norte.

En su viaje, les acompañaba un frío que calaba hasta las huesos debido a un fuerte viento proveniente del Norte. E incluso unos pocos y pequeños copos de nieve precipitaron durante una parte del camino, fue cuando recordaron la recomendación de Azâghal.- Los días de nieve se acercan y sólo es cuestión de tiempo que los pasos se cierren.-

Su ritmo no fue todo lo rápido de lo habitual, a causa de que sino Flin debía de lidiar con su montura para mantener el ritmo que imprimían los otros dos jinetes, Reran y Beren, que transportaban a su vez a Nagredog y a Arzarin. Así que, a pesar de que se encontraban a escasos kilómetros de su destino, tuvieron que parar de cabalgar una vez la noche ya había avanzado, pues Flin sabía que los guardias no les darían paso a esas horas. Tenían que acampar a la intemperie.

Había llegado la hora de acampar, pues la noche cada vez se hacía más presente y no tenía sentido seguir avanzando. Reran desmontó de su montura y se apresuró a aligerar la carga del caballo para que estuviese más cómodo.

Ya nos falta menos, esperemos llegar antes de que el camino se cierre... no esperaba encontrar la nieve tan pronto. Concluyó el edain mientras montaban el campamento.

Me pregunto que tal les irá a nuestros compañeros. Comentó Reran a Beren y Arzarin, pues Nagredog y Flin no les conocían.

- Seguro que mejor que a nosotros, amigo. Dudo que se hayan visto inmersos en una batalla en su viaje y que en este momento estén durmiendo a la intemperie.- Respondió a Reran disponiéndose a encender un fuego que sería su único foco de calor en la fría noche. Luego, mientras cenaba, el crepitante sonido y las hipnóticas formas de las llamas le llevaron a sumergirse en recuerdos sobre sus compañeros.

Cuando se despertaron, la hoguera alrededor de la que se habían echado para mantener el calor se había convertido en un cúmulo de cenizas y unas pocas ascuas que estaban a punto de extinguirse.

El frío les había acompañado toda la noche, al igual que algunos aullidos dispersos que les habían echó despertar en más de una ocasión, y parecía que este no les iba a dejar hasta la próxima primavera por lo menos hasta que tuvieran un lugar donde refugiarse.

Tras un rápido refrigerio, que tuvo como significativo e indicativo del frío los hálitos que exhalaban de sus bocas al hablar, el grupo recogió todas sus pertenencias dispuestos a emprender de nuevo  el último y corto tramo que les separaba de su siguiente destino.

Nagredog se habia levantado con hambre y engullo su desayuno sin apenas mediar palabra con nadie. Habia pasado una buena noche, el frio y los aullidos habian estado presentes durante toda la noche. Lo cierto es que como buen enano no sufria en demasia los efectos de la temperatura. La fragua le templo el corazon y sus campañas en guerra enfrio su temperamento. No le importaba dormir al raso.

- Hace una buena mañana muchachos, hemos de darnos prisa, aguantaria bien el frio, pero la nieve podria dejarnos aislados hasta matarnos. - dijo en tono jovial mientras recogia sus enseres. Pronto estuvo listo para la partida. Espero junto al caballo de Reran, que ya le habia llevado el dia anterior.

El guerrero edain apenas había podido dormir a consecuencia del frío invernal que azotaba desde el norte, por lo que cuando se incorporó se encontraba totalmente entumecido y no era capaz casi de dar dos pasos seguidos.

Creo que este frío me está matando. Comentó Reran tratando de entrar en calor frotándose continuamente.

El enano se desperezó por instinto estirando los brazos hacia arriba, cuando por una ráfaga de frío viento descubrió su error, se arropó con sus propios brazos y frotó su torso con sus manos para mantener el calor hasta que la hoguera estuviera de nuevo encendida para tomar un desayuno caliente.

Beren a pesar de tener cierta resistencia natural contra el frío, no se lo pensó dos veces en encender la hoguera cuanto antes, incluso antes de recoger el saco de dormir.

Estaban dispuestos a partir cuando Reran estornudo con fuerza, a pesar de dormir en un saco bien aclimatado contra el frío al noche había sido dura y parecía haber maldecido al más débil del grupo contra las inclemencias climáticas con un resfriado que si no se cuidaba bien, con tal clima, podía llevar a algo más grave. Por suerte, los aventureros preveían que por lo menos la siguiente noche la pasarían de forma confortable en las estancias interiores de Nogrod.

Sólo tardaron entre 2 y 3 horas hasta llegar hasta las imponentes puertas exteriores de la ciudad. De doble hoja y construida en piedra sólida y bien pulida con diseños, que representaban la vida cotidiana en las fraguas, incluso mejor esculpidos que los vistos en la puerta principal de Belegost o la de Menegroth.

Tras bajarse de su montura y maldecir a esta por el viaje que le había dado.-... Esta es la última vez que me subo a una de estas bestias.- El enano se acercó varios metros hacia la puerta, donde se paró echando la cabeza hacia abajo como si pensará en algo. Ante esa imagen el resto del grupo, que jamás había estado en Nogrod, y que veía ante él una entrada inexpugnable sólo podían pensar en que el enano estaba pensando la forma de comunicarse con los enanos que estuvieran al otro lado.

Y en realidad así era en parte, pues debido a que aquellos enanos estaban menos abiertos al mundo más allá de su ciudad subterránea, habían inventado una seña para que el encargado de la puerta atendiera exclusivamente a los amigos de Nogrod, y aun así esta no daba el paso seguro a la ciudad, ya que estos enanos eran los que tenían más en común con el carácter de los Padres Enanos de esconder sus secretos.

Sólo una rendija de metal de un palmo de alto, y a 1,30 metros del suelo, parecía ser el único punto débil de tal colosal puerta, y hacia ahí fue a hacia donde se dirigió Flin.- ¡Oh, Guardián de la Puerta ante ti se presenta un amigo enano!- Recitó lo siguiente en khuzdul, el cual todos comprendieron excepto Reran, a un par de metros de la entrada. Luego, ante el largo paso de tiempo sin respuesta el enano giro la cabeza hacia el resto y dijo, esta vez en Oestron.- Quizás me haya equivocado al recitar las palabras.-

Flin estaba ya a punto de volver con el resto tras, sin éxito, haber repasado en que se había equivocado cuando el chirriar de la hoja metálica de la rendija al abrirse se escuchó.- Era hermano...no, amigo.- Se escuchó una voz profunda que era fácilmente identificable como una perteneciente a un hombre de avanzada edad.

-¿El qué?- Preguntó Flin que no comprendía a que habían venido a cuento las palabras del anciano.

-Que terminaba hermano enano...- Había levantado la voz demasiado para su avanzada edad y al frío que hacía incluso detrás de las puertas, así que tras carraspear continúo.-...no, amigo enano.-

- Jóvenes, ay!...Tienes suerte que yo no sea tan joven como tú. En mis tiempos mozos jamás me hubiera dignado a ofrecerte palabra. Cuando yo...- Los presentes podían hacerse idea de la edad del Guardián, pues Flin ya hacía muchos veranos e inviernos que había pasado su juventud, y aun así el viejo enano lo trataba de joven. Viendo que quizás se iba a ir por los ramas como otras veces le había sucedido, el anciano paró en seco el comienzo de su relato y preguntó.- ...Bueno, ¿a qué has venido a Nogrod?-

- Soy Flin, ...- Se acordó que no se había presentado, lo que al hablarle a alguien tan anciano y tan respetado en la ciudad era toda una falta de respeto.- ..., mis amigos y yo...-

El Guardián lo interrumpió enseguida.- ¿Amigos?...Disculpa podrías apartarte, por favor- Pidió amablemente a Flin, que le tapaba casi todo su espacio visual, que se echará a un lado. Se acercó todo lo posible a la hendidura en la puerta, pero aun así las siluetas borrosas solo se hicieron visibles después de un rato.- ¿Qué es eso?.- Susurró para sí mismo. Al principio distinguió lo que claramente eran dos monturas, pero debido a su mala visión los jinetes le parecían monstruos, pues las cabezas de los enanos aparecían por detrás de las espaldas de los jinetes, mientras el cuerpo de estos últimos seguía elevándose hasta acabar de forma brusca sin señal de la cabeza.

- ¿Podríais acercaros?, mi vista ya no es lo que era.- El viejo enano pudo distinguir claramente ahora, que a lomos de cada caballo iban dos personas, aunque debido a que se habían acercado más, y que la rendija en la puerta estaba hecha para la altura media de un enano, el guardián aun estaba más lejos de ver el rostro de los jinetes.- ¿Quién anda encima de esas bestias?- Esperaba ahora que se presentase el resto, aunque sabía que no le iba a gustar lo que iba a oír o ver de aquello jinetes, pues por su altura seguro que no eran naugrim.

El grupo continuó su camino hasta las puertas de la ciudad enana, una vez allí Flin se encargó de hablar con el guardia.

Reran no entendía nada de lo que hablaban y empezaba a ponerse nervioso al no saber lo que pasaba, pero aguardaba paciente a ver como sucedía todo.

Nagredog bajo del caballo de un salto y se acerco a Flinn. Nunca se acostumbraria a viajar encima de un caballo, su culo estaba destrozado por los continuos botes que el equino daba en su caminar. Cuando estubo junto a Flinn, nagredog hablo al guardia.

- Mi nombre es Kâmdur Nagredog, hijo de Nagerog, mi hogar es Belegost y desde alli venimos. - dijo mientras relaizaba una exagerada reverencia. 

- Hermano enano buscamos refugio en estos frios dias - dijo sin revelar de momento el verdadero motivo del viaje. Puso enfasis especial en la palabra hermano. Despues espero , siempre junto a Flinn y algo retradado a este, para dar a entender que el jefe de la expedicion era su compañero y no Nagredog.

Sin bajarse del caballo, el enano sacó la cabeza por detrás de la espalda del jinete noldo y se presento.- Soy Arzarin, hijo de Dordin.-