Partida Rol por web

La última fiesta

Hace cinco días desde que estáis en esa casa de en sueño. Muchos han decido pasar estos días disfrutando, tomando el sol y descansando, mientras que otros han aprovechado el tiempo para estudiar para los próximos exámenes. Es viernes por la noche y la falta de un teléfono os resulta ya algo tedioso. Ares lo advirtió antes de hacer el viaje; Nada de móviles, allí no hay cobertura. Las vistas de la mansión son impresionantes, ¡Un inmenso bosque rodea la casa! Casi como en una película de amor o, mejor dicho, de terror.

La casa tiene puertas de hierro forjada, un camino circular con una fuente de mármol, varios balcones decorados con flores, tres pisos, lámparas de cristal y un patio trasero inmenso. Todas las luces están encendidas, la música es apreciable desde el aparcamiento y los gritos alocados de los estudiantes se escuchan por encima de ella. Ares ha preparado una fiesta increíble para ese día, gracias a la ayuda de Hera.

En la fiesta hay alcohol de todos los tipos Whisky, Ron, Ginebra, cerveza o vinos, todas de la mejor calidad. No es un secreto que la familia Miller rebosa de dinero. Sin duda, esta es la fiesta del año y tú estás siendo participe de ella.

Todos en el interior charlan, beben y bailan. Justo en medio de la pista de baile improvisada Hera Miller baila sin parar moviendo las caderas mientras sujeta en su mano una botella de Ginebra rosada. Ares, en cambio, está con los pies metidos dentro de la piscina de fuera contemplando todo.

Los días han pasado a una velocidad de vértigo, puede que se deba a lo lejos que ha quedado la ciudad y el caos que impera ahora en ella. Durante estos días he estado haciendo varias actividades, entre ellas dibujar. Traer mi cuaderno de dibujo a esta especie de excursión ha sido una buena idea. He podido dibujar desde pájaros a cosas inertes como árboles. También he aprovechado para relajarme. 

No le he contado a nadie que mi madre ha contraido la epidemia. No quiero amargar a nadie las vacaciones, pero mi mente está todo el tiempo junto a ella. Ojalá cuando vuelva a casa esté bien, le prometí que al volver sería mejor hija. Sacaría buenas notas, ayudaría más en casa, dejaría los porros... Tanto ella como yo sabemos que mentía, pero aún así pude notar en sus ojos orgullo al mirarme.

La extraño. Al menos, pronto estaré junto a ella. Sólo un par de días más, Tess. La noche ha caído y miles de estrellas se pueden observar cruzando el cielo. Ares ha salido fuera solo, me imagino que busca algo de intimidad por lo que no seré yo quién arruine su momento de calma. Cojo un vaso rojo de la barra, camino hacia Hera y me echo un poco de su Ginebra, ¡Quiero emborracharme, joder!

- ¡Que comience la fiesta!- Grito emocionada, dejándome llevar por la música electrónica mientras pego saltos junto a Hera.

Necesito esto. Una noche de desconexión del resto del mundo.

Las mañanas y las tardes pasan a velocidad de vértigo y se confunden.

Desde hacía cinco días, nada sabíamos de la puta civilización y poco más o menos que no me importaba gran cosa... o al menos, eso debía parecer, porque en el fondo, empezaba a sentir la necesidad de saber más.

Los primeros días había estado en fase de rechazo total, enfadada con mi madre, con el mundo, con mi madre, con la epidemia, y con mi madre, y había hecho de todo para hacerle daño... aun sabiendo que solo me lo haría a mí misma. A esas horas, no había nadie que no me hubiese visto lanzádome desnuda a la piscina ni bebiendo sin parar, y aunque hacía horas que la resaca del día anterior había desaparecido, los ojos podían mostrar todo lo contrario. Pero era mi remedio. Lo mejor contra las preocupaciones era... el olvido total. Con que mi madre me había traído a un retiro, alejándome de todo para "protegerme", pues entonces yo me protegería... a mi puta manera.

Lo primero que hice fue tirar los libros al otro extremo de la habitación y tardé más de dos días en recogerlos. ¿Y lo segundo? Mostrarme como lo que menos le gustaba a mi madre: una auténtica zorra, insinuándome a todo el mundo y sugiriendo cosas locas a diestro y siniestro.

El día anterior había sido, con diferencia, el más alocado. Antes incluso de estar completamente borracha, me había dedicado a subir a los árboles como una maldita mona en celo y como consecuencia de ello, tenía todo el cuerpo lleno de arañazos.  Pero me daba igual; ni siquiera me dolían. Lo que si me dolía era que a medida que transcurrían las horas, yo estaba cada vez más confundida y agobiada.

La fiesta... era una nueva oportunidad para perderme de mi misma y la iba a aprovechar. ¡Desde luego que sí!

Entré saltando más rápido de lo que sonaba la música, y llegué de la misma manera a donde estaban las bebidas, preparándome una mezcla "tormenta", como la llamaba yo, con ginebra, whisky, coñac y vodka. Si aquello no me hacía "volar", nada lo haría.

Con el vaso en la mano, me acerqué contoneándome hacia donde estaba Tessa.

-¡Hey, prima! ¡Muévete conmigo! -le grité, intentando hacerme oír por encima de la música y restregando mi cuerpo junto al de ella en lo que era mi segunda especialidad: calentamiento de tíos.

 Ya han estado casi un semana en aquel desolado lugar y la mayoría del tiempo de Staci había sido enfocado al estudio. Cualquier otro adolescente vería la oportunidad de distenderse un poco de todo el panorama de exámenes que se acercaba, pero la niña prodigio poco podía hacer para evitar su naturaleza cumplidora y sumergir su nariz en los libros. Sin embargo, aquella noche se había propuesto una fiesta y, solamente para evitar la fatiga de pasarse con las horas de lectura, Staci decidió unirse a la celebración.

 El ambiente era bastante ruidoso, y no estaba muy convencida pro las cantidades abundantes de alcohol que había en la fiesta. Pero la chica se dispone a pasar un buen rato con sus compañeros. Y por "buen rato" lo que Staci esperaba era "saludar a todos, tener alguna charla interesante y volver a estudiar". Por el momento, se sirve una gaseosa con un sorbete y se sienta lejos de la pista de baile, mirando el resto de la fiesta.

Ahí estaba yo, perfecto para la ocasión. Vestido de amarillo, el color de la mala suerte para los actores de teatro; luciendo mis anillos, la cadena del cuello y los numerosos tatuajes que cubrían mi cuerpo, todos y cada uno de ellos formando parte de una historia que era mi vida.

Hacía cinco días desde que había acudido a la casa. Los primeros fueron tal vez los peores. Lo había pasado pensando en mis padres y en lo mal que tenía que estar el tema de la epidemia para que incluso mi viejo me quisiera lejos de casa y de la ciudad, divirtiéndome con colegas. Fuck. La cosa tenía que estar chunga de ojones. Sin embargo, los siguientes días habían hecho que lograse olvidarme de las preocupaciones. Aislados, sin adultos que nos controlasen y con completa sensación de libertad. Eso era vida, joder. Solo lamentaba el hecho de que no hubiéramos llevado los móviles porque no había cobertura. Pese a que no era un esclavo del Whatsapp, tenía que reconocer que a mis veintidós años me resultaba difícil vivir sin las nuevas tecnologías: podía pasarme largo rato escribiendo en las redes sociales, subiendo fotos, oyendo música del Youtube o incluso haciendo alguna maratón de Netflix.

En pleno viernes, Hera había preparado una fiesta en la mansión. Qué pedazo de mansión. Era una pasada y, aunque estar aislados y rodeados de bosque podía tener sus contras, me gustaba demasiado ese tipo de ambiente. Nunca había ido de acampada, por lo que siempre me había atraído la naturaleza.

Al llegar a la fiesta, me serví un vaso de whisky y di un pequeño trago mientras observaba a los Miller. Hera ya estaba desatándose en la pista de baile. Algo me decía que no tardaría mucho en intentar tontear conmigo, y yo tampoco es que me fuera a negar. Ares, por otra parte, se hallaba con los pies en la piscina. Lo conocía demasiado bien como para saber que estaba dándole vueltas a algo. Tal vez debiera hablar después con él, seguramente esté preocupado por lo de esa maldita epidemia.

Pero Hera no era la única chica que se encontraba ya bailando. Se le había acercado otra de las chicas, Claire Majorino, y también una joven pelirrosa que aparentemente era prima de Claire. Supongo que había llegado el momento de divertirse, de dejar la rudeza por unas horas, y tratar de pasarlo bien. Por ello, decidí aproximarme hasta la pista de baile con intención socializar un poco con las chicas.

-¡Esta noche estás espectacular, Hera! -le dije a mi amiga, tomando por una vez la iniciativa en dar pie a ese tonteo que tanto irritaba a Ares. Dirigí una mirada hacia la joven de pelo rosa. Podía presentarme de la forma en que lo haría un cantante famosete a nivel local, fardando de quién era o asegurando que seguro que habían oído hablar de mí, pero nunca había sido mi estilo. Puede que fuera orgulloso, pero no era un capullo pedante-. Larry, encantado.

Los días de Donnie en esa mansión habían sido como un helado. Como un helado de frustración con chispas de diversión. Las chispas cambiaban el gusto, pero la frustración teñía todo. 

Cuando sus padres los enviaron a su hermano y a él a quedarse con amigos respectivos, Donnie sabía que lo más responsable sería hacerlo sin chistar y no levantar preocupación en sus padres y especialmente en su hermano menor. 

Por ello, intentó pasar los días estudiando. Inútil. Entre la ansiedad de la situación y las distracciones eventuales (¡Tess!, ¿Como te atreves a ser tan hermosa?) había podido avanzar medio capítulo de un libro que luego recordó haber leído ya. 

Toda la situación ponía a Donnie de mal humor, oh sí. Pero él no dejaría que nadie lo notara, oh no.

¿Qué clase de ejemplo daría a su hermano si supiera que en una estadía con sus amigos el chico se había dedicado a frustrarse y gimotear? Claro que no. Era momento de enfrentar la situación como todo hombre de bien lo haría: Yendo a la fiesta, emborrachándose, y bailando estilo robot sea cual fuere la música que sonara. 

La cosa inició bien. La práctica había logrado que "El Donnibot" saliera mejor de lo esperado y cosechara algunas risas. Entonces, Hera, Tessa, y Claire se habían juntado en modo "Kyaa" y decidió tomarse un respiro. En ese momento llegó Larry. 

Genial, si algo necesitaba la autoestima de Donnie era que se mostrara con sus anillos y pulseras y parecer un bajo imitador con las suyas. Para peor, se dirigió directamente a hablar con Tess♥... Donnie decidió entonces salir por una tangente para despejar un poco la cabeza. Tomó su daiquiri en la mano y se dirigió a sentarse junto a Staci. 

-Whoa, mejor te calmas. Estás hecha una descocada-bromea el chico con una sonrisa. 

Muevo las caderas al ritmo de una canción de Reggaeton que acaba de comenzar. Los altavoces son de la mejor calidad, como siempre Ares ha preparado la fiesta del siglo pero el muy idiota no lo está disfrutando, ¿Qué más da el resto del mundo? Aquí estamos los que realmente importan.

El alcohol comienza a afectar mi mente más de lo esperado, pero mis amigas están aquí a mi lado bailando motivadas. Me encanta estar con ellas, siempre son muy divertidas. Claire y Tessa bailan descontroladas, ciertamente la primera me preocupa demasiado.

Estoy acostumbrada a sus bailes insinuantes, pero la actitud de ayer fue demasiado. Trepando a cada árbol que ve, haciéndose arañazos que aún son un poco visibles. Cada uno vive a su manera. No juzgues, si no quieres ser juzgada. Hay que empatizar. Las palabras de mi terapeuta retumban en mi mente y una cuestión irrumpe en ella; ¿Habrá caído enfermo por la epidemia? No me gustaría.

Larry me dedica un cumplido, no puedo evitar sonreír como una tonta ante su halago. Ya sé que estoy hermosa, pero un halago nunca hace daño.

- Échate algo de beber, Larry.- Comento paseando mi mirada descaradamente por su cuerpo.

Hera, no. Sacudo un poco la cabeza. Casi lo olvido es el crush de Tessa. Debo respetar eso, pero Larry es tan... Larry. Giro la mirada hacia los dos chicos que están sentados sin bailar, hoy no dejaré que nadie se excluya. Ni siquiera los nerds.

- Disculpad.- Con una sonrisa juguetona me alejo de las primas y larry.

No conozco mucho a Staci, tampoco entiendo que hace aquí pero Ares insistió mucho en traerla. Si es una apuesta, espero que ganes mucho dinero, hermanito. Donnie también está sentado conversando con la chica, me pregunto si habrá algo entre ellos. 

- Chicos, en la barra hay alcohol. Sé que no es vuestro rollo...- Su mirada está clavada en Staci, y su enorme sonrisa no desaparace.- Pero hoy es un día especial, podéis hacer una excepción, ¿No? A Ares y a mí nos gustaría mucho que disfrutaran, son nuestros invitados.

¡Tengo la prima más divertida del mundo! Le doy un sorbo a su vaso, sabiendo que no le va a molestar. Su cóctel explosivo, o como ella lo llame, ¡Es lo puto mejor del mundo! Aunque la resaca de mañana promete ser tan brutal que tendré que beber tres litros de agua. Pero nada de eso importa ahora, necesito desconectar del mundo y de mis demonios. Y aunque todos bailen y actúen con normalidad, sé que ellos también lo necesitan: Olvidar que a cientos de kilómetros una epidemia está enfermando al 90% de la población.

Entonces, pasó. Larry entró en la fiesta caminando despreocupado, ¡Oh my god! Siento como mis piernas tiemblan de la emoción. Es cierto que llevamos cinco días aquí pero aún no había tenido la ocasión de hablar con él, ni de respirar cerca de él. Es taaaaan guapo, ¿Cuántos tatuajes tendrá? Oh, Dios, me encantaría descubrirlos.

Él se acerca a nosotras y, con cada paso que da a nuestra dirección, mi ritmo cardíaco aumenta. Lo primero que hace es alabar la belleza de Hera y ella se lo agradece con una sonrisa. Entiendo que todos adoren a Hera, ella es demasiado perfecta y bonita. Ella se marcha hacia Donnie y Staci, intentando convencerles de beber alcohol. Suerte con eso, querida. 

Cuando escucho una presentación, vuelvo mi mirada a Larry. Un segundo, ¿Me está hablando a mí? Mis manos comienzan a sudar, incluso miro un poco de soslayo para asegurarme que me habla a mí.

- Sé quien eres...- Respondo, mientras noto mis mejillas arder. Me estoy sonrojando como una colegiala, ¡Shit!- A ver, no es que sea una acosadora ni nada. Eres Larry, ¿Quién no te conocería?- ¡Tess cállate! Me regaño mentalmente por la metedura enorme de pata, ¿Por qué las palabras pasan antes por mi boca que por mi cerebro?- He ido a muchos de tus conciertos. Soy Tessa, es un verdadero placer conocerte.

No despego la mirada de él, pero interiormente chillo emocionada mientras espero que Staci y Claire estén viendo esto. 

¡¡Mi crush me ha hablado!!

Eve se habia levantado tarde, algo fuera de lo normal en ella por los entrenos, pero se habia tomado esa salida como unas vacaciones parciales, asi que salio a correr pero muchisimo mas tarde, se ducho al regresar y se tomo el segundo desayuno un poco mas tarde.

La fiesta parecia que tomaria el aire de ser impresionante y enorme, asi que cuando cayo la noche se puso un vestido corto y se fue hacia el salon.

Directamente se fue hacia Tessa que estaba hablando con uno de esos tios raros...

Cinco días, pastillas, cortar leña, revisar generadores de energía, paneles solares, la condición de los vehículos, para el medio día siempre me había quedado sin labores más que estudiar, pero tocar en medio de tanta gente no era de mi gusto, por lo que me dormía, llegada la noche, comía unos bocadillos y estudiaba teoría musical. Pase el resto de los días logrando evitar a la gente durmiendo de día, trabajando de noche hasta que fui interceptado en el pasillo por Hera y Ares para asistir a la fiesta.
-Basta de evadir la diversión, no volverás a trabajar hasta que asistas a la fiesta- dijo Hera sus palabras fueron firmes y tajantes seguidas de las de Ares –Ya te pillamos, tendrás que beber con nosotros- Resulto inevitable exclamar con una risa nerviosa –Claro que si- pero la verdad es que estaba siendo complaciente, continuaron su camino y comprendí en lo que me había metido.

En lo que logro recordar nunca habré probado el alcohol, debido a la imagen de mi padre en el bar, por otro lado también está el que no puedo tomar las pastillas, las tendría que dejar de tomar por unos días, además cada vez quedaban menos.

Llegue a la fiesta con una camiseta negra, un traje de baño amarillo, unas sandalias, en las manos una toalla que cubría el estuche del violín para ocultarlo. Al llegar vi el tumulto de gente hablando en la pista de baile reconocí a Donnie, pero mi objetivo era claro, la piscina. Deje en una silla las cosas, sacándome la camiseta me acerque al agua e ingrese lentamente para no llamar la atención. Me acerco Ares nadando y le comento –El agua está bastante cálida, que pasada que los generadores puedan calentar la piscina- mantengo desde mi cuello hacia abajo el cuerpo bajo el agua.

La fiesta se estaba volviendo loca... o era yo, quien me estaba dejando llevar, como solía hacer, por mi lado salvaje. Era mi remedio, mi cura contra la epidemia, los desaires amorosos, la soledad... y para todo, en realidad.

Por eso me movía sin parar, bebía sin parar y me reía de la vida sin parar, sabiendo a pesar de todo que algún día, quizás no muy lejano, me la devolvería, y con creces.

Mamá. ¿Estás bien? ¡Dios, qué sufrimiento no saber de ti!

Agité mi cabeza para eliminar la voz de mi conciencia, o de mi corazón, en verdad, y volví a brincar y beber. Cuando Tessa se acercó para tomar un sorbo de mi cocktail especial, incliné de más el vaso y estuve a punto incluso de volcárle la bebida entera encima. Así, entre toses y carcajadas, se iba acercando el momento del completo olvido, aquel que siempre buscaba.

En ese instante se acercó aquel tío que le gustaba tanto a Tessa, ese tal Larry. Parecía simpático y educado, aunque no tan atractivo como ella pensaba, pero es que claro, la belleza de la gente solo tenía sentido según mi nivel de alcohol en sangre y yo acababa de empezar. Quizás en media hora me pareciese el tío más irresistible del mundo mundial.

Soy Tessa, es un verdadero placer conocerte -se presentó Tessa.

Yo yo Claire, pero todavía no tenido el placer -dije, soltándo una carcajada desesperada. Después me acerqué al oído de mi prima.

-¿Crees que podría con las dos? -le susurré entre risas.

Dirijo una sonrisa a Hera mientras la observo alejarse para intentar atraer a un par de nerds a la pista de baile. Entendía que podían ser amigos de los Miller, ¡pero estaban tan fuera de lugar en aquella party! Su formalidad podía llegar incluso a resultar contagiosa, por lo que era comprensible que Hera quisiera verlos bailar y divertirse.

Observo a aquella bonita pelirrosa, quien parece ligeramente ruborizada mientras me hablaba. Solía causar ese efecto en las chicas que me reconocían, aunque había que reconocer que la tal Tessa al menos me había llamado por mi nombre, con el que yo me había presentado, omitiendo mi nombre artístico, lo que era de agradecer. Y parecía mucho más cuerda que la mayoría de fan-girls a las que conocía, lo que también era un plus. Siempre había temido conocer a una fan loca, como la de la película Misery, que terminara atándome y sometiéndome a mil torturas. Tessa lucía bastante normal en ese sentido.

-¡Para, para, me sacarás los colores! -comenté, mientras una sonrisa se dibujaba en los labios al oír que Tessa había ido a muchos de mis conciertos. Aunque a veces podía resultar un tanto incómodo que me reconocieran en según qué circunstancias, lo cierto es que también resultaba agradable poder encontrar admiradores donde no los esperaba-. Encantado de conocerte, Tessa. -Di un ligero sorbo al vaso de whisky, sin quitarle los ojos de encima a la chica. Era realmente bonita-. Es bueno eso de saber que no eres una acosadora, aunque siendo tan mona me importaría bastante poco...

Era una broma, por supuesto. Me hubiera resultado incómodo que Tessa resultara una de esas chicas, pero quería tratar de romper el hielo, hacer que la muchacha se sintiera cómoda, y aquella era una buena forma de hacerlo.

Escuché a la otra chica, la prima de Tessa, presentándose. La conocía de vista, aunque tampoco es que hubiéramos hablado hasta entonces. De entrada, parecía bastante divertida.

-Encantado, Claire -dije, observando que la chica se acercaba a susurrar algo al oído de Tessa. Dirigiéndome a la pelirrosa, mientras tomaba otro trago, añadí-: ¿Y qué tal se te presenta esta noche?

Tras bajar las escaleras de mi habitación irrumpo en ese ruidoso salón, la pista de baile improvisada de abajo.  Me he puesto unos zapatos negros terminados en punta, unos vaqueros negros desgastados y una camisa gris oscura ceñida al torso con bolsillos a ambos lados del pecho. Miro a mi alrededor viendo cada detalle de la fiesta que han preparado los pudientes anfitriones, buscando las bebidas, las cuales localizo rápido.

Veo lo que hace cada uno de los asistentes teniéndo irremediablemente que interrumpir el recorrido de mi mirada al llegar a las bailarinas. Dedico una breve ojeada a esa ensalada de senos brincando al ritmo de la música y a su contoneo de caderas, perdiéndome en el abdomen descubierto de Tessa. Esbozo una pequeña sonrisa intencionada mientras aparto la mirada girándome. Con inmensa parsimonia camino en dirección a la mesa pasando por delante de Staci que mira sentada hacia el salón. Cuando lo hago inclino la cabeza como si fuera una educada reverencia mientras le sonrío, y sin detenerme ni decir nada sigo caminando en dirección a mi objetivo sin quitar la sonrisa de mi cara.

Me detengo a contemplar ese abundante jardín de botellas de todos los colores y formas que se despliega ante mí. Como un autómata coloco en un vaso ancho un par de hielos y agarro el cuello de la botella de whisky para rellenar el culo del vaso, pero me detengo de forma repentina y la suelto inmediatamente. En ese ambiente elistista me apetecía una bebida pomposa. Tras el amago, vacío los dos hielos y corto meticulosamente la cáscara de un limón. Me dispongo a preparar un cocktail mientras cito a James Bond en mis pensamientos Un Vodka Martini, agitado, no mezclado pienso mientras río solo.

Mientras me preparo con milimétricas proporciones el Vesper Martini, la frase trae a mi mente mis recuerdos más inmediatos, mi actitud de convivencia en estos 5 días. Sinceramente no me había dado cuenta cuánto necesitaba la tranquilidad de ese retiro, como si fuera un respiro de mi vida. Había pasado los días estableciendo una rigurosa rutina en la que dedicaba un tiempo al estudio, a la limpieza y la mayor parte al ocio. La mayoría del tiempo libre lo había dedicado a estar solo, a leer en el porche escuchando la fuente del jardín, o fuera, envolviéndome de naturaleza, acompañado de la tranquilidad de un porro, o un buen café si lo hacía en la casa. Había llevado conmigo Más allá del bien y del mal, de Nietzsche y algunos libros de poemas, aunque procuraba que no me vieran demasiado con ellos, no me gusta dar esa imagen.

Apenas me había relacionado con los demás, había pululado de vez en cuando por sus corrillos e intervenido con algún comentario irreverente, pero nunca mezclándome en sus conversaciones ni interesándome por sus vidas. Había dicho algún comentario amistoso a Tessa cuando la veía con su cuaderno, tenido conversaciones cortas con a Donnie, Nikola, o Ares, y alguna más larga con Larry, con quien empatizaba más. Con los demás, solo había conversado con los ojos, una mirada fija en Claire acompañanda de una sonrisa cómplice siempre que veía su alocada actitud, pupilas asesinas contra Eve cada vez que notaba el desprecio de sus ojos, indiferencia para molestar a Hera y su ego, o miradas neutras hacia Staci que parecía deambular como un fantasma por el edificio, aunque su actitud me parecía la más coherente. Mi presencia allí parecía más casual que otra cosa. Trataba de ocupar la mente como podía, pero no relacionarme no me incomodaba realmente,  lo único que me inquietaba y me punzaba la cabeza era saber el peligro que corría mi querida hermana, así que ese cocktail "agitado, no mezclado" me sentaba como un guante esa noche.

Tras servirme la bebida me dirijo con la misma parsimonia hacia la piscina, lentamente, paso a paso, mientras siento el frío entre las yemas de mis dedos y doy un regalo a mi vista observando la belleza las chicas rozándose entre ellas mientras bailan. Camino hasta colocarme justo al lado de Ares pero no muy cerca, con mis rodillas a la altura de su cara pisando el borde de la piscina, mirando ambos de frente a la pista de baile y escuchando esa música que suena machacona en mi cabeza. Me pongo a menear la copa en círculos unos segundos revolviendo su contenido en silencio hasta que le digo:

-Tu fiesta es una puta mierda.

Después empino la copa y doy un largo trago al Vesper que arde en mi garganta conforme lo trago, para después mirarle fijamente a los ojos.

-¿No crees?

Nunca había visto a mi padre asustado. Ni cuando unos ladrones se colaron en casa con pistolas, ni tampoco cuando murió mi hermano pequeño. Nunca había visto incertidumbre y miedo en sus ojos hasta hace cinco días. Si esa epidemia conseguía asustar a un hombre como mi padre, significa que es más grave de lo que creía.

Durante estos cinco días he estado meditando sobre ello, venir aquí ha sido la mejor opción. Hera debe estar a salvo, pase lo que pase. Cuida de tu hermana, Ares. Esas fueron las últimas palabras que mi madre me dedicó antes de marchar. Le doy otro trago a mi vaso, bastante cargado de Ron mientras observo la inmensidad del cielo estrellado.

Nikola me sorprende, no le había escuchado entrar en la piscina. Sé que es una persona en la que puedo confiar. Pondría la mano en el fuego por él, por eso decidí traerlo conmigo hasta aquí. Es uno de mis únicos amigos.

- El poder del dinero, amigo mío.- Bromeo sin humor disfrutando del agua caliente de la piscina.- Sé que este no es tu ambiente, te agradezco que hayas venido.

Antes de poder comentar nada más, Zach, otros de mis amigos aunque no tan cercano como el anterior, se sienta a mi lado. Su comentario directo y sincero hace que suelte una carcajada al aire. Pocos se atreven a decir lo que de verdad piensan delante de mí. La sinceridad es algo que valoro profundamente, puede que por eso haya invitado a Zach y a Staci.

- ¿Por qué crees que me estoy emborrachando?- Insinuo moviendo la copa.- Ya irá mejorando. A Claire le faltan dos copas para darse un chapuzón desnuda en la piscina.

Por el rabillo del ojo, ve llegar a su amigo Nikola y a Zach, en la zona de la piscina. También ve llegar a Eve. Aunque nunca tuvo mucha relación con ella, siempre le llamó la atención. Era una de esas personas que incomodaban a Donnie. No tenía nada en contra de ella, pero era ese tipo de personas a las que Donnie no podía saber qué le pasaba por la cabeza. Eso lo ponía un tanto nervioso. 

En uno de sus viajes mentales, se pregunta cómo sería vivir un apocalipsis zombie con alguien así. Era una buena manera de deducir cómo eran las personas.

"-Ahí hay un zombie.

-.....-

-......-

-Y...¿Quieres correr o...?-"

Antes de que la cosa se ridiculizara aún más, decide sacudir esa idea de su mente. La palabra con "A" estaba prohibida en estas circunstancias. Estaban allí para olvidarse del problema de la epidemia, no para entrar en pánico ni imitaciones de pelis de bajo presupuesto. 

Pero hoy es un día especial, podéis hacer una excepción, ¿No? A Ares y a mí nos gustaría mucho que disfrutaran, son nuestros invitados.

  -Bueno, eso es verdad. Gracias otra vez, Hera.-responde Donnie con una sonrisa. Entonces se giró hacia Staci y le propuso: 

-¿Quieres bailar, Stace? Puedo enseñarte. Y si resulta que no sé, puedes enseñarme tú a mí. 

 Con aquel grupo de adolescentes, era obvio que no iba a poder pasar desapercibida. Tampoco es que estuviera muy enfocada en ser un "fantasma", pero sabía que su concepto de diversión era lejano al de sus compañeros. Aún así, no podía evitar sentir un poco de curiosidad por la posibilidad de dejarse llevar por la fiesta. Pocas veces se daba la oportunidad de estar lejos de tus padres, de los agobios de la ciudad y del resto de las preocupaciones. Ademas de que parecía estar rodeada de gente bastante amable, como el bueno de Donnie que parecía hablarle con la mejor de las intenciones.

-Whoa, mejor te calmas. Estás hecha una descocada-

- ¿Y-yo? Oh, vamos... sé que estoy un poco... despegada de la fiesta, pero solo necesito un poco de tiempo. Estaba pensando en terminarme esta gaseosa y-

- Chicos, en la barra hay alcohol. Sé que no es vuestro rollo... Pero hoy es un día especial, podéis hacer una excepción, ¿No?

 Se podía leer fácilmente que las intenciones de Hera se distanciaban de las de Donnie. Staci se preguntaba que es lo que ganaba esa chica queriendo que ella beba... ¿pero era parte de la experiencia? Soltarse un poco, pasar con un buen rato... beber era casi crucial. Y ella estaba quedando desubicada en ese sentido. Que bochornoso.

- O-oh, claro, había visto las bebidas, p-pero... sí, ahora me serviré algo. Gracias, Hera.

 Si la reina de la universidad quería que tomaras, tú tomas y lo asimilas. Aunque Staci tenía menos conocimiento en alcohol que cualquiera de los otros adolescentes de aquel lugar. En su ignorancia, se sirve un vaso bastante lleno de vodka y se lo toma de a tragos; aunque no llega ni a la mitad del bazo que ya estaba boqueando por el ardor.

- Uff... quema... ¿a la gente le gusta esto?

 Notó que a su lado seguía Donnie, el cual incluso la invitaba a bailar. Por lo menos no la invitaba a beber que ya sabía que iba a echar eso a perder. Se recompone un poco del trago amargo y le responde:

- B... bueno. Pero tranquilos, ¿eh? Que no me quiero marear...

Mi cabeza funcionaba casi siempre de forma independiente. Los pensamientos cruzaban a través de mis conexiones nerviosas como descargas eléctricas a la velocidad de la luz, y me transmitían flashes, sensaciones, temores y un sinfín de emociones que a pesar de quedar contenidos a poco más de unos segundos de vida real, eran profundamente inquietantes y hacían que mi cuerpo reaccionase con fuerza y rapidez.

El rechazo de Larry, a pesar de que éste no me importaba en lo más mínimo, el hecho de que pasara a centrarse en Tessa, provocó una oleada de indignación y apesadumbramiento que, precisamente, eran las dos cosas que siempre quería evitar. ¿Por qué pensaba la gente que me comportaba como una auténtica desbocada? ¿Por que me gustaba? 

Hacía mucho tiempo que sabía el motivo. El modo "alejarse de la realidad" era perfectamente compatible como beber y hacer locuras.

Así que cuando vi que Larry me daba la espalda, tras dos segundos de sorpresa y desencanto, me encogí de hombros, me quité la camiseta y continué bailando, asegurándome de que mis pechos se movían lo suficiente como para llamar la atención. Giré sobre mí misma y empecé a saltar al ritmo de la música.

Llegando ya a la pista de baile con Stsci, el espectáculo de Claire frena en seco a Donnie. Siendo el que la había llevado allí,  Donnie se sentía responsable de proteger a Staci de...de...¿las tetas de Claire? Pero se veian tan inofensivas... Ah, no. De lo alocado. Entonces Donnie se da cuenta de que lleva como 5 segundos mirando las tetas de Claire sin decir nada. Era hora de decir algo, lo que fuera, para que Staci no pensara que era otro degenerado más. Aunque quizás locfuera, no quería que lo pensaran. 

-Bueno, ahí tienes un referente donde no llegar....o dos. -comentó a Staci.

- ¿Por qué crees que me estoy emborrachando?- Insinuo moviendo la copa.- Ya irá mejorando. A Claire le faltan dos copas para darse un chapuzón desnuda en la piscina

Contesto riendo mientras permanezco de pie cerca de Ares viendo a lo lejos la danza exhibisionista de Claire.

- Y ahí la tienes, jaja. Yo que te iba a proponer ofrecerle la ayuda de mis polvos mágicos. Aún así..

Interrumpo con un silencio para dar un nuevo trago proseguido de una exhalación, y con un tono más serio, continúo:

- ah... Esto no apaciguará los nervios de más de uno, ya lo puedes adivinar. Podemos disimular que nada pasa, pero pasa...Te tendrás que esforzar un poco más, "don anfitrión de bodrios", por mantener a raya la desesperación que provoca la incertidumbre...

Después miro a Nikola con mirada intimidante mientras sostengo la copa, ya mediada, a la altura de mi pecho

- ¿o no? ¿tú que dices?

Antes de que Tessa llegara a decir una sola palabra, su prima había tenido un extraño arranque y se había quitado la camiseta para seguir bailando mientras lucía unos bonitos senos, claramente con intención de llamar la atención de alguno de los chicos -o chicas- de la fiesta. Arqueé una ceja, observándola, preguntándome si su prima pelirrosa no estaría muriéndose de vergüenza por la acción de Claire.

Al menos Donnie parecía estar disfrutando del espectáculo, ya que no le había quitado el ojo de encima. Puse los ojos en blanco al reparar en la expresión casi embobada en el rostro del muchacho. Tenía la sensación de aquel chavalín no había visto unas buenas tetas en persona en toda su vida. Como mucho en alguna escena de Juego de Tronos.

No obstante, había que reconocer que al menos Claire Majorino le estaba dando algo de vidilla a una fiesta en la que la mitad lucían un tanto apáticos y deprimidos o un tanto fuera de lugar, como en el caso de la chica nerd que llevaba aquellas gafas tan poco favorecedoras.

Aprovechando que me hallaba junto a Tessa, aproveché aquella cercanía para acercar mi cuerpo al suyo, pasando la mano izquierda por su cadera mientras acercaba mis labios a su oído, para susurrarle en tono bajo, casi inaudible en medio de la música, para que sólo la chica llegase a escucharme.