Partida Rol por web

El Heredero de Piedra

1.- Introducción

Cargando editor
09/01/2012, 11:20
Director

 Hace una temporada que andas por estas otras tierras extrañas, de hecho hace tanto tiempo que dejaste tus tierras, o mejor dicho te arrancaron de tus tierras, que ya casi no ves tierras extrañas, solo diferentes. Pero poblados por los mismos depredadores y presas.

 Por mucho que viajes no has encontrado un lugar en el que no pudieras dividir los habitantes entre depredadores o presas. Como buen pirata (valga la ironía) te preocupaste bien de hacerse pasar por un depredador... y a las víctimas de tus asaltos por presas.

 En cualquier caso, estas tierras, este pequeño reino llamado Idilia, no parece un mal sitio... siempre y cuando tengas dinero. Especialmente en Benedinburg, la capital. Los precios son altos, muy altos, tanto que se les podría tachar por piratas por pretender cobrar esos precios. Por eso te apresuraste pronto en abandonar esa ciudad para dirigirte a las capitales de las provincias... Bueno por eso y para alejarte del punto de mira de algún insensato cazador de recompensas.

Emparado por una caravana, a la que decidiste ofrecer protección a cambio de comida y algo de dinero, que tenía como destino Torquemar te iba como anillo en el dedo.

 El destino quiso que el caminó elegido por esa caravana fuera una ciudad, o pueblo grande mejor dicho llamado Torquemar. La suerte hizo que no tuvieras que hacer frente a ninguna amenaza durante el peligro, ninguna excepto unos fuertes vientos helados que causaron varios estragos, especialmente en alguna pequeña pineda, pero salvo esto no hubo más contratiempos en el viaje.

  Ahora hace apenas unos días que estás en Torquemar. Terminando con la paga que te dieron por tus servicios y pensando qué poder hacer para continuar pudiendo llevarte algo a la boca. Cuando escuchaste a un pregonero mandar un mensaje por parte del Lord de Torquemar.

Se buscan hombres capaces y con recursos interesados en hacer un trabajo de liberación a cambio de una copiosa recompensa.

 Como no, interesado en esta noticia, te moviste, preguntando un poco por allí y te comentaron que el viejo Reimundo de Torquemar, el Lord de las tierras, buscaba reunir un grupo de valientes (o temerarios) interesados en ir en busca de sir Hugo de Torquemara, el hijo del Lord, que al parecer no se ha vuelto a saber de él desde que partió de Torquemar anunciando que se iba a cazar a una temible bestia, un Basilisco. Con algo parecido a una idea en la cabeza te dirigiste al castillo de Torquemar en busca de más información.

Cargando editor
09/01/2012, 11:42
Director

 Hace ya algunas semanas que abandonaste tu patria par air en busca del malnacido o malnacidos que asesinaron a tu familia. ¿Por qué alguien haraía tal cosa? Había varias posibilidades ¿quizás era una retocida forma para herirte a ti misma? No tenías respuesta para ello, pero cuando los encontraras tendrías las respuestas. O sí, entonces te darían todas las respuestas.

 Por desgracia encontrar a los cabrones que tanto daño te hicieron, no ha sido nada fácil. Para nada. A pesar de tus conocimientos arcanos no has logrado reunir suficiente información como para tener una idea clara de como poder llegar a ellos. No obstante, sí te sirvieron para poder tener una pista. Encontraste una hoja, una espada, los asesinos dejaron tras de sí, en una precipitada huida, una espada de extraña manufactura, de una altísima calidad. Difícil de encontrar en Espérides. Se trataba de un arma extranjera.

 Tus poderes te hicieron llegar el nombre de Idilia. Preguntando a los conocidos y amigos te informaron de que era un pequeño reino, pero que a pesar de ser aún joven y pequeño estaban muy avanzados en algunos campos, como la foraj de armas. Sin más pista que esta te embarcaste en un largo viaje por tierra y mar hasta alcanzar estas extrañas tierras.

Estas tierras, este pequeño reino llamado Idilia, no parece un mal sitio... siempre y cuando tuvieras dinero. Especialmente en Benedinburg, la capital. Los precios son altos, muy altos, tanto que se les podría tachar por piratas por pretender cobrar esos precios. Por eso te apresuraste pronto en abandonar esa ciudad para dirigirte a las capitales de las provincias... Bueno por eso y por que no encontraste información alguna, a las gentes de estas tierras le costaba confiar en los forasteros, y sin tener en los bolsillos grandes cantidades de oro era difícil hacerles cambiar de opinión.

 En cualquier caso, la poca información que te dieron es que si lo que querías eran armas, tenías que dirigirte a Torquemar, la forja de Idilia, es la capital de provincia de donde se forjan las mejores armas del reino.

 Emparado por una caravana, a la que decidiste ofrecer protección a cambio de comida y algo de dinero, que tenía como destino Torquemar te iba como anillo en el dedo.

 El destino quiso que el caminó elegido por esa caravana fuera una ciudad, o pueblo grande mejor dicho llamado Torquemar. La suerte hizo que no tuvieras que hacer frente a ninguna amenaza durante el peligro, ninguna excepto unos fuertes vientos helados que causaron varios estragos, especialmente en alguna pequeña pineda, pero salvo esto no hubo más contratiempos en el viaje.

 Ahora hace apenas unos días que estás en Torquemar. Terminando con la paga que te dieron por tus servicios y pensando qué poder hacer para continuar pudiendo llevarte algo a la boca. Cuando escuchaste a un pregonero mandar un mensaje por parte del Lord de Torquemar.

Se buscan hombres capaces y con recursos interesados en hacer un trabajo de liberación a cambio de una copiosa recompensa.

 Como no, interesado en esta noticia, te moviste, preguntando un poco por allí y te comentaron que el viejo Reimundo de Torquemar, el Lord de las tierras, buscaba reunir un grupo de valientes (o temerarios) interesados en ir en busca de sir Hugo de Torquemara, el hijo del Lord, que al parecer no se ha vuelto a saber de él desde que partió de Torquemar anunciando que se iba a cazar a una temible bestia, un Basilisco. Con algo parecido a una idea en la cabeza te dirigiste al castillo de Torquemar en busca de más información.

 Sin lugar a dudas poder caer en gracia al Lord de esas tierras extrañas y, además, la posibilidad de adquirir suficiente oro era todo un aliciente para hacer un pequeño alto en la búsqueda de los asesinos de tu familia para luego reemprenderla con mayores posibilidades.

Cargando editor
09/01/2012, 12:07
Director

 Hace ya algunos años que estás al servicio de la Casa Torquemar, sirviendo como oficial en el cuerpo de guardias de los Torquemar, que si bien no es un trabajo a la altura de la nobleza, sí que es un lugar importante para alguien de origen humilde como el tuyo.

 El estar a carago de parte de la seguridad de una familia importante como los Torquemar no es muy complicada, no por lo menos en sus propias tierras, la provincia de Flira, afortunadamente el viejo Lord ya es muy mayor como para ira de un sitio a otro a la ligera con lo cual cada vez se mueve menos, con lo cual los problemas para velar por su seguridad son menores.

 A pesar de ser un trabajo rutinario, con largas guardias y vigilias, y tener que afrontar algún que otro pequeño caso de hurtos en el castillo, el cargo no tiene mucha más implicación. Algo que la mayoría de hombres en tu lugar les bastaría, pero no es tu caso. En tu fuero interior siempre has ansiado más, siempre soñaste con la posibilidad de tener un sir o un lord delante de tu nombre, soñaste con poder ascender a la nobleza.

 Ya estabas resignado con este destino cuando hace cosa de unas semanas, sir Hugo, el único hijo del Lord Reimundo de Torquemar, partió de Torquemar anunciando a los cuatro vientos que se iba para dar caza a una temible bestia que amenazaba a las gentes del oeste de la provincia... no sin razón se había granjeado el apodo de Sir Hugo el Audaz. El caso es que ya hace unas semanas de su partida y no ha regresado aún de su cacería, con lo cual el viejo Torquemar, quien tenía en mucha estima a su único hijo y heredero, está removiendo tierra y mar para encontrar a un grupo de valientes para ir en busca del heredero.

 Por tu condición de capitán de la guardia, has oído que el viejo Lord está dispuesto a ofrecer el título de caballero y tierras si las quieren a aquellos que sean capaces de traer de vuelta a su hijo.

 Sin lugar a dudas, esa es la posibilidad de continuar con sus sueños largamente aletargados...

Cargando editor
09/01/2012, 12:20
Director

Naciste en Benedingburgo en el seno de una familia humilde, que no podía costearse una educación para ti, el menor de siete hijos. Así pues pasaste la may parte del tiempo en la calle junto con otros pilluelos y golfos.

La vida de las bandas es mala, muy mala y cuando alcanzaste los dieciseís te metiste en un problema, coqueteando con la chica de un memo de una banda rival. Esto hizo que tuviera que largarse por patas, por que el tipo se enteró y pretendía hacerte una cara nueva.

A las pocos días de escapar de la ciudad ya lamentaba haberlo hecho. Te ganabas la vida con pequeños hurtos, cantando y haciendo algunos trucos malabares. Por suerte encontraste a un viejo bardo que se fijó en ti y te ofreció su tutelaje a cambio de que le sirvieras de paje. Sin duda aceptaste, viendo la magra alternativa de poder terminara muerto en algún rincón frío y húmedo perdido de mano de los dioses.

Pasaste cuatro años con tu mentor, Jerjen, de ciudad a ciudad, de castillo en castillo, actuando para nobles, burgueses y plebeyos.

Pero un día, sin más, Jerjen ya no estaba cuando despertaste, hacía días que te insinuaba que pronto llegaría el momento de que cada cual siguiera su camino... y ese día llegó.

 Por fortuna te había adiestrado bien en las artes del divertimiento, y eso te permitía moverte por casi donde quisieras siempre y cuando aparentaras respeto cuando tocaba. Los últimos meses has dejado de frecuentar Benedinburg, pues algo extraño ha pasado, en pocos meses los precios han subido una barbaridad, se alega que la subida de impuestos es para mantener las calles libres de ladrones y mala gente, pero es que a este paso también harán fuera a las gentes que en ella vive. Por desgracia también has ido dejando de tomar tan libremente los caminos, pues cada vez son menos seguros, ya que al parecer todos los maleantes que antes anidaban en Benedinburg ahora lo hacen en los caminos y los pueblos de las provincias.

 En cualquier caso te encuentras en Torquemar. Viviendo unos días en la posada del Guadia de Metal, ofreciendo espectáculos a cambio de una cama, comida y algunas cobres y platas hasta que tus canciones y relatos ya sean demasiado escuchados cuando escuchaste a un pregonero mandar un mensaje por parte del Lord de Torquemar.

Se buscan hombres capaces y con recursos interesados en hacer un trabajo de liberación a cambio de una copiosa recompensa.

Como no, interesado en esta noticia, te moviste, preguntando un poco por allí y te comentaron que el viejo Reimundo de Torquemar, el Lord de las tierras, buscaba reunir un grupo de valientes (o temerarios) interesados en ir en busca de sir Hugo de Torquemara, el hijo del Lord, que al parecer no se ha vuelto a saber de él desde que partió de Torquemar anunciando que se iba a cazar a una temible bestia, un Basilisco. Con algo parecido a una idea en la cabeza te dirigiste al castillo de Torquemar en busca de más información.

 Jerjen siempre te había dicho que la mejor forma para garantizarse una buena fama, para un juglar, era que pudiera narrara aventuras nuevas y de primera mano, eso sí que garantizaba a uno el poderse ganar cómodamente la vida sin tener que preocuparse. Si lograba meterse en ese grupo de aventureros y participar sin lugar a dudas eso podría garantizarte una larga temporada de fama y vida fácil.

Cargando editor
09/01/2012, 12:39
Director

 Tras preguntar más información acerca del trabajo, te encuentras en una estancia repleta de estanterías tapando las paredes de la estancia. Las estanterías están llenas de libros, frascos, esqueletos de animales, herramientas de alquimista, botellas y urnas que contienen trozos de anatomias animales y humanas. En medio del laboratorio hay una gran mesa de madera, que parece estar bastante magullada y llena de marcas en las que intuís que se ha estado trabajando con frecuencia con varios experimentos y mecanismos.

 En esta estancia a parte de ti está sentado en un gran sillón repleto de pieles está sentado el Lord de las tierras, Lord Reimundo de Torquemar, ataviado con ricos ropajes adornados con pedrería y pieles exóticas y custodiado por un par de guardias. También está un hombre enjunto y apergaminado que está toqueteando distraidamente lo que sería una escultura de un grajo de piedra.

  A parte de estos hombres que encajan bastante en este lugar también hay una hermosa mujer de piel clara con varias pinturas adornando sus brazos y manos, que viste ropas de viaje y carga con gran cantidad de abalorios, anillos y pulseras así como colgantes extraños; un hombre que viste como los guardias de la casa de Torquemar, un hombre con una fuerte presencia marcial y finalmente complementa esta peculiar comitiva un hombre que por sus ropajes e instrumento no puede ser más que un juglar.

Cargando editor
09/01/2012, 12:52
Director

Tras preguntar más información acerca del trabajo, te encuentras en una estancia repleta de estanterías tapando las paredes de la estancia. Las estanterías están llenas de libros, frascos, esqueletos de animales, herramientas de alquimista, botellas y urnas que contienen trozos de anatomias animales y humanas. En medio del laboratorio hay una gran mesa de madera, que parece estar bastante magullada y llena de marcas en las que intuís que se ha estado trabajando con frecuencia con varios experimentos y mecanismos.

En esta estancia a parte de ti, sentado en un gran sillón repleto de pieles está el Lord de las tierras, Lord Reimundo de Torquemar, ataviado con ricos ropajes adornados con pedrería y pieles exóticas y custodiado por un par de guardias. También está un hombre enjunto y apergaminado que está toqueteando distraidamente lo que sería una escultura de un grajo de piedra.

  A parte de estos hombres que encajan bastante en este lugar también hay un forastero de piel oscuro, ataviado con ropajes de marino y pieles extrañas; un hombre que viste como los guardias de la casa de Torquemar, un hombre con una fuerte presencia marcial y finalmente complementa esta peculiar comitiva un hombre que por sus ropajes e instrumento no puede ser más que un juglar.

Cargando editor
09/01/2012, 12:53
Director

Tras preguntar más información acerca del trabajo, te encuentras en una estancia repleta de estanterías tapando las paredes de la estancia. Las estanterías están llenas de libros, frascos, esqueletos de animales, herramientas de alquimista, botellas y urnas que contienen trozos de anatomias animales y humanas. En medio del laboratorio hay una gran mesa de madera, que parece estar bastante magullada y llena de marcas en las que intuís que se ha estado trabajando con frecuencia con varios experimentos y mecanismos.

En esta estancia a parte de ti, sentado en un gran sillón repleto de pieles está el Lord de las tierras, Lord Reimundo de Torquemar, ataviado con ricos ropajes adornados con pedrería y pieles exóticas y custodiado por un par de guardias. También está un hombre enjunto y apergaminado que está toqueteando distraidamente lo que sería una escultura de un grajo de piedra.

  A parte de estos hombres que encajan bastante en este lugar también hay un forastero de piel oscuro, ataviado con ropajes de marino y pieles extrañas; una hermosa mujer de piel clara con varias pinturas adornando sus brazos y manos, que viste ropas de viaje y carga con gran cantidad de abalorios, anillos y pulseras así como colgantes extraños y finalmente complementa esta peculiar comitiva un hombre que por sus ropajes e instrumento no puede ser más que un juglar.

Cargando editor
09/01/2012, 12:54
Director

Tras preguntar más información acerca del trabajo, te encuentras en una estancia repleta de estanterías tapando las paredes de la estancia. Las estanterías están llenas de libros, frascos, esqueletos de animales, herramientas de alquimista, botellas y urnas que contienen trozos de anatomias animales y humanas. En medio del laboratorio hay una gran mesa de madera, que parece estar bastante magullada y llena de marcas en las que intuís que se ha estado trabajando con frecuencia con varios experimentos y mecanismos.

En esta estancia a parte de ti, sentado en un gran sillón repleto de pieles está el Lord de las tierras, Lord Reimundo de Torquemar, ataviado con ricos ropajes adornados con pedrería y pieles exóticas y custodiado por un par de guardias. También está un hombre enjunto y apergaminado que está toqueteando distraidamente lo que sería una escultura de un grajo de piedra.

  A parte de estos hombres que encajan bastante en este lugar también hay un forastero de piel oscuro, ataviado con ropajes de marino y pieles extrañas; una hermosa mujer de piel clara con varias pinturas adornando sus brazos y manos, que viste ropas de viaje y carga con gran cantidad de abalorios, anillos y pulseras así como colgantes extraños y finalmente complementa esta peculiar comitiva un hombre que viste como los guardias de la casa de Torquemar, un hombre con una fuerte presencia marcial.

Cargando editor
09/01/2012, 12:55
Reimundo de Torquemar

 Lord Reimundo de Torquemar, un hombre de avanzada edad, pero que conserva un caracter enérgico y severo a pesar de que su cuerpo no le acompañe, os mira de forma apreciativa, tras una breve pausa os dice.

 - Bien, vosotros soys quienes habéis atendido a mis anuncios solicitando hombre y mujeres capaces, o dicho de otra forma aventureros. Bienvenidos seáis.

 Con un suspiro de pesar hace una pausa tras la bienvenida para ir directamente al grano.

 - Como supongo que estaréis al corrente, mi hijo ha desaparecido. Marchó hace unos diez días en direccón a los bosques del este en busca de bestia que atemorizaba a los plebeyos de esas tierras.- Haciendo una breve pausa prosigue diciende.- Lo que posiblemente no onocéis es que de la comitiva tan solo ha llegado un miserable llamado Raúl, Raúl el trapero tengo entendido que le apodan. Por lo que me contó ese renacuajo es que la partida de caza alcanzó el cubil de la criatura y que esta salió para plantar cara a los cazadores, tras ver como uno de los acompañantes de mi hijo se convertía en piedra, el muy cobarde escapó dejando a su señor, a mi hijo, para que lidiara contra la criatura.

 El anciano parece muy enfurismado con la idea esa traición, pero no parece querer recrearse o dejarse llevar por su temperamento, en su lugar continúa diciendo:

 - Vuestro trabajo es ir hacia el cubile de la bestia y traer de regreso el cuerpo de mi hijo. No os pido que luchéis contra ella si no queréis, pero sí que me traigáis a mi hijo... o por lo menos una prueba de su destino.- Señalando con un gesto de la mano al otro anciano os dice.- Una vez aquí eustaquio, mi alquimista, me ha prometido que lo podrá devolver a la vida.

 Centrando de nuevo la mirada en cada uno de vosotros añade.

 - Traedme a mi hijo y os haré ricos. Estoy dispuesto a dar título de caballero o lady y sus correspondientes tierras a aquel que me traiga de vuelta a mi hijo.

Cargando editor
09/01/2012, 15:52
"Extranjero" Jack

¿Un bicho capaz de convertir a sus víctimas en piedra? A Jack le sonaba más a cuento para asustar a los niños. Pero era cierto que apenas hace dos años vio como un cuento para asustar a los niños salió de las aguas y se tragó a un compañero. Quizás mejor no descartar la opción que la bestia realmente existe. De todos modos la recompensa era muy suculenta... aunque vaga. ¿Qué entendía ese hombre por "ricos"?. Pero si no aceptaba el trabajo tendría demasiado tiempo libre para gastarse lo que le quedaba de dinero. ¿El viejo quería la estatua de su hijo? ¡Pues la tendría! -Er... Señor. Nos ha dicho que su hijo iba... acompañado... -Todavía no dominaba el idioma de la zona, podía construir frases pero le faltaba vocabulario- Habrán más... -joder, ¿como era escultura?- ...hombres-en-piedra. ¿Cómo reconoceremos a su hijo?. Cuando hacían contrabando muchísimas veces negociaban en este idioma. Jack siempre estaba presente, pero el que hablaba era otro.

Cargando editor
10/01/2012, 10:54
Reimundo de Torquemar

 Fijándose en el hombre de tez oscuro que se esforzaba por comunicarse, luego mira al resto de los aventureros y termina por asentir.

 - Veo que por lo menos dos de los presentes no soys de estas tierras y es comprensible que no conzcáis a mi hijo. De otra forma sería difícil de que no hubieráis oído hablara de él.

 Estas palabras destilan el gran orgullo que siente el padre por su hijo. Hace un gesto a uno de los guardias para que muestré un cuadro enmarcado en un lujoso marco de madera dorada esquisitamente labrada. El retrato, excepcionalmente realista por haber sido pintado con pinceles, muestra a un hombre bien parecido, de facciones afiladas, de pentrantes ojos azules, como los del anciano lord.

 - Este es mi hijo, sir Hugo Torquemar. A parte de por su rostro también lo podréis distinguir por portar una espléndida armadura de placas, creada por uno de los maestros armeros de la Flira. Por el escudo de armas de la familia que luce en los ropajes.

 

Cargando editor
12/01/2012, 10:55
Reimundo de Torquemar

 Viendo que al parecer esta información es suficiente, pues los aventureros no preguntan nada más el anciano hace una seña al alquimista.

 - Ya que vaís a dirigiros a un lugar donde posiblemente os encontréis a una criatura peligrosa, maese Eustaquio os dará algo de información acerca de esa criatura, el basilisco. También he ordenado a Jeremías, mi herrero del castillo que os atienda en el caso que queráis preparar algún artliugio o alguna defensa por si fuera necesario enfrentarse a la criatura. En cualquier caso sed medidos con las demandas a aJeremías, él me presentará una relación de vustras solicitudes.

Cargando editor
12/01/2012, 11:02
Eustaquio el Alquimista

 Con un carraspeo el alquimista aludido asiente ante las palabras de su lord.

 - Saludos aventureros, Lord Torquemar me ha ordenado que os de un poco de información acerca de que son y que no son los basiliscos.- El enjunto hombre se aparta de las estanterías cargando un pajarraco de piedra que deposita en la erosionada mesa.- Esto, queridos amigos es lo que puede llegar a pasaros si por algún casual vuestra mirada se cruza con la de una de estas bestias.

  Apartándose de la mesa, dejando el grajo a la vista para que lo inspeccionéis de así quererlo el hombre se acerca a unos rollos de pergaminos que tiene en un clasificador colocado en unas estanaterías. Mientras rebusca va diciendo.

 - Pero como sabremos si estamos con un basilisco, para saber cuando tenéis que andaros con ojo y cuando estara atentos para no cometer estupideces, os estaréis pensando. Claro.- Descartando estuches de pergaminos tras leer lo que pone en sus tapas os va contando.- Esta criatura tiene la apariencia de un reptil de cuerpo grueso, con ocho patas. Sí, ocho, ni cuatro ni seis, sino ocho. Una hilera de espinas óseas recorre su espalda y sus ojos, según cuentan, brillan con una incandescencia de color verde pálido escalofriante... Ajá, aquí está.

 El hombre saca el pergamino de un estuche y se acerca para desenrollarlo encima de la mesa, en él se ve este dibujo.

 Tras poder apreciar el dibujo que hay en el pergamino, el hombre se os queda mirando y una mueca parecida a una sonrisa asoma bajo su mostacho blanco.

 - ¿Y debo creer todo lo que deicen de esa criatura? Es la siguiente pregunta que os debéis estar hacieno, o por lo menos, si os convertiréis en piedra si os ve. O eso estaría pensando un aventurero sensato. La respuesta es la siguiente: Sí, esta fascinante criatura os puede convertir en piedra igual que le pasó a...- Parece que se detiene antes de decir algo que no le fuera a gustar a su lord.- Varios hombres según nos contó Raúl. Y... no. No basta con que os mire, tenéis que mirarle vosotros también para que esta maldición os afecte.

 El hombre se sienta en un alto taburete junto a la mesa y añade.

 - Otros datos destacables de la criatura es que a pesar de tener tantas patas, no es muy rápida. Imagino que al ser cortas y recias le dificulta moverse ágilmente, pero deben ser ideales mientras ingiere y digiere a sus presas convertidas en piedra... Es por eso que os apremiamos a que partáis raudos en vusca de Sir Hugo, pues a pesara de que tienen una digestión muy lenta, esas criatura sal parecer devoran a las criaturas que convierten en piedra.

 

Cargando editor
12/01/2012, 21:00
Liam Davenport

Tras escuchar el discurso apenado de su señor, Reimundo de Torquemada, y la precisa descripción del alquimista, el capitán Davenport dedujo que no sería tarea fácil liberar a sir Hugo de la prisión pétrea impuesta por el peligroso basilisco.
Evaluó las palabras de Eustaquio y le lanzó las dudas que le rondaban por la mente:

-Gracias por la información que nos brinda, maese alquimista. Seguro que nos será de gran ayuda en nuestra peligrosa misión. Conocer a nuestro enemigo siempre puede decantar la balanza de la victoria en algún momento. Pero... tiene algún punto débil esta criatura del demonio?

Y mientras observaba como el alquimista rebuscaba entre sus papeles y pergaminos, se situó frente a su señor y arrodillándose frente a él le dijo:

-Mi señor, no dude ni un momento que no frenaré la búsqueda de su hijo, por muy difícil que sea el camino. Es un honor estar a su servicio y espero no defraudarle.

Cargando editor
12/01/2012, 21:06
Nuño Aguasfrias

Nuño permanecía callado. Apretaba los labios entre si, tanto que el color de estos se tornaba blanco. La verdad es que parecía inquieto, casi nervioso, casi como si tuviera que orinar. Sus brazos, caídos a los costados de su torso, se movían incesantes, como movidos por un motor. En la mano izquierda, una viola repiqueteaba contra su delgada rodilla, y los dedos de la mano derecha bailaban agilmente sobre su muslo.

No se atrevía a abrir la boca, pues miles de rimas y sonetos se le agolpaban en la mente, y todos tenían a Hugo Torquemada como protagonista. Lo malo es que en aquel momento solo conseguía rimarlo con "cagada". Como apreciaba su pellejo, prefería guardar silencio ante el padre del pobre chico.

Si, la verdad es que apreciaba mucho su flaco pellejo.

Cargando editor
12/01/2012, 21:31
"Extranjero" Jack

Mientras escuchaba al alquimista, el hombre de color examinó con sus manos la figura del ave de piedra, como comprobando su veracidad.

En un principio sus intenciones eran las de encontrar la estatua del joven e ignorar el monstruo. De manera que éste pudiera seguir sembrando el terror y acabasen recurriendo otra vez a él. Pero por lo visto el maldito bicho se come la piedra y quizás lo tengan que abrir en canal... Lástima.

-Necesitaremos algo... para el monstruo -comentó lentamente- Fuertes cuerdas... Varios... ¿hyajitt? ¿lo llamáis así? Y eso... eso de los que pescan... -ante la frustación de dar con la palabra dibujó en el aire varias líneas verticales para combinarlas luego con otras horizontales

Cargando editor
13/01/2012, 08:44
Eustaquio el Alquimista

 El alquimista enarca las pobladas cejas ante la pregunta del oficial, acerca de puntos débiles de la criatura.

 - Ehhh... bueno...- Empieza diciendo rascándose el penton barbudo, buscando alguna respuesta.- Yo diría... que... bueno, yo personalmente procuraría eludir el combate con esa criatura, pero claro, yo ya no soy un joven aventurero. Aunque si tuviera que enfrentarme a esa criatura aprovecharía el que es una criatura lenta. Si lográis atraerla a un lugar desde donde la podáis acosar desde la distancia, su capacidad para convertiros en piedra quizás no os pueda afectar... aunque..., no creo que sea fácil atraerla a un espacio libre, pues suelen tener su cubil en grutas y cavernas.

 Ordenando distraidamente los pergaminos, finalmente asiente.

 - Yo procuraría no enfrentarme a la bestia, si es posible, pero si lo tuviera que hacer, seguiría ese curso de acción. Aunque, como suele decirse no hay plan que resista un encuentro contra el enemigo.- Termina diciendo con una leve sonrisa sin humor en los labios.

 Mirando después al hombre de tez oscura, intentando descifrar sus palabras, asiente.

 - ¿Una red tal vez? Quizás resultara, quizás intentar retener a la criatura en un lugara mientras se da un vistazo en busca de sir Hugo pudiera ser una solución... le comentaré a nuestro maestro Jeremías que prepare una o dos redes en la carreta, y cuerdas.

Cargando editor
13/01/2012, 08:58
Reimundo de Torquemar

El Lord asiente ante las palabras de su eficiente capitán.
- No dudo que sea acertado el incluirte en la comitiva, capitán Davenport. Tu tesón y buen hacer durante estos últimos años a mí servicio dan fe de ello.- En una pausa apunta.- Supongo que habréis elegido a un digno hombre de confianza para ocupar su lugara en su ausencia.

 Tras las palabras que cruzan los aventureros con el alquimiesta, el anciano Lord asiente en silencio, sin pronunciarse. Cuando el alquimista termina, pero, habla de nuevo el señor de Torquemar.

 - Partiréis cuanto antes, os facilitaré una carreta y una mula para que podáis traer a mi hijo, así como el resto de los materiales que consideremos oportunos como estas redes y cuerdas.- Cambiando su rostro levemente más endurecido, añade.- También os acompañará el Trapero, ese miserable que escapó dejando a mi hijo a su suerte. Él os hará de guía hasta el cubil. Esto le servirá para mitigar parte del castigo que le caerá por desertor.

Cargando editor
15/01/2012, 20:56
Nuño Aguasfrias

Tras escuchar las palabras del Señor de Torquemada, Nuño ejecutó una complicada reverencia con el sombrero adornado con una larga pluma en la mano, en señal de despedida. Se sentía feliz de poder participar en aquella empresa, pues parecía no del todo consciente de los peligros que le esperaban.

Su mente rebosaba de ideas, y no veía el momento de salir de la presencia de aquel gran señor para dejarlas fluir con libertad. Estaba seguro que a su regreso, ya habría compuesto una gran oda de aventuras digna de ser escuchada por oídos de nobles mecenas.

Cargando editor
16/01/2012, 09:38
Reimundo de Torquemar

 Viendo que no hay más dudas por parte de los aventureros, y que por su parte está ya todo dicho, con un gesto de su diestra os convida a retiraros.

 - Y ahora preparaos para la misión. Podéis pasar la noche en un barracon habilitado para ello mientras el maestro herrero y Eustaquio os preparan el equipo para la misión. Allí os aguarda el Trapero.- Con un gesto de determinación dirigido al capitán de la guardia, Liam Davenport añade.- El capitán os guiará hacia el barracón.