Partida Rol por web

El enano estaba enrojeciendo de irá a medida que sus compañeros le asaltaban con sus dudas, podía entender que no les gustara que la vieja se hubiera llevado el cuerno, pero sus ataques continuos delante del autoproclamado norteño le parecían desmesurados. Iba a responder con dureza, pero entonces entró la posadera con una historia terrible. Aparcó su enojo y escuchó concentrando su enfado en otra parte.

¡Mañana por la mañana partiremos a buscarle! Dijo el enano sin ningún atisbo de duda.

Compró 100 Thurl y 3 semanas de raciones de viaje. En cuanto me digas cuanto anotó en el equipo y el gasto.

-¡Malditos trolls! ¡Y además a un herrero! ¡Intolerable! -exclamó el hobbit. El carácter guerrero de Rudigar era indomable, a pesar del peso de la cultura pacífica de su sociedad- Oh, no, señora, no lo permitiremos. No se puede permitir que alguien de un oficio tan honroso como ese, sin más culpa que el querer ganarse la vida, sea castigado de semejante manera. ¡Contad conmigo! Sé que puedo parecer poca cosa, pero mi puntería es fina y mi brazo hábil, acabaremos con esos malvados trolls y rescataremos a su hijo. ¿Verdad?

Esta última pregunta iba hacia el resto del grupo, buscando su respaldo, pues el pequeño guerrero se daba cuenta de que, sin ellos, sería incapaz de tal proeza. También imaginaba que los buenos motivos eran más capaces de moverlos a hacer algo que la simple ganancia económica, pero no podía estar completamente seguro. Desde luego, la respuesta del enano, cuya raza era conocida por su ambición y aprecio al oro, daba a entender que el resto también aceptaría.

La dramática intervención de la señora Grum, me sorprendió y me lleno de congoja.

Y sin embargo la di por buena.

Por un lado, la conversación entre los forasteros empezaba a tomar un extraño cariz hostíl.

No entendía muy bien por qué, pero todos parecían recriminar al enano que hubiese dejado ir a la anciana con el ya célebre cuerno. Después de observar las reacciones del singular grupo, empezaba a pensar que al menos ellos, si creían  que se trataba de un poderoso artefacto mágico.

En cualquier caso, esa tensa atmosfera se disipó con la llegada de la posadera.

Por otra parte, su intromisión facilitaría enormemente mi tarea. Puestas las cartas sobre la mesa,  no había necesidad de andarse con rodeos.

La Montaraz parecía gozar de la confianza de los Grum, y para mi aquello, era aval más que suficiente.

Uno a uno, los comensales empezaron a unir su voz a la de la joven Dunedain.

Las valientes y decididas palabras de chica, enano y Hobbit, encendieron mi ánimo y me impulsaron a alzar la voz. Aunque nada era lo que me ataba a las gentes de estas tierras lejanas y nada les debía, una cosa era segura, no iba a abandonar a aquel muchacho al terror y a una muerte segura, más allá de toda esperanza.

No al menos mientras existiese alguna posibilidad de liberarlo de aquel espanto.

En mis propias carnes había vivido el horror y la oscuridad que gobernaba a aquellas estúpidas criaturas, y conocía demasiado bien la sensación de afrontar el fin de tus días a través de la monstruosa crueldad de los gigantes de piedra, sin el mínimo atisbo de salvación.

Y si ahora había llegado el momento de devolver a los espíritus del bosque la vida que entonces me había sido concedida, d buena gana lo haría.

_¡¿Y porque no esta misma noche?!_ Interrumpí  con voz grave y poderosa.

Cuando todas las miradas se posaron sobre mí, me acerqué a la señora Grum y dirigiéndome a todos me expliqué.

_Si los señores me lo permiten._ Dije rebajando mi ímpetu inicial.

_Yo mismo esperaba el momento adecuado para proponerles esta expedición desde que llegó a mis oídos la desdichada noticia del joven Grum..._

Tomé algo de aliento y continué.

...Y habría partido en solitario la noche pasada, si se tratase de un esquivo Troll causando estragos en el Bosque…pero pude saber por boca del regente de esta posada, que ese Bosque esta infestado de esas inmundas criaturas..._ Dije casi sin dar crédito a mis propias palabras. Podía sentirse la rabia y el desprecio saliendo de mi estómago cuando pronunciaba el nombre de los Gigantes-roca.

_…En esta posada apenas se podían reunir 3 hombres capaces contándome a mí, de modo que me vi obligado a esperar y guardar silencio para no generar falsas expectativas a la familia...-

Dije con cierto aire resignado.

_...Cuando les vi llegar, me dispuse a hablar inmediatamente con ustedes, pero la anciana se me adelantó. Parecía que tenían  asuntos pendientes que tratar, de modo que preferí no importunarlos..._

Agaché la cabeza antes de seguir.

_...Temía que estuvieran demasiado cansados, o que no atendieran a mi egoísta petición…desgraciadamente no tengo posesiones ni monedas con las que  comprar su ayuda…y Araw sabe, que no todos los viajeros se muestran tan dispuestos a ayudar como vos._

Volví a levantar la cabeza y levanté algo más la voz.

_Pero ahora nada de eso importa. Entiendo que tal vez necesiten un tiempo para organizarse y descansar..._ Les concedí.

_...Pero yo me encuentro bien. Intentaré convencer al Trovador, parece un hombre fuerte, y quizás tenga ganas de ser el protagonista de alguna de sus historias…_

Las palabras salían de mi boca al tiempo que las ideas acudían a mi mente

_...y es posible que uno de los mercaderes acepté acompañarme también…es un hombre curtido y sabe manejar la espada. Podríamos disponer las cosas y partir esta misma noche..._

_...Ustedes podrían seguirnos cuando estuvieran listos…_propuse.

_Una vez allí, adelantariamos trabajo en las averiguaciones para encontrar al joven…por supuesto,  si hubiese algún peligro, esperaríamos la llegada del resto.

Porque si en verdad existe alguna esperanza de encontrar al joven Grum con vida... el tiempo apremia.

Entonces me dirigí a la señora Grum y tomándola de la mano le pregunté.

_¿Cuantos días me llevaría llegar allí si voy a pie?_

¡BUMMM! Un impacto en la mesa, sin temor a llamar la atención fue seguido de el alzamiento del Silvano de la mesa. Sin duda estaba rabioso, pero no con nadie más que con sigo mismo, caminó por detrás del enano y le puso la mano en el hombro.

- no me cae especialmente bien tu raza, y tengo mis motivos, pero no te culparé e mis errores, yo fuy quien quedo dormido, te agradezco que miraras por la seguridad de la edain - realmente tenía que estar afectado para no llamar "sin orejas" a la chica, luego caminó hasta la posadera - si procuráis reunir información sobre los posibles paraderos de la anciana Cigfa, mi camino no se verá desviado, esta será solo mi manera de pagados por vuestra ayuda - esperaba, que buscar información la distrajera de sus preocupaciones, y a él le sería de utilidad.

Tiempo en solitario sin encontrar una justa empresa y ahora le llovían - lo que este cargando mi caballo, excepto la tienda claro, tomadlo buena señora, y supongo que también les sobran cosas a mis acompañantes - sujetó las manos de la mujer dejando en ellas su gema roja de color sangre - este mi pago por vuestro esfuerzo buscándome información, para que si no volviera vos recibierais una ayuda, para pagar próximas expediciones, y además de ello, me iría bien comprar algunas cosas, si vuestro tiempo me lo permite,...

Compro:
2 Yarán / 2 Uraana / 2 Rewk / 10 Thurl / 1 Berterin

Luego miró a Ragnar y al hobbit - y si el valiente hobbit lo cree bien, le ayudaré a pagar un caballo para ambos, para agradecerle el sacrificio de su mula.

- señora, creo que mis ahorros no alcanzaran para pagados esa Berterin, la cual,... espero no tener que utilizar y poderosos devolver, creo que entendéis bien a que me refiero, ¿sería posible obtener un ligero descuento por ella? Después de todo, poseo 2 gemas de amatista más, pero descozco su valor, y por ello no veo acorde pagar con ellas. Por último, si alguien me puede decir como preparar ese veneno, para aplicarlo en algunas flechas, os lo agradeceré.

  La posadera tomó el asiento que le cedió Elendorn. Miró la gema roja y procuró servir al silvano todo lo que le pedía.

 Os la puedo dejar por ochenta de plata, pero lo del caballo deberíais hablarlo con Puil...

 La reacción del grupo la había tomado por sorpresa y estaba emocionada, pero las palabras de Ragnar la habían preocupado:

 No, los troll estan activos de noche... es un suicidio. Debeis ir durante el día, pero a pie puede estar a dos días de camino... deberíais ir a caballo a buen ritmo, como hacía Leddon. Puil puede guiaros y acompañaros. Vayamos al bar para decírselo a mi marido...

 Tras esto se levantó, esperando que el grupo la siguiese hasta el bar.

La joven dúnedain puso los ojos en blanco ante las prisas del extranjero, pero antes de que pudiera decir nada, el razonamiento de la tabernera se hacía eco de todos.

- Ella lleva razón, ir ahora de noche es un suicidio, y más yendo solo o con gente poco preparada - miró con desdén al nuevo, cuya impaciencia parecía apoderarse de su sentido común. - solo un loco o un idiota lo haría, será mejor que descansemos esta noche, mañana será otro día.

- Iremos mañana al amanecer, y procuraremos que todos tengamos monturas, como bien dices, el tiempo apremia, y no podemos permitir que nadie nos retrase - dijo mirando a todos y cada uno de los que se habían ofrecido a la misión - si hace falta ayudaré con parte del botín, pero a condición de que se me devuelva en un futuro.

Elendin siguió a la tabernera hacia donde los estaba conduciendo, con el fin de obtener toda la información necesaria para la misión. Se volvió hacia el enano durante un breve instante.

- Te agradezco tu arroje, pero aún tenemos una charla pendiente. En cuanto tengamos un descanso tendrás que explicarnos muchas cosas.

El comportamiento de la dúnedain había cambiado ligeramente, el transcurso de la aventura pasada y todos sus acontecimientos le habían endurecido el caracter, y poco a poco empezaba a encontrar su lugar en ese grupo tan dispar.

Una sacudida le recordó que estaba herida, y a pesar de no querer mostrar debilidad, no pudo reprimir un pequeño grito de dolor.

- ¡Ay! - mientras ocultaba su mano dolorida de nuevo bajo la capa. Siguió caminando pese a todo.

El silvano entregó las 8 monedas de oro restantes y siguió a la mujer, el también querría salir en cuanto antes, pero las prisas como el mismo tendía a decir no solían ser buenas.

Miró al nuevo y extrambótico elemento, justo cuando había conseguido hacer ver a sus acompañantes que las prisas eran malas, se les iba a unir un atolondrado más. Rodeado de muchachos tan jóvenes era difícil avanzar sin accidentes, a ese paso iba a estar practicando con sus dagas cada guardia un rato, pues el arco no disponía de flechas infinitas.

Esperaba que le ayudaran a transformar su uraana en un engüentro en el que "mojar sus flechas" y le facilitaran un pequeño frasco en el que llevarlo. No podría usarlo siempre, pero si disponían de un momento, podría emparejar su velocidad al ataque del hobbit y su ballesta, para que los que atacaran directamente pudieran aprovechar al máximo su ataque.

Intentaba entender las palabras de la posadera, pero donde ella advertía imprudencia yo entendía providencia.

Si en verdad como decía, se podía llegar hasta ese punto del bosque en menos de media jornada, no veía porque debíamos esperar a la mañana.

 Nuestra misión no era un simple reconocimiento de la zona, probablemente deberíamos rastrear los últimos pasos del joven y demorarnos en el bosque un tiempo. Si partíamos con la luz del Alba, sería más que probable que nos alcanzasen las sombras mientras indagábamos…y eso nos obligaría a perder esa noche…una noche que podría significar la vida o  la muerte para el joven Grum

Me dice señora que teme por nuestra seguridad. Le dije intentando tranquilizarla Pero, ¿en verdad piensa que los Trolls podrían sorprendernos tan cerca de la Posada?

....Primero la historia de la de la ciudadela con cientos, no miles de ellos… y ahora esto…

 Seguía sin poder creer las afirmaciones de la familia Grum.

Sin duda exageran de nuevo. Si eso es cierto, ¿Qué les impide asaltar este refugio por la noche y comernos a todos?

...empezaba a lamentar haber abandonado el incierto pero controlado peligro de mis bosques, y la relativa seguridad de las granjas…

Si es así, esperaremos aseguré a la señora con cierta pesadumbre. Entonces me dirigí a la Dunedain llamada Elendil que me había interpelado con dureza.

Es posible que me haya precipitado joven señora, soy nuevo en estas tierras, y me temo que desconocía hasta qué punto están infestadas de esos horribles siervos de la sombra… mi rostro reflejaba una sincera pero recién adquirida preocupación.

Dios Santo, estamos rodeados de ellos…no sé cómo esta gente puede vivir con semejante amenaza pendiendo sobre sus cabezas permanentemente.

Pero lejos de amilanarme , apostillé:

 …pero al menos, deberíamos partir unas horas antes de la aurora, todo el tiempo que le robemos a la noche lo ganaremos en luz, y si en verdad rondan gigantes de sangre negra por la zona, nos será de gran ayuda.

Me giré para dirigirme a la taberna.

Iré a hablar con Turlin y con Falen para ver si alguno puede acompañarnos.

Señores, los dejo ya, estoy seguro que todavía tendrán asuntos que solucionar y disputas que dirimir…

El Silvano también me dedicaba hoscas miradas ahora. Empezaba a pensar que el hecho de haber sido introducido al grupo por el enano, justo ahora que todos parecían mal avenidos con él, no había jugado a mi favor.

Ya dejaba la estancia, cuando pude percibir que alguno de los forasteros parecía herido. Cambie de tono, como si de repente hubiese recordado algo importante, y tome de nuevo la palabra.

Soy un ermitaño y en mi granja estudio como aprendiz de sanador; aunque me temo que poco es lo que conozco aun de la profesión de mis ancianos…dije un tanto avergonzado…

…de cualquier forma, veo ahora que algunos de ustedes se encuentran fatigados de sus viajes. Si se pasan por mis aposentos más tarde, quizás pueda darles algunos consejos  para cuidar sus heridas.

Me alojo arriba, en  la sala común. Ahora si me disculpan.

Salude afablemente al enano Fjalar con un par de fuertes palmetazos en la espalda.

Y dediqué una última sonrisa al pequeño Rudigar, mientras lo examinaba una última vez con curiosidad.

Pagué las cervezas al posadero y me encamine a la mesa donde bebía el Trovador.

 Al salir del reservado el salón estaba ya desierto.

 No había ni rastro de Falen, del trobador ni de ningún otro cliente. Habían acabado de cenar y debían estar todos durmiendo o a punto de hacerlo.

 La posadera dirigió al grupo hacia el bar. Allí aún quedaban tres pastores en clara embriaguez, apurando sus jarras de hidromiel. La posadera, acostumbrada, ignoró sus silbidos y se concentró en su marido. Le explicó como había ofrecido al grupo una moneda de plata y alojamiento gratis, asi como comida, de por vida a cambio de traer a Leddon, vivo o muerto. 

 El posadero pareció receptivo a la propuesta hasta que la mujer mencionó como Puil guiaría al grupo.

 ¡¿Estas loca, mujer?! Puil es mi heredero... mi único hijo varón. Hemos perdido ya uno,¿quieres perder al otro también?

La mujer trató de apaciguarlo, pero sin conseguirlo del todo

 Puil sabe dónde Leddon iba a buscar mineral... lo acompañó muchas veces... eso les dará una oportunidad, ¿no lo entiendes?

 El posadero negaba con la cabeza.

 No, no y no. Iré yo en su lugar. Yo le enseñé a Leddon el lugar. No arriesgaré la vida de mi último hijo.

 La posadera fue ahora la que negó con la cabeza.

 A ti te necesitamos aqui. ¡Estamos hasta arriba! Yo llevo la cocina con  Minna, Bannie puede servir las mesas sola y Gleda encargarse de los animales. Pero tú tienes que llevar el bar, ¿no lo ves?

 Los pastores, viendo como la discusión subía de tono, pagaron y salieron al frio de la noche, camino de sus casas.

El enano habló con paciencia, intentando apaciguar al posadero.

- Sólo tendrá que guiarnos al sitio, podrá tomar camino de vuelta en cuanto nos diga donde es. No tiene por que quedarse hasta que lo encontremos, así no tendrá que vérselas con trolls.

Se tomó el último trago de cerveza y terminó mientras se tambaleaba hacia la sala común.

- Podemos salir mañana por la mañana, una hora antes de que repunte el sol. Pero ahora mismo debemos descansar puesto que llegamos fatigados de un largo viaje y nuestros caballos deben reponerse al menos unas horas. Es lo más seguro.

Bostezó con cansancio y entró en la sala común donde debería enfrentarse otra vez a los sueños. Quizá esta vez Wendolin me cante una canción sobre oro. Pensó antes de caer rendido en la cama.

El silvano sonrió a las palabras del enano, ciertamente no era el más común de los suyos - tal como dice, con indicarnos el lugar debería bastar, y de hecho, creo que todos nos sentiremos más seguros si vuelve en cuanto antes, si son solo unas horas tal vez incluso pueda ser su esposo quien nos de los primeros pasos sin descuidar el bar por demasiado tiempo, pues buena señora, coincido con vuestro esposo en parte, el sabrá hacer correr su caballo o defenderse en caso de que alguien aparezca por los caminos. Y aunque duela decirlo tan bruscamente, es mejor perder unos clientes que una vida.

Expuesto su punto de vista, miró al posadero - buen hombre ¿a caso es tonto el mayor de vuestros hijos? Confiad en que haya sabido ocultarse, y que con suerte solo esté herido, pero cambiando de tema, ¿es posible comprar un pequeño frasco y que me ayudéis a convertir la Uraana que he comprado en veneno para mojar el filo de mis flechas?

El noldo no se pronunció al respecto de la petición de Elendin para que le acompañaran en la nueva misión, más que nada porque no era necesario; la dúnedain sabía que lo acompañaría sin dudar. No es que la vida del chico le trajera sin cuidado, pero los accidentes ocurren y no podían arreglar todos los problemas de Arda, no obstante optó por no pronunciarse en este aspecto, pues sabía que su "selección" de objetivos según su importancia no gozaría de ningún apoyo, además dado que la vieja se había esfumado, tampoco tenían mucho más que hacer.

Por ello se quedó pegado al respaldar de la silla de la humana de brazos cruzados, mientras escuchaba con atención todo lo que se decía, dirigía su escrutadora mirada en repetidas ocasiones al nuevo invitado, en su rostro no había gesto que denotara si estaba conforme o disconforme con lo que veía, sólo evaluaba con denotada frialdad; y lo mismo hacía con Fjalar, del cual no se había olvidado, aunque en su caso, si que no intentaba ocultar su malestar para con él, de hecho todo el tema del rescate y lo demás era secundario para él. Por algún extraño motivo el enano no había hecho nada para evitar que la vieja se escapara, y eso que había dejado claro que a él no lo durmió, no entendía como el grupo había pasado por alto aquello, a él lo tenía bastante intranquilo todas las opciones que de desprendían de ello, no sabía si fue por falta de habilidad, falta de cerebro o incluso por simple y llana traición; no se sentiría tranquilo en aquel grupo hasta que supiera la verdad al respecto mientras el enano permaneciera allí; ya era bastante difícil para él confiar en un naugrim, aún lo era más confiar en uno que guardaba secretos. Pero pese a todo dejó sus preguntas para luego, pues la conversación había tomado otros derroteros y no era sensato volver al asunto del cuerno.

Cuando salieron de la sala privada, Tirlindë permanecía con su silencio inquisitorial, sus ojos denotaban que su mente permanecía en constante actividad evaluándolo todo. Luego se puso a escuchar la charla del matrimonio, sobre la cuál tampoco se pronunció, sus problemas no eran suyos. Se percató del ofrecimiento del tal Ragnar para tratar heridas, cosa que se podría decir que incluso le alegró, pero el gesto fue tan breve que dudó que los demás lo percibieran. No obstante si que clavó sus ojos en el khazâd en cuanto dijo de retirarse, y con un tono lleno de mordacidad le dijo rápidamente:

-¿A qué tanta prisa Fjalar? ¿No nos habías prometido respuestas? Yo aún sigo esperándolas -dijo dejando claro que pese a todo lo acontecido el mago no se había olvidado de nada- Os he concedido el beneficio de la duda en virtud a lo vivido a vuestro lado, pero mi paciencia tiene un límite y si no os explicáis, no me quedará otra que ponerme en la peor de las situaciones -termino diciendo con dureza, esperando que el enano se explicara o se atuviera a las consecuencias.

Al escuchar al mago, el silvano le miró - tal vez vuestros oídos presos del dolor del brazo no lo captaron, pero dijeron ya, que no vieron a la anciana salir del reservado, tal vez si de arriba, y dieron prioridad a comprobar que la edain y nosotros estuviéramos bien. Relaja un poco tus huesos mago, vos mismo no pudisteis hacer nada contra su magia.

- Ya que tanto insistís y no os importa que otros nos escuchen. Dijo el enano ofendido por tanta osadía mientras miraba a su nuevo compañero beornida.

- Elendin y yo subimos por que está me dijo que debíamos entrar en los aposentos de la vieja para registrarlos. Supongo que no bastaba que la interrogarais como una ladrona, teníamos que convertirnos en asaltadores para...

Fjalar suspiró.

-... ¿Para qué?... Pues bien, ni ella ni yo pudimos abrir la cerradura y mientras pensábamos que hacer la vieja apareció y la durmió. Supongo que hasta ahí sabéis. A partir de ese momento las cosas son bastante sencillas. En el momento que vio que no podía dormirme se puso en guardia y tuve que actuar con rapidez. Pensé en todas las opciones, y todas las posibilidades. Pude haberme lanzado a un combate que era imposible ganar, si la mataba habríamos tenido, o al menos yo, que marchar de aquí como asesinos, con el honor manchado. Y si ella me vencía, os rajaría el cuello a cada uno de vosotros para evitar que la persiguierais, o incluso podría haberle plantado fuego a posada.

Fjalar bostezó cansado de tanta charla.

En definitiva, tomé la otra opción. Completar nuestro trabajo y entregarle el cuerno a la vieja. No más combates y, desde luego, no más víctimas innecesarias. Está tomó el cuerno y salió por la puerta una vez recogidos sus enseres. Como ya había dicho, todo fue muy sencillo. No me durmió, aunque ojalá lo hubiera hecho. Así diría que la vieja también me había dormido y no tendría que aguantar tantas preguntas.

Ya me disponía a subir a la sala común, cuando nuevamente estalló la discusión entre los forasteros.

Los reproches y acusaciones sonaban por doquier.

No pretendía inmiscuirme en asuntos ajenos. Pero antes de marcharme a dormir quise puntualizar mi parte en el asunto.

En efecto, yo vigilaba vuestro reservado desde mi mesa.
Lo hacia por curiosidad, y sobre todo, por el interés que , como ahora sabeis, tenía puesto en vuestro grupo.
Me temo sin embargo,..._ dije interpelando al Silvano llamado Elndorn_... que eso fué antes de presentarme a vuestro compañero Fjalar.
Fué entonces cuando vi bajar a la alcahueta, seguida a pocos segundos del enano. Eso me extraño sobremanera, pues como digo, la vieja tuvo que abandonar la estancia por otra salida. Seguia sin creerme el cuento de las teleportaciones.

Sin duda el tabernero podrá confirmarnos si existe una puerta secreta o una falsa ventana...
Siento no haber podido ayudaros.
Yo mismo pensé en ir tras la anciana cuando vi que dejaba la posada, pero se la veia muy apresurada, y desde luego, nunca se me ocurrió que podría haberos hurtado algo.

Ahora si, los dejé, emplazandolos nuevamente a mis aposentos y subí las escaleras para contarle las nuevas al mestizo e intentar convencerlo de unirse a la partida de rescate.

El mago miraba al naugrim con bastante desagrado a medida que continuaba con su historia, y seguía sin poder creerse que el enano actuara de aquella forma y que encima lo viera como la más sensata de las actuaciones. De haber sido alguien iracundo, le habría gritado al enano en todas las lenguas que conoce para ver si de alguna forma era capaz de hacerle ver las consecuencias de sus actos; pero era un noldo y no debía dejarse llevar por la situación, por mucho que aquella información lo alterara. Por ello, manteniendo su rostro con su expresión reprobatoria, miró a Fjalar con toda la dureza que sus fríos ojos podían hacer acopio, y le dijo con denotada antipatía, sin importarle los oyentes del lugar:

-¿Esa es vuestra pobre defensa enano? Presuponíais que la vieja nos atacó, visteis como hacía lo mismo contigo y con Elendin, demostrando con creces su verdadero y malvado ser, ¿y esa fue vuestra respuesta? ¿Entregar el artefacto que la haría mucho más poderosa con el rabo entre las piernas? Nunca esperé demasiado de un Khazad, pero me doy cuenta de que aún así presuponía demasiado... Si esa fue vuestra decisión que así sea, si tan poco os preocupa la serie de maldades que puede ocasionar semejante mujer con dicho artilugio, cuyas propiedades sabéis de sobra y que ella misma denominó como el artefacto musical más poderoso de Arda, vos mismo; si un ejército de dunlendinos comandados por ella con la ayuda del cuerno empieza a asolar ciudades, entonces si que vais a lamentar vuestra cobarde acción, lamentaréis no haber luchado o buscado ayuda o haber destruido el cuerno allí mismo... -dijo con tono acusatorio mientras se mostraba un tanto apesadumbrado y seguía diciendo- espero que no llegue tal día, y que Eru no me de la razón en esto, pero si hay algo que puedo aseguraros... no volveréis a gozar jamás de mi confianza ni del más mínimo aprecio, la irresponsabilidad debe pagarse... -terminó diciendo con su característico tono duro mientras se marchaba airado de la sala.

Mientras se marchaba le dedicó una última mirada hacia la montaraz, intentando disculparse en parte por su tono y su actuación, pero no por su contenido. Y de esta forma se marchó a dormir sin poder olvidar el asunto de la anciana en ningún momento.

 Las palabras del enano calaron profundo en el ánimo del posadero.

 Esta bien.... suspiró Pero ese lugar está a 60 kilómetros de aqui, por lo que prefiero que se quede con vos y nos lo traigais de regreso. Si intentase volver a pie tardaría dos dias o tres y es demasiado bajo para controlar realmente a un caballo.... quiero decir que no tiene bastante fuerza... no tiene bastante fuerza... es sólo un niño.

 El posadero corrigió sus palabras al ver la altura de algunos de los presentes.

 Después escuchó atónito a los elfos discutir entre si.

 No, no... yo le aseguro que el reservado no tiene ninguna salida secreta. Lo que sucede es que Cigfa... bajo el tono de voz a un susurro ¡era una bruja! Lo sabían todos por aqui.

 Pero pese a la confidencia del posadero, la conversación continuó alzando el tono de voz. El noldo parecía sombrío y altivo a los ojos de aquellas pobres gentes que no entendían nada. ¿Un cuerno robado?

 En un momento de la conversación, tras el alegato de Fjalar, el posadero se acercó a el y confidencialmente, le dijo.

 Prefiero que Puil vaya en vuestro caballo. Él mismo puede seleccionar uno para el elfo salvaje y el mediano. Espero también que vos me traigais a mi heredero... a los dos si es posible... pensad que a vos, maese Fjalar, confío a mi hijo.

29 de Narbeleth

 5:00

 El Sol no había salido todavía. El frío era cortante en aquella madrugada otoñal. En el salón de la posada nadie había servido el desayuno. El lugar estaba desierto. 

 El único rastro de actividad se encontraba de hecho en los establos, dónde un joven Puil estaba aleccionando a su hermana Gleda, apenas un par de años mayor que él, sobre el cuidado de los animales.

 Al ver llegar a los aventureros su rostro se iluminó. Se encaminó hacia ellos, aún soñolientos y les dijo en un tono jovial:

 Mi padre me ha dicho que me voy con vosotros a buscar a Leddon. ¿Cuando salimos? ¿Salimos ya?

 Entonces el chico se quedó pensativo, como recordando las palabras del padre.

 ¿Quien de vosotros es maese Fjalar?