Partida Rol por web

Al oir es aviso de Baga, me giro con rapidez con la diestra apoyada en la empuñadura de mi espada. Pero al lado de Harandir, resulta que quien aparece es una elfa. Y puesto que no hay motivos para desconfiar, inclino la cabeza ante la recien llrgada y contesto.

Saludos Wenda. O en todo caso, Namarie como creo que dice tu pueblo. Se bienvenida entre nosotros.

Me hago a un lado para dejar pasar a Harandir y Wenda al tiempo que continuo hablando.

Mi nombre es Amlaith. Dunadan de Cardolan. Lamento tu perdida, extraños dias estos. Parece, por los indicios, que una oscuridad ha comenzado a medrar como en los dias antiguos. Adelante, acercaos al fuego y calentaos. Es una necesidad en una noche como esta.

- Gracias Amlaith – lo miro con un poco de extrañeza ya que no estoy acostumbrada desde hace unos años a la amabilidad, de hecho no estoy acostumbrada a la vida social, pero tengo claro que esos días se acabaron y para poder hacer daño de verdad pues en soledad como que es altamente difícil.

- En verdad así son estos días, hay muchos movimientos de tropas, y difícil es saber a que bando pertenecen – dije comenzando a acercarme al fuego – sin ir más lejos a media jornada de aquí hay un campamento de extraña gente, gente menuda y salvaje que no había visto antes, pero también los hay de otras razas y clases, deben de ser mercenarios… no sabía si unirme a ellos o intentar un ataque… al final no me decidí por ninguna de las dos cosas, luego al ver la tumba de vuestro compañero… me decidí por establecer contacto con vosotros – me senté junto al fuego aún mirando la cara de los presentes – por cierto, yo también siento vuestra pérdida – y ahora agaché la cabeza

- ¿Tenéis algún herido? Tengo un poco de magia curativa, aunque no es muy poderosa…- dije levantando la mirada de nuevo hacia los presentes

 Al escuchar lo de la gente menuda y salvaje tenso mis músculos y cojo con fuerza la espada.

Son ellos...y están cerca...debo prepararme para mi venganza...

Miro a la elfa y le pregunto si ha visto a prisioneros en ese campamento:

- ¿Sabes si había prisioneros? Cuando atacaron mi aldea se llevaron a gente con ellos...

Se me nota ansioso por saber esos datos. Si pudiera ahora mismo saldría a buscarlos yo mismo pero se que no aguantaría más de media hora con este tiempo. Deberé esperar a la mañana para poder investigar ese campamento.

Media jornada no es mucho...puede que logre encontrar a algún superviviente...puede que ella esté bien...

Me mantengo en silencio esperando la respuesta de la elfa.

Entro a la cueva en silencio, sin ninguna presentación o saludo, y la elfa lo hace justo detrás de mí. Baga es el primero en darse cuenta de mi entrada y de que no lo había hecho en solitario. Al ver la reacción temerosa que no tarda en realizar, levanto como respuesta una mano enseñándole mi palma, a modo de calma. Pero era la recién llegada la que tenía que explicarse, y eso comienza a hacer. Así que se llamaba Wenda.

Avanzo mientras la escucho hablar, acercándome a la reconfortante hoguera mientras voy sacudiéndome los restos de nieve de los que estaba cubierto. Vuelve a señalar que busca venganza por la muerte de algún ser querido... Puede que al fin y al cabo, salvando las distancias, tengamos algunas cosas en común, pero no estoy dispuesto a volver a correr el riesgo de inclinarme por algo que se parezca siquiera remotamente a afecto. Las cicatrices de mi último error están todavía palpitantes como para recordármelo sin mucho esfuerzo, aunque una noche acobijada entre nosotros no se la voy a negar.

Ladeo mi cabeza, y continúo por el momento escuchando sus explicaciones sin decir palabra, con el ceño fruncido. Al parecer el campamento de quienes arrasaron con el Maig Tuira se encuentra no muy lejos...

Dagar escucha pensativo la conversación, calibrando las noticias que trae la elfa y valorando todas las opciones .

- ¿Un campamento? En condiciones normales os diría que se trata de un destacamento Culthirit ... pero con lo que hemos visto durante el camino ... y lo que comentas ... es dificil saberlo a ciencia cierta ... espero que se pueda dar un rodeo y no tengamos que pasar cerca de él, este cargamento es precisamente para sus enemigos los Vullsegui ... si queremos llegar al tirthon no deberían saber que andamos por aquí , estamos a sólo una joranda de camino de nuestro objetivo ...-

La guerrera toma la palabra, una vez más da la impresión de saber bien de lo que habla.

-Es dificil que no seamos detectados pero es una posibilidad como dice Dagar ... Tal y como lo veo yo, tenemos tres opciones, seguir hasta el Tirthon e intentar llegar a última hora de mañana, sería lo más lógico pues es para lo que estamos aquí y fuimos contratados para ello aunque no será facil con toda esta nieve ...  investigar el campamento, algo que no recomiendo según su tamaño, pues estaremos en clara inferioridad numérica ... y la tercera es hacer dos grupos e intentar llevar a cabo ambos cometidos ... ¿Pudiste ver cuanta gente había en el campamento Wenda?- acaba preguntando Edha

Estoy de acuerdo con lo de los dos grupos.

Aporto yo a la conversacion.

Es la mejor manera de lograr distraer la atención de posibles enemigos sobre el objetivo principal de esta misión. Y ese objetivo, os lo recuerdo a todos, es la entrega de los suministros que transportamos. Pues bien. A mi modo de ver, nuestra mejor opción sera lograr distraer el máximo tiempo posible la atencion de los enemigos en las inmediaciones para garantizar el paso de los carromatos.

Paseo ahora mi mirada por los rostros de los presentes antes de añadir.

No sera fácil. Eso es algo que puedo asegurar. Pero en estas circunstancias, creo que nuestro deber esta claro. Y una ultima cosa.

Añado con una leve sonrisa.

Yo, por supuesto, me presento voluntario para esa operación de distracción.

Niego con la cabeza ante la propuesta de los dos grupos y me giro hacia Amlaith, a pesar de que Baga seguramente ardiera en deseos de unirse a ello

-No, yo no lo veo buena idea, más que lo mejor para distraer la atención sobre el cargamento, es lo mejor para atraer la atención sobre nuestras cabezas, y es temerario ¡una locura suicida! hacer una incursión en el campamento. No hemos venido aquí para eso ¿distraerlos? ¿qué propones, hacer de cebo y exponerte ante ellos? Pensar siquiera en hacer algo así sin ninguna buena razón me resulta una estupidez y ganas de ir a la muerte...

Mientras digo todo esto, sé sin embargo con toda certeza que mis palabras van a caer en saco roto. Baga irá con o sin nuestra ayuda en busca de su gente, por lo que lanzo un suspiro de resignación.

-No es la primera estupidez que hemos hecho, y no lo hemos pagado barato precisamente, aunque si no hay más remedio que ir -digo dirigiendo mi mirada furtivamente al chico- entonces contad con mi ayuda. 

-Si se avanza mientras dure la tormenta bordeando el campamento, le será dificil si no imposible a cualquiera seguir el rastro de las huellas, suponiendo que fueran detrás nuestro...

Mi mirada se dirigió primero a baga – Si, habían mujeres, ancianos y niños, me pareció sospechoso en un grupo de guerreros, probablemente sean prisioneros… siento lo de tu aldea…

A los comentarios del humano, Dagar se llama según la humana guerrera: - No entiendo de organización militar… ¿Cuántos guerreros componen un destacamento? Yo vi al menos 15 pero había unas cuatro cabañas grandes y algunas tiendas capaces de albergar a muchos guerreros más – con esto respondí también a la pregunta de la guerrera

Luego Amlaith se muestra valiente ¿Demasiado quizás? Luego replica Harandir, me parece más sensato aunque sus palabras resuenan fuertes en la cueva, espero que no molesten a nadie. Yo acababa de llegar y no quería tomar parte en una decisión tan importante – A mi me gustaría atacar el campamento y ayudar al joven a rescatar a su gente, tanto si lo queréis hacer antes o después de llevar el cargamento podéis contar conmigo

Tras las últimas palabras Harandir – No es necesario desviarse, el campamento no está en este camino, hay que tomar una senda que no está en tan buen estado, los carros pasarían con dificultad por él – al final decido dar mi opinión – Podríamos volver después de dejar la carga y así contar con todos nosotros… pero que mi opinión no cuente como voto, la decisión es vuestra

Escucho la opinión de Harandir y también, la de Wenda. Asiento con la cabeza y digo.

No parecen esperar ningún tipo de ataque. Eso, puede ser una ventaja crucial. Pues si logramos infiltrarnos en ese campamento tras haber eliminado a los guardias, podríamos hacer bastante daño.

Se trataría, en cualquier caso, de una operación condicionada por el sigilo. Algo solo posible para gentes versadas en avanzar por el bosque. Y no creo que todos los presentes, seamos aptos para ese cometido.

Callo por un instante meditando antes de añadir.

Pero no perdamos de vista nuestro principal cometido. Hemos de lograr que la carga llegue a su destino. De momento, propongo que un grupo avance escoltando los carromatos y un segundo grupo, en retaguardia a modo de protección por si nuestro paso fuera detectado.

Pero dicho esto, callo mirando en direccion a Baga. Es, posiblemente, su gente, la cautiva en ese campamento.

Escucho en silencio toda la información y opiniones que salen. Mi idea es clara, quiero rescatar a mi gente cueste lo que cueste. Y creo que el resto tiene ganas de hacer algo similar como vengar la muerte de su amigo el elfo. Todos tenemos motivos para atacar ese campamento.

- A mí me gustaría observar ese campamento antes de actuar...pero me debo a mis compañeros ya que me salvaron la vida al encontrarme en los restos de mi aldea. Si deciden entregar primero el cargamento los acompañaré y luego volveré para cumplir mi venganza...

Mi corazón palpita de emoción, poco a poco el destino me acerca a mi objetivo. Los dioses me guían para poder lograr mi venganza. Que el eterno cazador me de fuerzas para acometer mi venganza. Que su ira fluya a través de mí y los caídos se cuenten por cientos.

Las palabras de la elfa dejan traslucir que su intención es quedarse tanto tiempo como pueda junto a nuestro grupo, tal es el deseo de venganza que la movía de verdad, exterminando mientras pueda a cualquier enemigo. Esa sed de sangre, la misma que tenía Baga, y la misma que mostraba a todas horas Amlaith, se podía mostrar en ocasiones mala consejera. Sin embargo, tras las sensatas intervenciones de la elfa y del dunlendino, mi ánimo se calma un poco.

-Ya lo ha dicho Wenda, el campamento se encuentra alejado del camino por donde avanzaríamos, por lo que no creo de verdad necesario esa incursión en estos momentos, como medio de distracción. Ahora nuestra prioridad, creo que todos estamos de acuerdo, debe de ser el cargamento, pero contad conmigo para retornar por supuesto al campamento en cualquier momento. Hablando del avance, el seguimiento en retaguardia me parece una muy buena idea. A pesar de que el campamento no esté en el camino, no deberíamos de confiarnos en que no pudieran haber centinelas cerca o cualquier otra amenaza.

Y una sombra de sonrisa, aparece en mi rostro al escuchar las palabras de Harandir. Mirándolo, me aproximo de nuevo un par de pasos a la hoguera para terminar de calentarme y digo.

Comprendo tus reparos ante la posibilidad de entrar en combate. Hace muy poco que has visto a la muerte hacer su trabajo y, es obvio, que no estas acostumbrado a verlo. Pero ten presente que, a partir de ahora, nos movemos por una zona de guerra. Por tanto, mantente alerta. Es inevitable que acabemos por combatir de nuevo.

Pero en cualquier caso, si ya esta decidido, yo voto por ponernos en marcha en cuanto el clima lo permita. Yo, como podréis suponer, marchare en el grupo de retaguardia. Y ya haremos una visita a ese campamento cuando hayamos cumplido con nuestra misión.

Pero ahora, frunzo el ceño y añado.

Aunque quizás, la acabemos haciendo cuando podamos. Es para mi algo obvio que las fuerzas reunidas en ese lugar, tienen un objetivo. Si. Es muy posible que, cuando lleguemos a destino, nos veamos inmersos en un asedio.

Me encojo levemente de hombros antes de añadir.

Pero eso, depende del destino. No es algo que me preocupe en exceso.

El comentario de Amlaith me molesta sobremanera, y se me encienden los ojos volviéndole a mirar. Me duele en especial que lo haga en referencia clara a Lolyan, pues él era el único que mínimamente sí sabía algo algo al respecto de lo que yo conocía a la segadora de almas.

-¡Qué sabrás tú de lo acostumbrado que estoy o no a la muerte y de las veces que haya visto hacer su trabajo! -le suelto encarándome con él.- Ahórrate esos comentarios, pues sobran. Siempre me mantengo alerta y preparado para cualquier combate, no hace falta que vengas tú ni nadie a decírmelo. Pero una cosa es estar alerta y otra querer ir en un grupo fraccionado al encuentro de unas fuerzas que nos superan de seguro ampliamente en número y no sabemos siquiera en cuanta desventaja estamos. Eso, amigo Amlaith, no es sino de locos -digo mientras enfatizo apuntándole con el dedo.

-¿Combatir? Por supuesto, pero lo que no voy a hacer es ir a arriesgar mi vida de esa manera para actuar únicamente como distracción, cuando no hay ninguna necesidad de hacerlo.

Me giro de nuevo, dando por terminado el tema, y continúo:

-También estaré en retaguardia contigo. Es muy probable que estés en lo cierto y esas fuerzas tengan como destino el mismo que el nuestro. Si así es y se dirigen a un asedio, más razón todavía para darnos toda la prisa que podamos para llegar cuanto antes.

Tras el discurso, levanto mi cantimplora para beber un poco del agua recogida con anterioridad de la nieve.

Arqueo una ceja al oír el exabrupto de Harandir y replico con cierto tono de voz.

Comprendo que la muerte de Loylan, te haya afectado. Es algo lógico pues nunca es grato ver como cae un compañero. Pero reserva tu carácter para cuando haga falta realmente. Pues opiniones como esa, no es que aporten demasiado a la situación actual. Tranquilizate. Ya te acostumbraras a la tensión de la batalla. Es algo inevitable.

Asiento con la cabeza convencido de mis palabras y añado.

Por mi parte, creo que ya esta todo decidido. Y, personalmente, creo que tomamos el curso de acción adecuado. Estemos atentos y pongamonos en marcha en cuanto aclare un poco el tiempo.

Tras terminar de beber, me enjuago la boca y escupo el poco agua a la hoguera

-Hazme un favor y resérvate opiniones como esa tú también, sobre lo dispuesto que estoy o no al combate, pues esas sí que no aportan nada -respondo tajante.

Una discusión, lo que faltaba antes de entrar en acción. Lo ánimos o están demasiado caldeados a pesar del frío o algo pasó en los bosques cuando murió el elfo...puede que tengan asuntos pendientes entre ellos. Normalmente cuando en el consejo tribal los guerreros hablan todos respetan sus opiniones y luego se sacan conclusiones o se somete a votación. Nunca se acusa a un guerrero de no querer combatir, es algo de muy mal gusto. Y luego nos tildan de bárbaros los dunedain.

Miro a ambos contendientes y les digo en un tono calmado:

- Atad vuestras lenguas y guardad fuerzas para mañana...es posible que las necesitemos...si el campamento está a media jornada habrá exploradores o vigías en las cercanías y deberíamos andarnos con ojo...aunque queramos evitar el combate puede que el combate nos encuentre a nosotros...

Si tenemos que luchar, lucharemos de eso no tengo la menor duda. Mi pulso no temblará a la hora de empuñar un arma y las fuerzas no me fallarán cuando aseste cada uno de mis golpes. Se que pase lo que pase daré lo mejor de mí y eso me reconforta.

Pensando en las ideas que acaban de surgir las medito para ver si nos conviene alguna más que otra. No apruebo el ataque de distracción en estos momentos y menos en estas condiciones, me parece una locura ya que la nieve es reciente y nuestro rastro será rastreable a leguas. Necesitamos sigilo y un ataque pondría en alerta al campamento; con que un vigía de la señal de alerta estaremos jodidos. Lo mejor sería llevar las provisiones a su destino y regresar ligeros de equipaje. Pero Amlaith tiene razón en una cosa, este ejército no está ahí para nada. Tienen un objetivo claro y si el Eterno Cazador me lo permite impediré que lo cumplan y vengaré a mi pueblo.

Observo la discusión en silencio, un poco triste por lo que sucede, aunque supongo que en todo grupo es normal que suceda.

- Me parece bien que alguno vaya un poco más rezagado por si los carruajes caen bajo alguna emboscada, podéis contar conmigo tanto para ir con los carros como para ir en el grupo de retaguardia, soy bastante buena en el sigilo y mi especialidad es el arco y el ataque a distancia…

Mis palabras también esperan que la atención recaiga sobre lo que vamos a hacer y se pasen por algo pequeñas rencillas, suponía que sería mejor ir en el grupo de retaguardia por mis características, pero una vez más tenía precaución en mis palabras

Tras escuchar los pareceres de nuestra invitada elfa y de Baga, me limito a levantar dos dedos de la mano derecha. Y mirando a Harandir, digo.

Dos. No habrá mas paciencia por mi parte. A partir de este momento, es decisión tuya si quieres que te acompañe afuera para dirimir nuestras diferencias. Hombre del este, ya que pareces tener tanto aprecio por tui propia vida, no es una decisión que te recomiende. ¿Y bien?. ¿Que va a ser?.

Y por mi parte, mi mano derecha ya se desliza hasta la empuñadura de mi espada mientras que, naturalmente, mi escudo ocupa su lugar en mi brazo izquierdo.

No negare que vas a ser un desperdicio. Tan desperdicio como nuestro compañero caído y su absurda muerte. Pero quien sabe, quizás sea el destino.

La sed de sangre no tarda en aflorar a la superficie del dúnedain, tal y como era parte esencial de su carácter. Estaba comprobando también cuan cierto era el orgullo y arrogancia que se les solía atribuir a los de su raza. Y aunque me mantengo tranquilo, llevo una mano a mi hacha, pues no confío en que no fuera a perder los estribos de un momento a otro.

-Si así lo desearas en verdad, vayamos fuera, si es que tú tienes tan poco aprecio por la tuya. Pero ahora te aconsejo yo a ti lo que me acabas de decir, guarda tu temperamento y tus ataques para cuando necesitemos de verdad entrar en combate, contra los que son de verdad tus enemigos, pues terminara como terminara esto no puede más que acabar en una muerte absurda.

Sobre el orden en el grupo, no tengo ninguna intención más de seguir discutiendo con Amlaith y su altanería. Es evidente que lo más sensato sería que quienes de nosotros sepan utilizar armas de ataque a distancia y desenvolverse sigilosamente fueran al menos los que siguieran en la distancia desde la retaguardia. Pero el dúnadan no parecía que fuera a entrar en razones...