Partida Rol por web

Miro de arriba a bajo a mi posible oponente y añado.

Seria algo patético haber cruzado las montañas nubladas para que acabes encontrando la muerte bajo el filo de mi acero. Pues no me puedo permitir olvidar, que no faltaran oportunidades para hallar esa muerte. Ahora bien Harandir, espero que seas capaz de demostrar el valor que se supone que tienes si esa ocasión llegara. Por mi parte dejare este asunto zanjado de momento. Ya veremos si vuelve mas adelante.

Y una sombra de sonrisa, aparece en mi rostro mientras observo al hombre de Rhovanion. Para mi, es el orden de prioridades lo único que le ha salvado de perecer hoy.

Continúo de pie mirándole fijamente, con semblante serio, ante su sonrisa socarrona.

-Zanjado está, pues. Lo patético sería que tuvieras que morir tú precisamente por irte de la lengua, pues está visto que no la dominas tanto como tu espada. Respecto a mi valor, no vuelvas a cuestionarlo.

Tras señalar los posibles cursos de acción que se nos presentan en estos momentos, permanezco en silencio, sentada cerca de la hoguera escuchando las opiniones del resto de los presentes.

Cuestionare lo que me plazca en todo momento o circunstancia, Harandir. Esto, ten lo bien presente.

Replico una vez que he escuchado las palabras de Edha.

Y a pesar de la intervención de nuestra compañera, algo mas añadiré. No olvides que estamos en una misión. Y eso, nos impone un deber que cumplir. ¿Quieres caminar conmigo?. Sea, no seré yo el que te lo impida. Como tampoco seré yo el que impida que acabes encontrando esa oportunidad que buscas para suicidarte. Es tu vida, es, por tanto, tu decisión. Mas aun. Si quieres, en cuanto seamos de nuevo dueños de nuestro tiempo, podemos zanjar esto de la manera que creas mas conveniente.

Dicho esto, miro arqueando una ceja a mi posible oponente. Sera interesante ver lo que podria aguantarme este individuo, exiliado de su tierra.

 Ahora soy yo el que no puedo evitar esbozar levemente una sonrisa al oirle hablar sobre el suicidio, y niego con la cabeza, divertido ante la tremenda ironía del asunto.

La fuerte discusión entre los montaraces no se alargó más y Edha acabó la guardia junto a Dagar, el temporal había amainado y la mañana era muy fría, pero al menos había dejado de nevar. El grupo desayunó dentro de la cueva, se abrigó todo lo que pudo y se pertrecho con todos sus bartulos para la dura jornada de viaje. Junto a los carros iban a ir Dagar, Ivorwen, Baga y Edha mientras que en la retaguardia estarían Wenda, Harandir y Amlaith, que no se habían dirigido la palabra en toda la mañana.

La nevada de la noche anterior había sido muy intensa y, en seguida se dieron cuenta de que el avance iba a ser más lento de lo que habían previsto, los que iban en el grupo de delante, tenían que ayudar constantemente con sus manos empujando las ruedas y desde la parte de atras del transporte. Las fuerzas se consumían rápido así que no tardaron en hacer una parada para comunicarle al grupo de la retaguardia que así era imposible aguantar una jornada completa, al final se decidió que el grueso del grupo iría junto a los carros, ya que era necesario turnarse para no acabar exausto en poco tiempo. Los viajeros aprovecharon ese impás para reponer fuerzas y comer algo, al poco, habían vuelto al tortuoso camino, reproduciendose los mismos problemas que por la mañana.

Por momentos pensé que había llegado a un grupo para ver como se mataban entre ellos, al menos entre esos dos humanos, si se diesen cuenta que su discusión no tenía sentido… Era nueva allí y no me atrevía a intervenir, aunque quizás lo hubiese hecho de ir las cosas a mayores, aunque tardaron en calmarse al final lo hicieron aunque parecían haberse distanciado.

A la mañana siguiente tras el desayuno, adoptamos la formación convenida, me encontraba en una situación incómoda entre dos personas que no se hablaban, aunque, yo tampoco era muy habladora me sentiría mejor si sabía que las cosas iban bien.

Desde la distancia pudimos comprobar la penosa marcha del carro, precisaba de los continuos empujones del grupo que iba con él, al tiempo la situación se hizo penosa y nos reunimos ambos grupos para hablar de cómo íbamos a avanzar.

- La nevada fue intensa, los elementos se alían en nuestra contra, vais a acabar totalmente agotados, quizás debamos marchar en grupo y empujar todos ¿Qué pensáis?

 Avanzamos con cuidado y suma precaución; atentos a nuestro alrededor en todo momento. El miedo a sufrir una emboscada nos mantiene alerta. Tras un pequeño trayecto reconozco parte del camino y me doy cuenta de dónde nos encontramos.

- Este camino transcurre junto al un pequeño riachuelo y a unas cuantas yardas se junta con una senda que viene desde el Sur...una senda poco transitada actualmente...

Levanto la mano para que el carro se detenga y comento con cierto temor:

- Esa zona es ideal para que hayan puesto un guardia vigilando el camino...es un puesto perfecto...deberíamos comprobarlo antes de seguir avanzando y callar al vigía si está en su puesto...

Las cosas se empiezan a complicar al poco de salir. A cada paso que damos el peligro nos acecha más y más cerca, ya podemos casi notar su gélido aliento en nuestras nucas.

Tras las palabras de Baga – Bien, yo me ofrezco para adelantarme y eliminar a ese guardia ¿Alguien se une? – descuelgo mi arco y con mis dedos acaricio las plumas de una flecha

La jornada transcurre en silencio, avanzando en retaguardia junto a la recién llegada y el deslenguado montaraz. Este mutismo no es que me cause demasiado problema, pues no es que fuera una persona demasiado dada a hablar. De hecho era lo que necesitábamos, avanzar cuanto más sigilosamente pudiéramos, pero no puedo evitar notar que la elfa sí se encontraba quizás un tanto tensa por el ambiente enrarecido en el que estaba metida...

El grupo que escoltaba el carro avanzaba delante nuestro con dificultades y penosidad. Tantas, que hemos de volver a reagruparnos para discutir sobre el avance. Baga, que al parecer no era la primera vez que había recorrido estas tierras, comenta sobre la proximidad de un punto propicio para que nos encontremos con compañía. Después del ofrecimiento de Wenda, añado:

-Voy contigo -respondo a la elfa. - Mejor tener dos flechas preparadas que una sola. 

No soy muy diestro con el arco, me temo. Por lo tanto, no soy el mas apto para este tipo de ataque. Un consejo, comprobad que ese vigía esta realmente solo. Pues no es un buen momento para ser descubiertos.

Dicho esto, callo. Miro entonces los carros antes de añadir.

Suerte en la acción. Nos vendrá bien un camino algo mas transitable para poder abandonar de una vez por todas esta zona. Recomiendo que el resto, estemos extremadamente alertas previendo lo peor que pueda pasar.

Desenvaino mi espada y me preparo para lo que suceda. Soy bastante hábil con el arco y seguramente podría ayudarles pero ya van dos arqueros y otro más sería problemático. Hay que defender el carro. Le pido a Dagar que me pase un escudo que vi en el carro, es un escudo redondo típico de mi pueblo. Suelen ser de madera y pieles con remates de metal. Ligeros y lo suficientemente duros para aguantar unos cuantos envites del enemigo.

- Yo me quedaré vigilando el carro preparado para lo peor por si acaso...

Ojalá tengan suerte y el guarda sea eliminado sin peligro alguno, o mejor que no haya guardia que con eso el problema no existiría.

La travesía por los caminos cubiertos de nieve es cada vez más complicada. Los carromatos difícilmente pueden avanzar por estas tierras y todos los que vamos junto a ellos debemos unir nuestras fuerzas empujándolos constantemente. Dado que si seguimos así pronto acabaremos rendidos, decidimos hacer una parada para discutir la situación.

Asiento con la cabeza al ofrecimiento de Harandir, por fin una incursión, hervía mi sangre élfica pensando el eliminar enemigos, agradezco las palabras deseando suerte y buena fortuna a Amlaith y Edha.

Le hice una pregunta breve a Harandir sobre la táctica que íbamos a usar - ¿Juntos o vamos separados ocultándonos a 50 metros a cada lado del camino? – cada una de estas opciones tenía sus ventajas e inconvenientes, la opción de ir separados era mejor ante un enemigo reducido para que no escapase y porque si vigilaban el camino no esperarían que cayésemos sobre sus espaldas, pero en caso de que las cosas fuesen mal sería más complicado ayudarnos entre nosotros.

Descuelgo mi arco y agarro una de las flechas de mi carcaj, con sus características plumas parduscas. Tras asentir a los comentarios de nuestros compañeros respondo a Wenda, dirigiendo mi atención hacia el camino que habríamos de seguir, aún cubierto con algo de nieve...

-Mientras podamos avanzar en separado, mejor así, no creo que haya necesidad de ir demasiado juntos. No sé si podremos movernos a ambos lados del camino, pues según Baga parece desenvolverse a la vera del riachuelo, pero no nos perdamos de vista.

Vuelvo a mirar de nuevo a la elfa para confirmar mi comentario con la cabeza, dispuesto a ponerme en marcha tras su parecer.

- Me parece bien – dije ya oteando el camino que teníamos delante, volví a mirar a Harandir - Suerte y buena caza

Sin más me giré de nuevo hacia el grupo del carro y salí del camino por el margen derecho, con el arco y una flecha en la mano izquierda, intentando ocultarme con todas las cosas que encontrase, iba mirando al otro lado del camino para ver a Harandir e ir avanzando al mismo ritmo, dejamos atrás en carro y mi preocupación se fijó delante, era importante ver antes al enemigo de que el nos viese a nosotros

Blando mi espada y el sonido que produce al cortar el aire me calma. Es una manía que tengo desde pequeño, concentrándome en ese sonido templo mis nervios y me preparo para lo peor que pueda ocurrir.

Examino el camino; girar el carro es casi imposible. Si hay un vigía y no lo eliminan habrá que andar rápido y si es necesario llevar algo de carga para aligerar el carro y que se pueda mover más rápido a través de la nieve. No hay marcha atrás posible y solo podríamos avanzar hasta la aldea esperando que no nos den alcance.

- Bueno preparémonos para lo que pueda ocurrir... - digo en un ligero susurro - ...que los dioses nos guarden...

Asiento a lo dicho por Baga y miro hacia atrás. Tras comprobar la situación de los carros, digo.

Si logran despejar el camino, la mejor opción sera avanzar tratando de pasar desapercibidos. Y si no lo logran, entonces, no permitamos que ni uno de nuestros hipotéticos oponentes, se aproxime a los carros. Nuestra prioridad ha de ser, acabar lo antes posible para poder largarnos de aquí.

Dicho esto, coloco mi escudo en su lugar en mi brazo izquierdo y permanezco alerta al frente del camino. No, no quiero llevarme ninguna sorpresa desagradable en una noche como esta.

Después de trazar un plan de actuación, Harandir y Wenda se alejan intentando esconderse entre la vegetación mientras el resto se queda junto a los carromatos esperando a que sus dos compañeros regresen, entre los dos tienen que determinar si hay algún guardia en el principal camino al Tirthon y si los hay eliminarlos para facilitar el paso de la carga sin ser vista.

Tal y como han convenido, el nórdico y la elfa avanzan separados unos metros hasta que ven el nuevo camino y el pequeño desnivel que a lo largo de los años ha ido haciendo el río. Arco en mano y con un levantamiento de brazo, los dos se detienen al hacer un pequeño giro a la izquierda. El terreno que se abre ante sus ojos consta de una fuerte pendiente a su izquierda que acaba con el camino avanzando a la vera del riachuelo, a ambos lados de este se extiende una densa vegetación impidiendo que el campo de visión sea amplió, más desde la parte de abajo que es donde están los exploradores ...