Partida Rol por web

Una explosión se escuchó de pronto en la lejanía y después un sonido que conocían bien: el de una bola de cañón cortando el viento. Instintivamente todos se agacharon pero la bola dió a varios metros del barco en el agua, salpicando por doquier.

Will trató de mantenerse firme, pero no pudo evitar agacharse al venir la imagen del castillo de popa reducido a astillas. ¡Todos los hombres preparados!, apagad los faroles y desplegad las velas!, dejad las balsas encendidas a la deriva.- Si no los veían no podrían dispararles y quizás aquellas hogueras que encendieran para ver mejor la superficie del mar pudiera distraer a su enemigo. ¡Venga hermanos ha llegado nuestro momento, tomad las armas y estad atentos!, Sam desvía el rumbo y ves haciendo bordadas largas.

El Irlandés aguzó vista y oído en busca de algún destello o sonido que delatase la posición de su enemigo, si habían disparado un cañón el humo de este podía delatarles, de manera que busco una masa diferente y moviéndose en el horizonte por donde creía haber venido la bala, en la noche era muy difícil combatir y se corría el riesgo de chocar contra el otro navío o verse sorprendido encontrando el barco a escasos codos del propio.

Aquel conocido silbido tiraba por la borda todos los panes. ALs opciones parecian ahora mucho menores que hacia minutoa atras. Con EL tulipan fuera de combate, el Saint George a media potencia, el los hombres agotados de trabajar todo el dia, Dosespadas tenia todas las de ganar.

Bueno, ven por nosotros bastardo, y terminos esto de una buena vez.

Thomas, preparo su pistola, y se acerco a un grupo de marinos, para estar listos.

A la orden capitan..

Sam tragó saliva y obedeció aun nervioso por el cañonazo.

Todos apiñados en las barandillas, impiden a Boon ver la escena.

El sonido de una bala de cañón la dejó sin aire. Notó su silbido penetrante, como el de una serpiente marina, quemándole los tímpanos.

-Manos a la obra! -gritó, dirigiéndose a la zona de los cañones, y apremiando a los hombres a que la siguieran: -Hay munición suficiente como para reventar varios navíos, pero DosEspadas no es un hombre corriente que dirija un navío corriente. Llegará la hora en que tendremos que luchar. Cargad los cañones, y reuníos frente a mí.

Los hombres, frescos por la agitación y los nervios, obedientemente cargaron los cañones, y presto se dispusieron frente a la mujer.

-Sé cómo pelean sus hombres. Te observan de lejos, y arremeten contra tí cuando les das la espalda... por ello vamos a pelear, cuando llegue la hora, en grupos de cuatro. Nos daremos la espalda entre nosotros, y cargaremos de esta forma, para no dejar espalda al descubierto, ¿entendido?

Miradas de soslayo y de desconfianza fue lo que se encontró Boon en aquella planta del barco. Clavó la espada en la madera, se quitó la chaqueta, y recogió la espada: -Si no tenéis confianza en quien os está intentando ayudar, no podré ayudaros. Que el mejor de vosotros se bata en duelo conmigo. Si consigue vencerme, que sea él quien os dirija desde ahora.

¡Será un placer! Dijo Bruce Shaw en respuesta al reto de Boon. Ya tenía ganas de una ocasión así. Bruce era uno de los hombres más irrespetuosos que había, y la demás tripulación conocian sobradamente que era un tipo que gustaba de gritar motín a los cuatro vientos a la minima ocasión. Como había hecho en el pasado.

Desenvainó su espada y se cuadró frente a Boon. Vas a lamentar lo que has dicho, mujerzuela.

Un corro se formó alrededor de los dos contendientes, la gente gritaba y animaban a uno u otro, ignorando que una bala de cañón acaba de pasar rozando al barco.

Will sabía de donde había venido el disparo pero en la oscuridad de la noche no logró diferenciar la masa de humo del cañón para concretar su posición.

Mientras la gente hacía caso a sus indicaciones y apagaban los faroles y encendían las barcas, con la esperanza de que eso confundiera al enemigo. Después un revuelo se formó en la zona de los cañones. Boon y Bruce Shaw miraban amenazantes, espada en mano, tanteandose el uno al otro mientras el resto de los cañoneros les rodeaba en circulo hacíendo apuestas y gritando.

Will no lo dudó y desenfundó su sable, bajó con paso firme las escaleras y se acercó al tumulto. - Hijos de mala madre, descendientes de cerdo, ingratos y estúpidos marinos de agua dulce!, ¡todo el jodido mundo a sus puestos ahora mismo y vosotros dos soltad vuestras armas, si logramos sobrevivir esta noche ya tendréis tiempo de comprobar quien de los dos es más duro y más estúpido!- La voz del capitán era fuerte, el rostro encendido casi había adquirido el tono de su pelo rojizo y sus nudillos se habían tornado blancos de apretar el pomo de su arma.-Boom a los cañones de estribor, Bruce a babor.

En sus años como marino jamás había presenciado semejante muestra de estupidez, los hombres tenían sus rencillas pero sabían que momentos eran los apropiados, un motín en ese momento únicamente les enviaría al fondo del mar y era algo que el Irlandés no estaba dispuesto a dejar pasar, no al menos mientras el siguiera gobernando el navío, bastante difícil lo tenían ya como para demostraciones de este tipo. Si salía con vida de aquella tendría que poner orden entre la tripulación, desgraciadamente no tenían tiempo. - ¡Terminad de arriar esas velas y guardad silencio, o juro que váis a preferir que Dosespadas nos de caza, virad a estribor timonel!- Sin embargo Will que ya se encontraba junto a Sam mantuvo el rumbo a babor, por donde habían recibido el cañonazo.

Contramaestre a mi señal que disparen los cañones y luego soltad todo el trapo para avanzar rápido y cambiar nuestra posición.- Tenía una idea en mente, ahora que sus ojos ya se habían acostumbrado a la oscuridad y si estaba en lo correcto no tardarían en ver recortada la silueta de su enemigo contra el horizonte gracias al leve resplandor de la luna, el barco de Dosespadas sería una mancha sólida.

Se había dejado llevar de nuevo... -Ya hablaremos tú y yo del gobierno -dijo, enfundando su espada y dirigiéndose a los cañones de estribor.

-¿Están cargados los cañones? -gritó.

-Sí -dijo una voz, al fondo. -Quedan por cargar dos de babor!

-Daos prisa, o no tendremos segundas oportunidades!

Los marineros se habían posicionado ya, dos en cada cañón. Boon estaba en el central, y su compañero era un muchacho que apenas tendría 18 años.

-Tienes miedo? -le susurró Boon, cuando el tumulto comenzó a descender de volumen.

Sí. Le susurró secamente el joven, que temía hablar alto por lo que Will pudiera hacerle. Aunque más temía verselas con Dosespadas.

Todos guardaban silencio mientras esperaban que el barco de Dosespadas descubriera su posición. Tanto silencio había que los sonidos que normalmente ignoraban parecían amplificarse y sonar ahora claramente, como por ejemplo el lento crujir de las maderas del barco o el chapoteo del agua en el casco.

Will mantenía su mirada en la parte del horizonte donde la luna dejaba su resplandor, esperando ver a aquel navio del infierno, pero de pronto un subito resplandor en la negra oscuridad y un fuerte tronar de cañón les hicieron un favor. Dosespadas había disparado a las barcas iluminadas que habían dejado atrás.

Allí estaba, parecía que esta vez habían logrado engañarles y no podían desperdiciar semejante oportunidad, acercándose a Sam le susurró al oído las ordenes. - Vira para poder barrer su popa con los cañones de estribor, pasemos cerca pero con espacio para virar a estribor y volver a barrerlos con los cañones de babor. - Estaba claro que una buena andanada barriendo por detrás el barco haría mucho daño y aun les daría tiempo a volver a disparar antes siquiera de que lograran darse cuenta.

Acercándose a Wellington volvió a susurrar las ordenes. - Que los cañones estén preparados, balas con cadenas, disparad a la cubierta y velamen, luego nuevamente balas con cadenas y metralla, quiero todos los cañones listos y que nadie haga un solo ruido. Esperad mi señal.- Pensaba igualar las bajas que les habían ocasionado y con algo de fortuna ralentizar las maniobras y movimientos del navío enemigo, estaban lo suficientemente cerca como para que aquellas balas con cadenas hicieran estragos en la cubierta y los mástiles.

Sam suspiró aliviado cuando el barco enemigo cayó en la trampa, pero cuando el capitán William se le acercó pensaba que le ordenaría tomar un rumbo de huida, no un plan de ataque. Trago saliva y asintió en solemne silencio, llevando a cabo las órdenes segundos despúes y virando el barco para hacer la primera pasada y tanda de cañonazos. Sus manos y músculos estaban en tensión, no le hacia ninguna gracia estar en cubierta cuando empezara el combate, pero al menos allí se sentia útil.

Allá vamos..

-¡Los cañones están listos, Will! -grita Boon desde la escotilla que comunica la cubierta con la zona de los cañones.

Observa acercarse el barco de Dos Espadas, como un monstruo mitológico sobre las negras espumas.

-Cuando os dé la orden, encendéis las mechas! Pulso hábil! Puntería! -va pronunciando las palabras conforme avanza por toda la estancia, para comprobar asimismo que todo es correcto. -Ya es tarde para echarse atrás y pensar en un sitio mejor en el que morir. Caballeros, si caemos nosotros cae toda esperanza. Aguantad en vuestro puesto, y que dios y el diablo nos protejan.

Observa la mano de Will, y seguidamente su orden.

-Fuegoooooo!!!!

Aprieta los dientes cuando el ensordecedor ruido de los cañones empieza a sonar uno detrás de otro.

Se acabó la tranquilidad-pensó y comenzó a girar a toda la velocidad posible que el maltratado navio le permitía para hacer la segunda pasada.