Partida Rol por web

- También es mi deber preguntarte, soldado.- Te dice, algo ofendido.- Entonces espero que recuperes la memoria pronto. Desapareces tú, desaparece Izquierda Roja…Todo el mundo parece desaparecer, por lo que necesitamos toda la información que vayas recordando.

-Espere... ¿Desaparece la izquierda roja? ¿Cómo es eso posible?.- No daba crédito a lo que oía. Tres semanas dormido y me despierto en un mundo nuevo. ¡No tiene ni pies ni cabeza! Cada vez todo encaja menos y empiezo a sentir una presión y una impotencia que me dificultan la respiración. Aunque ciegamente sigo pensando que si me ocultan algo ha de ser por mi propio bienestar.

-Descuide Señor. En cuanto recuerde algo se lo comunicaré, es mi deber como soldado del ZSU. Sin embargo... aún no ha respondido a mi pregunta,capitán.-

- Le hemos traído de vuelta a la Nación Confederada. Le encontró un grupo de búsqueda al Suroeste de la misión que se le encomendó en el Yermo.

El capitán se levanta y se marcha, mientras entra el Mayor Jaric con gesto serio.

Otra vez con evasivas. Respuestas abiertas y huir del tema. La cosa cada vez me mosqueaba más y eso se notaría en mi tono de voz cuando el mayor Jaric hablase conmigo. Jamás me había sentido tan... menospreciado en mi trabajo y como las cosas siguieran así los superiores acabarían conociendo un Simo que ni se imaginaban que existía. Cada vez tenía más ganas de levantarme y largarme de la cama, independientemente de mi estado físico.

-Saludos, Mayor.- Saludé escuetamente. Me interesaba más saber por dónde iban los tiros antes de decir nada más.

- Bueno hijo…La misión no ha salido como esperábamos.- Te comenta relajadamente.- Aún nos tocará seguir buscando a los de Izquierda Roja, pero el día que los encontremos espero que estés en condiciones de participar. Quizá con algo de tiempo tu memoria puede volver y darnos alguna localización de esos terroristas.

Te da un suave toque con su mano.

- Lo importante es que te hemos encontrado en buen estado.

-Quizá, señor. Eso espero, es la primera vez que me queda un trabajo a medias. Y es algo que no me gusta. Intentaré estar operativo lo más pronto que pueda.-

¿Por qué tengo la sensación de que mi cabeza guarda algo que están buscando? Por mas que me concentro no recuerdo nada. Lagunas desde que me apresaron. Y cuanto más me esfuerzo, más me duele. Solo tengo esperanza de que con el tiempo las cosas se aclaren. La relación que tengo con el Mayor y su tono paternalista consiguió que mi genio se calmara lo suficiente a pesar de que la situación no había cambiado.. Algo que sólo él podría haber logrado.

Tras varias semanas en recuperación y haciendo ejercicios de rehabilitación, tu cuerpo comienza a responder como antes. Recibes el apoyo de tus compañeros, pero tampoco se interesan mucho más o te preguntan sobre la misión; eso no es propio de la gente de ZSU. Cada uno a lo suyo, rodeado de secretos y misiones ocultas.

Te llaman a la zona del centro de mando. Nueva misión piensas. Allí te espera el capitán con la nueva información.

- Soldado. El Líder nos ha ordenado eliminar un nuevo objetivo. Su nombre es Tex Willerson, un hombre de negocios importante del Tri-Estado.- Te comenta mientras te muestra algunas fotos.

- Afortunadamente suele venir a pasar algunas noches a la ciudad de Rojo-1 a disfrutar de nuestras camaradas confederadas. Te acercaremos a Naranja-3 y te daremos algo de efectivo. Podrás coger un tren a Rojo-1 y acceder a un piso franco con esta llave.- Te da una dirección en un papel y un par de llaves.- En el piso tendrás todo lo necesario, tanto armas como vestuario. Esperamos que dentro de cuatro o cinco días llegue a la ciudad y vaya a una cena de gala de el Círculo de Emprendedores del Oeste, en el restaurante El Líder provee para después ir "de fiesta".- Lo dice con cierto tono irónico.- Lo importante es que debe parecer un robo o similar, producido por el azar y no un asesinato premeditado. Éste es el punto clave, ¿entendido?

-Entendido capitán.- 

Lo que normalmente seguiría acompañado de un "me pongo en marcha" en esta ocasión fue muy diferente. Ni siquiera me percaté del sutil cambio en mi comportamiento, de cómo los últimos sucesos empezaban a hacer mella en mi fe ciega hacia me unidad. La obediencia absoluta empezaba a dejar paso a las preguntas, que aunque con respeto y delicadeza, ahora estaban ahí y antes no.

-¿Qué puede haber hecho un empresario para recibir una sentencia de muerte? Al ZSU le saldría mucho más barato pagar a un yonki para rajarlo en una esquina, jaja- Camuflé la duda con un tono jocoso. -Lo mío es disparar en la sombra, pero las órdenes son las órdenes. Partiré lo antes posible, quiero habituarme a mi nuevo apartamento-

- Eso es lo que queremos, que partas inmediatamente.- Dice con cierto recelo.- Nosotros ejecutamos las órdenes del Líder, para ello nos han entrenado; no para juzgar o entrar en debates ¿entendido?.

-Sí, señor- Respondí sin la energía que era habitual en mí e hice el saludo militar para despedirme. Me puse en marcha, decepcionado por el capitán y por su reacción ante mi comentario. Joder. Lo esperaba de otro, pero él casi había sido un padre para mi. ¿Qué había cambiado? ¿Acaso yo? ¿Me ha afectado más de lo que esperaba la última misión? Ni siquiera era consciente de ello, pero así debía haber sido. Hacía mucho que no dudaba de las cosas.

Durante el trayecto en tren desde Naranja-3 a Rojo-1 te da tiempo para pensar en las últimas semanas. Debido a tu baja médica y tu posterior rehabilitación, te trasladaron a un nuevo equipo, con hombres provenientes de varios grupos de ZSU. No sólo notas la tirantez del capitán Rebov contigo, sino con el resto de tus compañeros.
Además, estos nuevos hombres con los que compartes barracón tampoco están al mejor nivel; al menos nada comparado con tu anterior pelotón. Uno de los tiradores está perdiendo la visión de forma acelerada y cada vez tiene menos puntería mientras que otro comenta abiertamente su animadversión y resentimiento para con el Líder. Y éstos son los mejores del grupo.

- Desechos.- Concluyes.- Somos desechos de otros pelotones...

Al menos el piso franco de Rojo-1 parece estar en buenas condiciones, limpio y agradable pese a no estar en un buen barrio. En el armario encuentras un poco de todo: ropa deportiva, camisas viejas y unos harapos de pobre. Lo necesario para representar varios papeles y coartadas.
Pero lo importante está escondido. Una caja contiene un par de navajas y una pistola de baja calidad, típica de los barrios bajos y pequeños delicuentes.

Das una vuelta por los lugares del objetivo. El Líder provee es un buen restaurante en una calle principal y con aparcacoches, los cuales dejan los vehículos en un parking exterior que se accede por una callejuela en el lateral del restaurante, pero que está vigilado por un guardia.
No obstante, cerca hay varios clubs nocturnos a los que se podría llegar andando. Si en vez de coger el coche prefiere dar un paseo, hay más posibilidades de asaltarle en cualquier esquina. O quizá quiera ir a un club sin aparcamiento y tenga que andar hasta la puerta de entrada.

Hay variables que desconoces y que no te permiten idear un plan concreto, pero debes encontrar un lugar para el asalto antes de dos días.
 

Desde mi apartamento sigo pensando en los últimos cambios en mi vida. La nueva unidad, la frialdad de los que antes se preocupaban de mi. Al principio me martiricé pensando qué podía haber hecho mal, pero el tiempo sin respuestas volvió ese miedo en enfado hacia la cadena de mando, que tras una vida sacrificada en su servicio me mostraban semejante menosprecio. Sentía asco por el resto de soldados de la unidad, asco por su nivel y por estar donde están. Claro que eso hacía que me odiase a mi mismo, pues formaba parte de su grupo. 

De vuelta a la realidad. Desde que llegué mantuve mi apartamento con poca luz y las persianas casi siempre bajadas. Lo primero que hice al encontrar el equipo fue comprobar la calidad de este. Las navajas tenían un filo normal, y la pistola, aunque algo destartalada parecía funcionar bien cuando la desmonté y reensamblé. Solo esperaba que no se encasquillara al segundo disparo si la necesitaba usar. Me habían dejado el dinero justo para sobrevivir esos dos días sin complicaciones, pero no había manera de que lo pudiera usar para extorsionar a nadie en mi beneficio. 

En cuanto a la misión ya había elaborado un plan. Durante el primer día recorrí las manzanas de los alrededores para memorizar las posibles vías de escape, callejones y lugares donde pasar desapercibido entre tumultos de gente. Del mismo modo, me hice con una linterna e improvisé un pequeño plano del alcantarillado de la ciudad, con los puntos de acceso a la superficie. 
Al segundo día, preparé los materiales que necesitaba. Con el poco dinero que tenía compré algunos productos químicos caseros con los que formar alguna bomba no letal, aturdidora. Después me di unas vueltas por ferreterías cercanas para comprar los materiales que necesitaba para ello además de una palanca metálica. No necesitaría mucho más.

Ya solo quedaba esperar a la noche de acción. Así que repasé todos los puntos mentalmente, hablando conmigo mismo:

"El plan sería sencillo como me sugirieron, que pareciese un delito vulgar. La parte más complicada sería colarme en el aparcamiento sin que me vieran, y en el peor de los casos noquear al de seguridad. Tras eso, dejaría una de las ruedas del vehículo sin aire; un clavo en el neumático haría que pareciese un accidente. Conociendo como actúa este tipo de gente no querrá perder el tiempo de su noche de diversión a que arreglen el pinchazo con lo que seguramente se dirigirá a algun lugar cercano. Seguramente a uno de los clubs a saciar sus vicios. Ese paseo será el momento de chocar con él como un ratero y rajarlo a la vez que escapo con su cartera. Si tiene compañía es más probable que se preocupen por su salud que por perseguirme. En cualquier caso si tengo que huir me dirigiré a las zonas que he marcado como seguras y como último recurso, si estoy en apuros, en el callejón de la calle de atrás dejaré escondida la palanca, para abrir las alcantarillas y huir por ahí, donde tendré colocados los explosivos que detonaré para detener a mis perseguidores. Tras eso alejarme de la zona de peligro será muy sencillo."

Seguí mirando los planos, repasando los detalles, comprobando las armas. Estaba nervioso. Si la cagaba o algo salía mal tenía la sensación de que nadie me iba a respaldar el culo, algo que no había pasado antes.

Es la hora.

Sales del piso franco con una pequeña mochila a tu espalda con todo lo necesario. Necesitas al menos un par de horas para revisar el alcantarillado y preparar pequeñas cargas que esperas no necesitar. Dejas un par de palancas bien escondidas y revisas calles y accesos para no tener ninguna sorpresa.

Todo parece controlado. Te situas en un callejón oscuro enfrente de El Líder Provee a la espera de tu presa, que no tarda en llegar en un sedane de lujo color blanco. Tras aparcar en el lugar esperado, se bajan dos hombres. Tu objetivo saluda y entra al restaurante, su acompañante, presumiblemente un chófer y escolta, se queda fumando con el vigilante del parking y hablando de trabajo distraídamente.

- Buenas noches.- Saluda tu objetivo al vigilante del aparcamiento y al hombre que espera en la puerta.

Bien, está dentro. Eso me dará entre 30 minutos y una hora mientras cena, para preparar todo. Aguardo a que el vigilante del parking se distraiga con la entrada o salida de alguno de los vehículos. Que el chófer esté con él me supone un ligero contratiempo, pero le doy unos minutos a ver si se cansan de hablar antes de lanzarme al asalto. Encontrar el momento exacto para ello es complicado, pero tras rondar cerca como un mendigo consigo zafarme de su vista unos instantes. Lo suficiente como para colarme. Ahora solo tenía que buscar ese lujoso sedán negro, abrir la válvula de aire en una de las ruedas y clavar un clavo con fuerza para que pareciese un accidente casual. Y salir, siguiendo la misma táctica que para entrar. 

El guardia está tan inmerso en una conversación de mujeres, a tener de los gestos que realiza al chófer, que no repara en tus movimientos. Aparece otro coche lujoso, pero aguardas a que aparque y el hombre se marche para continuar con tu plan.

Una vez inutilizado el sedán, te toca esperar un buen rato a que tu objetivo abandone el restaurante.

Se nota la bajada de las temperaturas cuando el sol desaparece y entra la ciudad en la noche cerrada. Mejor. Más oscuridad. Tras un par de horas, Tex Willerson sale del restaurante y se despide de un hombre orondo con bigote. Hace un gesto al chófer para que vaya a por su vehículo mientras él se queda esperando junto a una bella dama de pechos generosos y abrigo de piel.

Parece inquietarse cuando su coche no aparece. Tras unos minutos el chófer vuelve a pie y le explica algo. Sin duda tu plan está saliendo bien, pues el señor Willerson parece abroncar al chófer con gestos de enfado y le manda de nuevo al aparcamiento a solucionar el problema.

Él por su parte, parece que invita a la chica a dar un paseo e ir andando a su próximo destino. Tras aceptar, la pareja avanza por la calle principal de forma tranquila.

Sigo sus pasos más adelantado desde la acera de enfrente. Mi aspecto está lo suficientemente desaliñado como para que la gente no se fije en mi. Unos pantalones de chandal gastado y una sudadera vieja concapucha cubriéndome la cabeza. Cuando considero que hay suficiente gente con la que mezclarme, cruzo la acera y comienzo a andar en dirección  contraria, hacia ellos de frente. Es el momento de la verdad. Tanteo la navaja dentro del amplio bolso de la sudadera y aferro el mango con fuerza. 

Mis pasos son rápidos y seguros. Camino encorvado, con el aspecto de un pandillero más de la ciudad, de esos con los que cuando te cruzas evitas chocar. La gente se cree el disfraz ya que la mayoría así lo hacen. Lo tengo enfrente y me siento nervioso. Para calmarme pienso sin parar lo mismo una y otra vez: "chocar, clavar, cartera y huir". Llega un momento en que las palabras resuenan en mi cabeza sin parecer mías. 

Tres pasos... Dos... Un paso... Agarro la navaja, la empujo con fuerza adelante y choco con él cuando...

Justo en el momento que vas a clavar el cuchillo, se gira hacia ti. La hoja pasa cerca de su estómago y raja su chaqueta, pero es una herida superficial. Willerson intenta agarrarte el brazo y se pega a ti para forcejear.

La atractiva mujer en cambio se aleja unos pasos y comienza a gritar.

¡¡El hijo de puta lo ha evitado!! ¿Cómo? ¿Lo sabía?

Pienso en lo que ha salido mal al tiempo que gracias a mis rápidos reflejos y entrenamiento militar reacciono. Mantiene sujeto el brazo con la navaja, pero con la zurda aprieto el puño con todas mis fuerzas y suelto un gancho directo a su mandíbula. El golpe seco sacude su cabeza, siento como sus carne se funde con mis nudillos y la alegría me invade cuando veo como se tambalea por el impacto... pero no cae. Pese a su edad es duro, un luchador en la vida que se niega a que un don nadie como yo acabe con él. Se reincorpora con esfuerzos, sin soltarme y agarrado como si su vida fuera en ello, literalmente. -¡Sueltame cabrón!- La mujer sigue chillando y cada segundo que pasa es peor.

¡Abandona! ¡Lárgate de aquí antes de que vengan más problemas!