Partida Rol por web

Emisarios del reino de Pasadawnt han sido enviados en busca de personas con el suficiente valor y coraje como para ejecutar misiones con el objetivo de que vuelva al antiguo estado de bienestar en el que se encontraba hace unos años en el valle. Numerosas tropas de orcos y goblins están asediando y desvalijando ciudades y pueblos, saqueando todo lo que encuentran, robando numerosos recursos naturales de los que el Valle de Riverwind se encuentra repleto. Además en estos últimos tiempos numerosas criaturas malignas han ocupado estas tierras de ensueño emponzoñando y destrozando su tranquilidad.

Mindeb es el emisario que os ha mandado el rey Zarediry os entrega a cada uno esta nota: "El rey Zaredir os convoca para que os reunais con él en el castillo de Neylimb.

          Por ninguna circunstancia debereis perder este salvoconducto pues en caso de que vuestro emisario no llegara con vos, debereís entregarlo para poder entrar en palacio y asistir al conclave convocado por su majestad."

La nota es breve pero está escrita en buen papel, las letras tienen una caligrafía excelente, y está firnada y sellada por el rey.

Mindeb es el encargado de llevaros hasta Neylimb. Mindeb es un soldado explorador, un ranger, que ha pasado toda su vida patrullando a todo lo largo y ancho del valle de Riverwind. Tiene un porte regio y serio y cada vez que habla parece que está ejecutando una orden de sentencia de muerte. Lo acompaña en su burro su lacayo Molo, que es un hombre de unos 35 años, con un aspecto un tanto desagradable, una joroba bastante grande afea su espalda, y su cara está muy deformada, con unos dientes separados y picados que enseña constantemente como si estuviera satisfecho de ellos, una nariz achatada, y una mirada aviesa como si quisiera morderte en cuanto miras hacia otro lado.

Mindeb os  ha ido localizando uno a uno y os ha entregado y leido la misiva que porta. Al leerla os habeis sorprendido pués no sabíais que  os encontrabais en tan buena consideración en vuestra region, pués sin duda es todo un honor ser enviado para estar a las ordenes del mismísimo rey de Pasadawnt, además del sustancial reporte económico que esta aventura os puede proporcionar.

Así que cada uno de vosotros ha cogido lo suficiente como para partir de inmediato pues las órdenes de Mindeb son llevaros a la corte lo más deprisa posible. Al cabo de 2 semanas os ha reunido a los tres, que habeis partido con él sin pedir demasiadas explicaciones, pués el caracter da Mindeb no se presta demasiado a eso. Al cabo de unos días el viaje se torna tranquilo, y habeis tenido la oportunidad de conoceros un poco en las largas travesias hacia Neylimb. Por fín entrais en el valle de Riverwind, entrais por el paso noreste de la cordillera montañosa que limita por el este al valle, y cuando llegais a una terraza natural en la que empieza en descenso al valle, la vista os corta la respiracion. Un extenso paraje lleno de altas y escarpadas montañas de cimas nevadas, numenrosos valles verdes, y extensiones boscosas que se pierden a la vista, desde esa altura todo parece lejano y hermoso bañado por una dorada luz crepuscular.  Mindeb y Molo poco a poco van suavizando su caracter y se muestran soícitos y atentos con vosotros, pero sin bajar la guardia.

-He aqui el reino de Pasadawnt asentado en el precioso valle de Riverwind. Por desgracia tiempos aciagos nos están asolando. Pero ya tendreis la oportunidad de verlo con vuestros propios ojos. Esta noche la pasaremos aquí, mañana nos espera un duro día. ¡Molo, busca leña para encender una hoguera!.- Digo mientras descargo mi caballo y voy preparando mi espacio para descansar.

Molo se pierde por las rocas moviendo los brazos a ritmo desigual casi rozando el suelo con ellos. Sin duda va a buscar leña en la zona boscosa que acabais de dejar.

- ¿Mindeb puedes darnos algunos datos sobre cuando llegaron esas apestosas criaturas al precioso valle de Riverwind?-Digo mientras observo por donde se marcha Molo por si hay que ir a buscarlo a la espera de la respuesta de Mindeb.

Termino de descargar la manta para montar mi pequeño campamento y dormir a la luz de las estrellas, preparo un redondel de piedras cerca de una pared de piedra que servirá para protegernos del frio, que en estas alturas es algo intenso en estas fechas del año. Me dirijo a Antares aún sin mirarle por seguir con mi tarea.- El momento exacto no lo recuerdo, pués todo comenzó poco a poco. Creo recordar que hace unos 6 años que sufrimos de estas intromisiones en el valle. No quiero decir con esto que antes no hubiera ninguna criatura diabólica, pués famosas son las leyendas del valle de Riverwind acerca de sus dragones, serpientes gigantes, trolls. Pero siempre los hemos mantenido bajo control, hasta ahora.-

Salgo de mis cabilaciones al tiempo que presto atención a lo que cuentan.

---¿Hasta ahora? ¿Que pasa que cada vez que atacan son mas numerosos?¿por que no se ha hecho nada hasta el momento? Ya se que los teniais bajo control  pero el continuo ataque ¿no deberiais haber tomado cartan en el asunto cuando eran debiles para asi exterminarlos por completo?- Digo con curiosidad al tiempo que observo el lugar donde estamos.

Miro a Uriel con cara de pocos amigos.-Yo solo soy un soldado, me dedico a recibir órdenes y cumplirlas, no se nada de lo que piensan los altos mandos. Cuando lleguemos a Neylimb podreis preguntar a quien corresponda sobre esos temas.- Le digo a Uriel, mientras sigo ordenando mi campamento.

-Desde luego señor... Tal vez lo que mi compañero quería decir era que a veces parece que cuando se le ven las orejas al lobo, aquellos que han de dar las órdenes se deleitan contemplando la belleza de la piel de la bestia, en lugar de reflexionar sobre lo afilado de sus colmillos...

Digo en tono conciliador.

-Espero que no haya ningún motivo oculto para esa aparente tardanza... Ningún motivo indeseable, entendedme... Me parecería estupendo si la demora se debiera a que se estudia el mejor plan para librar estas tierras de ese hostigamiento y se reunen los mejores medios para ejecutarlo.

Dicho esto, saco de mi mochila un artilugio parecido a un intrincado, aunque pequeño, mecanismo de relojería. Al activar una manivela, me quedo ensimismado ante la luz cálida, de tono logeramente verdoso, que aparece. Acto seguido, murmuro unas palabras antes de guardar de nuevo el artilugio.

Casi sin haber emitido palabras durante todo el viaje me pongo de rodillas y retiro con ambas manos la poca hojarasca que cubría el suelo a la orilla de un árbol de gran tronco, para luego poder descansar, mientas escucho toda la conversación mostrándome desinteresado. - ¡Basta de preguntas que quiero descansar! - balbuceo con la mirada fija en la espada que traía Mindeb y fastidiado por las preguntas que Uriel y Antares le habían hecho y por la analogía de Delian. Me pongo de pie, dándoles la espalda. - Los tiempos de lucha llegarán muy pronto. Puedo sentir que su interés se traduce en temor y miedo por lo que nos espera- refiriéndome a aquellos tres. - No creo que exista tal amenaza. Ese rey no sabe lo que dice - exclamo desautorizando a Mindeb y me recuesto sobre el suelo mojado y duro apoyando mi cabeza en el árbol. Tapo mi cara con la capucha de cuero para poder descansar mejor. Me quedo pensando en el feo y débil de Molo, su aspecto desagradable y en la poco cantidad de leña que podría traer para encender la hoguera para toda la noche. ¿Cuánta leña puede traer el pequeño Molo? ¿Por qué no habría ido el mismo Mindeb? Podría haber traído mucha. Desconfio del soldado. 

Me remuevo incomodo ante el comentario de mi compañero.

---Lo siento no pretendia.....- mi disculpa son interrumpidas por  el comentario de Rhanko doy un bote y me alejo apresuradamente de él por temor a que me haga algo.

---¿falta mucho para llegar?- pregunto finalmente con nerviosismo.

-¿Quizá hablas más de lo que realmente vales, "humano"-en tono despectivo dirigido al guerrero Rhanko tras sus palabras. Busco un lugar apartado de Rhanko y del resto lo sufciente para sentarme y descansar sin entablar más conversación esperando el regreso de Molo. Cierro los ojos y empiezo a meditar.

Después de varios días andando por fin llegamos a lo que parece el primer paso hacia nuestro destino. Los dias venideros vana  ser duros y nos hace falta descansar en paz y tranquilidad aunque sea por una noche. Mientras Molo va a buscar leña y los demás se dedican a hablar yo doy una vuelta por los alrededores del claro donde vamos a acampar. La zona boscosa está al lado mismo nuestro y puede proveernos bien de ramas secas para quemar.

Me dirijo hacia un gran árbol al lado de unas rocas y dejo mis cosas a mi lado en el suelo. Observo a mi alrededor. Observo y escucho, en silencio. Cierro los ojos y oigo los últimos ruidos que nos ofrecen los pequeños animales de los alrededores.

Pronto se acabará esta dichosa paz... sombrías pugnas nos esperan... Pienso añorando mis amados bosques y a mi gente. Yo decidí alejarme de ellos aunque a veces los añoro.

Me siento en el suelo, apoyada en el tronco del árbol, después de unos minutos de meditación y miro a Rhanko, ¿cuál será su historia para tener ese odio hacia la vida? El pobre Uriel se va a llevar más de una contestación como esa. Miro a aver en mi mochila si lo llevo todo.

Y luego intento descansar...

Pobre de Antares. No sabe lo que dice. Cualquier infierno no se compara con la vida que he llevado. Medito y me pregunto si algún día podré encontrar la paz interior y llenar el vacío de sentimientos que se encuentra en mi alma. Inmutable frente al comentario de Antares digo con cierto sarcasmo a través de la capucha de cuero - Antares ten cuidado! No te apartes tan lejos. Podrías perderte en estos bosques. - Termino de expresar mis sentimientos hacia el elfo y pienso con intriga y entusiasmo y sin dudar de su potencial. Antares parecería ser un guerrero singular de basta experiencia en combates. No podré esperarme para comprobar su verdadero espíritu de lucha.

Doy cuenta de la reacción de Uriel y exclamo -No os preocupéis por mí. Preocuparos por voso...- no puedo terminar de decir mis palabras cuando siento tal energía cálida y reconfortante en dirección a donde se encontraba Azshara. Ésto hizo que me quitara la capucha de cuero de la cara para comprobar si era cierto que aquella energía llena de vitalidad, paz y amor por la naturaleza provenía de la elfo. La observo desde lejos junto a su mochila. No puede ser que exista en este mundo un ser con un alma tan cálida. Sentí mucha tranquilidad. Nunca había tenido tal sensación. 

Antes de volver a reposar mi cabeza contra el árbol, investigo la misiva del rey, con cierto desinterés. Intento descifrar aquellas lineas y manchas negras. Qué clase de códigos son éstos. Seguramente son tontas órdenes del rey. Odio las órdenes y obedecer a las mismas me genera repugnancia. Pienso y arrojo la misiva con cierto enfado a unos metros de distancia. Sigo pensando sobre el pobre de Molo y su tardanza.

Sentada, tarareando una cancioncilla sigo observando. Cuando veo a Rhanko tirar la misiva que nos ha enviado el rey, me levanto despacio, con andar sigiloso, pasos gráciles y ligeros, en radiante silencio como si no estuviera ni moviendome practicamente y me acerco a donde está el hombre. Cojo la carta que está tirada a unos cuantos pasos de donde descansa y me agacho mirandolo fijamente.

Con cuidado le colocó la carta en uno de los bolsillos.

- En algún momento la necesitarás, créeme. Mi voz suena en un susurro suave.

Me doy la vuelta sin más y vuelvo al sitio donde estaba descansando. Me tapo bien con mi capa.

Veo como Rhanko tira la misiva con desprecio, me levanto y me acerco a Rhanko, y me dirijo a él mirandole fíjamente a los ojos, me agacho y le digo lo suficientemente claro y tranquilo como para que capte el mensaje.-No se porque has hecho esto, pero quiero que te quede una cosa muy clara, mis ordenes fueron encontraros y llevaros a Neylimb pero eso no quiere decir que querais venir conmigo. Si no quieres venir conmigo puedes hacer lo que quieras, pero no esperes que me juegue la vida con alguien como tu que desprecia la palabra escrita de mi rey. Así que te recomiendo que guardes bien esa nota, porque sin ella no vas a dar ni un paso más conmigo.-

En ese momento entra Molo, con un montón de leña atada a la chepa, tres conejos en el cinto y una serpiente en el cuello. Trae una estúpida sonrisa grabada en la cara, cuando se dá cuenta de la escena tensa que se está llevando a cabo entre Rhanko y Mindeb.

-Vida, vidbeb lo que daigo, unos conejos y uda cedpiente, vida vida.- Cuando veo a Mindeb me paro de golpe suelto la leña y miro la escena espectante.

Me mantengo apartado de ambos personajes, al parecer habra roces entre ellos a lo largo del camino y prefiero no estar en medio asi que me pego al clerigo mientras observo la escena.