Partida Rol por web

Conforme vais avanzando vais entrecerrando los ojos pues os cuesta mirar hacia la salida por la luminosidad de la misma, el aire se torna fresco y húmedo y todo parece ir mejor. Por fín salís de la cueva, aunque no veis nada pues teneis que acostumbraros a la luz natural, por suerte aún queda un rastro de la tormenta que dejasteis atrás, y algunas nubes a ratos aún ocultan el sol, esto hace que tardeis menos en adaptaros a la nueva iluminación. Oís una cascada de agua que se encuentra a unos 20 mtr de vosotros a la derecha y se puede ver un poco de cielo anaranjado pués el sol se está escondiendo. La noche está cerca y sería prudente acampar cuanto antes. Bajais lo poco que os queda de ladera y después de 20 minutos andando veis un pequeño bosque, os adentrais un poco en el y veis un sitio genial para pasar la noche. Molo se encarga de todo, se pierde en un momento por el bosque para poner sus trampas, y de camino trae unos pájaros que parecen perdices pero un poco más grandes, y unos cuantas raices para los elfos aunque se disculpa pués no está seguro si es suficiente para ellos. Podeis oir el sonido del río que está cerca y Molo se encarga de coger agua para hacer un guiso estupendo.
Ya en el campamento os ocupais de Uriel que parece que está durmiendo profundamente, la hoguera arde el sonido de los árboles os reconforta. Mindeb y Molo se ofrecen a hacer las primeras guardias. La noche transcurre en calma y Mindeb decide no despertaros para que descanseis, mañana será otro día.

Un nuevo día nace, los pájaros muy temprano ya están cantando y el aire de la mañana nunca os sentó mejor. Molo os tiene de nuevo preparado el desayuno, aunque son las sobras de la noche anterior lo agradeceis.

Abres los ojos y ves las hojas de los árboles moviendose sobre tu cabeza, tienes nauseas, casi no te puedes mover y tienes mucha sed. Te incorporas un poco y un trapo húmedo se cae de tu frente, ves a tus compañeros levantando el campamento.

Abro los ojos pero no puedo casi moverme, siento retortigones en el estomago y noto como si todos los musculos pesasen un quintal. Parpadeo varias veces y suelto un gemido lastimero mientras muevo debilmente la cabeza haciendo caer el trapo.

Veis como Uriel trata de incorporarse un poco, apoyando los codos en el suelo, pero casi no se puede mover. Al hacerlo un trapo húmedo que le habiais puesto en la cabeza se le cae. Está muy debil, su color de cara aún no es muy bueno y está desorientado.

Me levanto y empiezo a desperzarme, luego doy los buenos días a a todos y me dirijo a a Mindeb:- Ayer seguí corriendo para avanzar el camino y que nos fuese mejor para todos.

Dicho esto cojo alguna de las raíces que trajo Molo y tomo un frugal desayuno. Viendo el estado de Uriel le digo a Mindeb y Molo:- ¿No habría que buscar algún remedio en el bosque que pudiese ayudarle a superar la fuerza de la toxina?

El cantar de los pájaros, el crujir de las ramas y el zumbido que produce el viento soplando fuertemente entre las copas de los arboles cual armónica, hacen que mis ojos comiencen a abrirse. Me incorporo lentamente. No estoy acostumbrado a este ambiente fresco y luminoso. Aquí el aire no pesa, es fresco, libre, y dulce. Con aroma a menta producto de las hojas de los árboles y el polen de las flores de este bosque. Ésto, comparado con lo que hemos dejado atrás sin duda es el paraíso. Mis pulmones lo notan. Respiran libres. Se regocijan llenos de vigor. Se llenan de aire sin ninguna dificultad ni esfuerzo.

Veo a Mindeb hablando con Antares. Ya se han incorporado. Veo a Molo preparando y calentando el desayuno. Ya se puede percibir este aroma a guiso sabroso. Todo este tiempo sin comer nada. Mi estómago comienza a crujir cual eco en las cavernas. Mi pongo de pie, ya estoy recuperado de todo cansancio. Voy de camino hacia el manjar.

De repente veo un movimiento en las frazadas que cubren a Uriel. Veo como intenta incorporarse lentamente y con mucha dificultad. El vacío en mi estómago producto de no comer por varias horas desaparece. Ese sabroso manjar ha quedado atrás. Rápidamente corro hacia donde está descansando el pequeño. Su rostro pálido amarillento. Sin dudas aún se está recuperando del veneno y podría tener restos de esas toxinas en su sangre. Veo el esfuerzo inmenso que hace para poder incorporarse pero no lo consigue. Sin dudarlo me inclino, me arrodillo al lado de él y extiendo mis brazos para ayudarlo a sentarse. Con un mano cojo el trapo húmedo. Está tibio producto de la fiebre. Grito fuertemente a todo el grupo para que despierte y comience a andar pero con una felicidad inmensa al ver despierto al pequeño - Por favor, que alguien humedezca este trapo para curar a Uriel. Se está recuperando - extiendo mi brazo con el trapo en la mano para que alguien lo moje, sin quitar la mirada del ladronzuelo. El pequeño intenta abrir los ojos y acostumbrarse a la luz que inunda este bosque. Se le hace muy dificultoso - Uriel, amigo, tranquilo ya. Estás con nosotros en el bosque a la salida de las cuevas. Ya todo lo malo ha quedado atrás. Todos estamos bien pero muy preocupados por lo que te ha pasado. Tranquilo muchacho. Estamos en este bosque tupido de árboles frondosos y gigantescos. Estarás completamente mejor en unas horas. Ya verás. - trato de tranquilizarlo y aclararle la situación.

Al escuchar el ofrecimiento de Antares, me giro hacia él y le contesto - Me parece buena idea. El pequeño debe comer algo. Está muy débil. Lo mejor es que pruebe un poco del guiso y que beba agua acompañado del remedio que tu dices. Que te parece?? -

Noto que alguien me levanta la cabeza un poco y gimo de nuevo, el dolor es insorpotable.Y noto como la piel me arde. Finalmente veo a la figura de Rhanko acercase.

---Rhan...ko?-consigo decir con muchisima  dificultad.

Recien despiertos todos, yo ya hace rato que disfruto de la mañana algo alejada del campamento que montamos la pasada noche. Realizo ejercicios de respiración y consulto el libro que llevo en mi pequeña mochila de vez en cuando. Miro el cielo, como va cambiando de colores conforme avanza el alba.

Y sin más, pasados unos momentos, y vienod que la gente ya empieza a moverse, me acerco y observo que Uriel se está incorporando.

- Rápido, dadle agua, la necesitará. Y Antares, tienes razón, hay uqe buscar algo para contrarrestar los efectos del veneno de aquella araña.

Me acerco al chico lentamente y poyando una mano en su brazo le sonrío.

- ¿cómo estás pequeño?

Al mencionar el agua asiento con dificultad, llevo sin beber desde hace....¿cuanto?¿dos?¿tres dias? mi mente esta confusa todavia y apenas puedo recordar lo que ha pasado.No respondo a la pregunta de Azshara, estoy demasiado cansado para ello.

Mientras deciden que hacer estudio mi libro.

Me acerco a Uriel y le toco la frente.-Ya estás bastante mejor. Menudo susto nos has dado pequeñajo, quizás luego nos puedas contar como se te ocurrió aventurarte tú solo en una cueva infestada de arañas. Pero bueno, al fin y al cabo ahora estás bien, lo importante es que te recuperes.-Me levanto y me dirijo a la espesura del bosque para intentar encontrar la planta que conozco que es capaz de neutralizar el veneno, aunque es muy dificil encontrarla por estos lugares. Crece muy al norte de Pasadawnt, en las zonas de las grandes llanuras y las montañas de nieves perpetuas, aquí hay una especie que es muy parecida pero necesita de mucha sombra. Busco a la sombra de las rocas y de los árboles, y no encuentro nada. Despúes de pasar un rato y casi darme por vencido, justo a la orilla del río detrás de unas rocas, veo como sobresale resplandeciente una planta blanca como la nieve con pintas rojas en sus hojas. Su aspecto le hace parecer una planta venenosa, pero nada más lejos que eso. Se trata de una calendolia, la planta para tratar el envenenamiento. La cojo con cuidado y me dirijo al campamento.

-Mirad lo que traigo.-Les digo a todos. -Molo pon agua a hervir, esperemos que haya suficiente con esto.

-Si, Mindeb, ahoda bismo la pongo.-Le digo a Mindeb y una gran alegría recorre mi cuerpo, el joven Uriel va a salvarse, he visto como actua esta planta y es muy rápida, esperemos que le sirva.

Voy corriendo a llenar una pequeña cazuela de agua al rio y vuelvo corriendo apoyando la mano en el suelo para ir más deprisa. Pongo la cazuela al fuego y Mindeb deposita con cuidado los pétalos de la planta. Al cabo de un momento, el agua está hirviendo suavemente, retiro la cazuela del fuego y deposito en contenido en un pequeño cuenco. Y espero a que se enfríe un poco. Cuando ya está templado ayudo a Uriel a incorporarse. -Doma Udiel, bebeteló todo.- Uriel se incorpora y le da un sorbo; la planta es preciosa, pero su sabor es horrible. Uriel hace un intento de escupirla, pero yo le tapo fuertemente la boca con la mano y le miro con seriedad. El entiende al momento que no debe escupirla y se traga el contenido poniendo cara de asco.

Veo a Mindeb internarse en el bosque y al cabo de un rato volver con una flor muy rara que se la da a Molo para que la hierba, tras haberla hervido me da el tazon y me da de beber, cuando la medicina entra en contacto con mi boca  siente el asqueroso saber del brebaje y siento como mi boca trata de escupirla, sin embargo Molo me tapa la boca impidiendome que la heche, pero mi cuerpo se niega a ingerirla,me resiste un poco. Finalmente, no puedo aguantar mas y  noto como el liquido pasa por mi traquea y Molo me suelta.

--- Esta.....asquerosa...- logro articular debilmente y poniendo cara de asco mientras miro a Mindeb 

Tras despertarme con el sonido de los animales y el fragor de la fragancia de los bosques en los que ahora nos encontramos, comienzo a rezar a Ponterwin, agradeciéndole con regocigo y alegría que nos haya permitido salir vivos de esas cuevas donde tantos peligros acechaban.

Mi trance duró un tiempo, pues cuando volví en mí ví que Uriel se estaba tomando el preparado que le daba Molo, compuesto por beneficiosas plantas medicinales, según entendí por los lejanos sonidos de la conversación que llegaron a mis oidos. Rápidamente me acerqué a tiempo para escuchar la protesta por el mal sabor que profirió el pequeño ladronzuelo.

-Uriel, piensa que siempre es mejor soportar ese levemente desagradable sabor que tener el ponzoñoso veneno circulando por tus venas. Ánimo muchacho, saía que saldrías de esta. Digo con una amplia sonrisa.

---Aun asi... no quita el hecho....que sea asqueroso. Deberia ir.... a un medico...por si quedaran...secuelas del veneno...- respondo con una debil sonrisa, noto como el medicamento hace efecto poco a poco- ¿Donde nos... encontramos?¿ cuanto tiempo he estado....incosciente ?

-Jajaja, vamos pequeño, no es para tanto. Peor sabía el veneno de la araña, y si no que se lo pregunten a Delian. Ahora tenemos que movernos para llegar cuanto antes a Neylimb; cuando estemos allí podremos descansar. Recordad una cosa, a pesar del aspecto de estas tierras muchas sombras nos acechan incluso ahora podríamos estar en peligro, no se cuanto ha avanzado el enemigo desde que me fuí en vuestra búsqueda, espero que no mucho. Pero en cualquier caso sed prudentes, y procurar no separaros mucho de mi.

Levantais el campamento y emprendeis de nuevo la marcha; los pájaros están cantando, la mañana es luminosa, brillante y fresca despues de la tormenta. Numerosos charcos veis en el suelo. Os dirigis en dirección oeste. Mindeb conoce bien estas tierras y atraviesa los campos como si estuviera en su casa, os mete en una zona muy boscosa, hay tanta vegetación que es muy dificil andar, además el barro se os ha pegado en las botas y de vez en cuando teneis que parar para sacudirlo. Uriel va andando pero le cuesta mucho caminar ahora se ha parado para descansar.

Camino en ultimo lugar bastante agotad,aun asi trato de seguir el ritmo de los demas, durante los breves ratos que nos paramos  me siento en algun lugar donde pueda para recuperar fuerzas.

---Puff... ¿queda mucho para llegar al famoso Neylimb?- digo mientras permanezco sentado  recuperando el aliento.