Partida Rol por web

Eliott se había acercado a ver el estado de su buen camarada, cuando la llegada de la doncella le sorprendió, y fue como un rayo de luz entre la tiniebla

Mil gracias, gentil dama, que en atender heridos tenéis el bello sexo mejores manos que nosotros. Y felices somos de haberos salvado de semejante felón dice el escudero con la mejor de sus sonrisas, mientras hace un gesto a sus compañeros de que ayuden a llevar al herido donde la dama diga

Yo me quedaré a asegurar el cierre de la puerta y comprobar el estado de los valientes hombres del Rey comenta

Y antes de que la hermosa Darioletta se marche, añade una pregunta ¿Y qué hay de la otra dama, podemos fiarnos de ella? requiriendo su opinión sobre la dueña que acompañaba a Sir Ulbert ...

Dejo de correr de sopetón, cuando veo que me gana en la carrera, y que no consiguen derribarlo. Me giro y veo a mi compañero yaciendo en el suelo.

Comienzo a rezar pensando en lo peor, al llegar a su altura, me sorprende la dama hablando con Eliott.

-Alabado seas, ha conseguido sobrevivir al embite del corcel.

Riendome, le cojo de las piernas para ayudar a llevarlo a la sala donde le haran las curas, y de repente, recuerdo una cosa, y le comento a Elliot:

-Eliott, ¿el arcón sigue a buen recaudo, o está sin ningua vigilancia?

Los hombres del Rey y yo no nos moveremos de aquí hasta cerrar las puertas y confirmar que todo está en orden.

Tranquilo pues, mi buen Gallowain, ve y que también miren tus heridas, que te lo mereces... dice el escudero dándole un vistazo al carro, y buscando con la vista al muchacho que hacía de cochero, pues tiene algunas preguntas que hacerle sobre lo que les falta hasta su destino y la ruta a seguir...

Le hace gesto a Jerrod de que si la dama puede también le mire sus heridas, y él y Waldon se quedan junto a los hombres del rey protegiendo el carro.

En cuanto la puerta está cerrada y todo en orden, el escudero le pide a uno de los soldados que vaya a por su armadura que aún está en el salón, y se arma allí mismo en el patio, quedando pues dispuesto para cualquier eventualidad...

-Aquella Dueña cobarde huyó de sus aposentos, usando una escala que Ulbert el traidor le aseguró en la cama y que yo mesma corté para que no vuelva. Atizaré el fuego y prepararé agua caliente para vuestro amigo.- La doncella hace una reverencia y entra en la torre dejando las puertas abiertas para que pasen a vuestro compañero.

Un soldado del rey ayuda a Gallowein a llevar a Edgar adentro. Una vez dentro, la puerta de la derecha conduce a una sala que es la despensa. Aquí, los ramos de tomillo dan buen olor a la estancia donde los sacos de grano, alubias y la carne ahumada se amontonan. Cruzando la sala podeis ver la sombra de un ratón deslizarse bajo la protección de los sacos y al otro lado unas escaleras, bastante estrechas y bien defendibles por donde sube la doncella iluminándos con una tea.

Entro sujetando al herido de las piernas, mientras un noble caballero me ayuda por los brazos.

-Señoa, disculpeme, pero con la herida que tengo yo, y el estado de mi compañero, casi que seria menester hecerle las curas aqui abajo, no querria desequilibrarme subiendole, y que tu tarea fuese mas difícil y lenta, ya que un nuevo chichón, no seria un trofeo digno. Ya le acompaño yo arriba, y le bajo todo lo que necesite.

Me quedo mirandola, mientras le comento un segundo mas tarde.

-Por favor, curele a el antes que a mi, ya que lo necesita mas que yo, y yo podré resistir un tiempo. Si es necesario, ayudarla en los que haceres, digamelo, y luego si pudiere, hagame las curas a mi.

No tardas mucho en encontrar al paje, pues estaba subido al carro con un palo en la mano, dispuesto a defender aquello que le han encargado llevar.

-Lucharé hasta la muerte si es necesario, más nos quedan seis días hasta llegar al castillo del Duque Frederic y dos castillos donde nos alojen con gentileza sus caballeros.-

-Subidle debeis, para que descanse mejor y luego de atenderle, bajaré y sanaré vuestras yagas también.-

Arriba, un pasillo conduce a tres estancias. La primera es la de la doncella a donde pasais con vuestra carga. En cuanto le recostais, ella se encomienda a Santa Bárbara y cuida de su herida.

Valeroso muchacho, buen trabajo el que os proponéis. No tengáis duda de que hablaré de vos y de vuestro valor, que es digno de recompensa! le dice el escudero con una cordial sonrisa, mientras le invita a bajar

Pero ahora descansad un rato, que mañana nos aguarda larga jornada

Tras revisar el carro, Eliott se pone de acuerdo con Waldon para el resto de guardia, y hace que todos los soldados descansen menos uno, que se relevará cuando Eliott y Waldon se turnen...

Aprovechando un momento antes de comenzar su guardia, Eliott da un vistazo a las cuadras, en busca de un carro o algo que les sirva para transportar lo que sea necesario para estos días, y donde pueda viajar la doncella...

Oscuridad... era el lugar donde se encontraba. Rápidas imágenes aparecían y desaparecían en su mente: un caballo, un golpe... y una ¿luz? sus ojos comienzan a abrirse lentamente, y un ligero quejido sale de su boca. Su cuerpo se encontraba magullado. Una vez abre los ojos, solo ve a una muchacha, que se encuentra rezando a su lado.

Me he muerto... y estoy en el cielo, ¿verdad?- dice, con pocas fuerzas, al ver el bello rostro a su lado.

Mientras bajo para que pueda hacer su trabajo sin impedimentos la doncella, escucho que edgar ya está mejor, incluso puede hablar, eso ya me da mucha alegría por mi compañero.

Comienzo a bajar la escalera, y al escuchar su comenario, pienso:

Le voy a tener que regalar un tejo a mi compañero, para que se lo tire a la doncella, no deja escapar ni una oportunidad, je.

Llego a la estancia inferior, y me siento esperando a que llegue Darioleta

En silencio espero a que la doncella atienda mi herida. El golpe ga sido importante pero me siento con la obligación de mantenerme firme y más ante una dama.

Escuchas la dulce voz de la doncella. Su cara vuelve a tu memoria como la que antes estuviera con Sir Ulbert y la dueña.

-No caballero, no estais en el cielo aunque sin duda la divinidad ha escuchado mis plegarias. Ahora descansad, debo atender a los demás heridos. Volveré mas tarde.-

Dicho esto, recoge un jarro de agua y unos trapos limpios, dejándote solo en la habitación. Una vela ilumina la estancia y podeis ver que un vendaje surca vuestro torso. El pinchazo agudo demuestra que hay alguna costilla fracturada.

-------------------------

Darioleta baja las escaleras y entra en el salón iluminado por el hogar. Arrodillándose junto a Jerrod deja el jarro de agua caliente y los trapos comenzando a curar la herida.

-No os movais caballero, pues debeis descansar para que la herida cure pronto y asi defender los ideales del alto rey.-

La noche transcurre sin más incidentes, aunque poco mas habeis podido dormir. Darioleta sin embargo quedose al cuidado de todos, sobre todo de Edgar, quien, por sus heridas debía quedarse en buena cama. Incluso Eliott fué atendido cuando se le relevó del puesto.

El gallo canta al amanecer y una espesa niebla cubre el camino, mientras desayunais y haceis los preparativos para el viaje.

Darioleta ya tiene preparado un pequeño baúl con sus escasas pertenencias y os prepara el desayuno.

-Sería conveniente llevar a vuestro amigo en carreta.-Os dice mientras os sentais.-No conviene que monte animal alguno.-

Muy buena idea, hermosa dama. Vos sabéis más de esto que nosotros, y seguro que él sería tan tozudo de intentarlo. Pero si se lo ordenáis vos, estoy seguro de que obedecerá como un buen niño... dice gentilmente Eliott, con la mejor de las sonrisas y ayudando a trasladar todo lo que haga falta al carro

Vos, si os parece bien, podéis viajar con nosotros hasta nuestro destino o hasta os parezca un buen lugar donde puedan atenderos como es debido. Y no dudéis de que hablaremos como corresponde de vos, de vuestro valor, lealtad al Rey y habilidades curativas! añade el escudero, mientras mira a ver si alguno de los soldados puede conducir el carro que llevará a la doncella, al herido y todo lo demás...

-Agradezco vuestra dedicación y protección asi como la de los demás Sir Eliott.-La dama os hace una reverencia.- Quisiera presenciar el torneo del que tanto habeis hablado en la cena. No os apureis, yo mesma llevaré el carro y atenderé al herido.-

Sois pues todo un dechado de virtudes, mi bella dama! contesta Eliott, enorgullecido por un instante por el trato que le ha dado la doncella

Aunque no somos sino meros escuderos, abanderados al servicio de la Reina Ginebra, espero que pronto todos nos ganemos las espuelas... añade con sinceridad, ante de marchar a su pervisar el registro del castillo, para hacer acopio de vituallas y de lo que de valor hubiera, así como de animales de cuadra y monta, que bien merecida creía él que se tenían esa recompensa...

Edgar aún se encontraba en cama, convaleciente. Sin embargo, sabía que debían que  partir cuanto antes. No podía quedarse mas tiempo en cama. Tras hacer un buen esfuerzo comienza a levantarse. Un ligero quejido surgió de su boca: tenía el cuerpo dolorido y cada movimiento era como si notasen varias cuchillas clavándose en su piel. Aún así y todo, tenía una misión que cumplir. A pesar del dolor, aún podía llevar un arma.

Lentamente, se levanta, y busca sus pertenencias para vestirse...

Veo que edgar comienza a prepararse aun estando herido, y le opfrezco mi hombro para que pueda caminar mas cómodamente.

Una vez salimos al patio, le recuesto en lo que será su camilla para el camino, y empiezo a preparar el viaje.

-Espero que nos haga buen tiempo por el camino, por cierto, ¿los objetos los venderemos, o guardaremos alguno?, ya que no me gustaria que nos retrasasemos por levar carga excesiva, y cómo mínimo, eso será un carro mas para tranportarlo.