Partida Rol por web

Jay parecía incapaz de tomarse nada en serio y tal vez fuera precisamente por eso que su teoría acerca de los viajes hacia el pasado o el futuro la tomó por sorpresa. Tanto que no pudo más que elevar ligeramente el labio como muestra inconsciente de su falta de fe. En realidad, no era como si importara demasiado, pero Brooke no creía que los viajes siguieran una lógica. Claro que quizás lo creería si le apeteciera pensar en ello un momento.

Alan le dio la razón a Jay, cómo no, aunque quizás era simplemente porque le había visto la cara. Id... El insulto mental se cortó a la mitad cuando un temblor sacudió la escalera. Apenas tuvo tiempo de cogerse a una barandilla que acababa de aparecer cuando la pared a su lado explotó, haciéndola volar entre una lluvia de piedras y polvo.

Jay salió volando entre escombros y polvo, incapaz de evitar muchos de estos, se cubría con las manos, pero algunos le dieron igualmente, lo que le hizo apretar los dientes. El sonido de una explosión no muy lejana le despertó, se había quedado inconsciente unos segundos o al menos eso es lo que le parecía, pero aquel ruido de batalla le hizo levantarse de golpe, mirar a su alrededor y concentrarse en que estaba pasando.

Se encontraba en lo que parecía un edificio de oficinas bastante dañado, incluso le faltaba un trozo no muy lejos de su posición desde el cual podía ver la calle y por la altura, intuía que se encontraba en un sexto, séptimo u octavo piso probablemente. Por las ventanas rotas, los trozos de pared que faltaban y el trozo que faltaba de edificio, podía ver que se encontraba en una gran ciudad y que esta estaba sumergida en una gran batalla llena de sonidos de disparos, explosiones y otros más extraños que solo podían pertenecer a poderes, a bestias o a poderes de bestias.

Aquello era muy similar al presente, pero no podía ser el presente pues si hubiese una guerra a tal escala, lo sabría.  Pero tampoco iba a tener mucho tiempo para pensar pues una extraña risa llamó su atención y comprobó que ya no estaba solo, una bestia de aspecto humanoide acompañada de sus dos mascotas se acercaba con ideas poco amigables.

Brooke salió volando entre escombros y polvo, incapaz de evitar muchos de estos, se cubría con las manos, pero algunos le dieron igualmente, lo que le hizo apretar los dientes. El sonido de una explosión no muy lejana le despertó, se había quedado inconsciente unos segundos o al menos eso es lo que le parecía, pero aquel ruido de batalla le hizo levantarse de golpe, mirar a su alrededor y concentrarse en que estaba pasando.

Se encontraba en lo que parecía un edificio de oficinas bastante dañado, incluso le faltaba un trozo no muy lejos de su posición desde el cual podía ver la calle y por la altura, intuía que se encontraba en un sexto, séptimo u octavo piso probablemente. Por las ventanas rotas, los trozos de pared que faltaban y el trozo que faltaba de edificio, podía ver que se encontraba en una gran ciudad y que esta estaba sumergida en una gran batalla llena de sonidos de disparos, explosiones y otros más extraños que solo podían pertenecer a poderes, a bestias o a poderes de bestias.

Aquello era muy similar al presente, pero no podía ser el presente pues si hubiese una guerra a tal escala, lo sabría.  Pero tampoco iba a tener mucho tiempo para pensar pues una extraña risa llamó su atención y comprobó que ya no estaba solo, una bestia de aspecto humanoide acompañada de sus dos mascotas se acercaba con ideas poco amigables.

Mientras que el humanoide saca un revolver de considerable tamaño y empieza a disparar contra Brooke, las dos bestias corren hacia ella con intención de destrozarla con sus fauces.

Tras salir volando por las aires y bailotear un rato con los escombros —aunque los únicos que bailaban eran ellos y contra su cara— finalmente acabó por caer en una superficie plana, probablemente de cemento, cosa que dedujo al recobrar la conciencia y sentir aún el dolor del hostión que se había metido.

— Venga ya, joder... — Se limitó a decir mientras trataba de reincorporarse sobre sus piernas y llevaba una de las manos a la cabeza para asegurarse de que seguía ahí.

El sonido de explosiones, bestias y otras cosas chungas que no era capaz de reconocer pero que sin lugar a dudas le harían mucho daño en caso de encontrarse con quien las producía le tenían aturdido, y eso sin contar el golpe de la caída. Creía que las cosas no podían ir a peor cuando no encontraba ni a Brooke ni a Alan por ningún lado, pero el mundo le demostró que estaba equivocado enviándole a un tío feo junto a dos bestias con no muy buenas intenciones. Bueno, encontrarse a un bicho anoréxico empuñando una pistola y riendo como un psicópata no le daba muy buena espina, porque de ser así Jay no se habría apresurado a desenfundar su mandoble con tanta maña.

— Vaya, bonito peinado. Tenía pensado hacerme algo así para cuando tuviera sesenta años y me estuviera quedando calvo. — Igual no le entendía, igual sí, el caso es que aquellas palabras le eran muy necesarias a Jay para forzarse a sonreír por su ingenio en vez de llorar por el lío en el que se había metido. — Tú, ya sabes qué hacer. — Esta vez no se dirigía al calvorota, sino a su sombra, estaban acostumbrados a pelear en un dos a uno, así que mientras él tomara la iniciativa y se lanzara al pistolero la réplica debería seguir sus pasos. Lo mejor sería acabar con el anoréxico primero, igual así las otras dos bestias echaban a correr por patas.

Enarbolando la espada por delante trató de avanzar hacía el pistolero, quien intentó detenerle usando su arma. Jay realizó una finta en un intento por evitar el proyectil, pero fue en vano y gritó una maldición al sentir la bala en la armadura. Una vez lo tuvo frente a él supo instintivamente a donde debía atacar. En la cabeza de aquel ser había una especie de tejido muscular expuesto en los laterales, sintió que ahí no había un hueso que pudiera protegerle de la estocada que ya lanzado en aquel mismo punto.

Jay se acercó a toda velocidad mientras desenfundaba su espada, que automáticamente se ponía en marcha con un sonido similar al de una motosierra y lo clavaba en la cabeza de lado a lado y caía inerte al suelo tras aquel golpe. Pero por si eso fuese poco, aprovechó el impulso para atacar a una de las bestias a la que cortó por la mitad sin problemas.

Mientras, la sombra de Jay se encargaba con un par de precisos cortes de la otra bestia pues aun fallando el primero, el segundo golpeó sin problemas y destrozó a la bestia de la misma forma que lo hizo Jay pues si él tenía una espada su sombra también, tras aquello, volvió a su lugar para no agotar a Jay.

Entonces, contento con su victoria, tras guardar la espada Jay tosió sangre y entonces fue cuando miró su herida, aquella bala no solo le había impactado en el costado si no que le había hecho un agujero de lado a lado que sangraba y pintaba el suelo de su alrededor de rojo.

No supo nada de lo que pasó a continuación, el mundo se volvió blanquecino y todo lo que podía captar era un ensordecedor pitido que le llenaba los oídos. Ni siquiera notó cuándo su cuerpo tocó el suelo y aunque sus pulmones se sacudían a causa de la dos, no era consciente de ello.

Quizás fueron segundos o minutos lo que pasó pero de repente al pitido se sobrepuso el sonido que llenaba el fragor de la batalla, lo que hizo que se levantara como un resorte, adoptando posición de pelea. Lo que la rodeaba la dejó desconcertada durante un lapso de treinta segundos, un breve momento de paz del que no llegó a disfrutar antes de que una risa atrajera su atención.

De repente la atacaban. Algo que de por sí no era raro, pero la especie de humanoide con pistola era, cuanto menos, peculiar. Más que peculiar, daba grima. Puso cara de asco un momento antes de apretar los puños. Empezaba la acción.

Tras esquivar todos los golpes, intenta golpear al pistolero pero falla el golpe, aunque Brooke aprovecha la inercia para golpear a una de las bestias, a la que acierta en el cuello y mata de un golpe seco sin esfuerzo, ahora ya solo era un dos contra uno.

Pero la otra no dudo en volver a dispararle y el pistolero le apoyó el arma en el cuerpo a apretó el gatillo con una habilidad anormal e inesperada en una bestia de ese nivel.

Pese al punzante dolor que sintió al ser atravesado por la bala empuñó la mandoble con todas sus fuerzas y se dejó maravillar por el ruido que producía el motor que daba movimiento a la sierra del arma. Luego le siguió el todavía mejor sonido de la carne de un mamonazo siendo descuartizado, porque Jay no se ando con chiquitas, tal y como le hundió la espada en el cráneo tiró con tanta fuerza de ella que la mitad de la cabeza del pistolero salió despedida junto a un montón de desagradables entrañas. De hecho, fue tanta la fuerza que invertió en aquel movimiento que aprovechó el impetú para realizar una media pirueta y partir en dos a una de las bestias que acompañaba al mamonazo. Aún en alerta dio media vuelta hacía la otra, y ahí se encontró a otra alimaña partida por la mitad a manos de su sombra.

— Así sí, joder. — Detuvo la sierra de la mandoble, la enfundo y echó un vistazo a la herida. Acercó la mano a la herida que atravesaba su costado y soltó un gemido. — La madre que lo parió al hijo de puta éste. — Le echó un ojo al cadáver y le escupió en la boca. Sonrió satisfecho y dentro de lo malo se alegró de que la bala le hubiera atravesado, eso le facilitaría las cosas a la hora de sanar la herida.

De un compartimento de su armadura sacó una píldora de regeneración, sabía que tomarla le agotaría pero con un poco de suerte le sanaría el zoquete que le habían hecho en el cuerpo. Tampoco había mucho que pensar, agotarse un poco o ir por en medio de una guerra desangrándose. Tomó la píldora de un trago y echó un vistazo a su alrededor, intentando ver o averiguar a donde demonios habían ido a parar los demás.

Por un lado, Nate llegaba a Alejandría y comenzó a seguir el rasto de Jay y Brooke. Estaba agotado pero el mensaje de Brooke le había asustado y había ido tras ellos y poco después de llegar, les vio con una cuarta persona que les señalaba el faro que tras entrar los tres chicos se fue.

Nate aceleró el ritmo y entró en el faro, que resultó ser otra escalera infinita, pero esta subía y fue después de una agotadora hora de subida, cuando escuchó una explosión por arriba, a escasa distancia. Aceleró el ritmo y cuando llegó se encontraba en lo que parecía un edificio de oficinas bastante dañado, incluso le faltaba un trozo no muy lejos de su posición desde el cual podía ver la calle y por la altura, intuía que se encontraba en un sexto, séptimo u octavo piso probablemente. Por las ventanas rotas, los trozos de pared que faltaban y el trozo que faltaba de edificio, podía ver que se encontraba en una gran ciudad y que esta estaba sumergida en una gran batalla llena de sonidos de disparos, explosiones y otros más extraños que solo podían pertenecer a poderes, a bestias o a poderes de bestias.

Entonces al primero que encontró fue a Jay, que estaba observando una herida de bala bastante fea en el costado, pero justo cuando Llegó Nate esta comenzó a cerrarse y en unos segundos no quedaba rastro de la herida. El sonido de otras bestias les hizo moverse de allí y llegaron a una habitación donde Brooke estaba luchando contra unas bestias similares a las que había enfrentado Jay, conocidos uno de ellos como "pistolero" y dos como "carroñeros".

Brooke no parecía tener problemas y le partió de un golpe seco el cuello de uno de los carroñeros pero entonces… el pistolero se colocó de golpe pegado a Brooke y apoyándole el arma se dispuso a disparar…aquel disparo podría matarla y Jay había comprobado que el calibre de esas armas era grande y hacen agujeros bien grandes.

Justo acababa de llegar, jadeante y agotado, cuando presenció la escena. Primero vio a Jay recuperándose de forma prodigiosa de lo que parecía un ataque de bala. Y habría ido hasta él para preguntarle por su estado de no estar ocupado en busca de la persona que más le importaba no solo del lugar, sino del universo.

Y la encontró. ¡Vaya si la encontró! Pero la escena le puso la carne de gallina y le erizó los pelos de la nuca- y no precisamente por verla sexy-. ¡Una de aquellas criaturas iba a dispararle a quemarropa!

No llegaría ni aún habiéndose tomado una píldora de tigre para correr más y el tiempo apremiaba. Suerte - o no- que Reckless siempre había sido alguien de pensar poco, impulsivo.

- ¡NO!

Gritó al tiempo que cambiaba su forma de Nate a Nataly, a sabiendas de que sus puños en aquella forma serían más efectivos. Y golpeó al suelo con violencia. Una... dos... ¡tres veces! La tercera fue la definitiva con el fin de romper el suelo y crear una brecha que les desequilibrara lo suficiente para que aquella bala no impactase de forma mortal en el pecho de Brooke.

Jay reposó durante unos segundos hasta que la herida se hubiera cerrado por completo, miró a su alrededor buscando algún camino por el que seguir y encontrar a los demás y justo en el momento en el que se decidió a avanzar por una habitación contigua un maromo se plantó frente a él. Se miraron durante unos instantes y tal como vino se fue. Qué cojones.

— ¡Eh, espera! — Instintivamente fue tras él, era su única pista y prefería estar con un desconocido que junto a un mamonazo calvo con una pistola. También por instinto hizo una mueca de dolor al avanzar, pero gracias a los efectos de la píldora de super regeneración ya no había ni herida ni dolor.

Junto al maromo llegó a una habitación donde se encontraban Brooke y el mismo pack de bestias a los que él mismo se había enfrentado. Uno de los carroñeros ya yacía inerte en el suelo en una posición inhumana —incluso para una bestia que de humana tenía nada— con el cuello desencajado, pero aparte de que la otra seguía campando a sus anchas el pistolero estaba peligrosamente cerca de Brooke con el arma en alto, de tal modo que un disparo podría ser letal para ella. El maromo también había advertido el peligro que suponía aquellas distancias así que para sorpresa de Jay gritó, se transformo durante el proceso en la despampanante hermana de Rachel y golpeó el suelo de tal forma que formó una brecha para desequilibrar al calvorota.

— Joder, esto es muy raro. — Dijo al mismo tiempo que desenfundaba una vez más la mandoble y encendía el motor que daba movimiento a sus cuchillas. En un parpadeo se lanzó al pistolero con el arma por delante con la intención de cortarle la cabeza en dos. El carroñero se lo dejaría a su réplica, antes ya había demostrado ser muy capaz de acabar con uno de ellos él solito, al fin y al cabo que esperar de una réplica de sí mismo. Jé.

Pese a sus esfuerzos y haber destrozado el suelo por completo, haciendo caer a Brooke, el pistolero y el carroñero a la planta inferior, el disparo atraviesa el esternón de Brooke y sale por detrás, desviándose un poco y pasando al lado de la columna.

Brooke cae al suelo entre los escombros, tosiendo sangre mientras Jay y su sombra aniquilan a las dos bestias en un momento y sin dudarlo. Brooke tosía dolorida, llenando todo de sangre, pero estaba viva aún.

Brooke no tenía tiempo de vanagloriarse pero lo cierto era que incluso con lo pequeña que era, se sentía orgullosa de su técnica en el combate. Quizás su mayor problema era la seguridad en sí misma que presentaba en ese ámbito, pues era algo que tendía a volverla descuidada y ese era un defecto mortal en su trabajo.

Aquella vez no fue una excepción. Uno de sus puñetazos había matado a una de las bestias con un golpe seco lo que convertí ese tres contra uno en algo más igualado. Por supuesto, no había esperado que la bestia de la pistola supiera aprovechar la oportunidad. Craso error. Antes de darse cuenta se encontró con el arma situada sobre su corazón, que por un momento se detuvo, presintiendo lo que iba a suceder.

No tuvo tiempo de sentir miedo. De hecho, su única reacción fue la expresión de sorpresa que se dibujó en su rostro. En ese breve lapso de tiempo, muchas cosas sucedieron. El grito de Nataly, posiblemente producto de su subconsciente revolviéndose contra el concepto de la muerte.

El suelo tembló con fuerza. Pero fue peor, mil veces peor, el disparo que le atravesó el pecho mientras caía. Esa detonación que convirtió su mundo en un infierno de dolor con sabor de sangre.

- Ng... - no veía nada y apenas escuchaba anda de lo que la rodeaba. Incluso se ahogaba con su propia sangre mientras su vida se agarraba desesperadamente al último filón de consciencia que le quedaba mientras una mano temblorosa que casi no respondía a su voluntad buscaba las píldoras regenerativas que llevaba consigo. Su única esperanza.

- ¡NO!

Volvió a gritar una vez más. Y es que su movimiento no había servido para mucho porque Brooke había recibido el disparo. La expresión de terror de Nataly al presenciar aquello vino acompañada por un nuevo sprint para alcanzar a su novia. Se arrodilló a su lado y con suma rapidez se fijó en que Brooke buscaba desesperadamente algo en sus bolsillos.

La conocía de sobra como para saber que ahí tenía su salvación. ¡El tiempo apremiaba! ¡Cada segundo era fundamental! Así pues apartó la mano de Brooke y cogió una de las píldoras, se la acercó a la boca e hizo que se la tragara al tiempo que taponaba la herida del pecho.

- ¡Vamos, Brooke! ¡No desistas!

Para cuando Jay se deshizo del pistolero y su réplica del carroñero, Nataly ya se había lanzado a los brazos de Brooke para asistirla. Qué dolor, pensó al ver como sangraba del pecho y se ahogaba con la propia sangre que manaba de la boca, pero puestos a elegir era mucho mejor llevarse un balazo en el esternón que en el corazón.

— Se pondrá bien, la has salvado. — Señaló la herida con una mano y enfundó la espada con la otra, para entonces su sombra había vuelto ahí donde debía estar; bajo los pies de Jay. — Si le hubiera atravesado el corazón estaría muerta, pero adivina quien se ha cargado toda la planta para que eso no pasara. — Dicho eso volvió arriba a echar un vistazo, Alan seguía perdido y más mamonazos de esos podrían aparecer a reclamar mimitos de la pelirroja o la cabeza de todos, y por alguna razón sentía que era más probable que se decantaran por la segunda opción que por la primera.

La herida de Brooke comenzó a cerrarse y cuando esta, tosiendo, escupió la sangre que le dificultaba respirar comenzó a estabilizarse. En poco tiempo la herida pasó de ser un agujero a una redonda y rojiza marca aunque, al igual que le sucedió al agujero de bala de Jay, este fue tapado por la armadura que también se regeneró por los efectos de la pastilla, las capacidades de aquella armadura eran impresionantes.

Jay comenzó a inspeccionar el lugar, y aunque se veían a lo lejos algunas explosiones, alguien corriendo de un edificio a otro por las calles o alguna bestia, parecía que estaban seguros por ahora. O eso parecía, pues alguien o más bien algo de aspecto extraño se acercaba en dirección a Jay, que inconscientemente llevó su mano hasta su arma.

Pero cuando este comenzó a hablar, se sorprendió

- ¿Tu ser B? Parecer hembra, así que ser B. Yo llevar tu con grum tuyo. Venir ya - Aquella bestia parecía estar hablando a Jay, y no solo eso, si no que se refería a él por B, igual que el asiático a Brooke y el hecho de que parecía estar buscando una chica casi confirmaba que se refería a la misma persona.

Habían apartado la mano de su salvación. Quiso odiar a quien fuera que lo había hecho pero no tenía fuerzas suficientes para ello. Su cabeza, el único atisbo de pensamiento racional que le quedaba, le dijo que se trataba de Alan, pero ya no importaba. En esos momentos, ya no odiaba a nadie, ya no sentía nada más allá de su muerte inminente. Sus emociones se habían apagado tanto que ni siquiera el miedo logró alcanzarla.

Y sin embargo, un ramalazo de angustia, un último vestigio de fuerza hizo que luchara con la poca energía que le quedaba contra las manos que la forzaban a abrir la boca y la obligaban a tragar. Sintió ganas de vomitar pero en lugar de extraer algo, más sangre espesa se hizo lugar hasta su estómago junto a la píldora.

Dejó de debatirse. ¿Qué más daba? Sentía demasiado dolor, demasiado calor...tanto calor que ardía...su pecho ardía como si estuviera en llamas. Dejó escapar un jadeo ahogado mientras su espalda se arqueaba en un espasmo antes de relajarse de nuevo. De repente, sintió las fuerzas suficientes como para ponerse de lado y escupir la sangre que obstruía su garganta, tosiendo dolorosamente.

Sus dedos buscaron su pecho mientras su visión se aclaraba pero tuvo que apartar la mano en el acto al notar cómo la armadura empezaba a cerrarse. Y entonces abrió los ojos para encontrarse con Nataly mirándola con la mayor expresión de terror absoluto que podían formar sus facciones.

Brooke no era buena para procesar ese tipo de emociones extremas y aún era peor lidiando con ellas. Lo peor, era que viniendo de Ene, le molestaba ver que se sentía así. Tal vez fue por eso, por no tener que batallar con lágrimas desoladas, porque se sentía culpable, porque se alegraba de verla, porque estaba viva o simplemente porque le apetecía, pero el caso era que lo primero que hizo fue incorporarse, plantarle la mano en la nuca y darle un besazo que debía tener un sabor asqueroso de sangre pero que a ella le supo a gloria. A Ene.

Por desgracia, ese breve momento de paz se acabó cuando se separó de Nataly y se encontró con la cara de un engendro parlante que llamaba B a Jay.

- Joder - masculló. La verdad es que estaba entre la risa por escuchar a Jay ser tratado de hembra y la mirada de decepción -. Necesito un piti. Esa jeta me pide un piti. ¿Qué hay, Ene? ¿Todo bien por chupilandia? - iba a dejar que la hembra sacara al bicho de su error.

Al ver que Brooke reaccionaba ante la píldora, respiró con cierto alivio, dándole dos pequeñas palmadas en el muslo a Jay ante su comentario. Sí que la había salvado. Al límite, pero al fin y al cabo lo había hecho. Esa acción ayudaría mucho a su trauma anterior. Porque destrozar a tus dos compañeros de misión sin compasión al creerles momias no había sido una visión muy agradable.

Brooke tosía, pero seguía viva. Y Nataly no podía sentirse más feliz y aliviada. ¿O sí? Porque en ese momento y de forma inesperada, ¡Brooke le plantó un besazo en toda la boca! ¡Delante de Jay y todo! La pilló totalmente desprevenida pero pronto se sumergió en el contacto de sus labios, ignorando el sabor a hierro de la sangre de su novia en la boca. 

Pero todo momento culmina y aquel no iba a ser diferente. En cuanto se separaron se encontraron de frente con aquella enorme criatura. Alerta, Nataly aferró más a Brooke por la cintura, a sabiendas de que aún se encontraría algo débil, y cerró el puño de su mano derecha.

Y la criatura habló y a Nat casi le entró la risa al ver cómo identificaban a Jay como la hembra del grupo. Resultaba bastante cómico a decir verdad. Al parecer a Brooke también se lo pareció y en vez de notificar que su nombre empezaba por 'B', decidió comenzar una conversación con ella a lo que le respondió con la misma naturalidad.

- Podría haber ido mejor. Pero...- y se señaló a la cabeza, donde tenía el casco de Friggnos.- Misión completada. Menos mal que leí tu mensaje.- comentó. No quería referirse más explícitamente a aquel tema. Si no hubiera ido...- ¿Dónde está Logan? No ha cumplido con lo que le dije. Pienso cargármelo en cuanto lo encuentre.

Jay siguió echando un vistazo a los alrededores pero ni rastro de Alan. El sonido de explosiones, gritos y otras cosas irreconocibles le mantenían alerta pero por el momento parecían estar a salvo. Lo único peligroso que vio fue a una Brooke lanzándose a los labios de Nataly, algo peligrosamente caliente. ¡Woho, le había tocado el premio gordo! Ese rollito de chica dura que Brooke se llevaba entre manos junto a Ene —como la había oído llamar cariñosamente a ella—, la pelirroja buenorra que la había salvado de morir le encantaba. Menuda parejita hacían, muy mal lo había tenido que hacer Alan para llevar a Brooke a la otra acera. O igual siempre había estado a ese lado de la calle, o en medio, qué más daba. El caso era restregárselo a la cara para cuestionar su hombría aunque primero tenían que encontrarle. Pero después de que se le pasara el éxtasis de ver a dos mujeres juntas se percató de la presencia de un nuevo invitado bastante corpulento, lo que inevitablemente le llevó a desenfundar su arma, pero de nuevo para su sorpresa...

— Ja, ja. Que gracioso eres. — En su voz brillaba la mayor de las ironías. — Pero te has equivocado de hembra, a quien buscas es a ella. — Dijo al tiempo que señalaba a Brooke y las miraba mosqueado por reírse de él. — Ella es B. ¿Y qué se supone que es un grum tuyo? — Como se notaba que las dos ya se encontraban bien. Le inquietó que la solicitaran inmediatamente, Alan seguía en éste tiempo y si iban a viajar de nuevo al futuro o al pasado no podían dejarle aquí tirado.

Aquel enorme ser miró a Brooke unos segundos y luego de nuevo a Jay, como si estuviese confuso. Miró entonces a Nataly, luego a Brooke y luego a Jay, deteniendo su mirada en cada uno unos segundos. Tras un largo minuto acabó comentando su deducción en alto.

- Haber tres - Quizá era enorme y parecía tener más fuerza que un elefante, pero lo que se dice muy inteligente no parecía no ser. Se acercó un poco a Brooke y a Nataly, pero sin acercarse demasiado a Jay, al que miraba de vez en cuando mientras lo hacía, miraba al suelo como midiendo la distancia que los separaba y en alguna situación retrocedía un paso antes de continuar su camino.

Al llegar cerca de Brooke pero manteniendo una distancia prudencial al igual que mantenía con Jay, se quedó mirando a Brooke y a Nataly… salteando su vista de una a otra, estaba seguro de que Jay había señalado a una de ellas, pero estaban demasiado cerca ¿Cuál sería?

- Una ser B, así que yo llevar con tu grum. Venir ya - miró entonces a Jay, él le había preguntado que era un grum y ahora que había dicho la palabra de nuevo lo había recordado ¿Pero cómo explicárselo? - grum ser… grum. No saber palabra en lengua débil.