Partida Rol por web

Pellian se aleja, dispuesto a regresar al campamento e informar al resto. Tú sigues avanzando hacia la zona de peligro con toda la cautela que te permiten tus ágiles pies.

Escondiéndote tras unos arbustos, agudizas la vista para tratar de vislumbrar algo entre el denso ramaje que tanto dificulta la vista pero que tan bien disimula tu presencia en la escena.

Sí, no te cabía duda, había peligro, pero bastante menor del que te habías imaginado. O eso era lo que la primera impresión te había causado. No era una horda de engendros aquello a lo que te enfrentabas.

Y aún así, la escena era harto desagradable. Un enano herido no cesaba de proferir amenazas e insultos, desde "Escupenugs, machacanugs, chupanugs" y todo vocablo acabado en nug que creyeras que un enano podía emplear. Iba bastante bien vestido. Posiblemente se tratase de un rico comerciante de la superficie.

Un engendro tenebroso, un hurlock solitario y aparentemente ileso, lo tenía agarrado por un pie y tiraba de él, como queriendo llevárselo en dirección sur, como si pretendiera llevarse la comida hacia su "hogar", quizás hacia la Espesura de Korkari o alguna fisura del terreno por el camino desde donde pudiera regresar a las profundidades de las que, evidentemente, había salido buscando alimento.

De pronto, sentiste una mano en el hombro. Garret, el arquero, había salido de la nada y, agazapado, se hallaba detrás de ti.

Tras dejar a Chia y luego a Alenka, avanzaste en solitario con toda la celeridad que tu sigilo te permitía. Seguir las huellas estaba siendo un juego de niños para ti.

De pronto, te detuviste en seco. Había un animal muerto en mitad del bosque, como si alguien hubiera abandonado a su presa, dejándola caer de cualquier manera. Las huellas se convertían en un amasijo de pisadas confusas justo en ese punto, lo cual indicaba sin duda alguna el acaecer de algún tipo de conflicto entre dos seres, uno humano, el otro desconocido.

Al alzar la vista te pareció ver una figura agazapada tras el cobijo y la protección de unos arbustos. Era Tásar. Se hallaba allí encogido, escudriñando el panorama a través de las hojas de los arbustos. Parecía tan absorto en aquello que estuviera espiando que no te percibió llegar. No notó tu presencia hasta que no estuviste agazapado tras su espalda.

Parecía tenso, desde luego. No se hallaba allí controlando a una presa para la cena, no había duda al respecto.

Sonrió al ver que su compañero estaba a su lado. Hizo una seña al arco de su compañero, luego a su ballesta y luego al engendro. es una suerte que ya tuviera la flecha lista al estar de caza, eso evitará que nos pueda escuchar - Tasar apuntó con cuidado a la criatura

Me acerco con sigilo a donde está situado Tásar  y me deslizo a su lado, para observar a lo que está apuntando, si es la criatura enorme puede que tengamos problemas, puede que no caiga de un solo disparo ni de dos. Mi arco está tenso preveyendo el combate.

Sí, no te cabía duda, había peligro, pero bastante menor del que te habías imaginado. O eso era lo que la primera impresión te había causado. No era una horda de engendros aquello a lo que te enfrentabas.

Y aún así, la escena era harto desagradable. Un enano herido no cesaba de proferir amenazas e insultos, desde "Escupenugs, machacanugs, chupanugs" y todo vocablo acabado en nug que creyeras que un enano podía emplear. Iba bastante bien vestido. Posiblemente se tratase de un rico comerciante de la superficie.

Un engendro tenebroso, un hurlock solitario y aparentemente ileso, lo tenía agarrado por un pie y tiraba de él, como queriendo llevárselo en dirección sur, como si pretendiera llevarse la comida hacia su "hogar", quizás hacia la Espesura de Korkari o alguna fisura del terreno por el camino desde donde pudiera regresar a las profundidades de las que, evidentemente, había salido buscando alimento.

Dolido por las heridas del anterior combate, le hago un gesto para que Tásar vaya, en tanto que cargo mi arco y apunto al brazo de la criatura dispuesto a molestarle a su posterior contrataque por si decide atacarle por la espalda al engendro. No soy un samaritano, pero no dejaría que se llevaran las alimañas a nadie, ni siquiera a mi peor enemigo. 

Hizo una señal afirmativa a su compañero y procedió a acercarse al engendro.
Si todo va bien no tendrá tiempo a defenderse - pensó mientras se acercaba

El hurlock suelta por un momento el pie del enano, quien aprovecha para alejarse un par de palmos, reptando de espaldas. No parece estar herido de gravedad, pero sí bastante cabreado... Y algo asustado, aunque os da la impresión de que lo negaría rotundamente de habérselo preguntado.

El hurlock toma su arco y se pone en guardia, dispuesto a atacar. Ha detectado a Tásar acercándose y ha notado la flecha que pasaba cerca de su cuerpo, proveniente de los arbustos. Y se le acaba de pasar por la mente que hoy va a regresar a las profundidades con un suculento almuerzo consistente en dos humanos y un enano. ¡Todo un manjar!

Cojo otra flecha sin perder la calma y la disparo contra el engendro oscuro, está vez con tino acertandole. Lo que sea, por debilitarle antes de que llegue al ataque cuerpo a cuerpo.

El enano, aprovechando la distracción que habéis causado en el engendro tenebroso, aprovecha para ponerse en pie y, tras alejarse unos pasos, tomar en sus manos su portentosa hacha a dos manos, dispuesto a combatir al enemigo.

-No sé quién puñetas sois, y por todos los paragones que me da igual, pero que me muerda un nug si no habéis llegado en el mejor de los momentos.

Parece de un humor excelente, confiado en que vuestra superioridad numérica os permita vencer al espigado hurlock sin mayores problemas.

El hurlock, al ver que el enano se zafa de sus manos y se aleja, toma su arco corto, dispuesto a enviarle una veloz saeta. Pero una certera flecha enviada por Garret interrumpe momentáneamente el curso de su acción. Le ha acertado en un muslo, pero el golpe parece relativamente superficial a causa de s poderosa armadura.

Tras emitir un gruñido de dolor, tensa su arco

El engendro se había dado cuenta de su maniobra pero eso no le hizo desistir. Aprovecho que estaba cerca para colocar un buen golpe pero la impresionante armadura absorbió cagó todo el daño.

Mientras se mantuviera a distancia no dejaría de atosigarle con mis flechas, por lo que cargando con la tranquilidad que da el mucho entrenamiento, cargo el arma y disparo. Ahora mismo no pienso más que lanzar mis flechas, luego ya me tocara el cuerpo a cuerpo...

El engendro sigue empecinado en volver a agarrar su "comida" y llevársela de vuelta a la grieta. Os evalúa a ambos, dos humanos más bien escuálidos para su gusto, y opta por perseverar en su empeño con el enano más rollizo y, por ende, con más fundamento como alimento. Es una pieza de caza mejor y no pretende descuidarla.

No obstante, el hecho de tener a los dos pícaros rondando a su alrededor lo está poniendo muy nervioso. Él es cazador, no guerrero, y el hallarse en inferioridad numérica en medio de un combate no es la mejor de las situaciones. No sabe muy bien cómo desenvolverse en tales lides, y queda patente su escasa o nula habilidad al fallar por mucho su disparo, acertando directamente en un árbol.