Partida Rol por web

—Te estás metiendo donde no te llaman, colega

-Ah, mira, tenemos algo en comun-dijo Gabou apoyando el cañon de la pistola en la bragueta del hombre-Deberiamos quedar alguna vez.

Era un juego que Gabou habia jugado muchas veces: ver quien se hacia mas el gallito. El hecho de que el tipo no le hubiera intentado rajar ya implicaba que su mision era la intimidacion antes que la eliminacion. O que era nuevo en aquel negocio. O un pobre pardillo. Gabou llevaba veinte años en el cuerpo, tenia tres expedientes disciplinarios y una Desert Eagle contra los huevos de su oponente.

-Es mas, se me ocurre un plan para esta noche: te pego un tiro en la rodilla, te meto en el maletero y nos vamos a un descampado que conozco donde solo hay perros y yonkis. Alli hablaremos hasta que te mate. Cuanto mas hables, mas rato duraras vivo.

Ignorando el cuchillo (era parte de la actuacion), Gabou agarro la solapa de su prisionero y la agito con fuerza. Acerco su cara a la suya.

-Pero si no te gusta mi plan, te dejo probar a contarme algo que me mole mas: como quien te manda. O que coño es ese Signo Amarillo del que habla todo el mundo. Te dejo... eh...

Advirtio que Court estaba fuera del coche. No se sentia comodo ejerciendo violencia policial delante de testigos:

-¿Que mierda estas haciendo aqui?-grito-iEl anticuario, joder, ocupate del anticuario!

Parecía que Jean lo tenía todo bajo control. Es más parecía enfadado con la ayuda que ella le estaba prestando. Contrariada, Court decidió darse media vuelta y regresar hacia la tienda de Bastonge. Sin duda alguna ella no estaba familiarizada con las abusivas prácticas de Gabou, así que sí, mejor era volver al anticuario con alguna excusa.

Y así lo hizo. Regresó tras sus pasos introduciéndose en la tienda de nuevo. Esta vez decidió hacerlo con sigilo. El libro que acababa de ver en manos de Joseph era más que sospechoso. ¿Qué haría un tipo que está en el ajo en el momento en que alguien entra en su negocio con preguntas comprometidas? La respuesta era obvia. Llamar por teléfono e informar.

Dominique trató de ser silenciosa. Se introdujo de nuevo en la tienda y se acercó a la trastienda. Esperaba escuchar cualquier cosa y esperaba que se tratara de una conversación entre Joseph y el gran Maestre, aunque supuso que no tendría tanta suerte.

El hombre trató de lanzar una estocada al brazo de Gabou cuando éste apuntó su pistola hacia la entrepierna. Pero Gabou era perro viejo, rápidamente maniobró para coger al tipo de la solapa y someterlo contra el cristal del vehículo limitando el movimiento del brazo con el que sujetaba el cuchillo.

—No te diré nada hijo de puta —porfió, aún en clara desventaja—. Puedes rajarme aquí mismo si te sale de las pelotas... eso no hará más que enfurecer a mi señor y que seas el primero de su lista.

La mirada enrojecida de aquel hombre se clavó en los ojos de Jean Gabou.

—Tú amiga la bruja a estas horas ya debe de estar muerta y el friki... a punto de ingresar en un manicomio. Se te acaban los recursos amigo.

Dominique tuvo tiempo para observar un instante más a ese viejo. Su aspecto era el de un abuelo entrañable interesado en los objetos antiguos. Court estaba segura que mentía, pero no había nada en la cara de aquel tipo que reforzara esa idea. Si estaba mintiendo era un auténtico profesional.

Tras acercarse al coche y decidir que Gabou se las apañaría bien solo se acercó de nuevo a la tienda. Entró con cuidado evitando la campanilla de la puerta con destreza. En el silencio de la tienda escuchó la voz de Joseph en la trastienda.

—Sí, en una hora en el tunel del metro. Estad preparados.

Terminada la frase escuchó como colgaba un teléfono y una puerta golpeaba en la parte de atrás de la tienda.

Al escuchar el portazo de la puerta trasera salió corriendo hacia la trastienda. Tenía que seguir a ese bastardo mentiroso e interceptarlo. Así que no perdió el tiempo. Corrió todo lo que sus tacones le permitieron en busca de aquel tipo.

Una vez en la trastienda buscó la puerta asegurándose de que una vez traspasara su umbral quedará abierta. Necesitaba volver a entrar en la tienda si no lograba interceptar a Bastonge. Aunque... Siempre podría entrar por la puerta principal. Nadie la había cerrado.

- ¡Está huyendo! ¡Bastogne huye por la puerta de atrás! - Exclamó para que Gabou fuera consciente de lo que sucedía. Aunque suficientemente ocupado estaba ya él.

Mierda, mierda, mierda. 

Aquello se estaba descontrolando. Entre el anticuario saliendo por patas y la forense metiendo más ruido que un coche de bomberos no había Dios que se concentrase en el mamón del cuchillo. Gabou sabía que podía sacarle respuestas, se las había visto con tíos mucho más duros, pero para eso necesitaba tiempo. Y un poco de puta tranquilidad. 

-¿El Gran Maestre en persona vendrá a mí?-abrió la puerta del Renault y empujó al otro con rudeza-Magnífico. Me ahorrará trabajo. 

Forcejearon un poco alrededor del coche. Gabou había dejado la pistola en el asiento del coche para tener las manos libres. Con una sujetaba la mano del cuchillo de su oponente y con la otra abrió el maletero. 

-En cuanto a ti, nos vemos en el descampado-le empujó dentro del maletero todo lo rápido que pudo. 

Dominique corrió hacia la salida de atrás. Tuvo que sortear algunas estanterías en aquella trastienda atestada de cosas. Casi junto a la salida pudo ver el teléfono que colgaba de la pared, desde el que Joseph había realizado la llamada.

Salió al exterior pero el tipo se había perdido entre las callejas de aquella zona.

Mientras tanto Gabou metió al tipo en el maletero. Al hacerlo, el tipo consiguió soltarse la mano y alargó el cuchillo hasta la mano de Gabou y le hizo un pequeño corte. Algo superficial: un ligero sangrado pero nada molesto. Cerró el maletero y el tipo quedó dentro, golpeando desde dentro.

Los teléfonos de Jean y Dominique recibieron algunas notificaciones.

- Mierda... - Dijo Dominique al salir por la puerta trasera y no encontrar ni rastro del hombre al que perseguía. - La he cagado, pero bien... - Se dio a si misma.

Court regresó al interior de la tienda. Su intención ahora era registrar por encima la trastienda de Bastogne. No creía que hubiera abandonado aquel libro que estaba leyendo sobre el Rey Amarillo, pero igual tenía alguna copia, alguna anotación, algún diario personal, cualquier cosa que pudiera ayudarle a entender donde se estaban metiendo. Lo que también tenía muy claro era que no tenían tiempo que perder. En una hora tenía que estar en el túnel del metro. La cuestión era... ¿En qué túnel?

Gabou entró en la tienda resoplando como un toro. Llevaba una mano envuelta en un pañuelo ensangrentado. 

-Por listo-gruñó mostrando su herida. Miró a su alrededor-El viejo también ha salido por patas...

Demasiados implicados en torno al caso. La inspectora, el anticuario... empezaba a sospechar que Gallé se había metido de lleno en medio de una fiesta privada.

-Tengo al capullín del cuchillo en el maletero-explicó-Si no ha cantado hasta ahora, no creo que consiga sacarle nada más en menos de una hora. Ahora que lo pienso, no he tenido tiempo para registrarle. Cuando acabes aquí podemos vaciarle los bolsillos. Tal vez tiene un móvil o algo...

Observó a Court revolviendo la tienda. Aunque no era una persona de acción, era metódica y eficiente en lo suyo. Gabou fue incapaz de apuntar un sitio donde la forense no hubiera buscado. Mientras recuperaba el aliento en una silla, sacó el móvil con la mano buena y mandó un mensaje al informático. 

Quiero una lista de todas las estaciones de metro a las que se pueda llegar a pie desde la tienda del anticuario. Y cruza la lista con las referencias de los datos que tenemos hasta ahora. Avisa con lo que encuentres. 

- ¿Eso no se considera... Secuestro? - Pensó la forense. - Bueno, tú eres agente y te ha... - Se fijó entonces en que Gabou estaba herido. - ...ya tienes una buena razón para detenerlo. - Dejó de rebuscar entre las cosas de Bastogne por un momento. - Estás herido. ¿Estas bien? - Preguntó. - Déjame ver. Soy médico. ¿Recuerdas?

-No es nada... ¡he dicho que no es nada!-Gabou se apartó violentamente-es sólo un arañazo...

Se apartó y miró a su alrededor con nerviosismo. Se llevó un palillo a la boca. 

-Obviamente, Bastogne también está implicado en la organización de ese "Gran Maestre". Lo que no entiendo es por qué vendió el signo amarillo a Gallé en primer lugar. ¿Quizás querían cargarse a la modelo? Tienen métodos más directos. ¿Tal vez Gallé lo robó y querían recuperarlo? No hacemos más que dar con callejones sin salida. Tenemos muy pocas pistas sólidas...

Se dejó caer en un butacón de madera oscura con grabados en relieve. 

-¿Has encontrado algo?

Gabou saco su libreta y paso las paginas dejando en algunas una marca roja.

-De hecho... no hemos interrogado al marido de Nicole, la modelo. Ella intento robar ese "signo amarillo"... obviamente, sabia lo que era. Tal vez llego hasta Galle por error... o tal vez incluso todo fuera un montaje de una logia rival para hacerse con ese chisme. Bien, todo esto son castillos en el aire: hay que interrogar al marido, es decir, primero tenemos que encontrar esa reunion a la que va el maldito anticuario. Mierda, cuando tenga un rato voy a interrogar en serio al mamon que tengo en el maletero y como no suelte la lengua rapidito voy a ponerme nervioso de verdad.

El palillo que sujetaba entre sus dientes se partio con un chasquido.

- Pues no perdamos más tiempo... - Respondió la forense. - Pero... ¿A dónde vamos? Jonah no ha respondido todavía.

Dominique apretó los puños a la vez que fruncía el ceño. Ella no estaba hecha para ese tipo de cosas. No sabía cuando salir corriendo detrás de alguien, no sabría tampoco que hacer si uno de aquellos sectarios le apuntaba con un arma. Nunca hubiera reaccionado como Gabou si se hubiera encontrado ella con aquel hombre que ahora ocupaba el maletero del vehículo de su compañero. Aquello le superaba, pero no podía echarse atrás. Tenía que seguir hasta el final. 

- Vamos al coche... - Dijo. - No veo nada de interés...

Gabou cogió su teléfono para escribir a  Jonah y vio que había algunos mensajes de conversación entre Jonah y Hékate.

Jonah Caen: Acabo de tener una inquietante experiencia con nuestro sospechoso harapiento, tened cuidado. Saben que les investigamos.

Hékate Lacroix: No esperaba menos. Esta noche en el eclipse, creo que quieren invocar al Rey Amarillo. 

Jonah Caen: He averiguado unas cuantas cosas ¿Nos vemos en algún sitio y compartimos información? Deberíamos prepararnos para esta noche.

Hékate Lacroix: Estoy en el Pub Passage de la Sorcière, en Montmartre, junto al lugar del mismo nombre. He dado con ellos. Me han citado en la trastienda. Voy a ir. Si no doy señales en una hora, es que la cosa no ha ido bien. Deseadme suerte

Jonah Caen: Hékate, te mando una aplicación para el móvil para tenerte localizada...instálala antes de ir con ellos. Luego añadió para los demás: Salgo hacia Montmartre para cubrirla.

(45 minutos después)

Jonah Caen: En posición

Era bien pasado el medio día y Hékate hablaba de que esa misma noche alguien iba a invocar a un Rey Amarillo. Puede que todo se resolviera demasiado pronto pero, lo que parecía claro es que había una secta organizada detrás del asesinato de Nicole Devereaux.

Cuando Jean y Dominique se dirigieron al coche vieron que varias personas se agolpaban a su alrededor y una de ellas, incluso, sacaba el teléfono para hacer una llamada. El nuevo amigo de Jean Gabou estaba haciendo demasiado ruido.

- ¡Wow! - Exclamó Court. - Los acontecimientos se precipitan. - La forense tragó saliva y acto seguido resopló.

Hékate había sido bastante inconsciente por haber aceptado aquella invitación. A saber en qué lío podía haberse metido. Lo que tampoco le gustaba a Court era la tardanza de Jonah en contestar. Aquel joven siempre estaba al pie del cañón en lo que se refería a tecnología. ¿Estarían ambos cautivos de la secta? Esa era una buena pregunta.

- Tenemos dos opciones. - Dominique empezó a pensar en alto. - Ir al pub del que nuestra compañera habla en los mensajes, podría estar cautiva, o... Arriesgarnos y ir al metro. Puede que Bastogne ya esté allí junto con Hékate y puede que Jonah también. Si fuéramos a ese pub y ya no estuvieran... - Miró a Gabou. - ¿Qué te dice tu instinto? El mío que vayamos al metro. Pero... ¿Dónde?

-Vamos, despejen la zona-Gabou aparto a la pequeña multitud blandiendo su placa policial-Esto es un proceso gubernamental, tenemos a un peligroso criminal ahi dentro... guarde ese movil o se lo confiscare, caballero.

Y parecia una calle tranquila. Gabou intento parecer en control de la situacion pero se olia que las redes sociales iban a hervir con su cara en titulares sobre brutalidad policial. A no ser que pasara algo mas gordo todavia que les sirviera de pantalla de humo.

-Vamos a ese pub en Montmartre-decidio girando la llave de contacto-No podemos dejar a uno de los nuestros en la estacada.

"Ademas", añadio para sus adentros, "tampoco sabemos donde esta la estacion de metro"

Llegó un mensaje de Hékate.

—Lo he visto tarde. He tenido que salir corriendo. Era una trampa. Me han intentado chantajear. Tienen a un amigo mío. Me reuniré con vosotros donde me digáis.

—Estoy cerca del pub donde citaron a Hékate.

—Con respecto a lo que me has pedido, Jean:

La red de metro de París era muy completa y Jonah tuvo que cercar mucho su búsqueda. La zona que delimitaban los hechos era la de Notre Dame, salvo Montmarté, que estaba bastante más alejado. En Notre Dame había una parada de metro. Cruzando planos más antiguos Jonah encontró unos antiguos túneles que salían de la estación de Notre Dame. Fueron cerrados hacía años por la remodernización de la red y por el auge turístico de las catacumbas de París, un antiguo complejo minero que a partir del siglo XVIII se convirtió en un cementerio público. En la actualidad era un destino turístico de París, tanto que estaba protegido por un cuerpo especial de la policía: los cataflics.

Los túneles de las catacumbas pasaban muy cerca de los del antiguo metro, razón por la cual se había cerrado esa línea. Se contaban varias leyendas populares sobre actividad sectaria por esas zonas, pero nada concluyente.

Varios sitios, por su altura, resultaban interesantes para observar el eclipse. Pero, sin duda, el sitio más turístico sería Notre Dame.

El pub Passage de la Sorcière era propiedad de Celine Depaut. No tenía demasiados ingresos pero las cuentas estaba saneadas. Anteriormente el local era de la familia Toudic y era una tienda de variedades. No parecía demasiado relevante ese hilo.

Mientras su compañero conducía, Court leyó el mensaje en voz alta. Aquello podía no ser más que una mera suposición, pero todo indicaba que debían acercarse hacia Notre Dame.

- ... actividades sectarias, túneles de metro, catacumbas, un buen lugar para contemplar el eclipse... - Alzó la mirada mientras sujetaba el móvil aún con el mensaje de Jonah en pantalla. - ¡Tiene que ser por ahí! ¡El túnel del metro que buscamos tiene que estar allí!

Entonces comenzó a teclear un mensaje en el grupo que compartían los cuatro agentes.

Cita:

-Mierda, tienes razón-Gabou pegó un volantazo y metiéndose bruscamente por una callejuela en dirección prohibida. 

En el maletero sonó un golpe y un juramento.