Partida Rol por web

Puso sus manos en la cintura -¿en serio?- miro a sus compañeros -Vamos.... ¡¡esta aterrorizado!!- los miro a todos pero estaban muy mal para presentar batalla -ese rey lagarto esta completamente muerto de miedo- negó con la cabeza -igual solo quieren protegerlo- se sorprendió diciendo esto, pues no solía hacerlo -¿y si hablamos con ellos? no intimidarlos, solo hablar- dijo sin sacar el arco aún, mirando a los lagartos.

-Sabes su idioma?- gruño entre dientes -Por que este seguro que lo conocen- dio palmadas a su arma.

Pero estaba bien claro, que esta solución que daba su compañera, seria la apropiada por mucho. 

Tras haber abierto la puerta donde aparentemente no había nadie, nuevos enemigos aparecieron. Esta vez parecían bastante asustados de ellos, aunque dispuestos a luchar si era necesario.

Tenía que admitir que su querido hermanito intentó asustarles de forma adorable, aunque el difunto dragoncito, incluso con lo diminuto que era, hubiera sido más temible que Kai... Quizá fuera por eso que le quería tanto. Su hermano era tannnnn mono, que le hubiera pellizcado las mejillas si no fuera porque ninguno de ellos se encontraba en condiciones.

Por todo ello, y viendo que sus compañeros estaban dispuestos a dialogar, la mujer se situó junto a Vakaipa dispuesta a defenderle si hacía falta, al tiempo que decía.

-Ummm quizá habláis dracónico ¿Orco? - Les preguntó a los hombres lagarto empleando común al principio y los otros respectivos idiomas al nombrar las lenguas.

Nube se adentró en la habitación encaramándose con el primer lagarto monstruoso que tenía enfrente, y sin diálogo alguno atacó...

Vakaipa intentó amenazar al hombre lagarto, pero de nada le sirvió, su voz cansada y entrecortada por las heridas sufridas daban más pena que miedo. De todas formas, el hombre lagarto seguía acurrucado detrás del trono, no parecía estar dispuesto a salir a combatir.

Los gritos de Ilvor pidiendo a Nube que retrocediera para él ocupar su lugar llegaron demasiado tarde, el primer lagarto se abalanzó sobre Nube mordiéndole, sus ya graves heridas empeoraron haciendo que Nube cayese inconsciente. Ilvor se posiciona donde estaba su compañero golpeando al lagarto con su hacha, haciéndole una gran herida, aunque no es suficiente para acabar con él.

Ashara que parecía haberse dado cuenta del estado de terror del "rey hombre lagarto" instó a sus compañeros a que dialogasen sin intentar intimidarlo, pero era demasiado tarde, sus compañeros se habían enfrascado en el combate.

Giacomo se posiciona detrás de Vakazara y sacando un darlo lo lanza contra el lagarto gigante, pero hay tantas personas delante suya que el dardo se clava en la pared, cerca de la pata trasera de Ilvor.

El otro lagarto gigante salta para morder la pata delantera de Ilvor, que sabiendo que eso podía suceder cae al suelo inconsciente mientras siente como va a ser la comida de esos lagartos. Maechen ocupa el lugar donde estaba Ilvor, pero el lugar está atestado de personas inconscientes y no consigue dar el su objetivo.

De repente escucháis como Vakazara comienza a hablar en otro idioma

-S...sí... -te responde el hombre lagarto detrás del trono sin ni siquiera asomarse, al escuchar su tono de voz confirmas lo que Ashara ha predicho, está aterrorizado

-Hemos venido a pasar la noche nada más. Incluso podemos defenderte esta noche de otros enemigos. Diles a tus guardaespaldas que se detengan, o nos veremos obligados a mataros. Ten por seguro que lo haremos. - Le dijo con voz autoritaria, tratando de convencerle de que no miento.

Todo pasó muy rápido. Alguno de los aventureros decidieron atacar antes de hablar, mientras que esos lagartos intentaban proteger a su líder haciendo lo propio. La hermosa tiefling no se dio por vencida y prefirió esperar a ver si el dialogó conseguía que esta vez pudieran descansar en un lugar medianamente seguro.

Por todo ello, tras comunicarse con su líder, se acercó hacia donde estaba Ivor, y usó su hechizo de curación, preparada para atacar si las palabras no servían para nada.

 -Hablar con estas bestias no creo que sirva de mucho.

Pero pelear le apetecía menos que dejar que Vakazara intentara iniciar un diálogo en otro idioma, por lo que el bufón se limitó a preparar otro dardo para ser lanzado en caso de necesidad. Ya había sobrevivido a demasiadas cosas, no pensaba acabar convertido en comida para lagartijas sobrecrecidas.

 -Cuchi-Cuchi, prepara el arco por si acaso. Si esas cosas no nos escuchan ya, habrá que quitárselas de encima.

Ay, si hubiera escuchado la idea de Ashara antes no habría actuado tan precipitadamente. El cansancio y las ganas de despejar ese maldito lugar le estaban pasando factura pero bien.

Volvió a negar con la cabeza al ver al gato -No teníamos suficiente con el caballo desbocado, ahora también tenemos al gato rabioso- suspiro, escucho como Vakazara hacia un intento de comunicarse, aunque fuese con el rey, por lo menos los tiefling parecían inteligentes, pero ciertamente no podía descartar las advertencias de su bufón -Cariño la próxima vez, elige mejor las compañías- dijo sacando el arco y cargando una flecha, estando preparada por si Vakazara no conseguía comunicarse.

Vakazara intenta comunicarse con el hombre lagarto que está agazapado detrás del trono, pero los ataques de los lagartos no se detienen y al ser consciente de ello Giacomo lanzó uno de sus dardos e hirió a uno de los lagartos gigantes, Ashara preparó su arco, pero no tenía un tiro limpio desde su posición, necesitaba que sus compañeros se moviesen. 

Maechen con su hacha le cortó la cabeza al lagarto, avanzando para que sus compañeros pudiesen ocupar su espacio y atacar al lagarto gigante que quedaba, ya que el hombre lagarto no parecía tener intención de atacar.

-Ellos no me hacen caso, no son mis guardaespaldas, atacan a todos los que no son como yo, lo siento, ojalá pudiera pararlos, no quiero haceros daño, pero no puedo hacer nada -gimotea el hombre lagarto

Vakaipa estaba demasiado lejos del enemigo y pasar entre todos sus compañeros no haría que esa labor fuese más fácil en absoluto, de manera que volvió a serpentear con su mano derecha mientras se le echaba hacia atrás la cabeza un poco.

- Vamos, Zayra, date un garbeo, jejejeje -sólo quedaba un último mamotreto antes de que pudiesen pasar a cobrarse todas las penurias sobre el rey de los hombres lagartos, sólo de imaginárselo le daba la risa.

La serpiente se abalanzó sobre la pierna del monstruo justo en el momento en que el tiefling dejó escapar un chasquido de la lengua para conjurar chisporroteos eléctricos. El mordisco de Zayra provocó un fuerte calambre sobre el hombre lagarto, impidiéndole reaccionar a quienes ansiaban asaltar el trono.

- ¡Rápido! Todos adentro, no puede impedírnoslo -urgió Vakaipa, orgulloso con su pequeña contribución.

Nube recibió una gran herida del gran lagarto con el que estaba enfrentado, y si no llega a ser por su habilidad natural por recuperarse hubiese caído al suelo. Pero siguió con vida, mirando con ojos felinos a su contrincante con el pelo erizado por el enfrentamiento. Haciendo cuatro ataques seguidos con sus dos espadas, dejando patente su superioridad en su destreza, utilizando todo su arsenal de tajos para que su contrincante mordiera el suelo antes que él.

Vakazara intentaba hablar con el hombre lagarto aunque el hombre gimoteaba detrás del trono nada pasaba con el lagarto gigante que teníais delante, éste seguía intentando que fueseis su cena.

Nube se adelanta, está gravemente herido, pero eso no le impide darle tres estocadas al enemigo hasta que yace muerto a sus pies.

El hombre lagarto detrás del trono gimotea más fuerte, habla en un idioma que nadie excepto Vakazara conoce, pero sus gestos son de rendición. Alrededor del trono podéis ver: 3600 monedas de cobre, 1170 monedas de plata, tres cálices de plata un poco deslustrados y un pendiente de zafiro en forma de lágrima colgando de una cadenita de oro, apoyado contra el trono hay un escudo con detalles en oro que porta pintado un emblema de manzano

GioGio suspiró al terminar el combate. El hombre lagarto se rendía ante su superioridad marcial, cosa que en el fondo no le sorprendió. Después de todo, mucho ánimo para luchar no se le veía.

 -Que alguien estabilice a Ilvor antes de que se nos muera.

Dicho esto, Giacomo se acercó al hombre lagarto y se acuclilló para hablar con él.

 -¿Puedes entenderme? ¿Hablas mi idioma?

No le pasó desapercibido el tesoro que había en la habitación. Con esa cantidad de dinero, aunque lo dividieran en partes iguales entre todos los que eran del grupo, tendría más que suficiente para salir de aquel lugar con Ashara y poder llegar a otra ciudad donde encontrar un trabajo mejor. Así que en el fondo no había salido tan mal la incursión en esas ruinas.

 -Si nos ayudas no te haremos daño, amigo.

- El hombre lagarto dice que no quiere hacernos daño, pero que esos bichos atacan todo lo que se mueve y él no los controla - Dijo la tiefling mientras se acercaba al herido más cercano y trataba de estabilizarle

- Me gustaría reclamar su vida y corona, salvo que alguno aquí las quiera más que yo- sonrió Vakaipa mostrando los colmillos, desafiante-. El que este pusilánime haya reinado me deja perplejo pero prefiero cobrarme en alegrías con él antes que con otros- sus ojos cayeron sobre el compañero que se debatía entre la vida y la muerte.

No obstante, el tiefling se acercó a colaborar en el esfuerzo por salvar la vida del centauro, un ejercicio de medicina que por alguna razón se le hizo incómodo a medio camino. Mientras las manos de los mellizos se pringaban de sangre le dedicó a Vakazara una mirada extrañada, pareciera que no se pudiera salvar esta vez a Ilvor.

- Voy a requerir de mucho divertimento por parte de la majestad de los lagartos para compensar la pérdida de compañeros de viaje, creo que me quedaré corto con gritos y habré de enseñarle a suplicar o atender nuestras necesidades- buscó dónde limpiarse las manos pues aquel estropicio tenía poca solución a la que pudiese contribuir.