Partida Rol por web

Consigues subirte a la orilla que hay en el lado derecho de la pared, ves un pozo de aguas cristalinas de 5 pies de profundidad que se ha formado en medio de esta cueva por lo demás vacía.

La corriente te arrastra rio abajo, entonces consigue llegar a una playa antes de que la corriente te siga arrastrando, allí ves a Ilvor peleando con una mujer lagarto, pero su ropaje es distinto al de los demás que hayáis visto, como si sus ropajes fueran más majestuosos. La mujer pelea con un tridente en la mano, Ilvor parece herido y muy cansado, ha pasado a una posición defensiva.

El techo de esta caverna natura tiene 30 pies de alto y está cubierto por estalactitas. La corriente desagua desde un túnel en la esquina noreste en una poza profunda cubierta de bruma. Al norte de la poza hay una pequeña playa, en donde ahora mismo os encontráis, mientras que al sureste hay un gran nicho con un gran montón de tesoro en medio. Desde este nicho, una estrecha pasarela rodea el borde de la poza y lleva a una cavidad bastante profunda en el muro sur.

Tesoro. Céntrate. ¿Maechen? ¿Dónde está Maechen? No está por ningún lugar, pero Ilvor necesita ayuda. Habrá que encargarse de eso primero.

Salgo escupiendo agua invocando a mi Eco y avanzando todo lo rápido que puedo, siguiéndole el ritmo, para atacar a esa lagartija y salvar a Ilvor.

- Los refuerzos están en camino, Ilvor. No desfallezcas. – le digo.

Los refuerzos habían llegado, o casi todos, Nube salió del agua y se lanzó contra la mujer lagarto, rozó la piel de la mujer pero no consiguió darle, su eco se materializó a una cierta distancia de él. Mientras tanto Ilvor se mantenía a la defensiva, haciendo que su furia se desvaneciese, pero había conseguido su objetivo, el tridente de la mujer lagarto no le había herido en esta ocasión

Ilvor parecía realmente mal. Necesitábamos acabar con esto lo antes posible y que el pobre tuviera un descanso. Nube también lo necesitaría para curar ese tobillo roto.

El felino dejó que fuera su Eco el que se enfrentara a la lagarta para reservar sus propias fuerzas. Desde su Eco lanzó una serie de golpes de los que más de la mitad impactaron causando profusas heridas a la lagarta. Solo faltaba por ver si serían suficientes para terminar aquel combate.

Al ver correr a aquel felino de aquella manera, motivó a Ilvor y pensó que qué bueno era tener compañeros en ese momento. Respiró hondo y soltó un aullido honrando a Ramma, esperando que su espíritu pudiera ayudar a su compañero a descargar un ataque más brutal sobre aquella lagarta.

A su vez, se despojó de su actitud defensiva y volvió a lanzar un feroz movimiento descendente con su hacha hacia su enemigo, aunque parece que sin ningún resultado palpable.

El eco de Nube comienza a atacar a la mujer lagarto, pero en uno de sus movimientos se tropieza moviéndose lejos de la mujer lagarto y ganándose de ese modo un ataque de oportunidad por parte de ésta, por desgracia para la mujer lagarto con las prisas se terminó clavando el tridente en su propia cola hiriéndose a sí misma. El siguiente ataque del eco de Nube ya no pilló de sorpresa a la mujer lagarto que pudo esquivar el ataque.

Ilvor enfurece y deja atrás la pose defensiva para ayudar a Nube a acabar con la amenaza, pero termina haciéndose un lío y se golpea él mismo con el hacha, su estado es cada vez peor, está gravemente herido. La mujer lagarto clavó su tridente en Ilvor para rematarlo, no le costó mucho, Ilvor cayó al suelo inconsciente, entre las puertas de la vida y la muerte.

Maldita fuera, Nube había llegado tarde, Ilvor había caído y maldito fuera su conocimiento de medicina. Necesitaban a Giacomo, pero no podía llamarlo a gritos o se arriesgaba a atraer a saber qué de las cuevas adyacentes. Necesitaba que Giacomo llegara a Maechen no se hubiera ahogado y se uniera a la batalla. Quería confiar en que no se hubiera ahogado y no estuviera muy lejos en ese lago en el que desembocaba el río, que pronto saliera del agua.

Mientras no podía perder el tiempo y lanzó una nueva serie de ataques desde su Eco a la lagarta que la hicieron sangrar de nuevo profusamente.

¿Qué había pasado? Todo se volvió borroso de un momento a otro. Ilvor se dió cuenta que perdía el conocimiento, maldita fuera su suerte...

El Eco de Nube seguía atacando con gran potencia, había conseguido herir de gravedad a la mujer lagarto, mientras tanto Nube miraba a su alrededor esperando ver a Giacomo aparecer o a Maechen, ninguno de los dos lo hicieron. La mujer lagarto, cansada, volvía a fallar en su ataque

Mientras tanto Ilvor seguía a las puertas de la muerte, aunque el felino esperaba que pudiese aguantar el tiempo suficiente para que la lucha terminase y pudiese ir a ayudarle.

Nube continuaba lanzando ataques a la lagarta que parecía herida de gravedad, pero aún le quedaban fuerzas para bloquear sus golpes.

Vamos, Giacomo, Maechen, ¿dónde estáis?

En medio de un ataque de pánico, Giacomo consiguió agarrarse a un saliente antes de ser arrastrado del todo por la corriente. Tosiendo el bufón salió del agua y se puso a examinar la zona en la que estaba. ¿Qué sería esta vez? ¿Más hongos? ¿Más hombres lagarto? ¿Otra corriente de agua más grande que la anterior? Ya se esperaba cualquier cosa de ese sitio...

GioGio miró alrededor, buscando cualquier signo de Nube, Ilvor o Maechen o de cualquier cosa que pudiera resultarle útil o una amenaza. Estaba comenzando a detestar seriamente quedarse solo en ese lugar, se sentía demasiado vulnerable, demasiado frágil. Maldita sea, ¿cuándo había empezado a depender tanto de la gente que tenía a su alrededor? Ashara, Vakaipa, Vakazara... Y ahora Nube, Ilvor y Maechen. Si su hermano le viera en ese estado, le cruzaría la cara con gusto varias veces.

 -¡Nube! ¡Maechen! ¿Dónde estáis?

Ojalá la corriente no les hubiera llevado demasiado lejos. Lo último que quería era volver a meterse en ese río de la porra para ir a buscar a sus compañeros.

No ves ninguna amenaza en aquel lugar, tampoco ninguna posible salida o camino que proseguir, parecía que el único camino posible era seguir la corriente una vez más.

Sabes que Nube se ha ido rio abajo, tal como lo han hecho Maechen e Ilvor antes que ellos, el sonido de una lucha te llega no muy lejos rio abajo, ¿es posible que tus compañeros estuvieran luchando allí? ¿Necesitarían tu ayuda?

Nube estaba pendiente del estado de Ilvor, de si Maechen salía del agua o si Giacomo iba a su encuentro, en cualquiera de los tres casos estaba tan distraído que los golpes de su Eco solo golpeaban el aire. La mujer lagarto al ver distraido a Nube clavó su tridente en él, aunque su rostro de satisfacción pasó a la confusión y luego a la rabia cuando vio que el Eco de Nube desaparecía delante suya sin manchar su arma de sangre. La mujer no tardó en alcanzar al verdadero Nube, en esta ocasión esperando que la próxima vez que clavase su tridente fuera en carne y hueso

El sitio en el que estaba no tenía nada. Literalmente nada. Ni enemigos ni amigos... Ni siquiera un camino de tierra firme por el que seguir la corriente del río. Maldita fuera su suerte... Lo bueno es que aunque sus ojos no veían nada de interés, sus oídos sí que captaron algo. Lo malo, que eran ruidos de lucha. Alguien estaba peleando, ahora, si eran sus amigos o dos clanes de criaturas subterráneas enfrentadas entre sí ya era más complicado de saber, pero al menos era algo.

Con un suspiro resignado, Giacomo volvió a meterse al agua, esperando poder llegar al sitio en el que sus compañeros estaban esta vez.

 -¡Nube! ¡Maechen! ¿Dónde estáis? -escuchas la voz de Giacomo no muy lejos de allí

Ilvor estaba recuperando la consciencia, vio que Nube estaba enfrentado frente a frente a la mujer lagarto mientras que su Eco había desaparecido.

Entonces, tanto Nube como Ilvor pueden ver que la corriente arrastra a Giacomo hasta el centro de la poza que está recubierta de una bruma que imposibilita ver el interior. Giacomo golpea el agua con sus manos y pies intentando mantenerse a flote, ya que nadar no parece lo suyo

El techo de esta caverna natural tiene 30 pies de alto y está cubierto por estalactitas. La corriente desagua desde un túnel en la esquina noreste en una poza profunda cubierta de bruma. Al norte de la poza hay una pequeña playa, mientras que al sureste hay un gran nicho con un gran montón de tesoro en medio. Desde este nicho, una estrecha pasarela rodea el borde de la poza y lleva a una cavidad bastante profunda en el muro sur.