Partida Rol por web

Ilvor quedó mirando la zona señalada por Nube. Tenía razón, puede que no pudieran cargar todo, pero aunque no le hiciera mucha gracia, se le ocurrió una cosa: - Y qué os parece que, cuando tengamos claro que queremos salir, preparemos y despejemos una salida de aquí. Entonces volvemos, preparamos un botín que pueda cargar, aunque de ello dependa que tenga que moverme más lento, y así podemos sacar aún más cosas.

Ilvor era un guerrero, no le gustaba tener que ser la mula de carga de nadie, pero si ello significaba que al acabar aquella aventura generarían más ingresos y podrían prepararse mejor para la siguiente, estaba dispuesto a hacerlo.

- Creo que, con diferencia, soy quien más peso puede cargar de nosotros.

- Creo que primero, como dice Nube, deberían de ver la misión que los trajo aquí y si me permiten me gustaría acompañarlos, por los motivos que ya les contaré luego. - dice Thardar - en cuanto al tesoro, podrían buscar si hay armas mágicas o cosas por el estilo, luego el resto podrían esconderlo o enterrarlo hasta que regresen a llevárselo. -

Luego, como haciendo el loco, tose un poco y agrega - claro que creo que me he ganado unas cuantas monedas de esas jajaja - luego se ríe. - Pero antes de repartir un botín, hay que asegurarnos que no quede algún enemigo vivo. -

- ¡Hey! Creo haber visto algo más al otro lado, debajo del dragón. - comentó Nube regresando hasta el dragón para ver como podía desenterrar esos cofres y comprobar si tenían alguna trampa. Nunca había que fiarse de los dragones aunque estuvieran muertos.

La mención del enorme tesoro del dragón hizo que a Giacomo se le olvidaran los dolores por unos momentos.

 -Espera, que voy a ayudarte, Nube.

Si además tenían un rastro que seguir tras haber descansado, pues miel sobre hojuelas. Con unos ágiles movimientos, el bufón acróbata atravesó las dos islas que conformaban el camino hasta llegar a donde estaba su amigo, mirando él también a su alrededor para buscr cualquier tipo de trampa.

 -Si encontráramos una bolsa de contención para llevar todo este oro, me daré por más que satisfecho.

Y es que la mente de Giacomo ya estaba trabajando a toda velocidad planificando en qué iba a gastarse la parte que le correspondía de aquel tesoro. Si es que conseguían salir de allí con vida, por supuesto. Claro que habían derrotado a un dragón, ¡peor no se podía poner!

 -Ilvor y ¿Thardar? ¿Era asi como te llamabas, amigo? La cosa es que lo que proponéis es un buen plan. Preparar la salida con todo lo que podamos cargar y dejar el resto enterrado hasta nuestro regreso es lo mejor que podemos hacer en caso de no poder llevárnoslo todo. En cuanto a lo de los enemigos... Vigilad mientras Nube y yo examinamos esto. Dad la alarma si veis algo preocupante.

Nube y Giacomo comenzaron a abrir los cofres que había desenterrado la caída del dragón a la playa en total encuentran: 250 monedas de cobre, 1020 monedas de playa, 110 monedas de electro, seis botellas de vino Rubí de Rosznar de Amm, 4 rollos de seda, 4 madejas de hilo de oro, un juego de cubertería para seis comensales, 300 monedas de oro, 7 brazaletes de coral de formas variadas, un cuaderno de bitácoras, mapas de las islas Moonshaes, un catalejo, una caja de madera para rapé decorada con madreperla y 4 pociones

Mientras tnato Ilvor se agenció la armadura, comenzó a ponérsela, en el instante en que la armadura estuvo colocada de repente pasó algo, el centauro dejó de ser un centauro, donde estaba Ilvor, ahora se podía ver un hombre lagarto

- ¡¿Qué demo..?! - Ilvor sintió algo extraño en su cuerpo, como que empequeñecía. Dejó de sentir sus patas traseras para mantenerse en pie solo con 2. Miró sus manos, ahora llenas de escamas, y al sorprenderse comenzó a palpar todo su cuerpo en busca de explicación - !¿Quién me ha lanzado este hechizo?! - gritó, impotente por la situación e ignorante de estar bajo los efectos mágicos de la armadura.

Thardar estaba mirando a todos lados mientras sus nuevos compañeros seguían buscando cosas. Cuando de repente ve que Ilvor grita, aunque cuando voltea ya no ve al centauro sino a un hombre lagarto. 

- Ilvor - comenta Thardar - tranquilo, por lógica creo que debe haber sido la armadura, intenta sacártela lo antes posible. - Mientras dice esto lo intenta ayudar y calmar para sacarse la armadura. 

Nube guardó todo lo que pudo en las mochilas del grupo.

- No os preocupéis por el tesoro. Estamos en mitad del pantano al que nadie se atreve a entrar, en lo más profundo de un templo abandonado en el que vivía un dragón. No va a ser tan fácil que venga alguien a llevárselo antes de que nos de tiempo a regresar. – les comentó mientras se acercaba de nuevo al río. Allí dejó que su Eco pasar flotando al otro lado y acto seguido se intercambió con él cruzando al otro lado sin necesidad de saltar ni arriesgarse a darse otro baño.

- Oye, Ilvor, prueba a quitarte la cota de mallas – le dijo reprimiendo una sonrisa divertida – Si no recuperas tu forma natural tendremos que buscar alguien que quite maleficios y usar parte de este tesoro en pagarle. – siguió conteniendo su sonrisa a duras penas.

- Voy a investigar el tesoro donde dormía el dragón. ¿Alguien me ayuda? Así me quedaré a descansar allí cuando termine la inspección. – indicó Nube continuando hacia allí cojeando, lo que le molestaba sin duda.

- Yo te ayudo -añade Thardar mientras seguía mirando a Ilvor. 

Thardar saltó yendo a donde estaba Ilvor y ayudándole a quitarse la armadura, pero de nada sirvió aun sin armadura, Ilvor seguía teniendo el aspecto de un hombre lagarto.

Nube entre risas internas saltó a la otra isla para ver que había. Esta húmeda cueva de 15 pies de alto contiene tres huevos de dragón negro (blancos y moteados de negro) en unos nidos fabricados con pilas de hojas en descomposición. Un cuarto nido está vacío. Detrás de los huevos, medio hundido en un pozo de barro, hay un altar realizado en coral azul, sus laterales tallados con motivos de olas rompiendo.

Nube observa que las huellas de pies mojados van desde el agua al altar, y después de vuelta, siguiendo el camino que había visto antes hacia las escaleras.

Al inspeccionar el altar más de cerca se ve que está agrietado y partido por la mitad y hueco en su interior.

- De acuerdo... Vale... - intentaba tranquilizarse para sí mismo sopesando lo que le había sucedido. Al ver que no había forma de volver a su estado natural, su instinto de bárbaro y supervivencia le hizo centrarse en hacerse cuanto antes a aquel cuerpo. No era momento de lamentarse por lo ocurrido, si quería salir de allí y colaborar de alguna forma, debería conocerse mejor cuanto antes.

Empezó por los sentidos: agudizó la vista, el oído y el olfato. Quería saber exactamente qué diferencias podría tener respecto a su anterior cuerpo. Luego, cogió parte de su equipo y comprobó su fuerza, sostuvo su hacha, la lanza, parte del equipaje... y finalmente intentó cogerlo todo a la vez, revisando que no le considerase mucho más esfuerzo. Después probó con su agilidad, cómo se movía de rápido y hábil a dos piernas. Tardó un tiempo, pero parece que comenzaba a habituarse a aquello.

- Esto era lo que quería Maechen – indicó Nube señalando con el pulgar por encima de su hombro el altar partido y hueco – y nosotros le hemos brindado la oportunidad en bandeja para coger lo que quería y llevárselo mientras distraíamos al dragón con la pelea. – torció el gesto.

- Me gustaría seguirla, pero con el tobillo así no la podré coger nunca y aunque la cogiéramos, vosotros estáis demasiado heridos para presentar batalla. Hagamos un descanso breve y sigamos después su rastro lo mejor que podamos. Sólo espero que en su huida se encuentre con todos los hombres lagarto que queden aquí dentro.

Tras lo que se sentó para descansar y curarse el tobillo.

- Creo que será lo mejor, descansen un rato, mientras me cuentan su historia, luego les cuento la mía y decidimos si nos conviene ir juntos o no y cual sería nuestro siguiente movimiento. - Comenta Thardar, luego de mover la cabeza vuelve a indicar - Yo podría ir vigilando mientras me cuentan su historia y descansan. - 

Ilvor, con su nueva apariencia después de haber revisado su condición física, descansó junto con el grupo durante un rato, lamentándose por sus heridas y reponiendo energía. Realmente no notó que hubiera descansado mucho, pero algo le había permitido descansar y reponer sus fuerzas.

Nube venda su tobillo, mientras que Ilvor cuida también de sus heridas, que no son pocas. Después os ponéis en marcha para seguir las huellas húmedas de la playa que llevan hasta las escaleras.

Un pequeño pasadizo de ladrillo conduce hacia la oscuridad. Giacomo saca una antorcha y subís las escaleras hasta una sala con los muros revestidos con ladrillos de arcilla roja. El agua subterránea se filtra entre estos ladrillos, formando charcos marrones en el suelo de piedra. Alguien ha apilado hojas muertas, tierra y otros detritus en la esquina suroeste de la habitación, creando lo que parece ser un lecho. No hay nadie en la sala y tampoco parece haber salida

Nube se sentía mejor con el tobillo vendado. Ya no dolía y podía andar sin quejarse constantemente. En un par de días estaría como nuevo. Antes de salir se aseguró de destrozar aquellos huevos, uno a uno, con la ayuda de su Eco.

Su Eco no tuvo problema en pasar por encima del agua hasta el otro lado en la playa C. Entonces se intercambiaron las posiciones y siguió andando mientras su Eco lo alcanzaba.

Se detuvo en la base de la escalera para buscar huellas que se alejaran de aquella escalera. Quería estar seguro de que Maechen solo subió aquellos peldaños o si subió a buscar algo y volvió a bajar saliendo por algún otro lugar.

- Allí vi 3 huevos de dragón en sus respectivos nidos y un cuarto nido vacío – señaló hacia la cueva donde descansó – Imagino que el cuarto nido o bien era el dragoncito que conocimos – y murió porque no supimos cuidarlo – o bien Maechen se llevó un huevo de dragón. En cualquier caso he acabado con los tres huevos de dragón que quedaban. Mejor ahorrarle al mundo las desgracias que tres dragones negros podrían traer. – sentenció sin el menor remordimiento por haber acabado con aquellas tres criaturas indefensas.

Después subió las escaleras defraudado por lo que encontró al final. Mandó a su Eco a revolver aquellos montones de hojas con el reflejo de su espada, pinchar, remover y mover. Luego revisó las paredes golpeando los ladrillos con la espada buscando alguno donde el sonido fuera diferente, donde devolviera algo de eco, indicando una posible salida oculta. No le apetecía lo más mínimo tener que salir de allí nadando contracorriente y los hombres lagarto debían bajar hasta allí por algún sitio. Además, no creía que el dragón saliera por la entrada del río que ellos habían utilizado para llegar hasta allí.

- ¿Creéis que esto pueda ser donde se alojaba aquella reina lagarto? O incluso un sitio donde tener retenido algún rehén... - dijo Ilvor mientras daba una vuelta por la sala buscando con la mirada algo que pudiera parecer interesante.

- A ver... recapitulemos un poco lo acontecido hasta ahora, porque parece que no hay salida por aquí... - continuó - Antes de que cayéramos en esta cueva, Giacommo y yo, arrastrados por el agua, nos encontrábamos en una sala donde había una estatua que ¿coincidencia? se asemejaba tremendamente al dragón que acabamos de abatir. - hizo una pausa apoyando la palma de su mano sobre su nueva barbilla, la cual encontraba algo extraña al tacto, y prosiguió - como ahí tampoco encontramos gran cosa, Maechen y tú tratásteis de escalar una cascada y parece que ahí nos separamos. Porque nosotros tratamos de cruzar el río para ir hacia otra isla en la que parecía haber otro camino... así que solo se me ocurre volver hacia atrás. Por cierto, ¿cuándo te separaste de Maechen, Nube?

Miró a sus compañeros pensando en algún plan.

- Lo que se me ocurre para hacer más sencillo el nado a contra corriente para ascender a la sala anterior es: primero, el más atlético cargará con las cuerdas de todos y pasará al otro lado; una vez asegurado, empalmará todas las cuerdas y lanzará un cabo que caiga con la corriente del río; por último, el resto recoge dicho cabo y se ayudan de la cuerda para subir contra corriente. No sé qué opináis, pero si queremos volver hacia atrás es el único plan que se me ocurre.

- Yo llegué por el mismo que vosotros, Ilvor, por el río. Maechen iba conmigo, pero nos separamos con la corriente. Si Maechen no está por aquí debe haber una salida. Este sitio – mirando la estancia de ladrillo – debía ser donde dormía la sacerdotisa mujerlagarto. Seguramente era la guardiana y niñera de los huevos de dragón. Casi seguro que no abandonaba su puesto. – compartió sus sospechas con los demás.

Escuchó con la cara seria la propuesta de Ilvor que sopesó con el gesto torcido.

- Si no queda otra opción será lo que tendremos que intentar, pero exploremos primero este lugar bien a fondo. No creo que sea tan sencillo nadar a contracorriente el río que nos arrastró a todos a aquí. Si es que siquiera es posible. – expresó con pocas esperanzas en ese curso de acción – Además, no creo que llevemos suficientes cuerdas para toda la distancia que recorrimos en el río.

- Bueno bueno, para cuando su historia señores, aun la estoy esperando - les comenta Thardra, mientras se mueven de aquí para allá. Luego de escuchar lo que dice Nube, entra en la sala de ladridos y con su experiencia de Enano revisa las paredes y las salas con mayor ahínco que el Eco de Nube. 

- Curtidos a su pieles y metal a los herreros decía mi padre - les comenta.

- Pese a mi actual escamoso aspecto, soy un centauro, como has podido comprobar antes sacerdote. Mi nombre es Ilvor y mi misión en esta vida es la de acabar con todas las tribus orcas que me cruce por delante. Actualmente me gano la vida en estas misiones, aunque no me importaría dedicarme a la caza exclusiva de orcos.

En aquel momento se centró más en buscar junto con sus compañeros algo que fuera de utilidad en la sala. Quizás no hubiera nada, pero en algo tenían que avanzar. Seguía sintiéndose algo extraño al caminar a dos patas, pues el equilibrio le jugaba alguna mala pasada de vez en cuando, aunque ya se iba acostumbrando.

- Por cierto, aquellas pociones que encontramos anteriormente... ¿no eran de respiración acuática? Quizás las utilizasen para pasar a otro punto por aquí cerca... no hemos investigado "dentro" del lago donde nos hemos encontrado con el gran lagarto... quizás haya alguna gruta que podamos seguir por ahí.