Partida Rol por web

-Estamos dando demasiadas vueltas- dije mirando a mis compañeros- creo que deberíamos de analizar bien las cosas antes de seguir avanzando, recuerdo que el mago iba dibujando un mapa a medida que íbamos avanzando, lastima que se fue, a nadie le pegó el habito?- pregunté para al menos tener una idea de por donde era mejor seguir, esa maldita cueva cada vez se nos hacía más y más grande.

- Belias tiene razón, deberíamos hacer otro mapa. - Afirmó el elfo, mientras avanzaban por el pasillo. - Esperemos a encontrar un lugar donde podamos escribir, o fácil de defender y volveremos a hacer el mapa. Este sitio cada vez es más grande. - Se paró ante la puerta que estaba a su izquierda, echandole un vistazo de reojo.

- Esta. - Miró el largo del pasillo, prestando atención por si había alguna criatura más. Tomó el escudo y empuñó la espada. Prestó atención por si escuchaba algo dentro y saber que podía haber, y entonces, abrió la puerta con sumo cuidado y cubriendose con el escudo.

-Tan buena como cualquier otra.-Digo sonriendo mientras entro detrás de Adun.-Ahora solo falta ver a dónde lleva.

-No os preocupeis, yo me encargo. -dijo. En realidad, habia sido ella quien habia estado haciendo el mapa, pero el mago habia sido el encargado de custodiarlo y acabo llevándoselo.

Me coloque entonces tras Adun, escuchando atentamente por si habia algun otro peligro a nuestro alrededor. Y, cuando abrio la puerta, me preparé para lo que pudiera salir de alli, arco en mano, dispuesta a defenderme.

Efectivamente es un camino tan bueno como otro cualquiera .Pienso para mi mientras veo a los demás prepararse para abrir la próxima puerta .En silencio me coloco al final del grupo intentando pasar algo desapercibido después de mi desafortunada intervención con el fuego .

Unos bancos de piedra labrados con perfección se encuentran alineados frente a un gran altar. A lo largo de cada muro, unos nichos llenos de basura proporcionan un lugar resguardado para retirarse. Unos burdos dibujos decoran las paredes y desfiguran el altar. Y cuatro trasgos parecen estar allí sentados y un gran trasgo en pie junto al altar.

En cuano abrís la puerta se giran para miraros y desenfundar sus armas. Estaba claro que no erais bien recibidos.

Al abrir la puerta, Adun descubrió allí a cinco trasgos. Bueno, cuatro trasgos y uno más grande. ¿Por que no podríamos encontrarnos detrás de alguna puerta... no sé, oro? Pero oro normal, no oro maldito, oro mágico que luego nos mate o ataque, o algo así.

Preparó su espada y escudo. - Preparaos. - Anunció a sus compañeros, para que fueran sabedores de que había enemigos. Avanzó unos pasos, centrandose únicamente en protegerse y ofrecer un lugar a sus compañeros para que puedan entrar y asaltar a aquellas criaturas. Y si podía, llamar su atención para librar de la furia de sus enemigos, a sus aliados.

Según entramos en la sala no puedo dejar fijarme en el trasgos más grande  y según le veo girarse concentro la fueras de mi voluntad para que se convierta en un proyecto de cristal que se clava en su cuerpo .A ellos y que prueben la justa ira del pueblo que han acosado .

Obviamente, no podian encontrarse con una habitacion llena de oro. Tenian que encontrarse con otra habitacion llena de trasgos y hostiles.

Como si ya se lo viera venir, Zhoe tenso el arco, dispuesta a disparar, sin previo aviso, al arco que tenia mas cerca. Sin embargo, desde aquella distancia y con Ivelios delante de ella, su campo de vision se reducia bastante. Tensó el arco, intentando disparar por el hueco que habia, sin dar a su compañero y lanzó, por desgracia de forma poco atinada.

No contaba con impactar en su objetivo.

Al ver a aquellos trasgos saqué a ballesta para poder combatir desde la puerta, no quería estar al borde de la muerte otra vez, por lo que poniendo un virote en la ballesta, esperé el momento para disparar al trasgo más cercano.

Zhoe fue la primera en descargar el arco que poseía pero sin mucho éxito. Sorel materializó de la nada un fragmento de cristal que sobrevoló la cabeza de todos los trasgos de la sala, hasta impactar en el gran trasgo que había al final, el que estaba situado sobre el altar. El vidrio quedó incrustado entre ceja y ceja, haciendo que vuestro enemigo cayera desplomado en un instante.

Mientras tanto, el clérigo avanzaba entre los bancos de la gran sala, protegiéndose ante cualquier futuro ataque que le pudieran hacer sus enemigos.

Belias disparó su ballesta que lejos de acertar a uno de los trasgos, pasó silvando la oreja de Sorel para clavarse en la armadura del clérigo. Por suerte, sin ningún tipo de daño para el sacerdote.

Los trasgos rieron a carcajadas ante semejante estilo, a pesar de que hubieran visto como moría el líder trasgo, no parecían estar muy preocupados por él. Así que, sin demorarse más, se lanzaron, sin éxito, todos contra el clérigo que había sido el único en adentrarse en la sala.

Cuando Adun quiso darse cuenta, sus compañeros aun estaban en la puerta, cuando el estaba en medio de la sala rodeado de trasgos que lo atacaban. Uso el escudo y la espada para protegerse de los diferentes embates de aquellos pequeños monstruos, desviando sus ataques con los dientes apretados mientras sus compañeros abrian fuego contra los enemigos.

Solo uno cayó, y juraría que sintió cierto golpe en la armadura que ningún trasgo le había propinado. Pero no era momento para distracciones. Lanzó un ataque contra uno de los trasgos, más como amenaza y advertencia que como ataque real. él seguía en sus trece de mantener una posicón más comedida y protectora.
 

En cuanto vio como todo aquel grupo de trasgos se lanzaban a por Adun, Zhoe reaccionó. Volvio a tensar el arco, conteniendo la respiracion, con un nudo apretándole en la boca del estómago y, apuntando directamente al Trasgo que tenia más cerca, acabó por soltar aquel proyectil, buscando acabar con aquella inminente amenaza.

Ya era hora de borrar la sonrisa a aquellas criaturas de una vez por todas.

Menudo fallo el de la ballesta, menos mal que no había herido a nadie y Sorel se había cargado al líder.

Quizás estar detrás de todo con mis compañeros delante no era buena idea para atacar de lejos, pero la última vez que me mandé al combate directo no me fue nada bien.

Me tomé mi tiempo para re cargar la ballesta y así poder volver a ayudar.

El líder ha caído y nuestro clérigo está en problema así que avanzo con la espada y el escudo hacia los trasgos mientras les increpo para que se olviden de Adun .Ehh , cara cerdos eso era vuestro jefe ?.Demonios ,si hasta las niñas de mi raza hubieran aguantado más .

Zhoe apuntó con su flecha al trasgo más cercano para eliminarlo del combate. Mientras tanto Sorel aprovechó el hueco vacio para ocuparlo y ayudar a su compañero. Adun lanzó un golpe a modo de advertencia para amenazar a sus rivales, e Ivelios se colocó también junto a él para igualar el número de combatientes. Ahora que eran tres contra tres y que había evitado que rodearan al clérigo, el chamán ensartó al que tenía justo en frente para quitárselo de en medio.

El número de enemigos iba en claro descenso y no parecía que fueran a tener muchas oportunidades contra ellos, pues tampoco daban la impresión de estar muy versados en el combate.

Ante el exito del primer ataque y el empuje de sus compañeros, Zhoe volvio a tensar su arco, disparon esta vez al trasgo que tenia justo enfrente. Parecia que, poco a poco, iban teniendo mucha más mano en el combate.

Era momento de pasar a la ofensiva. Su objetivo de ser el centro de los ataques del enemigo y dar tiempo a sus compañeros de lanzar los ataques y debilitar al enemigo habían funcionado. Ahora eran ellos los que los superaban en número. - ¡Vamos! - Animó a sus aliados. - ¡Estamos superandolos! - Y lanzó un ataque vertical sobre la cabeza de uno de los trasgos, con intención de degollarlo.

Apunté mejor la flecha esta vez y le disparé al que estaba peleando contra Adun, pero mi puntería volvía a ser mala y la saeta seguía de largo, al menos esta vez no le había dado a nadie, pero quizás la distracción podía ser aprovechada por el Clérigo...

Zhoe apuntó con su arco a uno de los trasgos, pero temía tanto herir a Sorel que no fue capaz de acertar en su blanco. Aquel fallo pareció desembocar una racha de mala suerte en todo el equipo, porque ninguno de ellos logró alcanzar a su objetivo... Por fortuna, los trasgos parecían estar igual de gafados que ellos.