Partida Rol por web

Vaya dije sin acercarme a los gatos. Parecía que tenían algún tipo de enfermedad.

Nos contratan para encontrar los gatos y para averiguar quién los ha raptado. ¡Y mira por dónde! Aquí lo tenemos todo, como si de un pack se tratara. ¿Y por qué has traído los gatos aquí? ¿Por qué los has secuestrado?

-Nos has hecho el trabajo muy facil, no te preocupa eso?- Insinuando a que podría entregar su cabeza a Lady Sheeva.

-Realmente tu escusa tendrá que valer la pena. Mejor sera que empieces a explicar que esta sucediendo aquí.- Por que no pienso irme con las manos vacías de ninguna forma.

Aparentemente los gatos parecen estar muertos, pero no. Están en un estado catatónico y todavía se mantienen con vida. Tenía que hacer algo por ellos pues Lady Sheeva y el resto de miembros del consejo querían acabar con todos ellos.

Todo está relacionado con una antigua profecía, en esta se habla de que los felinos de la ciudad protegerán al mundo de la destrucción total. Desde entonces los habitantes de la ciudad cuidaron a los gatos y los convirteron en algo sagrado para ellos.

La ciudad, en realidad fue construída por los dioses de la neutralidad engañados por Takhisis, la reina del mal. En la antigüedad tres magos sacrificando sus vidas consiguieron que se acumulara un gran poder en este lugar y este poder se liberará dentro de muy poco tiempo. Takhisis sabiendo esto ha enviado a algunos de sus demonios más poderosos para preparar la ceremonia y de paso eliminar a los gatos de la ciudad, ya que teme que la profecía se haga realidad.

Ahora es importante que encontremos  la tumba del último mago que vivió en la ciudad. Necesitamos encontrarla para seguir con nuestro plan. ¿Estáis dispuestos a ayudarme?

Escuché sus palabras con paciencia. No podía saber si decía la verdad; parecía que tenía un buen argumento y esa mujer me daba un poco de grima. Por otro lado, no quería que me manipularan. Y menos un hombre... Como me gustaría rajarle la garganta.

¿Tú que piensas, Jhon? ¿Qué opinión te merece este hombre?

-Considerando que en esa tumba puede que haya algo de valor, me deja con tres opciones. Matarte, entregarte a lady Sheeva e ir a por la tumba. Ir a por la tumba, luego matarte y llevar lo que quede de ti a lady Sheeva. O que pagues lo que vale tu cabeza y que te ayudemos.-

Es lo que espero, no haré actos de caridad.

Diciendo eso, embrazo el escudo y saco el mangual de mi cintura. -Escoge una respuesta sabia...-

Hay otras opciones, Jhon. Si dice la verdad, podremos hacernos cargo de Lady Sheeva; en su palacio seguro que guarda muchos tesoros, así que una vez muerta, podremos quedarnos con ellos. Si le matamos antes de tiempo, no conseguiremos nada. dije apoyando mi mano sobre el mangual y haciendo un poco de fuerza para que lo bajara.

No podíais ver el rostro de Bast, pero sin duda, a juzgar por su expresión corporal, el tipo siniestro se había quedado realmente sorprendido. No esperaba, para nada, aquella respuesta. Sin duda, se había confundido con vosotros.

¿Qué clase de criaturas sois? ¿A quién he pedido yo ayuda? Os hablo de la destrucción total y de la muerte y lo único que pensáis es en acabar conmigo?

Además, no os servirá de nada. No tenéis nada que hacer contra mi. Soy demasiado poderoso para vosotros y si quisiera os podría dejar en el mismo estado que os gatos. Si no queréis ayudarme, largaos de aquí. Largaos por el mismo sitio que habéis venido.

No te confundas. Lady Sheeva nos ha pedido que encontremos a los gatos y tu nos hablas de que es un demonio que quiere destruirlos. ¿De verdad esperas que te creyeramos así por las buenas?

Me giré hacia Jhon.

Estoy convencida de que no está mintiendo. Él no ha secuestrado a los gatos para hacer ningún tipo de ritual. Él los ha salvado.

La cantidad de oro que tiene que tener ese demonio de Lady Sheeva debe ser enorme. Por las buenas o las malas, me haré con él

-Si, no ha sido muy inteligente de tu parte.- Contestando la pregunta de Bast.

Digo a Snit sin mirarla -Soy un mercenario , no un buen samaritano. Y no me importa que haya hecho este tipo con los gatos. Pero tienes razón pequeña.-

-Nos llevaras a esa tumba, probaras que lo que dices es verdad. Si es cierto, nos ayudaras a acabar con Lady Sheeva, de lo contrario morirás.-

El hombre pareció dudar por un momento tras escuchar las palabras de John Grimm. Antes de que tú levantes un solo dedo habré acabado contigo. Así que dudo mucho que puedas matarme, de aquí en el futuro deberías ahorrarte este tipo de amenazas. Empiezo a pensar que tú también eres un demonio encubierto y que nos has engañado, tanto a la chica como a mi.

Una palabra más que me parezca una amenaza y te mandaré lejos de aquí para que no nos molestes. O incluso puedo dejarte en el mismo estado que dejé a los gatos. ¿Entedido? Y ahora seguidme.

Asentí a las palabras de ese hombre. Es cierto que yo también había pensado que Jhon no era una persona "normal", pero no me importaba, y le daba gracia a la situación.

Miré a Jhon directamente, para indicarle que no abriera la boca para amenazar de nuevo. Quería el oro de esa Lady Sheeva y no me lo iba a estropear.

Te seguimos.

Bast asiente ante las palabras de Snit y no deja de quitar un ojo de encima de John. El encapuchado no se fiaba ni un pelo de él, por lo que no iba a perderle de vista en ningún momento.

Recorren varios kilómetros por un intrincado laberinto formado por las alcantarillas de Mereklar. Llegados a determinado punto podéis ver la luz del día, salís de las cloacas y de pronto os dais cuenta que estáis junto a un río. El mismo río que pasa por Tormentos Cristalinos.

Bast os señala una cueva que hay cercana al río.

Lo lamento, pero yo ya no puedo seguir. Hay fuerzas mágicas que me lo impiden. Allí dentro está la tumba del necromante. Encontradla.

Mire con extrañeza a aquel hombre.

¿Por qué no puedes seguir? Bueno, da igual. Dime cómo identificamos la tumba dije cansada.

Digamos que las fuerzas mágicas de este lugar me impiden el hecho de que yo pueda entrar. Magia de la tumba.

La tumba no os costará encontrarla. Es la única que hay en toda la cueva.

Por un atisbo de codicia, o una mala decisión. Deje de lado mi objetivo por la idea de entrar al templo.
Aunque mis ojos no dejaban de mirar a Bast, con el deseo de tenerlo encadenado, sin manos o pies con los que pudiera escapar, este tipo de gracia coaliciona con las ganas de saquear el templo.
Al fin y al cabo podría regresar a las alcantarillas por él y los gatos. Si en verdad los gatos no pueden salir de la ciudad...

Mire a Snit y simplemente dije. -Vamos.-

Fuerzas mágicas del lugar. ¿No será otro demonio? Da igual, si lo es habrá más sangre pensé mientras sonreía.

Asentí a las palabras de Jhon. Terminemos con esto

- Espero que la suerte os guíe.

Os adentrais en el interior de la cueva. Un largo pasillo recto se introduce en el interior de la montaña. Todo el camino está iluminado con luces danzantes que revuelan a vuestro alrededor mientras avanzais por el lugar.

Bajo vuestros pies el suelo está lleno de baldosas que alteran los colores violáceos con los negros.

Al final del camino tenía que estar la tumba del nigromante. Pero algo os decía, que no os iba a resultar tan fácil llegar hasta allí.

Me quedé mirando aquellas luces danzantes y aquél suelo con diferentes colores.

Veamos qué tiene este lugar de mágico dije moviendo una mano en círculos, esperando para ver qué se iluminaba.

Después, me puse a revisar el lugar. No me gustaba nada.