Partida Rol por web

Aquí es donde se reúnen granjeros y mercaderes en torno a grandes mesas que hay debajo de toldos para vender toda clase de bienes. En medio de la plaza hay un abrevadero con un caño del cual cae agua en abundancia, cantarina y potable. A todo aquel que pregunta, los lugareños le explican, orgullosos, que es el trabajo de un mago que vivió en la aldea hace tiempo, que se dedicó a cavar un pozo con ayuda de algunos de los, por entonces, jóvenes mozos del pueblo y puso "cosas de mago" en su interior, cerrándolo con mortero y piedra antes de irse. Desde entonces, el agua no ha dejado de fluir...dicen.

Suelen haber cuatro guardias en todo momento, velando por la seguridad del lugar, y se les conoce por ser bastante estrictos.

Tras separarte del resto y salir de la herrería, te diriges al mercado, donde puedes ver diversos puestos ambulantes. Al parecer, el mercado de Fairhill, o plaza del pueblo, lo ocupan los mercaderes venidos de fuera, y algún que otro lugareño con habilidad manual, mientras hay luz diurna. Como puedes comprobar, la luz está declinando*, y varios mercaderes han recogido ya, por los puestos cerrados que ya puedes ver, pero aún quedan algunos. 

El ambiente parece relajado, pero no dejas de notar cierta tensión en el aire. Todo el mundo parece alerta y distraído. De hecho, otra cosa de la que te das cuenta es de que en el mercado hay sitio para muchos más mercaderes de los que actualmente hay, por las marcas que hay en el suelo de los tenderetes que no hay puestos. Al parecer, falta gente. 

Ves cuatro guardias paseando por el lugar, atentos a todo, que te observan desde la distancia. Los guardias también parecen estar atentos a los exteriores del pueblo. 

También puedes observar que en las calles más alejadas del centro están empezando a encenderse pequeños "fanales" que cuelgan de las fachadas y de algunos árboles, para dar luz al pueblo de noche. Parece que encienden desde fuera hacia dentro (cuando lo normal sería encender desde dentro hacia fuera...). 

Observo el vaivén de la vida en el mercado, era una hora de gran actividad. La gente se movía de forma casi automática haciendo sus quehaceres... una mujer limpiaba pescado en un puesto mientras su marido se anunciaba buscando captar la atención con el pretexto de frescura y precio de sus productos. Un hombre mayor entre canoso descargaba de una vieja carreta varias cajas de hortalizas, se detenía un momento y acariciaba el muslo de la mula que tenia al lado, su fiel método de viaje y compañera. Un grupo de señoras cuchicheaban sobre los rumores nuevos del lugar, ora unas risas, ora unas caras de preocupación, ora rostros de sorpresa...

"El mercado, lugar de vida, corazón convulso de pueblo, ciudad y puerto... lugar de bien y fechorías... lugar de codicia y oportunidad." -susurro.

Se paso la mano por la cara, estaba cansado del viaje, estaba apesadumbrado por todo lo que había visto en el ultimo día... "tantas vidas que se iban como la hojarasca con las aguas del deshielo, tantas vidas consumidas por el miedo, la codicia, el dolor..."

"De verdad, a veces me pregunto si no seria mejor que escribiera mis pensamientos y dejara todo esto....seguro que alguien compartiría mi opinión, igual hasta me decían "erudito" del saber y el dolor aunque fuera para reírse de mi, pero me temo que con eso no podría hacer tanto bien como busco hacer ahora... soy "un ojo", soy la mano enguantada, soy el martillo... soy.... soy.... soy alguien llamativo ahora mismo en el mercado como no continué moviéndome y deje de estar aquí parado como una estaca clavada en este corazón de rumores, productos y dinero, eso sin duda."

Continuo andando, se fijaba en los puestos, fingía interés por algún producto, hasta preguntaba algún precio y lo miraba con detenimiento... pero mientras, en verdad, evaluaba el mercado y a sus guardias, evaluaba todo lo que ocurría en derredor suyo en busca de pistas, una oportunidad o cualquier cosa interesante que uno pudiera ver. También preguntaba, sonsacaba con cuidado y sin destacar, como una pregunta habitual de cualquier persona del pueblo por los rumores, los cotilleos....lo que pudiera averiguar.
 

"Bueno, veamos si tienen barajas y cuanto me podría costar.... "

De pronto se detuvo, e inspiro para sus adentros

“Ademas, aun no se porque estoy aquí, he de hablar con Galdar de nuevo, he de saber porque estoy aquí... estaban preocupados en el circulo interno, y eso, es motivo para que yo también me preocupe”

Tras dar unas cuantas vueltas por el mercado, que tampoco es tan grande, no te cuesta mucho dar con un par de puestos que venden el producto que tú estas buscando. El mismo comerciante, un señor recio, con poco pelo, de unas casi cincuenta primaveras, pero que aparentaba mantenerse en buena forma, te sonsaca también mientras le preguntas: 

"¿De veras eres un aventurero? ¡Vaya! Algunos aldeanos han desaparecido en los últimos tiempos....y también se consideraban aventureros. Nadie ha vuelto a verlos por aquí, ¿sabes?. Una de ellos era la hija del herrero, Arialle. Dicen que se fue hacia el norte, siguiendo el río....". 

Inmediatamente, un par de señoras ya entradas en años, que están en un puesto cercano comprando fruta, se giran y comentan a su vez "Sí, es una vergüenza lo que está pasando aquí, pobre niña. ¡Con lo guapa que era! Y su padre, un completo despropósito de hombre....si sigue así, acabará mal, te lo digo yo. Esas incursiones Orcas se están haciendo cada vez más frecuentes, parece que estemos viviendo cerca de algún sitio maligno, como Rappan Athuk u otra guarida del mal." a lo que la otra le contesta "No me digas...es que esto no es puede aguantar...¿Sabes? es horrible...he oído que encontraron a toda una familia junto al camino, mutilada. Y las mujeres y los niños.......fueron.........no.....no puedo hablar de ello"...la mujer se echa una mano a la garganta, agachando la cabeza..."Oy, oy, oy....tranquila.....si el sinvergüenza de Arlen hiciera algo...pero míralo...sólo se pavonea por el mercado....." le contesta a su vez la primera mirando de forma maliciosa a un hombre, mientras coge del codo a la segunda y se la lleva de allí. El comerciante del puesto te mira alzando una ceja, con cara de circunstancias, se encoge de hombros..."¡mujeres!" susurra, no demasiado alto, por supuesto. 

Ahora que te fijas, miras en la misma dirección que han mirado las ancianas y ves a un hombre de entre unos cuarenta o cincuenta años, de pelo negro, con una franja gris junto a las sienes y una raya plateada en la corta barba. Va vestido con una túnica de color negro, con cenefas plateadas en los bordes, y unas botas de aspecto lustroso que complementan su atuendo. Un cinto de cuero repujado con un par de bolsas y un cetro de aproximadamente un metro de altura, hecho de madera oscura y robusta, cubierto por bandas de hierro terminan de completar su vestimenta. El hombre camina por el mercado con total confianza, parándose a hablar con unos y otros, como si el mercado fuera suyo. Su actitud parece cordial, pero no dejas de notar que su mirada parece contemplarlo todo y no perder detalle de nada. Ves que en el momento que te fijas en él, él se fija en tí, echándote una apreciativa mirada de arriba a abajo...y siguiendo su camino con tranquilidad. 

ok, te apunto las características del chucho en tu ficha, pero estaría bien que buscaras un momento para "rolear" la compra del mismo....y quiero más de 4 lineas, bien escritas y el post trabajado, por favor....que últimamente escribes poco, pero poco....no te curras nada los post Talyn....me tienes abandonaíco....  :-(

Despues de alejarse del ultimo puesto, Eco observa a Arlen... la curiosidad puede con él, y decide hacercarse con algun pretexto para observarlo más a fondo. Mientras acorta la distancia, susurra para si mismo- "A la mierda, un todo por el todo, este hombre se que sabe algo, y haga lo que haga ya me ha fichado, asique movamos ficha y aberigüemos que sabe y de que lado esta."

Cuando esta a unos poco metros, comienza a fijarse en él todo lo que puede para obtener alguna información util.

Disculpe buen hombre, he visto como me observavais y me han dicho que erais un venerable miembro de este pueblo. Quizas usted sepa algo sobre los ataques Orcos o sobre algunas personas que parece ultimamente desaparecen por el pueblo, me gustaria si es posible ayudar con ello de alguna manera. -Muestra su sonrisa más cordial y sincera de lo que es capaz.

Arlen, ¿verdad? Me lo han dicho los tendederos, ya sabeis como es un mercado, todo cuchicheos. -Se encoge de hombros al decirlo- Que desproposito el mio, disculpme, no me he presentado, soy Rovert, Rovert Curl, soy un mensajero. -Se inclina hacia delante levemente-  Un placer Señor.

"Bien, he movido ficha, veamos a que nivel juega este hombre y como de limpio." -Piensa.

El hombre se detiene al escuchar que te diriges a él e inmediatamente te presta toda su atención, girándose hacia tí. Lo primero que te llama la atención mientras hablas con él es la intensa mirada que te dedica, fijándose en tus labios, tus ojos, tus manos al moverlas al hablar....incluso durante unos instantes te da la impresión de que sus ojos te taladran....que su mirada acerada te atraviesa y lee en tu alma....y eso te hace dudar, mínimamente, pero dudas al hablar, sobretodo cuando llega la  hora de presentarte.

El señor te escucha atentamente y no sonríe en ningún momento, mostrándose severo, pero con aire neutro. Al terminar tu perorata, se toma unos segundos para sopesar algo en su mente, y te responde: "Sí, mi nombre es Arlen, magistrado* de Fairhill. Vamos a dejar claras un par de cosas. Primero, si acaba de llegar a Fairhill, como parece ser, pues no le había visto aún y no había recibido ningún aviso de su presencia, le sugiero encarecidamente se dirija lo antes posible al Templo de Freya, para presentar sus respetos tanto a la Diosa como a nuestra bienamada sacerdotisa, Shandrill, pues en éste pueblo es una costumbre que nos gusta que los visitantes cumplan...es como una prueba de "buena educación". Segundo, por supuesto que estoy al tanto de los problemas que tenemos con los Orcos y resto de...cosas, que usted tan alegremente menciona en mitad de un mercado**. Le agradezco su ofrecimiento, señor.....aunque si no quiere decirme como se llama, no sé si debo inclinarme a aceptar su oferta. Aquí funcionamos en base al respeto mutuo y la confianza. Si quiere ayudar, quizá quiera decirme realmente quien és, de dónde viene, por qué quiere ayudarnos y si piensa ayudarnos usted sólo o ha venido con alguien más."

Mientras termina de hablar, el hombre aparta levemente la mirada de tí, mirando por encima de tu hombro y niega con la cabeza dos veces. Te giras levemente y ves dos guardias que están mirándote a tí y al magistrado, pero parecen apartar la vista y continuar la ronda.

Vuelve a fijar sus grises ojos en tí.... "¿Y bien?"

Escuchas un tintineo que proviene de debajo de sus ropajes, lo que te da a entender que debe de llevar algún tipo de armadura metálica debajo de la túnica. También ves un bulto en la parte izquierda de la túnica, bastante bien disimulado, dirías que es un arma, probablemente una espada o maza. En su mano ves un anillo, una simple banda de oro y tras fijarte mejor, tú dirías que ése cetro que lleva, con bandas de hierro, muy bien puede usarse como maza de combate, por sus extremos reforzados. Es más, por la manera de cogerlo en éstos momentos, dirías que el hombre sabe como usarlo.

Mis más sinceras disculpas, en ningun momento he querido ofenderle si eso es lo que ha ocurrido. Mi nombre por el momento, si no le importa, preferiria mantenerlo en el anonimato, o compartirlo con usted en un lugar más privado. Tambien me gustaria que me informara de esos "Problemas" -susurra-, deseo ayudar todo lo posible a su resolución.

Eco se da cuenta que mantener una conversación directa con el Magistrado en medio del mercado al alcance de tantas miradas, no seria lo más inteligente para acometer la situación de los orcos y los demas posibles problemas del pueblo, nunca se sabia si uno podia ser objeto de espias...y bien lo sabia él, como tal, a su manera, podia considerarsele un espia, aunque este no informaba siempre de todos los detalles y tenia potestad para actuar, algo de lo que no todos los espias gozaban. Sacudio la cabeza ligeramente para despejarse.
 

Le invito por favor, a que me acompañe al Templo de Freya para presentar mis respetos y poder hablar más tranquilamente, espero que acepte mi invitación.

-Mira  de forma inteligente y serena a la par que comprensiba a Arlen- Y no, no tengo ninguna mala intención con usted, y si fuera en tal caso que quisiera atentar contra su persona, creo bien que tendria un problema y no por los guardias del pueblo sino por su propia habilidad. Veo perfectamente que es un experto combatiente y esta perfectamente preparado para pasar a la acción en el momento que sea necesario. Y que su baston puede traerme una seria desgracia si decidiera usarlo contra mi estando sobre todo tan cerca. -Señalo el baston con la mano Derecha/Izquierda-

Mira hacia arriba, el día empieza a oscurecerse por lo que parece, piensa para sus adentros en la semejanza de su futuro con el atrevimiento de sus palabras ante una persona de tal poder en el pueblo.

"Segunda mano Magistrado, veamos de que lado estas... creo que me gusta jugar demasiado a arriesgarme, deberia controlar este espiritu impetuoso, puede traer desgracias tambien a los que esten ligados a mi de alguna forma...pero quizas, esta sea una de las mejores fuentes de información y un gran apoyo para ayudar al pueblo."

Arlen alza una de sus cejas al escuchar tus respuestas, pero detectas que parece intrigado. También notas que se alza en toda su envergadura al mentarle su probable "habilidad con las armas", hinchando apenas perceptiblemente el pecho, poniéndose como "más recto". Al parecer, de alguna forma has acertado e intuyes que le has caído en gracia. 

El hombre, medio palmo largo más alto que tú, y algo más corpulento, asiente con la cabeza, aceptando tu propuesta. "De acuerdo, vayamos al Templo, a hablar con Shandrill....pero....¿viene usted sólo? Pues si viene sólo no sé si podrá ayudarnos mucho, nuestros problemas son bastante....numerosos, parece ser." 

Salisteis del mercado y cogisteis un ramal que iba hacia el norte, a marcha lenta, de paseo. 

"No me entienda mal. En éstos momentos, agradeceré cualquier ayuda que nos pueda venir, pues mis hombres ya están saturados con las tareas de vigilancia y control. Apenas tenemos gente extra para enviarlos a investigar. ¿Tiene compañeros o ha llegado al pueblo sólo? Hace dos días o tres días solicité la ayuda de un grupo de "aventureros" que pasó por aquí, pero lo único que hicieron fue pernoctar e irse....ellos y la hija del herrero con ellos, por cierto." 

El hombre te habla de forma distendida y amable, además de parecerte culto y versado. 

Contento con el resultado, Eco esta satisfecho de como ha salido todo por el momento.

"Buena jugada, arriesgada y con éxito como a mi me gustan.... igual que el resultado de estar con una mujer...mmm...me pregunto si tendrá algo que ver una cosa con otra....vuelve Eco, vuelve, no estas solo"
 

Sea pues, os sigo Arlen, si sois tan amable de mostrarme el camino.

Mientras andan hacia el templo, Arlen y Eco se enzarzan en una conversación de lo más variada, desde los orígenes del pueblo, los ataques sufridos o acontecimientos importantes hasta su parte favorita, las historias sobre batallas y combates dados por la experiencia.

Así pues, ¿decís que el señor de las tierras solo os dijo "Gracias, no era necesario" cuando estaba rodeado por un grupo de orcos preparándolo para ser el primer plato? Ciertamente, soy yo y les recomiendo como sazonarlo adecuadamente antes que liberarlo, los señores tienden a tener un gusto muy amargo, si bien nunca sera su carne dura y escasa. -Ambos ríen abiertamente pero en bajo sobre la historia que estaba contando Eco-
 

Arlen: Creerme, es la historia más entretenida de las que he escuchado hasta ahora...- dice, con una sonrisa, al parecer, Arlen no es amigo de reir demasiado.-

Prosiguieron el camino hablando, debatiendo sin importancia, postergando la importante conversación para el interior silencioso del templo.
 

Mientras caminaban, Eco pensaba en la necesidad de ser serio y firme para un Magistrado o cualquier otra persona que se dignase a mantener el orden publico, la seguridad de los demás... pensaba en como las cosas engañan, en como todo fluye y se erosiona.

"Austero es el camino que lleva a la sombra, frió el acero que lo custodia.

La nube da forma y el sol guía, pero en la noche es donde se guardan todos los secretos...verdades y mentiras...

¿Que dejo en el diván el Bravo Caballero? ¿Que final trágico encontró aquel hombre que no se rindió ante el miedo? El mal lo acuchillo, y ahora nada queda para recordarlo. Llanto de un niño perdido, sin nadie que le arrope del viento, de trágico destino.

Unos tienen que ser Escudo. Unos Espada. Yo, soy Ojo, soy filo de lagrimas y roció en la madrugada.”

El repicar de la campana de la aldea se eleva sobre el alboroto reinante en el salón común de la posada. Escucháis sonidos de batalla provenientes del exterior y veis el parpadeo de extrañas luces al otro lado de la ventana. Mientras cogéis las armas y os precipitáis al exterior, reparáis inmediatamente en que el Templo de Freya está ardiendo y que parece haber una refriega entre la guardia y un grupo de humanoides. Varios guardias yacen en el suelo, heridos o muertos.

Desde la periferia, veis llegar a Shandrill y Arlen corriendo hacia vosotros. Las llamas envuelven el templo por completo e iluminan la aldea con un resplandor infernal. Con un grito, los humanoides arrojan lo que parecen ser antorchas incendiarias a los guardias y escapan en dirección Este, profiriendo aullidos en su extraña lengua. 

En vuestra carrera hacia el templo, podéis ver como una figura se interpone entre ellos y la salida del pueblo. Ulthor, con el pelo largo y suelo, blanco como la nieve, saca de su aljaba una flecha y la pone en su arco, disparando hacia las figuras humanoides que corren en su dirección. Una figura trastabilla con dos flechas en su cuerpo antes de que lleguen a él, pero el resto se le abalanzan encima, con las armas en alto. El elfo esquiva un golpe...dos....pero las figuras son demasiadas y se ensañan, clavándole sus armas en varios puntos, mientras él grita de dolor y cae al suelo, de rodillas, intentando contener la sangre que sale de sus heridas. Al final, todos los asaltantes salen corriendo y se pierden en la oscuridad de la noche.

En un último esfuerzo, alza su arco intentando atacar con una flecha a las figuras que huyen de nuevo, pero una figura surge más allá de la oscuridad y dispara un certero flechazo al Elfo, que cae al suelo con la flecha clavada en su pecho, boqueando mientras respira trabajosamente....y allí yace, mientras el charco de sangre se hace más grande a su alrededor. 

Mientras sucede ésto, Shandrill llama a gritos a todo aquel que ve (incluidos vosotros), y se comienza a formar una cadena humana para apagar el fuego del templo. Arlen intenta poner orden entre el griterío y ordena a Baran que ponga al resto de guardias a trabajar, que ocupen sus puestos pues teme otro ataque al pueblo, hoy no dormirá nadie más. Rápidamente, la gente comienza a echar cubos de agua sobre el templo en llamas, pero no parece que consigan nada...todo esfuerzo para ser en vano. Baran se esfuerza en que sus hombres iluminen bien los alrededores, encendiendo faroles y preparando las armas, escudos prestos y arcos cargados.

Arlen, cerca vuestro, observa el ajetreo con una mueca feroz en su cara, parece muy enfadado, y a la vez, algo nervioso. Shandrill se acerca a Arlen, implorándole algo..."Arlen...el crisol....se...se lo han llevado...¡hay que recuperarlo!". Arlen parece conmocionado por la noticia, pero sin embargo, niega con la cabeza y le contesta "Shandrill, no podemos enviar a nuestros hombres...apenas tenemos suficientes para mantener el perímetro, ¡¡perseguir a alguien en la oscuridad!! ¡Es una locura!" El capitán de la guardia, que no andaba muy lejos, se acerca y asiente con la cabeza..."Así es, Dama Shandrill, no tenemos forma de perseguir a esos Orcos y mantener la seguridad del pueblo. Si nos vamos y atacan, estaríais condenados." 

"¿Orcos?" dice Shandrill...parece algo conmocionada, mientras digiere la noticia.

¿Y eso es de lo que Galdar tenía que hablar? Oh, mira, soy Galdar, y he recibido una orden de una Iglesia a la que no pertencéis y que, como no la pienso obedecer, no influye en lo más mínimo a la búsqueda de Vortigern. ¡Pues vaya!

¡Anda, una boda!-dijo al escuchar las campanadas-Va a ser mejor que empecemos a irnos. Si celebran el banquete aquí, esto se va a atiborrar de gente. Menudo agobio.

La realidad fuera era muy distinta. El templo ardía... lo cual, teniendo en cuenta que era de madera, iba a suceder tarde o temprano. Porque... ¿quién en su sano juicio levanta un templo de madera en estos tiempos que corren? Los druidas... y quizás los elfos abraza-árboles. Y eso no tiene ningún sentido porque los druidas se pueden transformar en elementales de fuego y los magos elfos lanzan bolas de fuego. ¿Cuánto les puede durar una Iglesia en pie a esos pirómanos andantes? Quitando esos casos estúpidos, las personas con dos dedos de frente levantan sus templos en piedra o, si tienes suficientes fondos, en mármol.

Estragón desoyó las peticiones de la Dama Mandril para apagar el fuego. Lo mejor iba a ser que se consumiese hasta los cimientos, a ver si cuando lo reconstruyesen usaban materiales menos incendiables. Y mientras, en las afueras de la ciudad, ocurrió algo que Estragón no pensó ver en toda su vida: un tercer elfo/a andrógino. ¡Tres elfos en el mismo día! ¿Qué posibilidades hay de ello fuera de un poblado elfo, o una ciudad cosmopolita como Aguasprofundas? Poco duró. A ese completo desconocido lo tumbaron en dos tortas.

Con el tema resuelto en detrimento del elfo/a de las afueras, Estragón escuchó furtivamente la conversación de la Dama Mandril con Arlen...

Ese crisol del que habláis... ¿Estaba en el templo en llamas? Esos orcos debían de tener información de primera mano. O sea... He visto orcos asaltar caravanas, les he visto atacar granjas aisladas... ¿Pero ignorar las casas de la periferia, profundizar varias calles y centrarse en un objeto particular de un edificio concreto...? Iban a tiro fijo. Y los orcos no son de ir a tiro fijo. Os lo digo yo, que soy medio orco y la mitad de las veces me disperso y me voy por las ramas.

Esperad un momento. Vuelvo ahora.

Se alejó una veintena de pies, en la misma dirección por la que huyeron los roba-crisoles.

¡Y NO VOLVÁIS!-bramó, puño en alto-Hermano, ven. Es más disuasorio si hacemos el gesto entre los dos... ¡Y NO VOLVÁIS!

El que sí volvió, para colmar la paciencia de Galdar, fue Estragón. Retomó la conversación con la Dama Mandril.

Por dónde iba... Ah, sí. Nuestro grupo fue atacado por un humano cerca de aquí. Un mago que dirigía a dos orcos. Con esas compañías, no me extrañaría que tuviese algo que ver con este ataque-dijo el del grupo que iba con dos semiorcos-. Se llama Vortigern, y va a todas partes con un pájaro en el hombro. Lo que creo que pasó es que Vortigern entró en el pueblo, echó un vistazo al templo y al crisol, y luego pasó la información al clan de orcos que había contratado.

Quizás usó a su mascota para pasarles la información. Seguramente un croquis a modo de mapa en lugar de una nota manuscrita, que a los orcos no se les da bien leer. Mi hermano y yo somos semiorcos, y solo la mitad de nosotros aprendió a leer. Yo, para ser más concretos. O puede que haya salido hace una hora del pueblo, y diese las instrucciones in situ. Lo que no sé es para que carajo iba a querer Vortigern un crisol...

Las palabras de Estragón quedaron en el aire, como si una extensa explicación de la Dama Mandril fuese a completarlas con información de unas posibles propiedades mágicas, o con leyendas que acompañaron al objeto desde antiguo.

Cada vez que Sapo escuchaba "San Cuthbert" su mente hacía "tilín" y repetía como un loro lo que le había dicho a Galdar en el templo de Freya. No le caía bien ese santo y algo le olía a chamusquina en toda aquella misión que ahora confesaba Galdar.

- ¿Por eso estás aquí? - Arlen el magistrado les había contado que se creía que Eralion rendía culto a San Cuthbert.-¿Por eso estás aquí?- Seguía repitiendo Sapo sin entender por qué nadie ataba cabos. Mandaban a Galdar a arreglar el desaguisado de uno de los fieles del Santo. Cuando sus cavilaciones se vieron interrumpidas por el alboroto de la gente, puesto que Sapo no percibió los toques de campana, inmediatamente se puso en guardia. Comenzó a agitar las manos en movimientos espasmódicos dispuesto a usar su magia, pero un rápido cálculo le hizo desistir.

- Demasiado lejos. Ni Ulthor llegaría con su buena vista y puntería.¿Eh?- Dijo refiriéndose a Lilith. Efectivamente Sapo aún no comprendía que Lilith no era su amigo Ulthor, tan parecidos eran a los ojos del peculiar gnomo. No ayudaba que Ulthor fuera tan delicado e imberbe, tan callado y con ese pelo que haría las envidias de cualquier doncella casadera. Tampoco que la elfa, Lilith, fuera más plana que el encefalograma de Shagar. El caso es que Sapo, en la oscuridad y la lejanía, no reconocía a Ulthor como el caído por los flechazos de los humanoides. Para él estaba a su vera, como siempre.

 - De acuerdo con Estragón, jajaja.- Reía por estar de acuerdo con la bola de sebo. Aún no comprendía la magnitud de la tragedia.- No es casualidad que se arme tanto jaleo justo cuando sabemos que Vortigen anda por aquí. Ese es el problema y lo que vamos a solucionar.¿Veis? ¿Veis como estos dos no eran?- Se refería a que ni Shagar ni Estragón eran los que tenían que haber buscado la guardia. Habían perdido un tiempo muy valioso y ahora pagaban las consecuencias.- Seguro que esos se dirigen a la torre a llevarle el crisol al nigromante.- Estragón ya lo había dicho pero Sapo lo decía mejor. Se quedó a la espera de la información que les proporcionaran con respecto a las propiedades de ese crisol. Valioso debía ser para armar todo ese jaleo. La gente debía estar ya apunto de irse a dormir.

Lilith se sintió conmocionada ante la escena y ante su propia ineptitud a la hora de evitar semejante hecatombe. Al menos una docena de muertos, una capilla asediada e incinerada por orcos, el pánico sembrando la ciudad y un objeto sagrado robado. Y por nada menos que simples orcos.

Ni Ulthor llegaría tan lejos, ¿verdad...? Pobre Sapo. Por lo visto, seguía pensando de algún modo que su compañero de viaje estaba a su lado, en el lugar que ocupaba ella en ese momento. Vio a lo lejos el cadáver de uno de los suyos y le dio por pensar que tal vez fuera a él con quien la había confundido, aunque también podía equivocarse. Sintió pena por el gnomo. Por su forma de hablarle, daba la sensación de que le tenía cierto aprecio. Decidió no compartir con él sus pensamientos.

Escuchó la conversación del semi-orco y del gnomo con la dama Shandrill.

Dama Shandrill, comenzó a preguntar, ¿qué propiedades tiene exactamente ese objeto? ¿Es tan valioso como para ser objeto de deseo de unos orcos o de un... mago o lo que sea?

Mientras, pensó: Un momento. ¿Nigromantes? Qué asquerosidad. Había visto algunos magos oscuros durante sus viajes, pero, desde luego, no había conocido a nadie con semejantes aspiraciones. No pudo reprimir un escalofrío.

¿Que os creéis? Que estáis jugando a rol? ¿Que esto es un juego? Un compañero vuestro ha muerto. Alguien, ha muerto.

Mientras decía estas palabras después salir de la taberna y contemplar con asombro la reacción de sus compañeros, con la daga aun en la mano y atónito ante la rapidez con la que habían actuado los orkos, fue corriendo hasta el elfo herido que se encontraba ya bañado en su propia sangre...se dio cuenta que aun respiraba trabajosamente, con mirada suplicante....los labios le temblaban, una única lagrima caía por su hermoso rostro...y lleno de heridas lacerantes que encadenan sin remedio a la muerte a aquel que las porta.

Encuentra descanso Ulthor, aquel de cabellos plateados, sea pues, en la otra orilla que te espere... -susurro-

Le clavo la daga en el costado derecho, bajo el hombro, entre las costillas, directo en el corazón....el ultimo hálito salio de sus labios ya pálidos como el rostro ceniciento de la luna...y murió.... murió por querer hacer lo correcto, por lo que el creía....o quizás, simplemente espero ser como el viento y pasar entre ellos....pero Ulthor, ya no estaba. Le cerro los ojos, dejaría que la sacerdotisa le diera el final que les deparara a su pueblo, pues el lo desconocía. Acabo con su agonía, le dio el aire para dejar este mundo cuando se ahogaba.

Volvió corriendo con el resto del grupo reunidos entrono a la Dama Shandrill y al magistrado Arlen.

Sois unos necios que se creen que la vida es un juego. -clavo la mirada en todos y cada uno de ellos- Ni siquiera fuisteis a comprobar el estado de vuestro compañero. -Aparto la mirada con indignación- Eso ya da igual, tenemos problemas para los que aun están aquí. Dama Shandrill, no me importa el objeto en si que hallan robado, solo saber su naturaleza y posible uso para un nigromante, no quiero su historia ni sus años, no quiero saber cuando valorado es para vosotros, me preocupa el uso que puedan darle o el uso que ahora no podréis darle vos. Magistrado, os solicito por favor el que me concedáis a vuestro mejor explorador. Se que necesitáis a todos los hombres para defender el pueblo pero quiero intentar dar con el rastro de los orkos, si tienen que hacer el traspaso de manos el crisol de los orkos al nigromante, quizás podamos recuperar lo antes de que las cosas se compliquen, no tengo intención de asaltar el campamento pero si de encontrarlo y vigilarlo. Espero que entendáis la premura de esta solicitud y la falta de su correcta estructuración para alguien de su rango en la presentación que estoy haciendo, pero creo que la situación no podría ser más apremiante y con ello saltarnos toda formalidad posible. Y, si fuera usted... -se acerco para que solo los del circulo de alrededor pudieran oírlo- tendría cuidado de que no tuvieran infiltrados en el pueblo...las malas artes de un mago pueden doblegar a un hombre de mente débil y someterlo a voluntad.

Se alejo de nuevo y hablo con normalidad, visiblemente con el cuerpo tenso.

Espero vuestra aprobación para salir a buscar el rastro e intentar localizarlos desde la distancia con el apoyo de vuestro mejor rastreador. Cuatro ojos rastrean mejor que dos sobre todo cuando tienes que ir vigilando la espalda.

Mientras hablaba, no se percato que aun llevaba la daga manchada de sangre en la mano.....la miro por un momento....vio como caía una gota al suelo, perlada y perfecta hasta que se estrello....la contemplo....y luego limpio la hoja con unos restos de heno del suelo.

Ademas, con todo este jaleo dudo que los orkos ya de por si distraídos prestasen atención a que alguien les sigue, contamos con esa posible baza ahora mismo y creo que deberíamos aprovecharla... siempre que encontremos el rastro claro esta.

Se guardo la daga con un gesto agil, pero con la mirada sombria puesta en las llamas y el cielo.

Habían enterrado a Corian en su día cuando murió, así que Sapo no se dio por aludido ante las palabras de Eco. Él era demasiado frágil como para acercarse al cadáver que yacía tendido a lo lejos así que lo seguía sin reconocer. Si fuera y apareciera un orco de repente tendría que hacer uso de su magia y no quería desperdiciarla. En cuanto al uso de sus hechizos, Sapo era de la cofradía del Puño Cerrado. Ya había derrochado muchos peleando contra Vortigen y aún no se lo perdonaba.

- Es de bien nacidos ser agradecidos.- Le repetía a Eco pues parecía alterado y olvidar que el grupo al que se dirigía le había salvado la vida no hacía mucho. ¡Ay , las frases hechas y refranes! Aunque Sapo no las entendía bien su maestro se las había enseñado para poder desenvolverse bien en sociedad. Tenía memorizadas múltiples de ellas y sabía cuando encajarlas de pura memoria. Escuchar hablar al que consideraba Ulthor era lo que más le mosqueaba. Su oído era fino como el de todos los gnomos y algo en la dulce voz del elfo le decía que había cambiado.