Partida Rol por web

Regentada por Glarian (Semi-elfa), esta taberna está siempre limpia, la cerveza es fresca, el fuego de la chimenea, alegre; la comida, bien cocinada y presentada y las habitaciones se alquilan a un precio razonable. La posada, ampliamente iluminada, cuenta con tres pisos, a los que se accede por una escalera con una barandilla de madera hermosamente tallada. Por el día, Fendrin (Humano Granjero), se suele encontrar aquí, casi siempre en estado de embriaguez.

Al llegar a la puerta de la posada, un pequeño barullo sale de dentro, gritos y canciones de borrachos, al parecer. Abris la puerta y véis una mesa con cuatro hombres bien vestidos, al parecer comerciantes que ya les ha dado tiempo a beber demasiado.

"Yaaaa...yaaaa.....os han oído....y probablemente, medio pueblo también...¡¡Como volváis a gritar así, os hecho de aquí....¿queda claro?" dice una mujer de pelo dorado, recogido en dos coletas que caen al lado de su cabeza...los borrachos murmuran y ríen en voz baja...pero no osan levantar la voz otra vez. Con un sencillo vestido marrón, un delantal blanco y un pequeño pañuelo de color azul en la cabeza, Glarian, la posadera del lugar, os invita a entrar nada más veros llegar.."Pasad, por favor...estáis en vuestra casa...".

Inmediatamente os acompaña a una mesa, que rápidamente es adecentada con mantel, servilletas, cubiertos...etc...para dos.

"Vienen a cenar, ¿verdad? ¡¡Ya casi es la hora y tengo la cocina funcionando a toda leña!! " dice, con un entusiasmo casi juvenil. Sin muchas ceremonias, Glarian saca una jarra de peltre para cada uno, dejándolas encima de la mesa..."Vino y cerveza...la primera corre a cuenta de la casa...tendrán sed, ahora vendrá la comida....¿cuántos van a ser?" pregunta, solícita, antes de irse hacia la cocina....mientras se aleja, os fijasteis que un olor a pescado, delicioso, inundaba la posada.

Se nota que hay nivel, hermano. El primer establecimiento en el que entramos en el que el dueño de turno no nos mira mal por ser semiorcos.

Y es que la calidad del servicio hay que pagarlo. Estragón olisqueó el aroma a pescado. Fairhill no es un pueblo costero, así que era probable que se tratase de alguna especie de río. ¿Trucha? ¿Salmón? Se sentó en la silla. Buena calidad: ni se doblaba por el peso ni a penas sobresalía el culo de Estragón por los laterales.

Soltó dos lágrimas sobre el mantel, con la despreocupación de un nuevo rico.

Mi hermano se ha pasado el día picoteando, es un glotón-dijo el gordo, señalando el fibroso y atlético cuerpo de Shagar-. Pero a mí puedes traerme la especialidad de la casa.

Menudo engendro de chica: mitad elfo, mitad humano. O sea... ¿cómo se supone que esas dos especies se aparean? Podría ser peor... podría ser centauro, mitad humano y mitad caballo. Esa cópula sí que sería digna de ver.

El cocinero pospuso las preguntas incómodas sobre si Vortigern se alojaba aquí. Primero había que robarle la receta a Glarian. Luego ya tendría tiempo de hablar con ella cuando pidiese una habitación. Además, el estómago de Estragón tenía hambre.

La mujer recogió las lágrimas que Estragón había dejado en la mesa y con una sonrisa se metió en la cocina, afanosa. Tras un rato, en el que Estragón y Shagar pudieron degustar tranquilamente la cerveza y descansar los pies, la mujer salió de nuevo con una bandeja de barro con un pescado en su interior...¡una carpa! y por el tamaño, lo bastante grande como para alimentarlos a ellos dos...y a otro más, a buen seguro. "Buen provecho" les deseó con sinceridad la mujer, dejando una cesta con pan recién horneado y cortado en un lateral de la mesa, así como cambiándoles las jarras por dos nuevas y llenas de espumosa cerveza.  

El pescado olía delicioso y pronto Estragón comenzó a desgranar los ingredientes.....el pescado se había cocinado al horno, lentamente, con una deliciosa salsa al vino blanco acompañada de algunos condimentos, como aceite, sal, laurel picado y pimienta blanca. También llevaba tiras de pimiento rojo y verde, así como un trozo de cecina bien suave por la cocción. Acompañando al pescado había una fuente más pequeña con patatas cortaditas en pequeños cubos, con una salsa blanca en la que se adivinaban trazas de estragón, espinacas, perejil y perifollo. En conjunto, el plato estaba exquisito, comparativamente con cualquier otra cosa que hubierais comido hasta la fecha. Parecía que la semi-elfa había nacido para ser cocinera. Una buena cocinera. 

Pronto el local se medio-llenó de gente, lo bastante como para que Glarian y otra chica más tuvieran trabajo más que de sobra yendo y viniendo. La mayoría de los clientes tenían buenos ropajes o armaduras de calidad alta. Por otra parte, en cuanto empezó a entrar gente, un granjero claramente bebido y vestido con ropajes que ciertamente habrían visto mejores tiempos, se levantó de la mesa en la que estaba, al lado de la puerta, y salió tambaleándose. 

"Pobre Fendrin..." alcanzasteis a escuchar mientras la camarera pasaba por vuestro lado para recoger una mesa.....

Menuda categoría. La salsa de las patatas es distinta al del pescado. Eso significa que se han pegado un curro del copón, y que se han horneado las patatas y el pescado por separado, en distintas bandejas, o vendrían con la misma salsa. El contraste de sabores es mayor, y la armonía del plato la concilia el estragón. Por supuesto. Estragón al poder. "Chapeau", como dirían los iluskanos.

Sí... pobre Fendrin-enrolló un pimiento rojo en torno a un bocado de carpa y lo rehogó en la salsa del pescado antes de meterlo en la boca-Grufmp, grufmp, grufmp... ¿Y como ef que efe fofretón fuefe fefmitife comef en un fitio como efte? Glup, glup, glup... Bluuuuuuuaaarp. Quiero decir... este sitio tiene categoría-dijo, limpiándose la comisura de los labios con la punta de la servilleta muy finamente tras el erupto-. ¿Cómo es que un campesino puede permitirse el lujo de pagar el cubierto en un local tan bueno como este? Aunque solo fuese para emborracharse, en las Tres Jarras le saldría más acorde con sus posibilidades económicas.

Por cierto, camarera... Mis felicitaciones al chef. ¿Quién ha cocinado esta delicia? ¿La medio elfa? Yo también cocino, como se puede apreciar por mi bonito "toque blanche"-dijo, señalando al sombrero, aún cuando la suciedad hace tiempo que el color "blanche" se transformase en un "caque de la vaque"-. ¿Podría preguntar a su jefa si, tras el servicio, me permitirían visitar las instalaciones de la cocina? Para mí sería un honor.

(Estragón)

La muchacha suspiró al detenerse al lado de la mesa para escuchar y poder contestar..."¿Fendrin? Es...un campesino que, según dicen las malas lenguas, está gastando todo lo que tiene en bebérselo, según cuentan, pronto tendrá que vender sus tierras, abandonadas ya por él hace tiempo, para poder pagar sus deudas. Yo...." la mujer dudó pero con una mueca de resignación siguió hablando..."....a mí me da mucha pena. Él dice que perdió a su mujer y a su hijo...y por eso está así. Pero mejor preguntadle a él."

Iba a retirarse cuando alabaste la comida. Inmediatamente una sonrisa de satisfacción acudió a su rostro. "Me alegro mucho que os guste la comida, señor....pero por favor, la cocinera y dueña del local...." dijo, poniendo un especial énfasis en la palabra dueña "....se llama Glarian. Llamadla así, por favor. Seguramente se habrá despistado, como siempre, por hacer la comida, pero siempre se presenta ella misma a sus comensales. Sobre la visita a la cocina, yo le pregunto, no os preocupéis." 

La mujer se retiró con presteza, recogiendo un par de jarras de otra mesa de camino a la cocina. 

Justo en ése momento, entró una elfa en el local. 

(Lilith)

Entraste en la posada, con el suave y sabroso aroma a pescado recién hecho en el ambiente. El local estaba medio-lleno, por lo que habían aún mesas para sentarse, aproximadamente unas cuatro o cinco. Justo al entrar, te cruzaste con un campesino con barba de varios días, ropajes sucios y un olor corporal fuerte, con evidentes signos de embriaguez. El hombre te observó durante apenas un segundo, siguiendo su camino, haciendo eses, con los ojos parcialmente desenfocados. 

El ambiente dentro era agradable. La chimenea alejaba el frío de la calle, los aromas de la cocina despertaban el hambre de tu estómago, pues era ya la hora de cenar, y la gente allí reunida, grupos pequeños de gente con ropajes de comerciantes o de buena calidad, conversaban animadamente alrededor de sus platos y jarras, apenas prestándote atención. Una mesa en un rincón, con dos semi-orcos poniéndose las botas de un par de fuentes de un pescado y unas patatas completaba la escena. Unas escaleras con una barandilla de madera, finamente labrada, conducen a la parte superior, donde supones que estarán las habitaciones, cuyas ventanas has visto desde fuera.  

Bah, todos hemos perdido a alguien, y no por eso nos damos a la bebida-pensó de Feldrin, mientras bebía de su cerveza hasta el lúpulo.

Hermano, jeje... he tenido un plan. Aprovechándonos de la desgracia de ese campesino arruinado, voy a comprarle la granja. Podemos reformar el granero y convertirlo en un mesón rural, con un cartelito que dijese "Hermanos Leivn" oooo... "Mesón y Sillazas" oooo... "La Cocatriz bo...". No, ese ya está cogido.

Estragón cogió su bolsa de oro y la sopesó. Lanzó un suspiro. Necesitaba miles de dragones para comprarse su propia granja con terreno y todo. Mejor comprar una casita y reformarla, porque un par de acres subían el precio innecesariamente. Y aún así. Lo que tenía que hacer era hincarle el diente a esa torre de los tesoros de la que habló Corian y no repartir nada con todo ese grupo de perdedores que se habían acoplado...

Oh, mira quién tenemos aquí...

Llamó con la mano a Lilith, para que se le uniera a su mesa. Ese maldito/a elfo/a le sacaba de quicio. ¿Cómo podía hablar tan poco? A Shagar se lo perdonaba, porque eran hermanos, y Estragón ya sabía lo que se le pasaba por la mente. Por ejemplo, ahora estaba pensando que su hermano Estragón es tan hermoso y apolíneo que se llevaba todas las gachís de calle, y a él solo le quedaban los despojos. No literalmente, pero en lineas generales seguro que estaba pensando en eso.

No te sientas mal porque yo haya llevado el peso de la conversación con la camarera, Shagar. ¿Por qué no la invitas a salir? Seguro que te rechaza muy amablemente y sin herir tus sentimientos. Así podrías empezar a vencer tu timidez con las mujeres.

¿A que tú opinas lo mismo, Wyrmslayer? Bueno, cuenta... ¿Viste al que no puede ser nombrado, alias Vortigern, alias "mira mi bonito pajarito que en realidad no es un pajarito"?

(ECO - SAPO) Entrásteis en la posada tras ser escoltados todo el camino desde el Templo. Al llegar, fuisteis recibidos con el suave y sabroso aroma a pescado recién hecho, que flotaba en el ambiente, aunque ya empezaba a difuminarse. El local estaba medio-lleno, por lo que habían aún mesas para sentarse, aproximadamente unas cuatro o cinco.

El ambiente dentro era agradable. La chimenea alejaba el frío de la calle, los aromas de la cocina despertaban el hambre de vuestros estómagos, pues era ya la hora de cenar, y la gente allí reunida, grupos pequeños de gente con ropajes de comerciantes o de buena calidad, conversaban animadamente alrededor de sus platos y jarras, sin miraros apenas. Una mesa en un rincón, con dos semi-orcos poniéndose las botas de un par de fuentes de un pescado y unas patatas completaba la escena. Unas escaleras con una barandilla de madera, finamente labrada, conducen a la parte superior, donde suponéis que estarán las habitaciones, cuyas ventanas habéis visto desde fuera.  

(ESTRAGON-LILITH y TODOS)

Unos minutos después de entrar en la posada la elfa, entraron en ella Sapo, Eco, Galdar y cuatro guardias con ellos que se quedaron en la puerta, vigilantes, hasta que os vieron hablar con ellos. A una señal de Galdar, los guardias salieron de la posada.

Galdar se acercó a vuestra mesa, haciendo un gesto a Eco y Sapo. Al llegar cogió una silla y se sentó "Uf, ya tenía ganas de descansar y comer algo caliente. ¡Camarera, un plato de ésto mismo y una cerveza!. Chicos...tenemos que hablar."

La camarera, una chica joven, asintió desde la puerta de la cocina de donde estaba saliendo, volviendo a entrar.

Vaaaaya... ¿Pero quién tenemos aquí? Pero si es don "Soy demasiado bueno y legal como para aceptar la información de un mediano en un antro de dudosa reputación", también conocido por sus siglas S. D. V. ¿L.? ¡Lo que sea!

No nos digas más, Galdar. Has colgado los hábitos y has aceptado un puesto como Capitán de la Guardia. Se veía venir. No estabas hecho para la vida de clérigo, tengo que decirte. Has tomado la decisión correcta. ¿Juntamos otra mesa?

Estragón se levantó y arrastró ruidosamente otra mesa pequeña hasta la que tenía los platos de carpa y las cervezas, y volvió a sentar su culo gordo y grasiento de nuevo en la silla. Esta vez si crujió un poco. Se estaba poniendo al límite la resistencia de los materiales.

Bueno, puede que tú dejes la misión a cambio de un empleo estable, pero yo aún sigo cabreado con Vortigern porque uno de sus esqueletos me cortó la oreja-sacó de la mochila el tarro con salmuera y oreja de orco y lo puso sobre la mesa un segundo antes de volver a guardarlo-. Así que yo sigo. Y mi hermano también.

- ¿Veis?- Se limitaba a decirle Sapo a los guardias, a Galdar y a Eco. El gnomo no se daba cuenta de cómo de pesado podía resultar a veces. - ¿Veis?¿Veis?- Lo había vaticinado y no se había equivocado. Los dos semiorcos no podían ser otros que Estragón y Shagar. Si cabía alguna duda Estragón sacó de nuevo la oreja en salmuera. ¡Qué cansino era! Sapo ya se conocía las sinuosas formas del cartílago de su compañero de memoria, tanto que podría amasarlo en un bloque de arcilla, mandarlo a cocer y regalárselo por su cumpleaños. ¿Para qué la querría? No le cabía en su cabeza. El hermano coleccionaba dedos y  Estragón tenía aprecio a ese trozo de carne muerta. ¿Y si estaban con la compañía equivocada?¿ Y si los semiorcos no eran más que nigromantes? Sapo echaba de menos a su guía, a su mentor, pues se olía que su criterio no era el del común de los mortales. Era el faro que lo guiaba en una tormenta permanente, que es lo que era su cerebro.

"Eres especial". Le decía Licasto. Sumergido en sus cavilaciones se quedó esperando a ver qué pasaba. 

- ¿Y ahora qué?- Preguntó el gnomo encogiéndose de hombros.

Bueno, veo que nos hemos reunido todos...y Galdar, no te lo calles más, quieres decirnos algo, así que no lo retrases más por favor.

Mientras decía estas palabras, se fijo en el vaivén de la posada.

Aunque antes no te diría yo que no a pegar un bocado.-Pego un silbido- ¡Camarera pongame lo mismo!

Se percato de la presencia de la elfa...no pudo evitar observarla más de lo necesario, aunque tampoco hizo amago de  preocupar lo en demasía.

Mientras se sentaba saco una daga, se puso a jugar con ella entra las manos para matar el tiempo, a la espera de que Galdar se decidiera a exponer lo que le rondaba la mente.

Lilith siempre pensó que, por mucho que lo deseara, jamás se acostumbraría a la visión de un trozo de cartílago verde flotando en un líquido cada vez más gelatinoso. Había visto multitud de miembros amputados, vísceras y otras atrocidades a lo largo de su vida, pero le costaba contener una mueca de asco ante aquel objeto horripilante. Desde luego, ya era una "suerte" que no se le hubiera roto el frasco en todo el viaje, según suponía ella....

Camarera, cerveza, por favor. (A Estragón y Shagar) La dama Shandrill me ha dicho que hay orcos alrededor del pueblo que no dejan de asustar a los habitantes. ¿Podríais hacer algo al respecto o tengo que hacerlo yo? dijo con su tono más cortés, que, como de costumbre, no surtió el efecto deseado. Tendría que trabajar más sus habilidades de diplomacia, o al menos el trato con otras razas...había pasado demasiado tiempo sola.

Me pregunto si los orcos serán como los elfos en ese sentido... al fin y al cabo, pertenecen a la misma raza... claro que, a mi no me contestan ni los míos cuando les hablo. Estúpidos elfos.

De repente el Gnomo llamado "Sapo" y compañía se unieron al grupo, y reparó en que el hombre de la capucha, el tal "Eco", según le había llamado el pequeñajo, estaba jugando con un cuchillo con las manos desnudas, lanzándolo al aire, cogiéndolo, volteándolo, volviéndolo a lanzar... Va a sacarse un ojo, o a cortarse un dedo, o a cortarle la otra oreja al gordo de la oreja. Estúpidos humanos.

¿Hacer algo al respecto? ¿Se supone que ahora los orcos y los semiorcos forman cofradías o están en alguna forma de gremio racial del que yo no esté enterado? Además... Si solo se dedican a asustar a la gente, y no matan ni saquean como los que nos cruzamos esta mañana, ¿qué problema hay? Cosa distinta sería que esa Dama Mandril de la que hablas ofreciese alguna recompensa lo suficientemente generosa para que Vortigern y sus intentos de convertirse en liche dejasen de ser la prioridad. Eso sí que es una amenaza de la que Fairhill y la Dama Mandril deberían preocuparse.

Galdar contempló a Estragón como quien contempla a alguien a quien se le ha ido la cabeza o se ha dado un golpe y está diciendo incoherencias cuando le mencionó el tema de la guardia. Negó por un momento con un claro signo de frustración plasmado en la cara, mientras se pasaba la mano por la misma, como intentando alejar la sensación de agobio de él. "San Cuthbert, dame fuerzas...." murmuró, por lo bajo. Sin embargo, lo contempló pensativo cuando el semi-orco aseguró que seguiría adelante con la empresa comenzada.

Asintió a la pregunta de Sapo, y puso un gesto algo adusto a la demanda de Eco, pero se aclaró la garganta con un trago de su jarra antes de hablar en voz relativamente baja, intentando que nadie a vuestro alrededor os escuchara...ignorando por completo a la Elfa que se había dirigido a Estragón (y el cual le había contestado): "Hablemos claro, pues llegó el momento de poner las cartas sobre la mesa. Mi orden me ha solicitado que regrese, pero no pienso hacerlo....al menos de momento." aclaró, mirando de reojo a Eco. "Tuve una visión muy clara, dada sin duda por San Cuthbert, que me impelía a seguir al portador de ése amuleto, y nos ha traído hasta aquí, y averiguando todo lo que hemos averiguado no puedo irme sin más. Hay un nigromante adorador de demonios que quiere entrar en una torre donde posiblemente se encuentre el conocimiento para convertirse en no-muerto...y no se me ocurre algo peor que pudiera pasar a ésta pobre gente." Tomó un trago más de su cerveza y se limpió con la manga. "Voy a seguir hasta el final hasta ése castillo....y luego regresaré con Eco hasta..." 

El repicar de la campana de la aldea se eleva sobre el alboroto reinante en el salón común de la posada. Escucháis sonidos de batalla provenientes del exterior y veis el parpadeo de extrañas luces al otro lado de la ventana. Mientras cogéis las armas y os precipitáis al exterior, reparáis inmediatamente en que el Templo de Freya está ardiendo y que parece haber una refriega entre la guardia y un grupo de humanoides. Varios guardias yacen en el suelo, heridos o muertos.

Desde la periferia, veis llegar a Shandrill y Arlen corriendo hacia vosotros. Las llamas envuelven el templo por completo e iluminan la aldea con un resplandor infernal. Con un grito, los humanoides arrojan lo que parecen ser antorchas incendiarias a los guardias y escapan en dirección Este, profiriendo aullidos en su extraña lengua. 

En vuestra carrera hacia el templo, podéis ver como una figura se interpone entre ellos y la salida del pueblo. Ulthor, con el pelo largo y suelo, blanco como la nieve, saca de su aljaba una flecha y la pone en su arco, disparando hacia las figuras humanoides que corren en su dirección. Una figura trastabilla con dos flechas en su cuerpo antes de que lleguen a él, pero el resto se le abalanzan encima, con las armas en alto. El elfo esquiva un golpe...dos....pero las figuras son demasiadas y se ensañan, clavándole sus armas en varios puntos, mientras él grita de dolor y cae al suelo, de rodillas, intentando contener la sangre que sale de sus heridas. Al final, todos los asaltantes salen corriendo y se pierden en la oscuridad de la noche.

En un último esfuerzo, alza su arco intentando atacar con una flecha a las figuras que huyen de nuevo, pero una figura surge más allá de la oscuridad y dispara un certero flechazo al Elfo, que cae al suelo con la flecha clavada en su pecho, boqueando mientras respira trabajosamente....y allí yace, mientras el charco de sangre se hace más grande a su alrededor. 

Mientras sucede ésto, Shandrill llama a gritos a todo aquel que ve (incluidos vosotros), y se comienza a formar una cadena humana para apagar el fuego del templo. Arlen intenta poner orden entre el griterío y ordena a Baran que ponga al resto de guardias a trabajar, que ocupen sus puestos pues teme otro ataque al pueblo, hoy no dormirá nadie más. Rápidamente, la gente comienza a echar cubos de agua sobre el templo en llamas, pero no parece que consigan nada...todo esfuerzo para ser en vano. Baran se esfuerza en que sus hombres iluminen bien los alrededores, encendiendo faroles y preparando las armas, escudos prestos y arcos cargados.

Arlen, cerca vuestro, observa el ajetreo con una mueca feroz en su cara, parece muy enfadado, y a la vez, algo nervioso. Shandrill se acerca a Arlen, implorándole algo..."Arlen...el crisol....se...se lo han llevado...¡hay que recuperarlo!". Arlen parece conmocionado por la noticia, pero sin embargo, niega con la cabeza y le contesta "Shandrill, no podemos enviar a nuestros hombres...apenas tenemos suficientes para mantener el perímetro, ¡¡perseguir a alguien en la oscuridad!! ¡Es una locura!" El capitán de la guardia, que no andaba muy lejos, se acerca y asiente con la cabeza..."Así es, Dama Shandrill, no tenemos forma de perseguir a esos Orcos y mantener la seguridad del pueblo. Si nos vamos y atacan, estaríais condenados." 

"¿Orcos?" dice Shandrill...parece algo conmocionada, mientras digiere la noticia.

Dentro de la posada, en la única mesa habilitada para ello, pues el resto tienen las sillas y taburetes subidos, están Shandrill, Arlen y el Capitán de la Guardia Baran. Lauriel le hace un saludo marcial a su Capitán, depositando el Crisol* en la mesa. El Orco entra a regañadientes, presionado por Galdar y Hathol. Ambos lo obligan a arrodillarse en un rincón, vigilándolo de cerca con sus armas.

"Capitán, hemos recuperado el Crisol, lo llevaban varias de éstas criaturas, al parecer al viejo castillo. Los alcanzamos en el viejo bosque, siguiendo una vereda entre los árboles, no el camino principal. Acabamos con ellos y recuperamos todo el botín que se llevaron....y unos extras." dice, refiriéndose al equipo que portaban los Orcos.

Shandrill recoge complacida el Crisol de la mesa, empezando a limpiarlo con un trapo inmediatamente. Baran y Arlen asienten varias veces con la cabeza, al parecer también complacidos, Arlen algo más sonriente que Baran.

"Muy buen trabajo. Descanse." se limita a decir Baran. Lauriel esboza una sonrisa satisfecha y da un par de pasos hacia atrás, tomando una posición de descanso, mientras os observa.

Arlen y Baran se giran hacia vosotros, y hacia el prisionero..."Bien..nos gustaría saber vuestra versión antes de decir nada." dice Baran.

Arlen aprieta los labios mientras alza las cejas, en un gesto de "sí, así es".

Estragón estaba cansado de andar y cabalgar, así que fue directo a una de las sillas recogidas. La tenía echado el ojo desde que cenó aquí hace unas horas, fue la que resistió su peso. Transportó el asiento hasta la mesa en la que se sentaban aquellos tres "dignatarios" y se sentó con su desbordante culo en dos vertientes: uno a cada lado de la silla.

¿Nuestra...? ¿Nuestra versión? ¿Queréis decir como un reporte o algo así? Eahm...

El cocinero miró a Lauriel. No había pasado por alto aquel comentario a Shagar, de camino a aquí. Ese tan molesto que decía que su hermano no merecía la espada de la Dama Shandrill. Y estamos hablando de su hermano. Se merece ese despreciable palillo y mucho más.

Pues resulta que cuando encontramos el rastro de los orcos en dirección al bosque, en un fallo de criterio táctico que deja entrever sus carencias como guía, Lauriel recomendó dar un rodeo a la arboleda y esperarlos en el castillo. ¡Menos mal que aquí, mi hermano, la hizo entrar en razón, y recortar por el sendero! Él si que es digno... de empuñar la espada de Shandrill, y de cualquier otra cosa-la siguiente mirada fue de soslayo hacia Lauriel-. De los seis orcos que asaltamos, mi hermano fue el que más enemigos mató. Oh, hermano... sé que no te lo digo a menudo, pero... estoy orgulloso de ti.

De las dos pócimas que la sacerdotisa entregó a Estragón, no dijo nada. El semi-orco había invertido para el buen éxito de la misión una cara poción de fuerza de toro y, según cómo se desarrollaran los acontecimientos, puede que también una buena botella de vino. No tenía que devolvérselas a Shandrill pues, al modo de ver de Estragón, ni siquiera compensaban las pérdidas.

Vamos... la misión fue todo un éxito. Pero yo no me apresuraría en escupir al crisol y secarlo a mi mandilón para limpiarlo, llenarlo de vino y brindar en él. No es tiempo de celebración. El resto de la tribu a la que pertenece este prisionero está asentado en las ruinas del castillo, y un humano es el que susurra al oído del Jefe orco. Ese humano quiere el crisol, y volverá a azuzar a los orcos contra Fairhill una y otra vez.

Si queréis saber mi opinión, mientras esa vieja reliquia siga aquí, todo el pueblo corre peligro. Lo que yo haría sería formar un equipo de nueve compañeros: Lauriel, Hathol, Jerinor, Galdar, Sapo, el elfo flacucho de ahí-dijo por Lilith-, los hermanos Leivn y Rata. Juntos podríamos llevar el objeto único a un volcán y arrojarlo a las mismas llamas que lo forjaron, o algo por el estilo.

O podríamos realizar una escaramuza y atacar las ruinas para matar... perdón, quería decir "llevar ante la Justicia", al humano que lo perpetró todo. Los dos planes son igual de buenos. Lo que sí tengo claro es que para ninguna de esas misiones necesitamos a un cartero.

Hablas mucho, semi-orco, se apresuró a añadir Lilith (con toda la buena intención, como de costumbre), que desde hacía rato estaba con los brazos cruzados dándose golpecitos con los dedos en los costados forrados de cuero. Pero aunque te has extendido, estoy de acuerdo contigo. El humano que controlaba a los orcos pronto se percatará de la ausencia de sus "efectivos" y tomará medidas. Como ya dije antes, se aclaró la garganta y añadió, con aire de superioridad, si vamos a atacar el castillo será mejor hacerlo antes de que se dé cuenta de que su misión ha fallado. Si queremos tomarlo por sorpresa no podemos quedarnos a charlar.

Lilith hizo una pausa y miró de reojo al cartero humano. Ciertamente no ha sido de gran ayuda en el combate... Pero me gusta su arco.

Sapo no estaba tampoco de acuerdo con los comentarios despectivos hacia Shagar. ¿Cómo iba a usar esa espada si en sus manos parecía un mondadientes? Era como si se la hubieran otorgado a él mismo, que por su tamaño y peso no hubiera podido ni levantarla. 

- Da a cada uno lo que necesite.- Es lo único que dijo y repitió a lo largo del camino a lomos de Lentejuela, que iba cargada como la mula que era con todas las cosas. Ni siquiera discutió con Estragón sobre desechar su idea de confundir los sentidos del tendero. Claro, para el semiorco el olor a orco era algo inapreciable, pero el gnomo tenía que arrugar tanto la nariz que le desfiguraba la ya peculiar cara. ¿Qué más le daba si no iban a volver a Faihill, ese pueblucho de mala muerte?

Ya en la posada intervino para desechar las locuras de Estragón.-

- El crisol es un artefacto único que no debe destruirse.- Decía tratando de hacer comprender al obtuso semiorco, sin ni siquiera pensar en la posibilidad de que fuera una broma.- He tenido ocasión de estudiarlo con detalle. Lo que tienen que hacer es protegerlo debidamente, no como han hecho hasta ahora.- No lo hacía con mala intención pero le parecía una gran torpeza que hubieran logrado robar un artefacto tan poderoso.- El segundo plan es otra cosa y cuanto más seamos mejor, seguro que Eco nos es útil allí.- Pensaba en que cuantos más carne delante de él, escudos humanos, semiorcos, o élficos, más tarde sería el gnomo alcanzado. Una pena que no estuviera el artesano además del cartero. Podría hacer una réplica del crisol para engañar a Vortigen. Ahora tendría que valerse de sus ilusiones para ello y no había sido fácil de engañar.- Eso sí, me gustaría descansar por la noche. No va a haber ya sorpresa posible y así podría prepararme mejor. Cosas de magos.

Sí, bueno... esa es otra. Dentro de nuestro grupo hay ciertas discrepancias con lo que significa "tomar por sorpresa". Los hay que prefieren atacar ya, antes de que Nagrod se empiece a cuestionar si los orcos no vuelven porque le han traicionado y se quedaron el botín para ellos, o porque simplemente han fracasado. Luego estamos los que como yo preferimos atacar durante el día, para que estos cegatos puedan ver a dónde disparar y para que a los orcos les ciegue la luz del sol.

Lo lógico sería que los orcos durmiesen por el día, y tuviesen mayor actividad por la noche, así que lo de sorprender cobra más sentido para mí si se hace mañana.