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Groland no detuvo su marcha, ni se paró a decirle al sacerdote que aquel peso no suponía nada para él, o que si se encontraran con nuevos enemigos mejor pertrechados, y los derrotaran, él abandonaría la parte peor del viejo botín y cogería las mejores piezas que pudiera encontrar en el nuevo. Sin parar de caminar, respiró profundamente y miró al clérigo.

-Sacerdote -dijo algo bruscamente, como conteniéndose-: hemos luchado juntos, hemos salvado la vida y hemos mandado a esos monstruos a pudrirse en alguno de los siete infiernos. Por lo que a mí respecta, somos compañeros. Vos tenéis vuestros métodos, y yo los míos... -Silencio durante un segundo-. Ahora, si nade tiene nada más que decir, sigamos adelante.

Y tras mirar a los dos hombres de fe y al semielfo, se giró y siguió con paso firme por el camino de Fairhill.

El tímido muchacho prefirió quedarse al margen de aquel amago de discusión y continuó el camino junto a Brand, ya que le había demostrado sus habilidades y se sentía lleno de curiosidad. Aunque había aprendido que sus primos elfos no se sentían muy cómodos en su presencia debido a su condición de mestizo, decidió arriesgarse. Quizás aquel tipo no era muy parecido a los que había conocido hasta el momento.

Mientras llegáis a la aldea propiamente dicha, dejando atrás las granjas aisladas, os detiene un hombre de aspecto imponente con expresión sombría. Luce una armadura de cuero tachonada muy ajada, se peina hacia atrás el cabello, entre rojizo y castaño y lleva abierta la pesada capa verde.

Una ella con cota e malla y dos guardias armados con lanzas y escudos, de librea verde, que ostentan a modo de blasón un pequeño cuenco plateado sobre el pectoral izquierdo, lo acompañan.

El hombre levanta la mano izquierda para indicaron que os detengáis. Reparáis en que su brazo derecho termina en una cruel cicatriz y en que le falta la mano, seguramente perdida de alguna manera horrible. En una vaina usada, una espada bastarda cuyo alargado pomo sobresale de forma prominente, descansa contra su cadera.

Os dice con voz autoritaria. - Daos a conocer y anunciad vuestro propósito.

Desde su posición al frente del grupo, Brand toma la iniciativa y responde al hombre.

-Mi nombre es Brand, un viajero, y estos son mis compañeros de viaje a los que he conocido en el camino: Greinh, Groland, Rashaniel y Rizzen- dice el hechicero mientras va señalando por turnos al resto de aventureros.- Y en cuanto a nuestro propósito tendréis que perdonarme, pero no pienso dar pistas sobre mi itinerario a un desconocido, por muchas armas que porte.

Groland se detuvo a la derecha del elfo, un poco más retrasado, los dos como a unas cinco yardas del trío. Llevaba observando a los desconocidos armados desde que estos entraron en su campo de visión, al tomar la última curva del camino casi una milla atrás. Los blasones y los colores indicaban pertenencia a una orden o guarnición. ¿La guardia de la villa? Probablemente no hostiles, pensó. Decidió ser amigable. Dejó el saco en el suelo.

-Saludos, ser -dijo en tono jovial, poniendo su mejor cara-. Mi nombre es Groland, Groland Brazofuerte -añadió con énfasis-, y me dirijo a Fairhill en busca de comida y cama. Si no es mucha molestia -continuó, fijándose por primera vez en el brazo ausente-, ¿a qué gran caballero tenemos mis compañeros y yo el honor de dirigirnos?

Tímidamente, Rashaniel alza la mano y la agita con suavidad, más como si le presentaran en sociedad que si un grupo de aguerridos desconocidos le estuvieran preguntando sus intenciones. Para suavizar un poco la situación, el joven sonrió débilmente, pensando que así, las cosas se calmaran.

Aún saludando, Groland no dejó en ningún momento de observar a los tres guerreros, esperando descubrir alguna información que le siriviera de algo.

Rizzen se mantiene atento a las presentaciones intentando recordar si ese blason le suena de algo. En cualquier caso, mira a Groland Ey mira Groland te vas a poner morado a cosas.. seguro que le sacas partido, comenta Rizzen disimuladamente   a su compañero

Me llamo Rizzen y soy un humilde siervo de Lazhander. Solo su busco su divina presencia dentro de vuestra ciudad amigo. Se presenta

Greinh observa al guardia, expectante escuchando las palabras de sus compañeros. Aparentemente los guardias no parecen tener ninguna mala intención y tras hablar su compañero Rizzen, Greinh dice con su característica voz potente y ruda

- Nuestro propósito es inofensivo. En cambio, el vuestro no estoy seguro. Dicho esto su cara dibuja una pequeña sonrisa elocuente.

- Si usted se da a conocer no tendre reparos en decirte mi nombre, mis intenciones y lo que necesites.

- Soy Baran, capitán de la guardia de Fairhill. Se muestra brusco y parco en palabras y actúa como si vosotros fuérais su único motivo de irritación. Al advertir la presencia del clérigo relaja su actitud. - Esta elfa es Lauren, mi lugarteniente, y esos dos, guardias de la aldea.

- Esas incursiones orcas se están haciendo cada vez más frecuentes. ¡Bah!, es como si viviéramos cerca de Rappan Athuk u otra guarida del mal. Miró con suspicacia la bolsa que había dejado en el suelo Groland y preguntó. ¿Qué lleváis ahí?

Número de enemigos: 4. Especie: tres humanos, un elfo. Tipo: un caballero, un luchador indeterminado, dos piqueros. Posición relativa: igualada. Distancia aproximada: 5 yardas, aprox. Obstáculos:...

El cerebro de Groland llevaba un rato analizando la situación, aunque ya era por pura rutina. En realidad, para el guerrero era obvio que lo mejor sería mostrarse amistosos y relativamente inofensivos. No había motivos para no decir la verdad. Matar unos cuantos orcos era una buena labor a ojos de cualquier persona de bien, y Groland estaba orgulloso del trabajo que habían hecho. Si esa gente era de la guardia, entonces eran potenciales aliados, y la historia de la escaramuza les ayudaría a ganar su favor; si no, quizás les infundiese algo de respeto. Groland hizo una leve reverencia.

-Es un honor, capitán. En cuanto a esto -continuó, señalando a la bolsa-, es sólo el botín de un escarceo que hemos tenido con una partida de orcos. -Groland omitió el número de sus enemigos. No era como mentir.- Las criaturas nos atacaron por sorpresa en el camino, hace unas horas. No sobrevivió ninguno de ellos.

- Baran ..... como dice mi compañero, esos objetos son pertenencias de los orcos, nunca se sabe si te pueden servir para algo. No lo tengas muy en cuenta, al fin y al cabo os hemos ahorrado algo de trabajo. el tono de Greinh parece mas tranquilo y escuda a sus compañeros incluso sin estar deacuerdo en sus acciones sobre los restos de los orcos. no obstante el encontrar a los guardias parece haberle aliviado.

- Podeis estar tranquilo soldado , lo único que queremos de esta aldea es reposar en una taberna o posada. Quizás hacer alguna que otra cosa, pero de momento solo eso. ¿Podrías decirnos donde descansar, si es tan amable?... estamos un tanto cansados del viaje y la lucha con los orcos no a facilitado nuestro estado físico.

-¡Esos estúpidos orcos no sabían a quien estaban atacando!-dice Brand con una risotada- Y no es que me queje, con unos pocos mas de encuentros así puedo ganarme fácilmente la vida. Y claro, si queréis ayuda estaré encantado de demostraros mi poder a cambio de una parte del botín.-continua mientras lanza sonrisa arrogante a la elfa.

-Pero lo primero es lo primero, y mis compañeros tienen razón, el viaje a sido largo y queremos descansar, así que... ¿donde hay una posada? ¿Y donde nos pueden dar un buen precio por armas y armaduras en buen estado?

Rizzen en silencio asentia a las palabras de sus compañeros. No hacia falta añadir nada mas a los comentarios. 

Al oír que habías acabado con una partida de orcos su semblante cambio un poco. - ¡Es horrible!, la semana pasada encontraron en una granja a toda una familia mutilada. Y las mujeres y los niños...fueron...es muy desagradable.

Contestando a vuestras peticiones os responde. - Podéis dirigiros a la Cocatriz Borracha cuya posadera se llama Glarian. La barra está limpia, la cerveza es fresca, el fuego de la chimenea alegre, la comida bien cocinada y las habitaciones se alquilan a un precio razonable.

Lauriel permanece a su lado en silencio. Nunca desafiaría la autoridad de Baran, aunque no está de acuerdo con el trato que os está dispensando.

Baran continua diciéndoos. - Para vender esas asquerosas pertenecías ir a la herrería de Fairhill y preguntad por Voril, a ver que puede hacer por vosotros. ¡Ah!, se me olvidaba, no olvidéis pasar por el templo de Freya, ya que esperamos que todos los visitantes pasen para rendirle homenaje a la diosa.

La Cocatriz Borracha, Glarian; la herrería, Voril. Groland preguntó por la dirección de estos lugares y luego se despidió:

-Gracias por vuestra amabilidad, sire -contestó enérgico Groland, inclinando la cabeza-. Tomo buena cuenta de vuestras indicaciones y consejos. Iré sin demora a presentarle mis respetos a la diosa.

Antes de irse, reparó por un momento en la elfa: ¿albergaba una opinión discrepante con la de su jefe? ¿Se habría mostrado más amistosa o más hostil? Groland le lanzó una mirada a modo de saludo, y luego se puso en marcha hacia la aldea. No pensó en ella durante mucho tiempo, ya que otros pensamientos le vinieron a la cabeza.

Orcos, ¿eh? -reflexionó el guerrero sobre las -. Siendo así, puede que en el pueblo necesiten mis servicios... No es el mejor trabajo del mundo -se lamentó para sus adentros-, pero es mejor que nada. Tal vez encuentre otra cosa...

- Es usted mu-muy amable, señor - dijo Rashaniel con una leve reverencia antes de seguir a Groland por el camino. No se sentía muy cómodo por la forma en que los estaba mirando la elfa, y supuso que era por su presencia. Ya le habían demostrado en el pasado lo que opinaban de su condición, y como hasta el momento Brand no se había pronunciado al respecto, no se sentía muy cómodo.

-Hasta la próxima, y no dudéis en avisarnos si necesitáis ayuda- se despide Brand con una última mirada a la elfa antes de acelerar para alcanzar a sus compañeros.

Afortunadamente no se habían adelantado mucho, y puede ponerse a su altura sin problemas.

-¿Habeis visto como me miraba la elfa?- pregunta a Greith y a Rashaniel con un susurro facilmente oído por todos a varios metros a la redonda, incluyendo dicha elfa- eso es que le gusto, seguro.