Partida Rol por web

Me acerco al guardia para desarmarlo (busco bolsillos a ver si tiene algo para robar), tomo su arco, y flechas, seria bueno inmovilizarlo, por si despierta...pero dudo que la cuerda que tengo resista mucho con la fuerza de estos gigantes. Murmuro muy bajo

Tras deshacernos del vigía, me encaramo a la torre con precaución por si hay alguien más por allá arriba. Tengo ganas de ver las vistas que desde las alturas nos ofrece el Mar de La Luna. Y, de paso, si hay algún campamento de ladrones cerca.

El hombre lleva una armadura de cuero tachonado, un arco corto, una espada corta, 20 flechas y 18 piezas de oro.
 

La torre de vigilancia camuflada permite echar un ojo al territorio de los alrededores.

La fisura en el terreno esconde un estanque de agua dulce, proporcionando sustento a los bandidos. Cerca del risco que se alza al este del estanque hay un campamento. Desde allí, observas como los hombres que están en él están cosiendo velas y telas, arreglando toneles y cajas y haciendo nudos.

Al oeste del estanque, hay otro grupo que parece distinto al del este. Están en torno a la entrada de una cueva, en el acantilado opuesto al vuestro. Parece que están vageando, haciendo apuestas o simplemente durmiendos. Hay caballos estabuldados en uan estructura cubierta la lado del acantilado.

Además, cerca de la torre de vigilancia, y sin llegar al fondo del acantilado, hay una pequeña planície con otros dos guardias de aspecto similar al que acabáis de dormir.

Sin contar a estos dos guardias y al que acabas de dormir, hay 11 en el lado este y 13 en el oeste.

Bajo grácilmente de la atalaya, dando un pequeño saltito al final para caer sobre el suelo.

- Bueno, pues he aquí el panorama: a unos pocos metros de aquí, continuando la senda por la que veníamos quedan aún dos guardas. Cuando nos hayamos deshecho de ellos, llegaremos al campamento...  de hecho a dos. Hay un pequeño estanque y al este de él, hay unos 11 hombres atareados en arreglar toneles y en reparar velas. Al otro lado, al oeste del estanque, hay otros 12, a la entrada de una cueva. No los distingo bien pero supongo que seran los semiorcos de los que nos habló Negroalciervo. Esos también están atareados... en no hacer nada de nada. -miro al nuestro. Supongo que lo de reparar cajas y telas no es una costumbre propia de los de su raza.

Expuesta la situación, ahora hace falta un bonito plan de ataque.

Tomo las cosas con una sonrisa... amo esto.

Pues estas flechas son para mi.... y algunas cosas más. Murmuro.

Escucho a Relué. Estan trabajando, curioso...¿que estaran tratando de hacer?. miro a los demás, por lo pronto debemos deshacernos de los dos que estan en el camino, y cuando lleguemos a donde estan toda esa cantidad debemos hacer una distracción, son muchos para nosotros cuatro, ¿se les ocurre algo?

Posible estan explotando una mina... murmuro

-Si tuviera un mapa podría intentar pensar en algo, pero siguen siendo cerca de veinticinco rivales -dijo Thokk muy bajito- y yo ya he demostrado que no soy bueno con el sigilo, por lo que si queréis podemos hacer lo siguiente -carraspeó un poco- Intentáis acercaros todo lo posible con sigilo, y si en algún momento creo que os pueden haber visto, yo aparezco a caballo y llamo la atención de todos. Así os aseguro que seré una distracción perfecta.

Lúthien miró a unos y a otros, con el ceño levemente fruncido de forma que una arruga aparecía en su entrecejo.

-No puedo dormir a tantos...- y con "no puedo dormir a tantos" quería decir "no podré dormir a más".

Escucho las opiniones de los demás, en particular el plan de ataque de Thokk.

- Bien, primero tendremos que ocuparnos de los que tenemos ahí delante. Quizás, si les rodeamos sigilosamente por entre la maleza, podemos caer sobre sus espaldas y dejarlos inconscientes.

Intentaba solucionar el asunto evitando el derramamiento de sangre, pero, si no había otro remedio, no habría inconveniente en dejarlos secos de un flechazo.

¿Qué os parece? Después, ya pensaremos en la segunda fase del plan.

- Aunque bien pensado... -corrijo- lo cierto es que para llegar hasta ellos no hay una forma viable de pasar desapercibidos: el camino baja por el acantilado y nos deja al descubierto.

Quizás sería mejor atacar desde arriba, seguidme y preparad los arcos.

Me acerco sigilosamente hasta llegar a un punto donde se les vé perfectamente, apostados en un pequeño descanso del terreno.

- Yo apunto al de la izquierda.

Lúthien siguió los pasos de su "hermano" tanteando entre las flechas con una mano mientras tensaba el otro

-¿No estaremos abarcando demasiado?- la idea se formó y salió por sus labios antes incluso que decidiera a quién iba a apuntar. El más cercano le parecía un buen objetivo, pero eso no quitaba que si no lo hacían bien podía ser un auténtico desastre.

No acabo de entender a qué se refiere Luthien.

- Bueno, de momento son sólo estos dos... debemos deshacernos de ellos si queremos acercarnos al campamento a ver qué están tramando. Luego, ya veremos.

Básta de cháchara. Le hago un guiño a mi hermana mientras me quedo embobado mirando su rostro angelical, y un gesto al mediano para que disparen tras de mí.

Escucho a mis compañeros y les doy la razón en la estrategia, preparare mi arco y digo "esperemos suerte"...  murmuro siguiendolos, me pongo en posición y disparo.
 

Las flechas combinadas de Lordo y Relüe impactaron sobre el mismo tipo y justo a tiempo. El otro no estaba mirando y no se percató de la caída de su compañero, que empezó a sangrar y no se volvió a levantar.

Sería cuestión de tiempo que el otro hombre viera lo ocurrido y diera la voz de alarma. Si no actuábais rápido y de manera eficaz, estaríais perdidos.

- ¡Vamos, hermanita! -le apremio al ver que tarda en soltar su flecha. Entre tanto, saco otra de las mías del carcaj y tenso el arco, disparando casi a la par que ella.

Thokk se preparó con el arma desenfundada y observando la situación, si por el motivo que fuera el hombre daba la alarma, sería el fin, por lo que se esperaría. Si daba la alarma saltaría para llamar la atención de todos los que pudiera y así que los demás pudieran acabar con el resto de posibles guardias.

Era una situación delicada, muy delicada.