Partida Rol por web

Celion bajó su arco al ver cómo el gigantesco esqueleto por fin caía derrotado, aunque una ligera mueca de decepción se resistía a desaparecer al ver cómo su flecha se perdía en aquella mágica oscuridad. Pero aquello no iba a eclipsar el sentimiento de triunfo pues sus compañeros animales hicieron un papel más que digno para terminar con la no vida del ogro. 

Guardando su arma, el druida dio un paso para observar cómo Reluë rebuscaba en el sepulcro ahora sin huésped. -No creo que por aquí se esconda mucho más.- Dijo el elfo en respuesta al comentario del mediano. -El ogro tan solo se refería a su martillo como recompensa si lo vencíamos, por lo que estos objetos ya son un extra. Pero ello no nos impide examinar un poco mejor esta habitación ahora que no hay distracciones. Quizás tengamos suerte y hallemos un alijo escondido.- Añadió tratando de dar esperanzas a su pequeño compañero de algún que otro premio por su misión. Respecto a su temor por no cobrar por la misión, Ulblyn les había encargado investigar este lugar fuese o no lo que quería que fuese. Por lo que todos habían hecho su trabajo con creces. Sin más reflexiones a las que atender, Celion comenzó a buscar por las paredes cualquier indicio de un lugar escondido o de cualquier escritura que pueda arrojar un poco de luz sobre el personaje que descansaba en este lugar. 

No parecía haber mucho más allí. Las paredes estaban talladas con un bajorrelieve que mostraba un ejército de humanoides malignos, diablos y dragones en un campo de batalla, combatiendo contra humanos que emplean magia y criaturas celestiales. La pared central muestra a una criatura humanoide flotante, rodeada de energía y esgrimiendo un martillo, semejante al que ahor ateníais en las manos.

Pero allí no había más, ni salas ocultas ni más tesoros.

y si el martillo de la pared tiene que ver en esto.

Digo señalando la piedra...

Miren...

digo acercandome a la pared tratando de buscar signos que me dijeran si existia una entrada secreta.

Allí no había nada de nada.

Mmm esto es ridiculo.. digo pensando en voz alta... aquí no hay nada de nada. Supongo que tendremos que volver si no tenemos suerte... - suspiro-

Al ver que mis compañeros no muestran excesivo interés en los trapos que he ido sacando, me los pruebo a ver qué tal me sientan. Me cubro con la capa, me ciño los brazaletes y busco un dedo donde encaje bien el anillo.

Hecho esto, creo que aquí ya está todo listo. Compruebo que Thokk haya cogido el martillo del ogro como prueba, y me acerco a las escaleras de salida.

- Yo creo que deberíamos marchar ya de aquí, no creo que haya nada más en este lugar.

Tras una breve e infructuosa búsqueda, nada parecía indicar la existencia de algún elemento sospechoso o llamativo sin contar con el enorme esqueleto que había atentado contra sus vidas momentos antes. -Estoy de acuerdo con Reluë.- Convino con su compañero elfo. -Deberíamos coger ese martillo para regresar cuanto antes y comunicar nuestros descubrimiento al señor Negroalciervo. Quizás no sea lo que buscaba pero le sirva de algo igualmente.- Se atrevió a conjeturar. 

Aunque no fuese la tumba de Vorbyx, estaba claro que habían profanado un lugar donde se encerraba un poder lo suficientemente grande como para ocultarlo y encriptar su localización. Con un gesto casi imperceptible del druida, Huine se disponía a encabezar la marcha. -Cuando queráis.- Dijo Celion al resto del grupo esperando a que terminaran de decidirse si realmente merecía la pena seguir investigando.

La vuelta de los aventureros fue más rápida, aunque el camino era el mismo. Siempre ocurría igual, y más cuando había algo que contar.

Durante el viaje, todos sintieron como si una fuerza espiritual les estuviera siguiendo. Un viento, que al principio era suave, se tornaba un tanto violento al rozar sus cuerpos. Parecía que la Madre Naturaleza no estaba contentos con ellos. O alguien del más allá.

Por fin, llegaron a la ciudad. Tenían algún pequeño corte más el cansacio acumulado de esa aventura. Pero la tienda de Ulblyn estaba allí, abierta para ellos

Bienvenidos, amigos dijo, sonriendo ampliamente ¿qué tenéis para mí?

Tras saludar a nuestro benefactor, le hago un resumen de nuestras andanzas, comenzando por la visita al primero de los montículos, el mapa donde encajamos la llave de jade y la posterior marcha a las otras cámaras donde hallamos la tumba.

- ... del sepulcro surgió el esqueleto de un trol, esgrimiendo un martillo -voy finalizando el relato.- y nos deshicimos de él sin excesivas complicaciones. -ejem- Thokk tiene en sus manos el arma que portaba.

Espero a que Negroalciervo le eche un vistazo, y prosigo.

- Los dibujos grabados en las paredes de la sala, el ataud ornamentado con un martillo, todo parecía indicar que habíamos hallado la tumba de Vorbyx... pero, lamentablemente, la raza de su morador no parece concordar con las leyendas.

-O quizás en realidad no estuvo enterrado allí y era una prisión o algo así -puntualizó el semiorco mientras mostraba el martillo al comerciante- Este es el martillo del que habla.

Reluë y Thokk enseguida respondieron a la sencilla pregunta del señor Negroalciervo. -Por lo que nos dijo al despertar, parecía que en algún momento en el pasado ya le habían intentado arrebatar el martillo. Así que supongo que será algo importante.- Apuntó Celion para evitar dejarse nada por decir. -Además, se encontraba protegido por acertijos y magia.- Añadió.

Estaba claro que habían encontrado algo relevante, pero a Celion le incomodaba no saber qué exactamente. Habían seguido las pistas esperando encontrar otra cosa para luego encontrarse otra. -Lamento que no podamos ser más concretos, señor Negroalciervo. En las inscripciones y en las imágenes grabadas en la piedra no había ninguna seña de identidad.- Se disculpó finalmente. -Reluë encontró un anillo en el interior del sepulcro. Si tiene algún sello quizás usted pueda conocer a quién pertenecía.- A lo mejor entre los que pudiera aportar aquel objeto junto con el propio martillo, podrían conocer el lugar que encontraron.

Ese lugar fue una pesadilla. Digo hablando de mala gana. Lo que los compañeros le han dicho es lo que es, además de claves y ciertas cosas que nos hacen pensar que ese sitio no es el original, pero vamos.. - refunfuña- quien sabe que más alla además, solo claves y cosas raras...

Me sentia frustrado por no conseguir nada de valor, queria encontrar oro o algo, y no regresar con una razón estupida... vaya mierda.

Ulblyn escuchó con detenimiento cada una de vuestras palabras. No se mostraba ni triste ni consternado, todo lo contrario. Estaba en un mundo de ilusión, como si fuera un niño pequeño escuchando cuáles eran las nuevas reglas de un nuevo juego.

Me temo que era una tumba falsa, seguramente ideada por el propio Vorbyx para que no encontraran la verdadera. ¡Es sumamente interesante!

Sacó un mapa de uno de los cajones y señaló el lugar de la atalaya y dónde los aventureros le habían dicho que estaba esa tumba.

Muy bien, mientras vea qué podemos hacer con este tema, es vuestro turno. ¿Queréis comprar o vender algo?