Partida Rol por web

Existe un dicho bastante extendido que reza lo siguiente: "El que calla, otorga." Y así interpretó Celion el silencio de Thokk y Lordo. El druida asintió a las palabras de Reluë y con una mirada bastó para que Huine pasase de una actitud curiosa y contemplativa a una tensa y en guardia. -Bien, allá voy. Será mejor que nos preparemos para lo peor.- Dijo el elfo pues cabía la posibilidad de que sus conclusiones fuesen erróneas. Pero a falta de una teoría mejor, Celion usó la llave en la gárgola de color azul esperando que fuese la opción correcta.

Al ver colocar la llave, instintivamente, doy un nuevo paso atrás y me pongo alerta, por si hay que poner los pies en polvorosa.
 

Según Celion colocó la llave de jade en la gárgola de color azul. Los segundos que transcurrieron pasaron demasiado despacio, incluso parecía que no iba a pasar nada...

El nivel superior de la fuente comenzó a girar cada vez más rápido, hasta que se detuvo. Un sonido gutural resonó en toda la sala, y del techo brotaron gotas de fuego que cayeron sobre los aventureros.

Mientras éstos intentaban librarse de las llamas, el martillo que había encima de la torre se inclinó hacia el norte y emitió un rayo de luz que fue a parar contra el mosaico. La puerta secreta que había encontrado Lordo se iluminó, pero no sólo eso. A su derecha, había un pequeño interruptor, también iluminado. ¿Sería eso lo que necesitaban para poder pasar a la siguiente habitación?

Miro paso a paso cuando ponen la llave

¿qué será lo que ocurrira?, no entiendo mucho de estas malditas cosas, no entiendo casi nada, y  ciertamente...

peeeero quee coño... digo mientras veo lo que sucede, ¿que maldita mágia es esta?

Esto era peligroso, si que sí.

Demonios, ¿y esas chispas?... digo tratando de ponerme a salvo de la mejor forma.

Noto que algo ha fallado cuando, tras la rotación de la fuente, se produce el extraño sonido y el ambiente se caldea de inmediato. Cercano a la salida de la caverna me lanzo hacia allí, con la intención de cobijarme de las llamaradas que caen del techo.
 

Thokk estaba mirando hacia otro lado y, de pronto, le empezó a caer fuego de la nada.

-¡JODER! -dijo intentando evitar quemarse, pero nunca había destacado mucho por sus reflejos.

-¡NI SE TE OCURRA TOCAR NADA SIN COMPROBAR SI HAY TRAMPAS! -gritó al mediano, pues Thokk, que no veía en ese instante, temía que fuera a tocar ese interruptor brillante sin comprobarlo.

Celion estaba tan absorto en el mecanismo que había activado que no se percató en absoluto de las lamas de fuego que cayeron sobre él como consecuencia​ de todo el complicado sistema que estaba en marcha. Huine, por su parte y como era de esperar, hizo gala de unos reflejos superiores a los de su compañero druida.

Por un momento, el elfo pensó que había errado en su intento por resolver el acertijo. Pero en ese mismo instante de duda, el martillo de la fuente emitió un rayo de luz que dio a parar en la puerta que Lordo había conseguido encontrar. Una sonrisa cansada se formó en su rostro. Después del combate con el manto, Celion ya había quedado tocado y recibir de lleno esas llamas no habían ayudado. El elfo se concentró para canalizar la fuerza que le otorgaba la naturaleza. Respiró profundo a la vez que pasaba sus manos allí donde el fuego había caído. El dolor lacerante comenzó a remitir hasta no ser más que una pequeña molestia que a penas notaría durante el camino. Una vez terminó, Celion se incorporó. -No sé que pensar. Por un momento pensé que había fallado... pero ahí tenemos una puerta.- Comentó ante la evidencia. -Lordo, Thokk tiene razón. Será mejor asegurarnos de que no hay alguna clase de impedimento adicional u otra contramedida.- Convino con el semiorco. 

Rápidamente mientras me meto trato de buscar trampas antes de que sea tarde.

Lordo se puso a buscar, y no encontró absolutamente nada. Seguramente aquel rayo de luz había desactivado todo lo que bloqueara esa puerta.

Todo libre, podeis entrar.

Digo entrando con seguridad y un poco a la defensiva frente a lo que hubiera dentro de ese agujero, no era que la estuviera pasando bien en esta misión, y en realidad en todas las misiones parecia simplemente ir sobreviviendo a los ataques, y adicional esas malditas claves que no entendia por nada del mundo. Camino de manera preventiva agachando la cabeza y mirando mi alrededor, todo parecia hacer daño en este lugar, a veces no sabia porque hacía lo que hacia. Continuo con paso seguro al interior esperando que sus compañeros lo siguieran.

Si todo acá fuera asi estaria en problemas, me gustaria poder encontrar un arma mejor o algo que no me hiciera tan torpe y suceptible...

Ni siquiera sé que se esconde detrás de estas rocas.

Celion respiró aliviado al ver que aquella puerta no escondía ninguna otra sorpresa como si lo había hecho la fuente que tanto ejercicio mental les había costado. Pero aun así, una sombra de sospecha se negaba a abandonar la parte consciente del druida. -Buen trabajo, Lordo.- Felicitó a su compañero por su buen ojo y su valentía. -Pero no bajes la guardia. Aunque no haya trampas puede que, sin saberlo, hayamos abierto la puerta que no debíamos.- Dijo a modo de advertencia para todos los allí presentes. El acertijo los advertía de que todas las opciones serían perjudiciales, 'que les ayudarían a morir', decía literalmente. Si bien las llamas cumplían esa promesa, de ningún modo debían asumir que sería el único peligro de muerte al que se enfrentarían. 

Sin nada más que decir al respecto, Celion se puso en marcha con cierta dificultad. A pesar de haber recurrido a su conexión con la naturaleza para recuperarse de sus heridas, aquella llamarada le había hecho más daño del que en un principio le había parecido. -Tula, Huine.- Su fiel compañero respondió al instante corriendo a su lado para cruzar la puerta que el mediano había descubierto y que él mismo había abierto. 

Tras asegurarme de que ya no cae nada más del techo, salgo de mi refugio improvisado en la entrada de la sala, con el dolor del fuego que ha llegado a alcanzarme todavía palpitando sobre mi piel.

Me situo tras mis compañeros observando las maniobras de Lordo y veo cómo traspasan la puerta y desaparecen de mi vista. Echo una última mirada cargada de resquemor a las gárgolas de la fuente -aún sigo creyendo que se burlan de nosotros, pero será cosa de mi imaginación-, espero a que el grandullón se acerque y cruzo yo también la salida que tan dolorosamente hemos descubierto.
 

Seis estatuas bien talladas se alinean en esta habitación, cada una con una altura entre 4' y 7'. Las estatuas de la izquierda son un orco, un ogro y un contemplador. Las de la derecha son un enano, un humano y un diablo barbado. En el extremo norte de la habitación, unas escaleras descienden a una zona cubierta por la oscuridad.

Y ahora qué....

Reviso la del humano que es la de mi propia especie....

¿que brujeria es esta?

¿Ven algo?

Voy a revisar este lugar seguramente hay otra puerta secreta miren si hay otra cosa que leer.

Está claro que la raza que habitó estas cavernas era aficionada a la escultura, y otra buena muestra de ello la tenemos ahora ante nosotros. Paseo de un lado a otro fijándome en los rostros de las figuras, tallados con gran realismo, y, de paso, buscando algo que llame la atención.

Si no, parece que al menos hay una salida de la estancia y ninguna advertencia en verso sobre qué camino elegir.

Thokk caminaba con sus compañeros y entró en esa nueva sala. No pudo evitar gruñir por lo bajo mientras que miraba las estatuas, y la del contemplador y la del diablo eran las que más inquieto le dejaban, pues en realidad eran dos seres que si aparecían ahora podrían hacérselo pasar mal a todos.

-Buscaré algo que pueda mostrarnos qué es esta sala -dijo mientras buscaba algo junto a las estatuas o en las paredes.

Celion entró, con Huine a su lado, por la puerta que habían desbloqueado para acceder a la siguiente estancia. Una serie de estatuas enfrentadas decoraban los laterales de la sala, como vigilando el camino que llevaba a las escaleras que descendían en la pared opuesta. Lo primero que llamó la atención del druida fue la selección que se había hecho en las representaciones en piedra. Si existía algún criterio en la disposición y elección de las estatuas, Celion no alcanzaba a comprender cual era. Pues de formar bandos, supondrían unas extrañas aliadas.

Aquel detalle era sin duda inquietante y seguro que sus compañeros seguro que encontrarían alguna pista en la búsqueda que iniciaron en el mismo instante en el que pusieron un pie en la sala. Celion decidió asomarse a las escaleras para intentar captar lo que escondía esa oscuridad y hacerse una idea de qué o quién los esperaba allí abajo. Huine avanzó junto al druida olfateando de manera instintiva.

Aunque ominosas, estas estatuas no parecen representar ninguna amenaza. La habitación, además, parece estar vacía.