Partida Rol por web

Después de husmear un poco por el piso de arriba, retorno a donde están mis compañeros. Veo como Lordo se sirve una ballesta y yo hago lo propio con una espada corta, la cual sopeso entre mis manos comprobando que esté bien equilibrada.

Hombre, no es la séptima maravilla en cuestión de espadas, pero me puede valer.

- Tendremos que bajar siendo sumanete sigilosos. ¿Vamos? -pregunto, mirando a mi hermana que es la encargada de tomar este tipo de decisiones.

Quedarse mirando no era muy útil, pero al menos no entorpecía a sus compañeros. Seageon se negó educadament a coger algún arma y sacó de su mochila - que parecía a punto de reventar, seguro que estaba llena de cosas extrañas - una ballesta muy bien escondida.

- No esperaba tener que usar uno de estos cachivaches, pero la llevo siempre conmigo por si las moscas - les susurró mientras se acercaba a la escalera y apretaba la ballesta contra su pecho - Creo que no me atreveré a entrar ahí yo primero. ¿Cómo será de hondo? - preguntó al aire mientras se asomaba-. ¿Ya vamos a poder ver bien ahí abajo?

La verdad era que tenía una pinta bastante graciosa, un gnomo con una ballesta diminuta, no parecía nada peligroso. 

-¿en serio me lo preguntas?-dijo Lúthien por lo bajo con una sonrisa que, aunque divertida, rozaba la incredulidad- será mejor que vayamos, si queréis quedaros y que os pillen ahí puede que sea mejor a que nos descubran dentro.-dijo por lo bajo. Lordo tenía razón, al menos en lo que a ella se refería. 

Lúthien era una muchacha que lo más cerca que se veía de un cuchillo era de las navajas de filo gastado para cortar el pan. Haría mucho más daño tirando el pan directamente. 

Pese a todo, mantenía el hombro colgado a la espalda y el carcaj colgando a un lado de las caderas, dejando buen acceso a las flechas. Sacó una y la colocó en la cuerda sin tensarla, apuntando al suelo. Quiso avanzar primero, pero por alguna razón no le pareció justo, pues ya se había adelantado ella hacia la habitacioncilla y había dado con la argolla. Miró al resto y movió la cabeza invitándoles a entrar antes. Quizá Sargeon se adelantara, tenía un aspecto de lo más inofensivo y eso podría darles ventaja ... o algo. con su tamaño tampoco sería un parapeto decente si recibieran un ataque. Lúthien recordaba al vez en que un gnomo se dedicó a poner nervioso a un mercader cuyos guardaespaldas al atacarle trincharon a otro gnomo por el camino y aun así hirieron al primer gnomo. Esa noche no había sacado nada de dinero por muchas canciones que escucharon.

Vámos, yo ire primero, cosa loca al saber que yo de guerrero no tengo un zapato, pero espero que me cuideis la espalda. Voy lentamente, y con precausión esperando asomarme primero sin ser visto.

- ¡A la aventura! Ya voy yo segundo, tengo algún truquito bajo la manga si pasa algo. 

Decía mientras alzaba su ballesta y se internaba en aquel oscuro agujero que descendía. Daba pasos cortitos y cuidadosos, intentando ser tan sigiloso como su compañero mediano.

Lúthien se encogió de hombros y fue tras Saegon, el terreno le resultaba irregular y le costaba horrores avanzar silenciosamente, dando con el arco en casi todas partes levantando eco.
IIIISHHH
Cerró los ojos encogiéndose ante el alboroto pero tras un segundo de encogimiento, decidió que al menos bien podría prestar atención a lo que habría enfrente... o lo que podría acercarse a ellos, dado lo ruidosos que estaban siendo.

Pues parece que soy el encargado de cerrar la comitiva. Lo cierto es que no me siento nada cómodo con la espada corta que he encontrado, así que al ver a Lúthien descolgarse el arco, la dejo donde estaba. Llegado el momento, mejor será que use mi propio arco para atacar o defendernos; con la espada podría llegar incluso a hacerme daño.

El mediano comienza a bajar con paso sigiloso, mientras que el gnomo y mi hermana parecen caballos en una cacharrería.

Esperemos que no haya nadie cerca, si no, ya tenemos el lío montado.

Tomas unas gotas de esa poción y sientes como si recuperaras fuerzas

Todos bajáis. y Lúthien y Seageon van haciendo demasiado ruido, lo suficiente para despertar a un muerto. Según estáis en el suelo, escucháis un ruido sobre vuestras cabezas. Al mirar, veis cómo unos ladrillos caen sobre vosotros. Lordo es el único suficientemente rápido para saltar y apartarse, pero cae sobre los demás.

Una vez que os libráis de esos ladrillos, observáis la habitación. Se han construido marcos de madera en la tierra a los dos lados de la habitación, instalando puertas. Hay también un gran tapiz que cuelga del muro sur. Además, varias alfombras cubren el suelo.

No pude evitar que se les callera los ladrillos encima, no los vi llegar, supongo que ya hemos hecho mucho ruido. Busco al rededor, debajo de las alfombras y en las paredes a ver si veo alguna señal

Me llevo la mano a la cabeza para sopesar la gravedad del incipiente chichón que me ha producido el ladrillazo llovido del cielo. Los dedos se me tiznan levemente de sangre, pero no parece nada grave.

- ¿Estáis bien? -me intereso por la salud de mis compañeros.

Ayudo al mediano en su búsqueda bajo las alfombras y tras el tapiz de la pared. Espero que, si hay alguna otra trampa oculta, la habilidad de Lordo sea suficiente para desactivarla, como antes.

Mientras buscáis, Reluë se puso a mirar entre los tapices. Tras el gran tapiz que cuelga de la pared sur, hay una puerta oculta.

Lúthien había caído al suelo con el cabello oscuro desparramado sobre el suelo y el rostro.

-Oh...jod..maldición-masculló reprimiendo la palabrota a tiempo.

Se había llevado un buen golpe y, mientras se recuperaba de éste, comprobando el estado del arco y del laúd , su preciado y cuidadísimo laúd  del cual dependía su oficio a parte de su voz Rëlue encontró algo, o eso parecía.

-¿otra puerta?-gruñó al resentirse aún por el golpe mientras se frotaba las caderas, quizá había sido una lección del universo por hacer ruido al avanzar, quién sabe. Recogió su laúd ocultándolo a su espalda y organizó las flechas del carcaj que se habían esparcido por el suelo con la caída.

Espera un momento... ¿qué demonios? digo acercandome a esa puerta y la reviso.

Aquel incidente de los ladrillos incordió mucho a Seageon. Dragón, por suerte, había volado de su hombro a tiempo para salvarse. Sacudiéndose el polvo de su atuendo mientras se levantaba, el gnomo no evitó refunfuñar en voz baja. Se encontraba molesto, y tardó un minuto interminable en rescatar su ballesta perdida entre los ladrillos, al menos parecía intacta. 

- ¿Pero cuántas puertas hay en este sitio? Lo que querrán esconder estará detrás de esa puerta - señaló la puerta que Lordo investigaba - ¿no? ¿Creéis que podrían haber trampas en las otras? 

Mientras sus compañeros estaban ocupados con la puerta secreta, Seageon se acercó a una de las dos puertas laterales y la inspeccionó con detenimiento.