Partida Rol por web

Según se acercó Celion a los esqueletos de los lobos, unos ruidos os alertaron. Con resonancia por toda la cueva, no pudisteis ver de dónde salían, pero no tardasteis en descubrirlo. De los huecos que Reluë había divisado desde que entrasteis en la cueva, aparecieron cuatro criaturas iguales

¿Mierda y esas cosas??. Digo yo lanzando  dos flechas al mas cercano a nosotros, los ataques a distancia no eran mi fuerte (en realidad parecia que nada lo era) pero eso no quitaba seguir intentandolo

Celion se acercaba con cuidado acompañado de Huine en el momento en el que los causantes de aquel extraño ruido se manifestaron. Aquellos seres surgieron de entre los extraños huecos que poblaban la caverna con unas intenciones nada amigables.

Con una rapidez envidiable, el druida empuñó su arco y casi al instante dejó volar una flecha hacia la criatura más cercana. El pelo de Huine se erizó mientras se posesionaba junto al elfo en una pose defensiva. La evidente tensión de sus músculos y su feroz gruñido dejaban bastante claro que el lobo se lanzaría sobre todo aquel que se acercase a Celion con la intención de dañarlo.

Thokk había entrado en la cueva y estaba mirando hacia los agujeros que había señalado Lordo cuando se fijó en los dos esqueletos de lobo. Todo podía llegar a ser mucho más complicado, pues no veía posibilidad de que esos lagartitos chispeantes pudieran con dos lobos, pero entonces salieron esas cosas raras de los agujeros.

Con un grito atroz, Thokk cargó contra el primer bicho que tuviera cerca con la intención de, con un solo ataque, borrarlo del mapa.

Ya me mosqueaba a mí tanto agujero, pero no me esperaba la fealdad de las criaturas que los habitan. Asustado en un primer momento por la impresión que me produce, echo un paso atrás para, enseguida, recobrar la sangre fría y comenzar a murmurar unas palabras para mí.

Espero recordar bien el conjuro, y que, en breve, llegue un refuerzo más útil que yo en el combate cara a cara.

Ante la aparición de esas criaturas, Celion fue el más rápido. Con el arco en la mano, sacó una saeta y la colocó en la cuerda tensada. Apuntó a uno de los ojos y soltó la flecha, que se quedó clavada en el ojo levitador, aunque seguía en pie.

Thokk, aunque algo más lento, fue mucho más efectivo, se lanzó con el espadón en alto y partió por la mitad a una de esas criaturas. A su lado Reluë empezó a susurrar y mover las manos, haciendo que una especie de sombra blanca empezara a materializarse.

Lordo no fue tan diestro como sus compañeros, sus flechas se desviaron de su objetivo.

Los ojos que quedaban en pie se agruparon, y rápidamente empezaron a brillar; ese resplandor se agrupó en el centro de los ojos y salió disparado hacia Celion, Huine y Reluë, impactándoles de lleno.

Me concentro al ver que esas cosas afectan a mis amigos,  señalo a una de ellas y mientras lo que sea esta afectandolos a ellos yo apunto y disparo.

Noto el impacto del rayo de luz que viene de los ojos, pero lo resisto sin excesiva dificultad. Este ataque no les sirve siquiera para distraerme de mi recital de palabras y gestos, y por fin lo doy por concluido.

Con un movimiento de la mano, desplazo la sombra que había comenzado a formarse junto a mí hacia el grupo de criaturas. Al terminar de materializarse, un magnífico perro celestial de blanco pelaje gruñe ante los extraños seres que observa frente a sí, con los ojos encendidos.

Sin esperar orden alguna, el animal salta rabioso hacia uno de los ojos, atacándolo con una serie de fieras dentelladas.

Celion contempló como su flecha se clavaba certera en el ojo de la criatura. Pero aquella criatura tenía más resistencia de la que parecía y su contraataque no se hizo esperar. Aquellos seres se reunieron a la vez que un resplandor crecía en sus ojos. Sin a penas tiempo para reaccionar, uno de los brillantes ojos clavó su mirada en la suya. Notó como un abismo se asomaba al interior de aquella pupila y cómo una fuerza trataba de arrebatarle su valor, su espíritu. 

Pero la voluntad del druida era algo que no podía ser tomado a la ligera. Celion parpadeó liberándose del sortilegio que pretendía atraparlo. Con una ligera expresión de enfado por haber jugado con su mente, el elfo cargó de nuevo su arco y liberó una nueva flecha. -¡Huine, ànak!- Ordenó Celion según dejó volar su proyectil. El lobo salió como un resorte cargando contra el ser contra el que su compañero élfico había disparado. Con un gruñido amenazador se lanzó sobre su presa para cerrar sus fauces con fuerza.

Thokk había partido por la mitad a otro de los bichos en lo que era ya una costumbre, pero en un santiamén, todo cambió. Se lanzó contra otro de esos seres y algo le falló, pareció desequilibrarse pero no sabía que fue. Todo parecía irse al garete y cuando quiso darse cuenta estaba cerca de uno de esos bichos y completamente desprotegido.

Celion y su compañero animal se resistieron con fortaleza a la mirada aterradora del ojo, aunque quedaron levemente acobardados durante unos segudos, lo suficientes para que Celion fallara en su puntería.

Thokk, lleno de ira, cargó contra uno de los monstruos que levitaba. Pero, muy mala suerte para él, pues tropezó. No hubiese quedado más que en un ridículo espectáculo si no fuera salió volando, mientras el se quedaba tirado en el suelo, a mercer de esos ojos flotantes.

El conjuro de Reluë había terminado y, donde estaba la sombra blanca, apareció un perro celestial, dispuesto a destrozar a aquellas criaturas. Sus colmillos blancos atravesaron la piel de uno de ellos, haciendo que la sangre se desparramara por toda la zona, y la criatura acabara muerta. El perro celestial, tal y como había llegado, se esfumó.

Dos ojos quedaban en pie, y Lordo fue uno de sus ejecutores. Apuntando y esperando el momento propicio, dejó escapar la flecha de su arco, que surcó el aire hasta alcanzar al ojo. La flecha atravesó su ojo y salió disparada hacia la pared, con el ojo incluído. Clavada con fuerza, el ojo colgaba inerte de ese arma mortífera.

Y ahora, sólo quedaba un ojo. Aunque su inteligencia casi no existiera, decidió que una retirada era lo mejor en esos momentos, pues se había quedado sólo. Pero Huine no le dejó escapar. Desde su posición, saltó con sus poderosas fauces abiertas, derribando al ojo que les había disparado, y matándolo, haciendo que los líquidos oculares se dispersaran por el suelo.

Wow... digo para mi mismo... si no fuera asqueroso me quedaría  con ese ojo como trofeo. Digo mirando al rededor pues creo que nuestros compañeros se han visto afectados por esas cosas. Si alguno sabe que fue eso que lo diga,  no creo que se pueda descanzar mucho, aunque recuperaos... espero que este lugar no este infestado de estas cosas, controlan la mente, me pregunto si se puede hacer algo para contrarestar todo esto.

Me acerco a Thokk y le ofrezco la mano para que se levante.

¿qué pasa compadre,  se te calló una moneda? - digo en son de broma.

Tomo la fecha que habia gastado   le saco el ojo, me le quedo mirando un momento, limpio la flecha y la guardo. No es buena idea botar fechas. Recojo las que se puedan usar de nuevo.

Luego me aproximo hacia adelante y trato de ver que hay más allá.

Cuando sacas la flecha, te das cuenta de que no la puedes volver a utilizar. La punta se ha destrozado al clavarse en la pared, así que es un trasto inútil.

No ves nada que te llame la atención. Esta cueva es incluso más fríaque la deabajo; además, es húmeda y huele a hongos y vegetación descompuestos, solo una rampa que asciende en la esquina sureste.

Oh que mala suerte, se rompieron las flechas... miro a los demás...¿compas?

Una vez solventado el contratiempo, continuo hasta la atalaya, pera echar un vistazo. Tras ver desde allí el panorama, miro con cuidado el interior de esta caverna, por si hay algo que se nos haya pasado por alto. Si no, será cuestión de dar media vuelta y probar por la salida que no tomamos.

- Bueno, esperemos que con ésta hayan tenido suficiente y no aparezcan más... -le comento con optimismo a Lordo.- Aunque, a juzgar por la cantidad de agujeros como esos que hay, sí que es probale que estas cuevas estén infestadas de esos bichos. Vayamos con cuidado.

El semiorco se puso en pie tras su gran batacazo y si hubiera tenido un color de piel más normal, puede que se le hubiera visto sonrojado o algo, pues en realidad se sentía bastante avergonzado, aunque su espada era la que llevaba muchas más muertes que cualquier otro.

-Al menos ahora estamos preparados -comentó mientras se disponía a continuar por el camino, investigando esa zona.

A pesar de no haber sucumbido al sortilegio de aquelas criaturas, un escalofrío todavía recorría su cuerpo. Celion respiró pausadamente y notó como el desasosiego abandonaba su cuerpo rápidamente hasta desaparecer por completo. Por suerte su fiel compañero fue más fuerte como para dar su merecido a sus atacantes. El druida acarició el suave pelaje de Huine mientras éste se relamía la sangre de su presa. 

Su mirada se dirigió a sus compañeros. -Lo único que podemos hacer es mantenernos en alerta.- Dijo para mostrar su acuerdo a las palabras de Reluë. Estas cavernas parecían ser algo parecido a un nido de esta clase de criaturas. Y quién sabía si no existirían otra clase de inoportunos huéspedes en las profundidades de la cueva. -Será mejor que continuemos.- Sugirió finalmente tras dedicar una mirada al paisaje que se veía desde aquella plataforma. La vista no parecía revelarles nada de importancia para su misión, por lo que no tenían otra opción que seguir por el camino que habían estado siguiendo.

¿sienten como baja la temperatura?, este lugar  es húmedo y huele a hongos y vegetación descompuestos, no dudo lo que dices, esta cosa debe ser el nido de quien sabe que cosas. Digo esperando que todos se recuperen para continuar

Un esqueleto de orco inofensivo situado e la plataforma de roca lleva un camisote de mallas de gran calidad y porta 12 virotes (que parecen bastante buenos*) para una ballesta que ya no está allí. Al mirar por todos lados, descubres su mochila, colgando precariamente de una correa en el borde de la respisa. la mochila contiene dos pociones, un vial, 76 piezas de oro y una bolsa de raciones rancias.