Partida Rol por web

Lordo, a pesar de las palabras de Reluë, avanzó, al igual que Thokk. Sus oídos no parecían captar nada más que sus propias respiraciones. ¿Habría algo más allí? ¿Algún enemigo que detener?

Fuera como fuera, ambos decidieron penetrar en la oscuridad para poder saber a qué se enfrentaban.

Y tan rápido como Thokk y Lordo entraron en esa oscuridad, parecieron desaparecer. La oscuridad era tan densa que ya no los podíais ver o, peor aún, se los había tragado.

Una vez entrasteis en la oscuridad, podías distinguir algo más en la sala. Lo que no podíais ver eran las escaleras por las que habíais bajado, y mucho menos a Celion y Reluë.

Había algo de unos 10' de largo en el centro de la cámara. Debía ser un sarcófago, con un ornamento sobre su tapa.
 

Tus ojos te permitían ver algo más, aunque la oscuridad era demasiado densa.

Las pareces están talladas con un bajorrelieve que muestra a un ejército de humanoides malignos, diablos y dragones en un campo de batalla, combatiendo contra humanos que emplean magia y criaturas celestiales. La pared central muestra a una criatura humanoide flotante, rodeada de energía y esgrimiendo un martillo.

El sarcófago está en el centro de la cámara, con un ornamentado martillo preujado en platino sobre su tapa. Una losa de marmol negro de 3' de alto eleva el sarcófago del suelo.

No sé si es de elogiar o no el valor que muestran el grandullón y el pequeñín del grupo. Tampoco sé si a ello se le debe llamar valor o inconsciencia.

Sea como fuere ese par de dos ha desaparecido de nuestra vista, engullidos por la mágica oscuridad. Hay que tomar una rápida decisión: o seguirlos o abandonarlos a su suerte mientras tratamos de encontrar la forma de deshacer el embrujo, si es que la hay.

Hago recuento de los cachivaches que hay en mi petate y de los hechizos que conozco. O quizás la clave esté en las estatuas, aunque no parece haber nada extraño en ellas.

Levanto mi antorcha de nuevo que, aunque poco, algo hará, y miro a Celion y a su mascota.

- ¿Qué? ¿Nos animamos? -y le hago un gesto caballeresco cediéndole el honor de cruzar él primero.

Entre los cachivaches de mi bolsa encuentro aquel vial de cuyo nombre no consigo acordarme. Lo miro de nuevo mientras rebusco en mi memoria, para dejarlo luego donde estaba.

Alzo la antorcha y le propongo a Celion el seguir a nuestros compañeros.

Al parecer, ni las palabras de Celion ni la información revelada por Reluë no disuadían ni a Thokk ni a Lordo de internarse en aquella densa oscuridad. El druida frunció el ceño ante tan irreflexiva decisión pero, para bien o para mal, ellos ya la habían tomado. -Espero que esa negrura no sea más que un método disuasorio... Si no vamos a tener más de un problema.- Comentó con el semblante ligeramente sombrío. 

Su compañero elfo enseguida planteó la cuestión que se mantenía en el aire a la espera de ser pronunciada. -No nos queda más remedio. No me lo perdonaría si los abandonamos a su suerte... aunque no se puede decir que no se lo hayamos advertido.- Respondió al mago. -Será mejor que avancemos juntos para no perdernos. Quizás entre tu antorcha y nuestros sentidos, podamos salir indemnes.- Y tras esas palabras, Celion y Huine se internaron en la oscuridad absoluta que les esperaba. El druida no se olvidó de la luz que había conjurado y se dirigió hacia ella para recogerla. Quizás estando cerca de ella pudiera combatir en cierta medida el molesto encantamiento.

Un sarcofago... murmuro, ¿será necesario abrirlo?... no me gusta esta oscuridad, pueden salir enemigos de las esquinas. Me acerco al centro de la sala  y trato de mirar o buscar algo que me de pista de que debo hacer ahí.

-No lo toques -dijo el mestizo mientras veía el relieve que había- esto muestra una batalla del Bien contra el Mal, y el tipo del Martillo, bueno, ¿y si no es este? ¿y si está encerrando al malo con el "poder del bueno"? -miró a su pequeño compañero- No sabemos qué contiene, pero nunca lo sabremos si no lo abrimos... ¿tú qué opinas?

Si había algo allí escondido, no eras capaz de encontrarlo.

Una vez entrasteis en la oscuridad, podías distinguir algo más en la sala. Lo que no podíais ver eran las escaleras por las que habíais bajado.

Había algo de unos 10' de largo en el centro de la cámara. Debía ser un sarcófago, con un ornamento sobre su tapa.

A los pocos segundos de pasar la barrera, aparecen Celion, Huine y Reluë

No veo nada fuera de lugar, pero tambien es cierto que veo bien poco... digo en voz baja.... puedo estar pasando algo por alto. Miro de lado a lado algo desconcentrado, cuando miro que los demás han bajado a donde estamos, ¿vieron algo diferente?- pregunto

La verdad es que se ve bien poco aquí dentro, pero al menos puedo distinguir los ornamentos de los muros que nos rodean.

- En la pared hay unos bajorrelieves -le explico a Lordo, pues creo que su visión no da para tanto- que representan una batalla entre criaturas del bien y del mal. Y, en medio, está Vorbyx, flotando  en el aire con su martillo.

Me acerco al centro de la estancia, donde está su tumba.

- Me parece que hemos encontrado lo que buscábamos. -la rodeo, fijándome en los detalles.

Hay algo en el ambiente -una de las auras mágicas que detecté, sin duda- que no me gusta nada.

Y la magia palpita en tu interior, y te avisa de que es en el interior del ataúd donde se encuentra ese aura mágica que no habías conseguido distinguir antes. Allí dentro hay magia, aunque eres incapaz de determinar qué tipo es

-No me gusta -dijo el semiorco- ya le dije a Lordo, pero no me gusta nada. Podríamos desde liberar algo de este lugar como no hacer nada. No quiero ser recordado como el que libero a un ser maligno de su prisión.

Una vez dentro, la naturaleza de Celion le permitía ver un poco más allá en esa espesa oscuridad pero no lo suficiente como para sentirse cómodo. Asintió ante las palabras de Reluë cuando éste describió los detalles que habían en la sala aunque con la escasa visibilidad dudaba que alguno se percatase del gesto. -Coincido contigo, compañero.- Respondió a Thokk quien mostraba una conveniente cautela ante lo que tenían delante.

Con lo que podría ser su objetivo final delante de ellos, el druida evaluó la situación lo mejor que pudo antes de pronunciar una sola palabra. -Como tú dices, amigo Reluë, ésta debe ser la tumba de Vórbyx que tanto empeño tenía Ulblyn en que encontrásemos.- Convino con el elfo. -Pero algo me dice que no deberíamos molestar el descanso de lo que haya dentro de esta sepultura. Quizás lo mejor sea explorar la sala lo mejor que podamos y encontrar algo que nos sirva de prueba para llevar hasta nuestro benefactor.- Propuso. Después de todo, Ulblyn parecía más interesado en los tesoros que habían en aquel lugar que en la propia tumba. Además, a ellos los mandó en una misión de reconocimiento y no con el objetivo de profanar ninguna sepultura. Tras decir eso, el elfo centró su atención en lo que la escasa visión le pudiese revelar.

- Una fuerte magia procede del interior de la tumba. -les anuncio, como si no fuese algo evidente.- Pero no puedo discernir de qué tipo.

Estoy de acuerdo. Al fin y al cabo Negroalciervo nos mandó a investigar la atalaya y que volviésemos a contarle lo que habíamos hallado. Creo que hemos cumplido de sobra.

Continuo en estado de alerta mientras mis compañeros terminan de echar un vistazo. A ver si acabamos pronto y nos vamos, antes de que nadie se sienta molestado por nuestra presencia.