Partida Rol por web

Al parecer todo había salido como estaba planeado, le hizo una seña  al príncipe indicandole  donde se encuentran reunidos la mayor parte de enemigos, y esperó a que este acuara para después usó su arco y disparó dos proyectiles contra el lobo

Heironeus se levanta de su escondite y mira hacia donde apunta Wayra. Desde aquel túmulo, agazapada, parece muy pequeña y hábil, tal como si fuera una gnoma.*

El principe comienza a entonar su canto y lanza el conjuro del pergamino contra el lobo y sus alrededores, intentando afectar a la máxima gente posible. Luego hace una señal a Wayra... Que será la que realmente revele la acción de ayaque. 

En cuanto el noble hace uso de su pergamino, Trevor se mueve tal grande como es a través del campo de batalla. Poco puede hacer contra unos Kobolds situados en lo alto de las rocas... solamente recibir flechas.

Por ello se mueve con decisión y se sitúa delante de Heironeus, usando su cuerpo como si fuera un escudo pavés. No le cae bien el noble y, quizá no lo merezca... pero ha jurado protegerlo en nombre de la Iglesia. Así que tras situarse delante de él, hinca una rodilla en el suelo, para ser un blanco más pequeño por si los kobolds empiezan a disparar proyectiles, aún así, sigue cubriendo al noble. Señooor... si desea usar la ballesta puede usarme como soporte. Al fin y al cabo es para lo que servimos los plebeyos... como alfombra para ser pisoteados por los señores, nacidos para ordenar, aunque no tengan capacidad para ello.

El plan había sido todo un éxito. Heironeus había recurrido al pergamino que poseía para dormir a las criaturas que tenía delante. Todos, incluído el lobo, cayeron al suelo completamente dormidos, aunque uno de ellos pareció salvarse y ponerse en pie. Empezó a mirar a su alrededor, extrañado por lo que estaba pasando, y antes de que fuera él quien diese la alarma, Wayra se encargó de dispararle sendos virotes. Uno de ellos ni tan siquiera le rozó, pero el otro fue tan certero que le atravesó la sien de un lugar a otro. 

Uno muerto, tres dormidos, y el lobo también. Habían logrado despejar la entrada sin hacer ni pizca de ruido.

Adelante muchachos... Dijo el noble guardando su ballesta y sacando la cimitarra. Me apena decirlo, pero tendremos que ejecutarlos. No podemos permitirnos tener enemigos en la retaguardia cuando despierten. 

Waira se acerca silenciosamente a Heironeus y le dice. Señor no quisiera……, haciendo un silencio continuo y conrtando la frase dice. Bueno es necesario, yo me encargaré del lobo.

Puso su arco en su espalda y saco su estoque, se acerca cabizbaja al lobo, lo mira con nostalgia y mientras atraviesa con firmeza la garganta del lobo, susurrando recitan en un silvano muy mal pronunciado y casi inentendible para alguien que manejará el idioma, una oración que un druida cercano al lugar donde vivía le había enseñado, que tiene como finalidad ayudar a que la energía de los animales regresara a la tierra.

Trevor se acerca con Wayra, y alzando su espadón una y otra vez decapita a todos los kobolds dormidos. El hombretón parece impasible... Muy probablemente, no es la primera vez que ejecuta a un enemigo.

La primera cueva estaba iluminada por la luz del exterior, más adelante un camino continuaba hacia el interior de la cueva, parcialmente iluminado por antorchas en las paredes, las paredes de aquel pasillo estaban hechas de mejor manofactura que la primera cueva.

Wayra... Una vez más te pediría que lleves la delantera y nos des toques para ir avanzando... A lo dicho el noble coge una piedra y golpea una pared dos veces... Es una señal audible pero mejor eso que un berrido. 

La frustración de lo que había echo se notaba en su rostro, se asegura de quitar toda la sangre del estoque y enfundarlo nuevo, tiempo que aprovecha para recobrar la compostura, tardo un poco en responder la pregunta realizada por Heireneus, pero después de un rato responde haciendo una venía con si típica formalidad torpe y un poco apenada por haber tardado en responder, la venia fue tan apresurada que casi golpea con su cabeza al príncipe.

-me pondré en ello señor.

La humana toma su arco, se asegura de que sus flechas estén accesibles y se adentra por el camino de la cueva, sigilosamente tratando de evitar ser escuchada por cualquier criatura que se pudiera encontrar.

Mientras los enemigos caían dormidos presas del hechizo. Lyzala observó la situación, como sus compañeros los iban matando uno a uno, el magnífico lobo le dio lástima e incluso una mirada de desaprobación se marcó en su rostro mientras acariciaba el pelaje de su lobo con la intención de tranquilizarlo, aunque no pareció que este sintiera algún pesar.

Tranquilamente,  Lyzala esperó a que le trajesen las noticias de lo que había más adelante, su mirada se iba deteniendo en los Kobolds caídos, aunque seguramente ellos hubieran hecho igual, matarlos no era realmente lo más correcto, ya que debido a nuestra superioridad quizás un toque de benevolencia nos hubiera engrandecido.

Se mantuvo callada hasta que Wayra informase de lo que había más adelante. La seria expresión que mostraba el rostro de la druida, era una máscara de los pensamientos que en esos momentos fluyeron por su mente.

Al avanzar por el corredor Wayra empezó a notar algo de murmullo un poco más allá, estaba claro que al final del camino había otro grupo de kobolds.

Waira continua avanzando sigilosamente hasta conseguir averiguar más información sobre contra que se enfrentarían, número de entradas al recinto donde se encontraban las criaturas y cantidad de criaturas, y si era posible aprovechar un ataque furtivo desde la distancia

La profunda voz de Trevor se oye tras su yelmo horrendo: No me gusta... está tardando demasiado. ¿Voy tras ella?

El semiorco no soportó quedarse parado mucho tiempo más.  Lyzala supuso que deberían ir avanzando tras la joven exploradora. Tal vez estaba en apuros o quizás el camino estaba totalmente despejado.

Así que ella acarició a su lobo antes de mirar a Trevor. -Vamos, pero con cuidado, no queremos estropear todo el trabajo que haya podido realizar.- Mientras indicaba al resto que los acompañaran para ver si había algo de lo que preocuparse más adelante.

Con paso sigiloso, avanzó atenta, a ver si podía ver o escuchar algo que fuera determinante para el grupo. Lentamente Lyzala y Logan avanzaron para detenerse enseguida que algo llamara su atención o si se separaban mucho del resto sin encontrar nada.

¡Alto! La voz del noble era firme y tajante, aunque a todas formas fuera un susurro a metros de distancia. Confío en Wayra, dadle una oportunidad. Cada uno de nosotros tiene un papel importante en esto, ninguno más importante que el resto... Dejad que haga su trabajo, por favor. Aunque lo pedía amablemente, realmente no parecía que pudiera haber opción en el tono.

-Vale.- Lyzala se apoyó en una pared, mientras soltaba un bufido a la espera del siguiente movimiento.

Antes de que pudieran empezar a moverse, el futuro rey dio órdenes de quedarse donde estaban. El resto de sus compañeros obedeció y esperó a ver si Wayra llegaba con alguna nueva noticia que pudiera ayudarles o servirles de información.