Partida Rol por web

El príncipe Heironeus ha declarado la guerra a su hermano Héxtor.

Tras la caída de El Rey en una de las batallas más truculentas de todo su legado, los hermanos Heironeus y Hextor unieron fuerzas para acabar con la matanza que estaba asolando sus tierras y que se había cobrado la vida de todos sus amigos y familiares.

La población del reino se estaba viendo diezmada, ya no quedaban casi vasallos y a penas quedaban seguidores, pero en un último esfuerzo, ambos hermanos se unieron y acabaron con el Imperio del Mal que había renacido.
Por fin lo lograron, pero cuando miraros a su alrededor se dieron cuenta de que apenas les quedaba nada, en el poblado a penas quedaba gente y ninguno tenía una gran relación con ellos.

La tristeza les inundó sus corazones, pero también la codicia.

Los hermanos siempre se habían peleado, pero esta vez habían decidido aunar sus fuerzas para demostrar a su padre quien de los dos era el mejor y el más valeroso. Quien de los dos podría ser El Heredero del Trono.

Pero para El Rey sus dos hijos eran iguales, algo que no se dieron ellos nunca cuenta. No sabían que jamás ninguno de ellos sería El Rey si no que ambos se encargarían de hacer que prosperase y mejorase el reino que ahora tenían ante ellos.

Los hermanos se sorprendieron ante tal decisión y tras darse cuenta que todo esfuerzo por destacar había sido completamente en balde no pudieron sino enfrentarse.

Ambos hermanos se pelearon a puñetazo limpio y al ver que sus fuerzas estaban igualadas decidieron abandonar la pelea. Entonces ambos se marcharon a su castillo y así quedó la cosa.

Un buen día Heironeus, cuando se dio cuenta que el poblado comenzaba a prosperar y que con la riqueza que su padre le había dejado se podía encargar del castillo, decidió descansar. En esos momentos en los que estaba tranquilo y relajado se dio cuenta de que todo era demasiado normal para él y se percató de que eso no era lo que él quería. Llevaba una vida media, sin excesivas riquezas y que para ser Único Rey y el Más Poderoso del reino debía desbancar a su hermano. Así que decidió reunirse con algunos consejeros, y éstos le instaron a que reclutara un ejército que le ayudase a dar fin a su hermano. Juntos conquistarían el castillo de su hermano, le darían muerte y por fin podrían gobernar como el rey que merecía ser. Como un verdadero Heredero.

Pero lo que no sabía Heironeus, es que Hextor estaba pensando lo mismo, en el mismo preciso instante.

Tras pasar un tiempo y haber pedido que los hombres más valerosos del reino se presentaran ante él, uno a uno fueron llegando y presentándose.

Juntos serían el ejército que derrocaría a su hermano.

Whaira es la primera en  acerca al príncipe y muy cortésmente le hace una reverencia muy torpe que mostraba que no acostumbraba a relacionarse con miembros de la realiza.

Mis saludos príncipe Heironeus.

Soy Wayra Puka de la cofradía del viento rojo

Pongo a su disposición todas mis habilidades e incluso mi vida bajo su mando para emprender la luchar contra la tiranía de Héxtor. Mi mayor deseo es acabar con esta peste y vengar a mis hermanos caídos

Estaré a sus servicios en esta batalla.

Luego de la breve presentación después de realizar otra reverencia  algo torpe, Wayra se pone a un costado para permitir el paso al resto de los hombres que conformarían el equipo que luchara contra Héxtor

Trevor había sido llamado a filas para servir a la causa de Heironeus. Quien había firmado la órden era alguien superior en rango a su Tutor y maestro el paladín Ser Elliot Gallagher.

Al gigantesco muchacho no le gustaba la idea de abandonar el pueblo a su suerte a merced de bandidos. Pero se conocía en la región que Trevor, el también conocido como "el basurero" patrullaba la ciudad de Ildehan, y después de haber masacrado él solo a Maxor y a los bandidos el chaval, pues tenía solo 17 primaveras, se había convertido en el temor de los bandidos y maleantes de la zona.

El muchacho, temía igualmente que "los malos" descubrieran su ausencia e intentaran algo contra el pueblo. 

Trevor estaba decidido: ayudaría a los altos cargos de Heironeus a cambio de una posición fija en Ildehan, y asi poder ayudar a su amado pueblo.

Por el momento esperó dentro del Hall de la corte, viendo pasar a una tal Wayra, prometiendo lealtad, honor... Trevor sencillamente esperó, no hablaría hasta que alguien se dirigiese a él, las normas de conducta las tenía muy bien asimiladas.

A Volte nunca se le ha hecho difícil obtener el protagonismo, pero también es cierto que suele deberse al rol que ocupa en los grupos a los que se une. Talvez su código de conducta sea el culpable de esto, pues es algo digno de admiración el representar grandes ideales morales el cien por ciento del tiempo, haciendo que la posición de liderazgo se le dé casi que de forma natural.

“Quizás esta vez no debo pasar yo primero, aunque no creo que pueda aguantarme mucho más”.

Allí se encontraba, esperando que alguien más asumiera la iniciativa y no sea él, como siempre, el encargado de romper el hielo. Finalmente, una chiquilla de traje azulado se hizo con la palabra, aunque se movía de manera torpe Volte noto una fuerte convicción en sus palabras, cosa que le pareció mucho más destacable que trastabillar un poco en las formas.

Cuando la joven regresaba apoyó su mano en el hombro de la que aparentemente sería su compañera, una leve sonrisa acompañó el gesto y luego levantando la cabeza se dirigió a paso firme para posicionarse frente al Príncipe. Al encontrarse lo suficientemente cerca, habló con voz firme y clara: Me honra encontrarme en su presencia, cuenta con mi espada para lo que disponga, estoy seguro que no será nada capaz de cuestionar mis ideales.

Dicho esto, se inclinó y saco la espada de su funda, dejándola descansar en su rodilla. Se mantuvo inmóvil, esperando que alguien más se acercara a su lado o el mismo príncipe le diera una nueva indicación.

"Hoy es el comienzo de algo grande, puedo sentirlo".

Lyzala observaba todo atentamente mientras estaba parada junto con su lobo Logan, por fuera mantenía una actitud tranquila, pero por dentro se encontraba algo nerviosa.

“Esperaré a que alguien se presente primero”.

Por suerte no tuvo que esperar mucho ya que vio a una chica presentarse de una forma bastante embarazosa.

“Esperemos que el príncipe no se fije mucho en la formas”, pensó, debido a la presentación de la chica.

Siguió esperando mientras que acariciaba a Logan, el cual se sentía muy cómodo en ese lugar, Lyzala siempre recurría a “la opinión” de su amigo animal, claramente esto no era algo racional o lógico, pero había algo que los unía fuertemente, y si Logan estaba inquieto era porque algo andaba mal; de igual forma este no era el caso.

A los minutos un hombre con una actitud bastante caballerosa decide presentarse ofreciéndole su espada al príncipe y quedándose inclinado con la misma en su rodilla.

Lyzala conocía muy bien las normas de conducta pero tenía que admitir que ella era una simple chica que vivía en el bosque; de todos modos no iba a dejar que esto la hiciera sentir menos que los demás, se presentaría de la mejor forma posible.

 “Ven Logan” le susurró al lobo para que se acercara con ella hacia donde estaba el Príncipe.

“Es un honor conocerlo señor, mi cimitarra también está a su disposición, Logan y yo daremos todo de nosotros para servirle a usted y a su honorable causa”. Dicho esto se arrodilló junto al otro hombre que continuaba inclinado y agachó la cabeza; Logan acompaño su acción sentándose sobre sus patas traseras.

Ya no quedaban tantos por presentarse y Lyzala prefirió no ser una de las últimas. No sabría que le depararía más adelante, el futuro era incierto, pero, junto a Logan y luchando por una buena causa nada tan malo podría pasar.

Entrar en la guerra de los hermanos no era lo que Kenneth hubiese querido, pero aquello se venía y debía tomar partido. No es que él, o la iglesia de Heironeus tuviesen algún interés en particular por uno de los hermanos, ni tan siquiera en la guerra misma, pero uno de los dos iba a ganar esta guerra, y por el bien del reino lo mejor es que la victoria fuese rápido y no un incesante batallar durante años.

Ambos hermanos tenían defectos, pero la iglesia de su dios sabía que podía prosperar mejor y hacer mejor al pueblo si el vencedor en la guerra fratricida era Heironeus, por lo que ponían las esperanzas en este hermano.

Esta fue la razón que llevo, a Kennteh a tomar su armadura, ajustar sus armas y presentarse ante el heredero del rey.

Cuando llego ya habían varios allí reunidos, quizás muchos se habían presentado ya, por lo que cuando llego su turno, él también se presentó ante Heironeus.

- Buenas Tardes Lord Heironeus... Mi nombre es Kenneth Ironfield, fiel seguidor del dios con el cual comparte nombre y e venido aquí ante usted a poner mi espada y mi lanza a vuestros servicios.

- con Heironeus mi dios como testigo os juro que mi honor y mi valor están a vuestro servicio.

Tras la presentación permaneció en silencio.

El camino serpenteante se abría ante sí, mientras las escarpadas cimas parecían vaciarse, reflejo de que se aproximaba a la ciudad. A lo lejos vio su destino y solo pudo tomar una última bocanada de aire, la cual marcaría el final de su paz. Era momento de otra aventura, más de dos meses solo cazando y sobreviviendo habían comenzado a aburrirle.

Besma marchó pacientemente hacia la ciudad donde se encontraría con el príncipe y solo se detuvo en la taberna local para tomar unas cuantas cervezas antes de ir. Siempre cubriendo su rostro y su cabello con la capucha marrón que había diseñado para ocultar su procedencia de puristas y curiosos, se acercó a la barra para pedir algo. Tras pagar, Besma siguió su camino hacia el castillo.

No estaba acostumbrada a la vida de la realeza, pero su madre le había enseñado lo necesario para sobrevivir de ser el caso. Eso sí, nunca pudo diezmar su carácter frío y tosco para hablar, tal vez porque el mismo rechazo la hizo así.

Al llegar y estar frente al príncipe, Besma simplemente hincó la cabeza e hizo una reverencia en señal de respeto - Su alteza, he venido a unirme a sus filas para la noble causa. Mi nombre es Besma y he vivido en los bosques de la colina desde que tengo memoria. Espero que encuentre dignas mis habilidades para servirle -.

Viajera como siempre, montándose en caravanas que la llevarían a su destino, Celoa viajó a la ciudad, donde se aseguró de pasar por el templo antes de ir al castillo. Era su deber siempre buscar los templos, al fin y al cabo su magia era un regalo de los dioses.

No tenía mucha prisa, después de todo, una guerra no terminaba en un día, así que posiblemente sería de las últimas en llegar y no le molestaba, se había acostumbrado a ello. Pasó por las grandes puertas y no pudo evitar sentirse incómoda ante el lujo, ya que era demasiado para lo que ella se había acostumbrado. Si bien su familia no era pobre, había pasado mucho tiempo alejada de su hogar y de su ciudad buscando aventuras y conocimiento, algo fundamental para alguien de su clase.

Al llegar, descubrió su rostro y con una sonrisa, hizo una reverencia para saludar al príncipe - Celoa, su Grandeza. Ofrezco mis servicios para vuestra causa -. 

En aquel momento de la conversación las puertas se abrieron para dar paso a una vieja y arrugada anciana. El rostro era familiar para el líder pero desconocido para el resto. La mujer se adelantó ante todos los presentes y se dirigió lo más cerca posible del heredero

¡Traigo buenas nuevas! Mi nombre es Kimara, fiel sirviente de vuestro padre. Ahora que nos ha abandona vengo a presentaros mis respetos ante la guerra que quieres desencadenar contra vuestro hermano. Yo me sitúo de vuestro lado y me rindo ante vuestros pies.

La mujer hizo una reverencia y besó los pies del heredero. Entonces alzó la vista y se volvió a poner de pie.

Pero no vengo solo a idolatraros, mi señor. Vengo también, porque traigo noticias. He oído rumores a cerca de un grupo de arqueros de vuestro reino que fueron atrapados hace mucho tiempo. Se encuentran en una mazmorra perteneciente a un grupo de kóbolds, nada de lo que no os podáis hacer cargo tanto vos como vuestros lacayos.

Sé que la guarida tiene cuatro entradas, lo idea sería dividir a vuestro grupo y cubrir dos de las cuatro entradas. Con suerte encontraréis a vuestros aliados y os ayudarán a defender el castillo. Mientras tanto yo puedo defenderlo de vuestros enemigos. Hacedme caso cuando os diga que yo sola soy capaz de mantener a raya al ejército que traiga vuestro hermano.

Mientras tanto deberías escoger a los miembros que os van a compañar, elegir un segundo líder y dividiros para encontrar cuanto antes la guarida de los kóbolds.

Deberéis rastrear la zona y localizar sus huellas y sus pisadas, cuando lo hayáis hecho, acabad con esas inmundas criaturas y rescatar a los arqueros. Ellos me ayudarán a proteger vuestro castillo y su mano nos podrá ayudar a destronar a vuestro hermano.

Las palabras de la anciana retumbaron en Volte como tambores de guerra orcos, sus músculos se tensaron y aunque el príncipe aún no se había hecho con la palabra el sintió que podía finalmente levantarse de su prolongada reverencia, pues siempre se caracterizó por actuar de manera rápida ante los problemas, obviamente sin perder el orden y las formas.

Se dirigió nuevamente ante el príncipe, con voz firme y clara: Si usted confía en la palabra de Lady Kimara, me honraría que me permitiese liderar el segundo grupo en busca de los arqueros del reino, mi señor.

Miró uno a uno a los presentes, tanto a los que habían tomado la palabra como a los que no, Volte intentaba recordar cada detalle de lo que había sucedido y la manera de actuar de cada uno le daría pistas para elegir al equipo que el quisiera lo acompañase a la urgente misión.

"Premiare la iniciativa, Wayra tiene lo necesario ya que fue pura valentía al romper el hielo... seguiré con Lyzala que viaja junto a un hermoso lobo demostrando disciplina y compañerismo, también necesitare alguien de primera línea quien pueda cubrirme la espalda de la misma forma que yo me encargare de cubrir la suya, y si no me equivoco estoy ante "el basurero", Trevor, no podría pedir alguien mejor que la joven promesa".

Si me permite el atrevimiento mi señor, me gustaría ser acompañado por Wayra, la chica del lobo y Trevor para que juntos rápidamente podamos hacer el primer movimiento que incline la balanza a su favor, tiene la palabra de Volte Jura.

"Seguramente Trevor este sorprendido que lo conozca, más que haya usado su nombre sin el ofrecer palabra alguna, espero que el me honre con su presencia en el equipo".

Volte se quedó aguardando la autorización del Príncipe, mientras que también le interesaba saber que opinaban las personas que había nombrado, quizás la determinación que mostraba en su mirada se había vuelto un poco contagiosa.

Lyzala continuaba arrodillada junto a Logan mientras escuchaba las palabras de Lady Kimara, la dama tenía unos muy buenos modales y parecía cómoda en este tipo de situación.

Un grupo de Kolbolds no serían difíciles para cuatro combatientes, aunque, de igual forma Lyzala pensaba que no debían confiarse.

El siguiente paso era esperar a que el príncipe definiera como se dividirían los grupos, a decir verdad, Lyzala no tenía una preferencia entre todos los presentes, simplemente quería luchar con personas comprometidas y capaces.

“Veremos cómo reacciona Logan frente a nuestros nuevos compañeros” pensó, para ella esto era muy importante, era el primer filtro para entablar una relación de cualquier tipo con alguien, ese alguien debería saber cómo tratar y respetar a su fiel compañero.

Al pasar unos minutos aquel que parecía un caballero tomó la palabra, y no sólo esto, tomó la iniciativa para liderar el segundo grupo. Le solicitó al príncipe que Wayra, Trevor y ella lo acompañasen.

Antes de dirigirse al príncipe miró a Volte y con una simpática actitud le dijo: “Mi nombre es Lyzala”, luego dijo: “Si mi señor así lo desea, iré con ellos tres a llevar a cabo la misión encomendada” mientras realizaba una reverencia frente a Heironeous.

Con respecto a Trevor y Wayra, Lyzala no tenía mucho que decir, la chica parecía algo torpe, pero puede que fuera muy hábil a la hora de combatir; mientras que Volte tenía el aspecto de alguien honesto y respetuoso, alguien en quien a primera vista se podía confiar.

Antes de emitir alguna otra palabra o hacer algo Lyzala decidió esperar a que el príncipe tomara una decisión, las presentaciones con sus nuevos compañeros vendrían después…

Besma escuchó a la mujer con atención y la participación de aquel hombre. Hombres como él le hacían recordar una muy mala época de su vida, dolor, sangre y soledad. Por un momento, se vio invadida de recuerdos que trató de evitar pero que terminaron en abandonarla rápidamente.

Sacudió la cabeza y se acercó al hombre para descubrir la cabeza, descubriendo sus orejas puntiagudas pero con rasgos más humanos que un elfo, mostrando su carácter de híbrido.

- ¿Quién le ha informado de la eficacia o incompetencia de los aquí presentes? Quisiera que compartiera la información que tiene sobre nuestra comitiva, pues parece conocernos bien -.

Celoa tan solo observaba cómo ocurría la conversación sin mayor participación, pero cuando el hombre habló le miró con la ceja levantada y descubrió su larga cabellera con algo de confusión. A ella realmente no le interesaban las discuisiones y por eso cuando la chica de cabello azul se descubrió, esta solo esperó. Ese hombre parecía demasiado seguro de sí mismo, pero a Celoa solo le interesaba la aventura. Si podía salvar y ayudar gente, perfecto, aunque nada se comparaba con la lucha eterna entre el bien y el mal. Eso sí era emocionante.

La anciana mujer habló y Celoa solo le dijo - Por Heironeus, necesitamos hacer equipos equitativos, pero sí quiero conocer los criterios que le han llevado a sus elecciones. Debemos tener por lo menos a alguien de brazo firme, alguien con la habilidad de rastrear y alguien que pueda sanar. Por mi parte, soy la parte que sana. Cada uno puede enumerar aquellas habilidades que posee, aquello nos ayudará a estructurar los grupos más adecuadamente -.

Lyzala quedó altamente sorprendida por la reacción de la chica de pelo azul, al parecer se había sentido atacada de alguna forma.

“Disculpa, no creo que Volte haya querido desmerecer a alguien, simplemente solicitó ser el líder del segundo grupo y nombró a los tres integrantes restantes que le gustaría que lo acompañasen, todos tienen derecho a negarse o en su defecto, si alguien desea acompañarnos podemos hablarlo entre todos; de igual forma, aquí el que tiene la última palabra es nuestro señor”, dicho esto volvió a hacer una reverencia y espero a que alguno de sus nuevos compañeros o el príncipe mismo hablaran.

“A lo mejor Volte fue un poco directo al solicitar a sus compañeros de grupo” pensó Lyzala, hasta a ella le había resultado algo chocante la forma en que se lo pidió, pero debía admitir que se necesitaban agallas y madera de líder para actuar así.

Trevor, un gigantesco personaje ataviado con un enorme espadón y una coraza rodeada de sangre seca, musgo, mugre y tierra dio un paso al frente, y se quitó el horrible yelmo en forma de esqueleto que cubría su cara. Tras la máscara un horrible semiorco con un anchísimo cuello asomó dispuesto a presentarse.

Yo soy Trevor, Eliot, McGallagher. El gigantesco luchador no parecía muy ducho en dar discursos, es más parecía un niño acabado de salir de casa, pero se reflejaba en su tez que realmente estaba poniendo esfuerzo en ello. Desconozco mi papel aquí. Desconozco este reino. Sí sé que es una blasfemia poner nombres de Dioses a los mortales. Tras esta intervención hubieron algunas miradas hostiles hacia el semiorco, aunque él mantuviera la pose con serenidad. Tras unos segundos de vacilación, como recordando algunas lecciones protocolarias de un antiguo maestro suyo, se arrodilló y colocando su enorme espadón sobre la rodilla doblada dijo: Pero si la Iglesia del Invencible me llama a servir por su causa, no dudo de que será buena y digna.

Volte aun esperaba la respuesta por parte del príncipe, fue entonces cuando una de los presentes enseguida se acercó a él, descubriendo su rostro y con una tonada no del todo agradable parecía increparlo sin que él pudiera pensar en una razón aparente.

- Mi lady, en ningún momento hable de eficacias o incompetencias de los aquí presentes, la información que tengo es mi propio criterio a la hora de tener que tomar decisiones rápidas y eficaces.

La segunda en tomar la palabra fue Celoa, parecía estar también bastante interesada en los criterios del paladín. Sembrando una seña de desconcierto en Volte quien al contrario de lo que esperaba, los primeros en responder sus palabras habían sido los que él no escogió.

- Con el respeto que se merece Lady Celoa creo que el equipo que forme es equilibrado y sobre todo adecuado, conozco algo de las personas que viajan junto a distintos animales, con la naturaleza como guía son capaces de cerrar heridas propias como ajenas, entre otras grandísimas cualidades. Wayra Puka pertenece a una cofradía cuyo nombre he escuchado nombrar, además de tener la valentía de dar los primeros pasos en este gran salón, calculo también será capaz de proporcionarnos el paso firme requerido por nuestra avanzada. Finalmente, Trevor es al que acaban de escuchar, con el coraje y el poco tacto que suele caracterizar a los jóvenes, aun así, no podría solicitar a alguien mejor para pelear a mi lado, pues estoy seguro no dudaría en dar todo por una causa justa y noble como el mismo lo indica, además por lo que he escuchado lo que puede dar no es poca cosa.

Volte se detuvo para que quien lo escuchara pudiera entender sus motivos, quería asegurarse también que con esto no haya ningún otro comentario que lo alejara de lo realmente importante… el liberar a los arqueros cautivos cuanto antes.

Volvió a tomar la palabra con voz firme y clara, como era característico en él: - Bueno creo hemos llegado al punto donde se están preguntando por mí, podría resumirlo de manera muy simple, me encargare de sacar el máximo de las capacidades de mis compañeros, guiándolos con buenas decisiones que los libren de peligros innecesarios y siendo quien les habla el primero en arriesgarse ante cualquier eventualidad que se presente, pues jamás les pediría nada a ninguno de ellos que yo mismo no esté dispuesto a hacer.

“Si lo hiciera, no sé qué clase de líder seria”.

A medida que continuaba su pseudo discurso, Volte volvía a inflar un poco el pecho, por más que se sintió un poco amedrentado por aquellas mujeres, sus propias palabras fueron otorgándole una postura firme y dotándolo también de una mirada segura que era el fiel reflejo de sus propias convicciones.

Kymara se colocó justo al lado de su señor y escuchó las palabras de Volte, asintió ante su ofrecimiento como líder del segundo grupo. Le parecía algo extraordinario, pues precisamente de eso se trataba, de buscar brazos hábiles, fuertes y sobretodo leales. Volte parecía el candidato perfecto para desempeñar la función, así que le dio un codazo a su señor para que hablara. La mirada de La Anciana lo decía todo, esperaba una respuesta por parte de su señor, de lo contrario sería ella la que tendría que intervenir.

Kenneth permanecio en silencio durante aquellas presentaciones e intercambios de palabras. Estaba aqui para ofrecer sus servicios al heredero, esperaria a que este decidiera como aprovecharlo.

Mientras tanto el heredero permanecia completamente en silencio, y era la anciana quien al parecer llevaba la voz en todo aquello... Quizas habia sido una mala desicion apoyar a un futuro rey que no podia gobernar por si mismo.

Heironeus permanecía callado durante todas las presentaciones, incluso llegó a estar con la mirada perdida cuando Kymara hizo acto de presencia. Casi parecía que no importaba lo que pudiera decir ninguno de ellos, ni siquiera durante la discusión, pero al contrario de lo que pudiera parecer, si estaba prestando atención a lo que acontecía y, precisamente por eso, estaba decepcionado.

- Suficiente. No me importa lo que podéis o no podéis hacer, al menos no tanto como lo que estoy viendo. - anuncié incorporándome y provocando que el camisote de mallas tintineara y el cuervo de mi hombro aleteara nervioso - Antes que nada, debéis saber que ninguno seríais rival para mi hermano y sus seguidores, lo se porque desconfiáis mucho los unos de los otros y no tenéis la presión de que yo vaya a mataros a la mínima o siquiera la garantía de que os colmaré con riquezas más allá de vuestros sueños. Estáis aquí simplemente porque es lo correcto, de lo contrario podéis marcharos y dejar a Hextor tomar mi reino... con suerte moriréis antes de convertiros en sus esclavos.

Por las palabras, se notaba que tampoco confiaba en ellos, ni siquiera lo más mínimo, más bien parecía que hasta valoraba una posible traición por su parte.

- Pero tampoco quiero que os llevéis mal entendidos. No soy la personificación del Invencible, ni comparto sus altos ideales, del mismo modo que mi hermano es la viva imagen del Azote. Ésto no deja de ser una lucha por mi derecho a gobernar y es obvio que soy mejor dirigente para este reino sólo por lo que he hecho con este pueblo.

Convenía dejar todo claro desde el principio, de lo contrario las rencillas que ya afloraban estallarían en el peor momento.