Partida Rol por web

Las nubes de tormenta continúan formándose en el cielo, a pesar de ser prematuras, parecen ser una gran cantidad de polvo congregado en el mismo lugar.

Al salir del pantano encortáis una péquela villa, se encuentra en un llano y sus casas son de madera con tejados de paja. Sobre los tejados enverdecidos por el moho y las hierbas, se alza un campanario de piedra.  Junto al pueblo se hay un montículo sobre el cual se puede divisar una pared de piedra.

Las calles están vacías, y enfrente de algunas puertas se puede leer carteles que rezan:

"Cerrado por Funeral" y "Fui a la Iglesia"

El enano mucho más animado por estar por fin en tierra firme lidera el grupo junto a Etaliun. Y se alegra de ver un poblado que parece próspero a simple vista, aunque cuando llegan más cerca puede ver que estas gentes están de luto por el fallecimiento de alguno de sus conciudanos:

- Vaya...no llegamos en buen momento, espero que haya sido muerte natural y no por causa de alguna alimaña acuática como las que nos hemos encontrado. Avanzemos un poco más a ver si vemos a alguien o algún establecimiento donde pedir una habitación y poder asearnos y comer caliente. ¿Os parece?

- No no parece un buen momento, todo está vacío parece... No me gusta- Tyfan se coloca al frente del grupo como solía hacer ante un sitio nuevo, más por costumbre que por que considerara que había peligro. - Si tal vez más adelante haya algo como una taberna.

Pues vaya, no esperaba un recibimiento con fiestas pero esto es muy distinto. Si todo el mundo está a este entierro debe de ser o alguien importante, o es que aquí viven muy pocos y son muy queridos entre si.

Cual es nuestro primer paso? pasarnos por la iglesia, cosa que no me agrada mucho, o ir a por un sitio donde dormir con comida de verdad?

En cuanto escucha la palabra iglesia, Bjorn que siempre está buscando cuál es la fe verdadera se le ilumina la cara y dice:

- Mmm, creo que esa es una buena idea Fronchens. ¡Vayamos a la iglesia!- El enano pone marcha ráìda enanil en dirección al edificio de piedra.

  Etaliun se detiene contemplando el triste cuadro que tiene delante, un pueblo en luto. ¿Tal vez el alcalde, un párroco, quizás?

 - Tal vez tiene algo que ver con la maldición que comentaron los extraños de la carreta...

 A pesar de que no le entusiasmara el unirse a la procesión de luto, el guerrero acompañó al resto de camino al camposanto, manteniendo siempre la distancia, como forastero que era. Etaliun se hacía cargo de que Luc no se fuera por otro camino, acompañándole a la vez que lo tenía cerca, por lo que pudiera pasar.

Caras solemnes os miran con desconfianza, cuando llegáis cerca del campanario, pero nadie dice una palabra, todos son humanos. Los aldeanos vuelven pronto su atención hacia el sacerdote que se encuentra al lado de un ataúd envuelto en pesadas cadenas que se encuentra sobre un carro de mulas.

El clérigo habla con voz profunda y resonante. Amigos y familiares, nos lamentamos por la temprana muerte de Jeremiah d´Gris. Tenemos que confortarnos ya que de hecho el ha ido a un lugar mejor, y recemos para que su eterno descanso este calmado y sin incidentes. Jeremiah, serás extrañado, pero no serás bienvenido otra vez aquí. Parte de este plano y ve a tu próximo mundo con nuestras bendiciones.

El sacerdote continua con la ceremonia, aunque un golpe amortiguado provoca una pausa. Los aldeanos se atemorizan pero rápidamente recuperan su compostura. El golpe suena nuevamente desde dentro del ataúd. El ataúd se tambalea de aquí para allá, pero el clérigo y la muchedumbre lo ignoran.

Una vez finalizada la ceremonia, el carro tirado por mulas que contiene el ataúd sigue colina arriba, hacia el campo santo.

El enano se sorprende y agarra su arma cuando escucha el segundo golpe desde dentro del ataúd y se sorprende por la reacción y por las palabras del sacerdote. Espera a que termine la ceremonia y leugo se acerca hasta el sacerdote:

- Buenas sacerdote, soy Bjorn Svalbard, clérigo de Moradin. Un colega, de algún lugar lejano. Me ha extrañado bastante su manera de afrontar que lo que estaba dentro del ataúd estaba "vivo" y que nadie se sorprendiera lo más mínimo. Espero que no sea así si no un problema de muertos que se levantan.

 Desde la distancia, Etaliun contempla la cerimonia, haciendo caso omiso de las miradas y actitudes de los aldeanos para con ellos, los forasteros. Le sorprende ver la caja de madera cargada de cadenas. Pero tan tápido como llega la reflexión, esta se va.

 El guerrero se predispone a escuchar al sacerdote mas, tras escuchar las primeras palabras,  su mente escapa y se pone a contemplar los rostros solemnes de los presentes en busca de agluna cara que pudiera resultar parecida a la de Luc... hasta que, de repente, unos golpes escapan del ataúd.

 El vello de la nuca se eriza, viendo escuchando por segunda vez los golpes y viendo la reacción de la gente.

 ¡¿Qué coño está pasando aquí?!

Tyfan se queda tan sorprendido como el resto al escuchar los golpes - No puede ser... de verdad está vido? pero pero qué coño HACEIS??? - Dice, no puede por menos que soltar sus armas, no había visto nada más agoviante que ser enterrado vivo.

De acuerdo con el sentir general acerca del luto del pueblo, sigo a mis compañeros hasta la iglesia. Chip corretea a mi lado, contenta de volver a tierra firme, igual que Bjorn. Una vez allí, contemplo en respetuoso silencio la ceremonia. Me resultan raras algunas de las palabras del sermón del sacerdote, pero todas esas rarezas se ven tapadas por los repetidos golpes en el ataúd. Y la gente no parece darle importancia.

Me acerco junto a Bjorn al sacerdote, saludo con un gesto de cabeza y espero la contestación a las palabras del enano.

El sacerdote se acerca al enano y al mago. Con una sonrisa que denota algo de tristeza se presente. Soy Brucias, sacerdote de este pequeño pueblo, y me dedico a servir a las pocas deidades de bien que aún perduran en esta tierra. El sacerdote en un hombre fuerte que viste una raída túnica negra, en la que no hay ningún símbolo sagrado, colgado al cuello lleva una cuerda de la que cuelga una tosca cruz de madera.

La voz del mediano saca al sacerdote de su sosegada charla y se fija en Tyfan. Con su tono triste continuo. Él ya está muerto, está enfermo. No es posible darle descanso de otra forma. Te rugeo que no guardes silencio y nos acompañes al cementerio, no agás sufrir más de lo necesario a esta pobre gente.

El sacerdote hace un gesto con la mano, y la muchedumbre, que tenía los ojos puestos en grupo de aventurero tras el grito de Tyfan, empieza a seguir el caro durante todo el camino a la colina, el silencio es sepulcral salvo por los ruidos que proceden del ataúd. Este se agita como si alguien tratara de escapara. Los aldeanos lo ignoran, con caras serias mirando el suelo.

El sacerdote se ha quedado atrás y con un gesto os indica que le sigáis por el camino que sigue el carro.

Le hago un gesto con la mano a Tyfan de que se calme y haga lo que hacen estas gentes y sigo al sacerdote fijándome en esa cruz de madera por si la reconozco:

- Como bien ve usted, no somos de la zona. ¿Hay algo que podamos hacer?¿Dónde podemos encontrar a las autoridades del pueblo para que nos expliquen como proceder y ayudar?

Brucias contempla al enano con enorme satisfacción, al parecer el mal no ha llegado a todas partes y aún quedan rescoldos de que iluminan el camino, en estos tiempos oscuros hay poca gente dispuesta a ayudar.

Este es un pueblo pequeño, solo hay una autoridad, el aguacil, en estos momentos se encuentra en el cementerio, con el guarda esperando la llegada del féretro.

El sacerdote hace un gesto con la mano, y la muchedumbre, que tenía los ojos puestos en grupo de aventurero tras el grito de Tyfan, empieza a seguir el caro durante todo el camino a la colina, el silencio es sepulcral salvo por los ruidos que proceden del ataúd. Este se agita como si alguien tratara de escapara. Los aldeanos lo ignoran, con caras serias mirando el suelo.

El sacerdote se ha quedado atrás y con un gesto os indica que le sigáis por el camino que sigue el carro.

El carro avanza tirado por la mulas, hacia la colina. En lo alto de esta tras unos altos muros de piedra se haya el cementerio. En la entrada un hombre joven pero enjuto aguarda para dirigir la comitiva a una bóveda abierta. Las tubas se elevan sobre el suelo, en nichos, panteones o sarcófagos de piedra; no hay ninguna escavada en la tierra.

Los asistentes deslizan el ataúd en el interior de la bóveda que está abierta y rápidamente se dispersa sin decir palabra, la multitud vuelve a la villa.

Solo queda el hombre enjuto que empieza a colocar ladrillos, cerrando la bóveda; el sacerdote; y un hombre con cota de mayas. Los tres permanecen impasibles ante los ruidos que salen del interior del ataúd.

Avanzo haci alos que han quedado, en especial al que viste una cota de mallas:

- Saludos alguacil - hago un saludo marcial - mi nombre es Bjorn Svalbard, clérigo de Moradin, defensor del bien y estos son mis compañeros. Somos aventureros de tierras lejanas, nos perdimos y aquí estamos. ¿Podemos ayudarles con su "plaga"?

 Etaliun siguió con semblante serio el avance de la comitiva hacia el camposanto, mirando con distanciamiento el comportamiento de los aldeanos. A pesar de que le llenaban de recelo, procuró mantenerse neutral, hasta poder conocer detalles de la situación... ya en el pasado pagó en varias ocasiones el actuar sin meditar antes sus actos y las consecuencias de estos.

 Con Luc a su vera aguardó el saludo del alguacil, era bueno haberle encontrado, así podrían liberarse del enloquecido chaval.