Partida Rol por web

Gotanegra se quedó mirando a la seguidora de Shashellas, parecía que no le había dado suficiente fortaleza para aguantar aquellas temperaturas. Así que, se la quedó mirando para después acercarse a ella y preguntarle si necesitaba algo.

Compañera, hay algo que podamos hacer por ti. Si necesitas descansar o parar un momento, no lo dudes. ¡Tienes muy mala cara!

Los labios de Alder estaban a punto de agrietarse. La boca completamente seca, un dolor de cabeza había comenzado a asomar como un martillo cuando golpea el yunque, pequeños calambres en los músculos hicieron que tuviera que detenerse.

Miró de reojo a aquel maldito sol que le estaba drenando la vida poco a poco cuando escuchó un chooff detrás suya. Aquella criatura del mar se había detenido a pegarse no una ducha, sino dos. Alder vio como el agua se filtraba, desperdiciándose, en la tierra. Apretó los dientes, rabioso, y echó instintivamente mano del arco.

¿No podrías conseguir algo de agua para los demás?

El orco se había quedado mirando un trozo de tierra ligeramente removida unos pocos pasos más alante pero no por ello parecía mucho mejor que el resto. Jadeaba ostensiblemente y apenas Alder menciono el reparto de agua no tardó en volverse y anunciar.

- Yo también tengo sed.

Quizás la mejor idea pasara por intentar descansar a la espera de que Aineea pudiera repartir agua para todos.

Alinea interrumpio su conjuro ante las groseras palabras de Alder.

-Soy una criatura marina. Necesito sumergirme unos minutos para sobrevivir, imbecil. Si yo no sobrevivo, tu no bebes. Es asi de sencillo. Cuando me haya rehidratado preparare agua de sobra para todos.

Alder frunció los labios ante el insulto de la bruja marina. Tentado estuvo de dejar que una de sus flechas volara hasta el centro de su corazón. Pero el arquero era ante todo un superviviente y por ahora aquella bruja era la única que les podía conseguir bebida.

Así que aguardó impacientemente a que se decidiera compartir un poco.

Melinda no se sentía cómoda yendo con aquella extraña mujer, que por lo visto ahora necesitaba estar sumergida en agua para poder sobrevivir. ¿Para qué narices habría salido entonces de su lugar de origen? No hubiera sido mejor que se quedara dónde estaba. En cualquier caso, decidió no formular aquellas preguntas, el sol estaba poniendo de los nervios a sus compañeros de viaje y no le quedaba más remedio que aguantarles si quería sobrevivir.

La explicación de de Aineea resulta tan cristalina como el agua que pretendía crear por la gracia de su dios, que su dureza fuera similar a la del mar embravecido parecían también en consonancia con su estado de ánimo.

Lamentablemente para vosotros, no todas las criaturas comprenden tan bien las explicaciones y se guían más por puro instinto. Inesperadamente, la tierra sale despdida en todas direcciones y para cuando os queréis dar cuenta, una gigantesca araña tan grande como Alder se encuentra justo encima de Melinda.

Alineea estaba pensando en las palabras de la oración cuando, de repente, un geiser de arena surgió a los pies de la paladin y una enorme araña surgió del suelo atacándola! La acción la pilló tan de sorpresa que no pudo reaccionar a tiempo para impedirlo.

Alder se agachó instintivamente cuando escuchó el ruido del ataque. Buscó una flecha antes incluso de ver el origen del peligro.

Una enorme araña había salido de la tierra y amenazaba con morder a la vieja. Demasiado lento para su gusto, se preparó para descargar su flecha en aquella criatura.

Melinda vio como la tierra se movía bajo sus pies, para después ver como una enorme hormiga salía de allí dispuesta a atacarla, no fue capaz de reaccionar suficientemente rápido, así que solo le quedó confiar en ser capaz de bloquear el golpe.

El orco parecía preparado para lo que fuera a aparecer, como si hubiese visto algo que el resto habríais pasado por alto, pero no por ello había sido tan rápido como la araña.

Estaba claro que contra el ataque de un depredador nato poco se podía hacer tal y como Melinda pudo averiguar cuando las mandíbulas de la monstruosa araña se le clavaron en el pecho. De hecho si su víctima hubiese sido alguien solitario y que hubiese vagado días por este desértico lugar no lo habría contado, por lo que mujer incluso podía dar gracias a su patrón por haberse encontrado en éstas circunstancias.

Skuldd rapidamente agarró su gigantesca espada con ambas manos imaginando que un simple mandoble bastaría para acabar con la araña, pero conforme el brillante acero dibujaba su mortal arco, el orco pudo ver como la araña empujaba lo suficiente a Merlina como para que su golpe fuera directo a dar tras ella contra lo que parecía algún tipo de roca ¿cómo si no iba a sonar ese fuerte ruido que precedió a la rotura de semejante arma?

Alder instintivamente sacó dos flechas de la aljaba y las disparó una detrás de otra. 

La primera se incrustó en la araña, mientras la segunda se perdía en el horizonte.

Una de las flechas del explorador se clava con profundidad en el cuerpo de la araña, provocando que chille de dolor mientras se debate entre buscar al causante o escapar de vuelta a su guardia en cuanto pueda.

Melinda se sobrepuso al veneno que aquella araña gigantesca trataba de inocularle, así que, dando gracias al poder de su dios, alzó su espadón con la intenció de cercenarle la cabeza a aquella sabandija.

Alineea vio caer a la araña cuando estaba a punto de lanzar un conjuro protector sobre la paladin. Como ahora la araña estaba muerta, se limito a encogerse de hombros y a curarla con los conjuros que le quedaban excepto el de crear agua.

-Buen trabajo