Partida Rol por web

- Lo que nos robaron lo tiene el Rey Bob, ¿es que no te fijaste?- Recriminó a la maga rubia. Onfale se acuclilló junto al niño y le agarró con sus brazos inmovilizándolo.- ¿Dónde esta el Rey Bob?¿Dónde? ¿Tú lo sabes?- Le apretó con fuerza, zarandeándolo un poco, involuntariamente clavándole las uñas en los brazos.- ¿De dónde salen todas estas hormigas?- Aún no le quedaba claro si las hormigas habían aprovechado la destrucción de la ciudad para recuperar sus túneles o si el rey Bob se había ocupado de darles un final digno del más cruel regente.

Alice era opinión de rescatar al rey Bop y luego achicharrarlo, que la muerte por mordiscos de hormigas no parecía excesivamente cruel. Ese niñato de mierda las pagaría y todos su amigos. Todos arderían consumidos por las llamas de los planos infernales. Pero en algo se confundía la maga, ya estaban en los planos infernales. ¿Cuánto tiempo nos llevara rescatar al Rey? Si requiere de muchos esfuerzos, se las puede apañar el solo y su mondadientes. 

Con la aparición de Loki, nuevas discrepancias surgieron en el grupo. Por una parte, Evea no dudaba en salir de allí abandonando a su suerte al joven y seguramente autoproclamado monarca; por otra, Jadewo, muy probablemente Leiath y el siempre materialista Onfale, optaban por salvar al Rey Bob y de paso recuperar lo que era suyo. En un tercer bando, estaba Alice que con su punto de vista tan calculador como cruel parecía proponer una lista de pros y contras para decidirse. 

A pesar de la diversidad de opiniones había una evidente mayoría y, ya fuese por interés o por genuino altruismo, parecía que su siguiente paso sería acudir en la ayuda del jefecillo. Tybalt miró fijamente al chaval. -Tú conoces mejor estos túneles. Llévanos hasta el Rey Bob y haremos lo que podamos por rescatarlo.- Le dijo para instarlo a darse prisa. No sabían la cantidad de hormigas que habían decidido reclamar aquellos túneles y cuanto más tardasen en moverse, más tiempo les daban a esos insectos para tomar el lugar e impedirles la huída. 

Leiath abrazó al pequeño cuando éste salió al encuentro del grupo.

- Bendita sea Hala, estás bién!

Todos aprovecharon a expresar sus opiniónes mientras la bruja estaba ocupada limpiando la cara del niño con un trapo sucio y algo de baba- tenía que ver comprobar que la suciedad no escondiese alguna herida, por supuesto-. Cuando se dió por satisfecha se pusó en pie.

- Note preocupes, claro que iremos a rescatar a tu Rey! Llevamos hasta él, rápido! Sabes de dónde han salido estas hormigas? Las has visto alguna otra vez? Dónde están el resto de los niños?

Jadewo miró con ternura a Evea.

-Nada me gustaría más que estar contigo fuera de este lugar, a poder ser como hace un par de días estábamos en la posada... pero no soy dueño de mis deseos, sirvo a Torm quien me redimió. El camino, a pesar de ser arduo, está claro. Tengo que ir e intentar rescatar al niño.-Tras una pausa, se acercó a la muchacha y la besó de nuevo.-Pronto estaremos fuera de aquí, no temas.

Luego la mirada se posó en el niño, un gesto de respeto y admiración se posaron en las facciones del caballero arcano.

-Tu lealtad te honra, Loki. Guíanos. 

La muchacha no entendía por qué perdían el tiempo debatiendo. ¡Si siempre pasaba igual! En cuanto aparecía alguien que necesitaba un poco de ayuda, aunque fuera para limpiarse un moco, acudían todos como si fuera lo más importante de la vida. Aire se cruzó de brazos mientras miraba hacia atrás. Las hormigas eran numerosas, eso podían darlo por hecho. Así que no tendrían ningún problema en localizarles en aquellos laberintos, aunque se tuvieran que dividir.

¿Nos ponemos ya en marcha? Cada segundo parados implica que nos detecten antes.

¿Hormigas? ¡Deja de decir estupideces y sígueme!-contesta a Onfale.

El grupo descendió y zigzagueó, ascendió y quebró esquinas, y al cabo de poco tiempo estaban de nuevo en la sala del trono.

¡Madre del amor hermoso!

Había cientos de hormigas formícidas por toda la sala, pero estas eran distintas a las que combatieron junto a los dormitorios... la forma de la cabeza era distinta, y tenían medio pie menos de altura. Una de ellas se coló entre Flame y Jadewo de manera furtiva, pero lejos de atacar, siguió hasta un montón de juguetes rotos y empezó a empujarlo hacia otro túnel para despejar el lugar.

Pero había una formícida que sobresalía por encima de las pacíficas obreras. Estaba de espaldas a ellos, golpeando con sus pinzas unas pilas de basura, como buscando algo.

En un momento dado, vieron correr desde detrás de un montículo al Rey Bob, para desaparecer inmediatamente tras el montón de basura siguiente, mientras esquivaba las zarpas de la hormiga grande.

¡Rey...!-Loki se tapó la boca y no completó la frase, para evitar que el monstruo más grande se diese cuenta de su presencia.

Jadewo contempló la escena con sobrecogimiento, si iban con mucho cuidado, aquella criatura, rodeada de tantas obreras podría terminar siendo una experiencia terrible.

Mientras el rubio guerrero iba tomando determinación, vio como algunos de sus compañeros circunstanciales se pusieron en marcha...

Onfale, haciendo gala de sus nervios de acero, evaluó la situación en un parpadeo y apenas vio a el enorme monstruo sacó la ballesta y disparó. El tiro no fue muy afortunado pero si alguien le hubiera preguntado o recriminado algo, siempre quedaba la opción de excusarse con que tan sólo pretendía llamar la atención de la hormiga para que el Rey pudiese escapar. Sin titubear demasiado cargó otro virote y volvió a intentarlo. Esta vez el disparo fue más acertado y el virote penetró el duro exoesqueleto haciendo que el líquido que contenía en su interior se derramase por la herida.

Siguiendo al muchacho, el grupo de aventureros serpenteó por infinitos túneles hasta llegar al lugar donde estaba escondido el minimonarca. Pero lo que se encontraron allí se podía definir de muchas manera y alentador no era un adjetivo muy adecuado para la situación. Un sinfín de hormigas, de menor tamaño eso sí, correteaban por el salón completamente centradas en lo que fuese la tarea que se les había encomendado. Sin duda hubiese sido un buen momento para conocer investigar a este peculiar hormiguero de no ser por la gigantesca y monstruosa versión de estos insectos que se encontraba también en el salón.

El motivo por el que aquella criatura no los hubiese visto todavía era, ni más ni menos, que el pequeño Rey Bob al que habían venido a salvar. Tybalt arqueó una ceja ante el espantoso incremento de peligrosidad que aquella misión de rescate había sufrido. ¿Pero es que alguna vez un monstruo gigante los había frenado? Habían sobrevivido al Horror Diletante, se habían enfrentado a una hidra zombi, a una horda de no muertos y vencido a un ettin, a sus esqueletos y al ettin otra vez. Es cierto que Tybalt había salido muy mal parado en ese último enfrentamiento, pero la mente suele quedarse con lo mejor de cada situación cuando se trata de levantar la autoestima y la mente del tiflin tenía una muy impresionante imagen suya haciendo surf sobre un gigantesco trozo de hielo. 

Pero dejando bonitos recuerdos a un lado, el reto que tenían delante no era algo que pudiesen desmerecer a pesar de haber sobrevivido tanto tiempo contra todo pronóstico. Tybalt empuñó su espada, que acudió a su mano veloz, y decidió acercarse aprovechando la distracción de la megahormiga. Con soltura y elegancia, el espadachín se desplazó hasta llegar al enemigo dispuesto a acuchillarlo intentando hacer el mayor daño posible. Pero la quitinosa coraza del insecto y sus frenéticos movimientos para cazar al rey hicieron que la hoja de Tybalt resbalase sin llegar siquiera a causar un rasguño.

Flame pilló desprevenida a la formicida. Antes de que se diera cuenta ya estaba con su espadón en mano para descargarlo contra ella y abrirle una buena grieta en su férreo caparazón. Aprovechó para salir corriendo y así cargar contra ella y conseguir hacerla el mayor daño posible. 

No era muy partidaria de salvarle el culo al otro niño petardo, pero hacía mucho tiempo que se había resignado a hacer lo que la mayoría dijera, así que así lo hizo. Así que cuanto antes terminaran con aquel artrópodo mucho mejor.

Onfale- quiso preguntar Leiath a su sabio compañero que siempre parecía saber tanto de aquellos bichos inmombrables- son estos insectos tan resistentes a la magia como los otros?

Pero en seguida se dió cuenta que no perdería nada por probarlo ella misma. Sacó su varia mágica, y cual hada madrina, invocó dos luces luminosas para atacar a su objetivo.

Jadewo avanzó un trecho de la distancia que les separaba con la gran criatura que debía ser la que orquestrara las acciones del homriguero, y que en estos momentos se entretenía jugando al gato y al ratón con el niño. Cuando estuvo suficientemente cerca blandió su cimitarra de forma que un rayo verdoso se proyectó contra la criatura...

-¡Perdo corporem!

La imagen de ese enorme bicho intentándose comer al niño sólo le hizo a Aire pensar en dárselo como ofrenda para dejar que salieran vivos de allí. En cuanto atacaran a la "hormiga reina", ¿qué harían los demás? Pues obviamente, atacar con rabia a los intrusos.

Aunque claro, eso lo pensaba alguien inteligente con dos dedos de frente. ¿Qué iban a hacer los demás? Pues atacar como si fuera el último pedazo de comida lo que tenían que conseguir. Aire se frustró, pero no podía hacer nada. Crujió los nudillos y se preparó para lanzar un par de conjuros.

La maga espero en una esquina, intentando no tocar a las hormigas obreras y buscando un sitio donde poder estar resguardada y segura mientras rescataban al increíble rey Bobo. Pero como toda precaución era poca la maga decidió lanzarse un conjuro de protección, por si las moscas.

Lalalalalalalá...

Evea canta, devolviendo los ánimos y las esperanzas a los luchadores. Flame se mueve rápido, y consigue hundir su arma en el lomo de la superhormiga. Hace sangrar al monstruo, pero ve cómo poco a poco la herida se empieza a cerrar. El proyectil mágico de la varita de Leiath es todavía menos eficaz que con las hormigas formícidas gigantes de tamaño "normal". Tybalt, por su parte, no logra perforar la dura piel de la myrmarca, y se da cuenta de que este combate va a ser difícil, y que van a necesitar darlo todo para vencer.

El insecto gigante, que no es insecto, y tiene órganos vitales dentro de su cuerpo con aspecto de exoesqueleto, muerde a Flame e inyecta un nuevo veneno en su cuerpo desprovisto de armadura.

Espera un momento...

¿qué significa esto?

Si fuese la reina hormigón,

no tendría para luchar un aguijón.

Y la myrmarca, le respondió ofendida...

pzzzz... yo no ser Reina... pzzzz... ¡Larga vida a Reina!
yo ser myrmarca... pzzz... noble general de élite de Ejército Real...
Por cierto... pzzzz... tus rimas ser horribles... pzzz...

Tras impactar con su rayo verdoso a la gran criatura, fue a por ella para dar cuartel a Flame y a sumarse a ella y a Tybalt en el combate, pero en lugar de meterse tal cual su objetivo es intentar interponerse entre la criatura y el chaval al tiempo que dice.

-Ve con Loki, no pierdas el tiempo.

Nada más dicho eso asesta un golpe con su cimitarra... el golpe fue duro y bien dirigido, pero las excelentes defensas de la criatura fueron suficiente para desviar el filo acerado de la cimitarra.

Como si Onfale fuera una madre preocupada en un abrir cerrar de ojos se plantó a la vera del Rey Bob.

- Vamos chaval, ven conmigo y te sacaremos de esta.- Los ojos negros y profundos de Onfale escrutaban al chaval como sopesando si tuviera alguna herida. Eso podía parecer pero nada más lejos de la realidad. Lo que hacía era ver si tenía su bolsa de contención. Le tendió la mano libre para sacarlo del peligro inminente que suponía la hormiga gigante, que no Reina.- Dame la mano.