Partida Rol por web

Después de haber sido seleccionados para servir a la Inquisición, las cosas no han ido exactamente como os habías imaginado. Apartados de vuestras anteriores vidas, habéis sido probados, medidos, estudiados… interrogados. Sin embargo, aparte de unas pocas lecciones impartidas en oscuras cámaras que os dejaron una sensación enfermiza en el estómago y de cantidades aparentemente interminables de códigos y cifras para memorizar y destruir, os han dejado básicamente a vuestro libre albedrío. Alojados bajo nombre falso en un bloque habitacional anónimo de la Colmena Sibellus, En Escintila, el planeta capital del Sector Calixis, os habéis dedicado a esperar durante semanas la llamada de vuestros amos, y, tal vez, su veredicto.

Finalmente la llamada ha llegado y un correo de ojos perdidos os ha entregado una nota escrita en uno de los códigos del Sagrado Ordos. El mensaje era simple y maquinal, con una hora, una fecha y un lugar. La orden de ir preparado y en espera de compañía está firmada con un único epíteto – “El Emperador Protege”.

El viaje le habia dejado los huesos doloridos. En sus años de predicador habia viajado numerosas veces por el sistema, purgando a los enemigos del emperador. Al fin se le habian reconocido sus esfuerzos y ahora serviria al emperador desde su mano mas implacable, la Inquisicion.

Mathiass se levanto del nicho y mientras esperaba a que la hora de la renion llegase, decidio que tras hacer los ritos con su armamento, lo mejor seria ir a la capilla y rezar.

Se quedo alli hasta la hora de marcharse a la reunion; esperaba que con esta larga oracion, el Dios Emperador le ayudase en sus futuros encargos.

A la hora convenida, os abrís paso a través de las agitadas masas sin rostro del barrio del Administratum hasta llegar a una plataforma elevadora de servicio no señalizada situada en la parte posterior de un edificio vasto e impresionante cubierto de bajorrelieves de calaveras, urnas medio cubiertas y demás símbolos de la muerte, coronado por una inmensa estatua de un santo doliente. Parece que os están esperando; el marchito rostro del servidor encastrado en la plataforma os estudia y afirma “Pase” cuando subís a bordo. Tal y como implicó la nota, no habéis sido la única persona que ha recibido el mensaje, y formáis un grupo diverso y poco avenido de pie en un tenso silencio mientras las multitudes pasan a vuestro lado. El control del servidor timbrea al activarse cuando el último de vosotros aborda la plataforma y el elevador desciende mientras la escotilla se cierra sobre vuestras cabezas con un golpe atronador. La plataforma se adentra en las profundidades durante algunos minutos a través de niveles de mantenimiento, adentrándose en las entrañas del distrito gubernamental.

Al final del lento descenso del elevador, los Acólitos son depositados al final de un amplio corredor gris, iluminado por pálidos globos lumíni­cos con forma de querubines llevando antorchas. Sólo está iluminada la primera parte del corredor y el resto se adentra en las tinieblas. Al saltar todos de la plataforma se iluminan más globos para mostrarles el camino a tomar, y al irse adentrando en el corredor, más globos se van iluminando delante de ellos, mientras que los que se van quedando detrás de ellos se apagan. Hay un único camino, el corredor no tiene detalles distintivos y desprende un ligero olor a desinfectante químico.

Después de alrededor de cinco minutos de camino, el corredor ter­mina en una puerta metálica blindada, que se destraba con un siseo de aire presurizado y se abre con un fuerte rechinar de engranajes.

La habitación situada detrás de la puerta contiene un desbarajuste de cajas de metal polvorientas marcadas con símbolos inteligibles apiladas contra un muro, mientras que en la pared contraria se ha abandonado, tumbada de lado, una camilla de hospital con correas para manos y pies.

La característica más impactante de la habitación es un amplio espejo que domina la mitad superior de la pared opuesta a la entrada. Lenta­mente, el espejo se va aclarando hasta hacerse transparente, revelando detrás de él una brillante cámara de acero. Dentro de la cámara, mirando hacia la habitación, se encuentra una figura alta de rasgos finos vestida con ropajes blancos de medicae sobre los que se ha colocado (de forma algo incongruente) sobre los hombros un abrigo de cuero rojo. Tras él, cubierto por una sábana gris moteada, se encuentra lo que parece ser un cuerpo colocado en algún tipo de armazón puesto de pie para su inspec­ción. Mientras tanto, flotando expectantes en el aire por encima de am­bos se vislumbra un par de cráneos blancos esmaltados, en los que se ha injertado diversos instrumentos de bronce y largas agujas hipodérmicas.

mientras subía por el ascensor, comencé a mirar de reojo el entorno en el que estaba, observando las personas de mi alrededor, las cuales a mi parecer estaban por la misma razón que yo la cual era servir a la inquisición, la verdad haiga preferido quedarme con mis maquinas, en ese momento el ascensor se abrió,Revelando un pasillo amplio el cual me dirigió a una habitación ,donde al entrar pude observar varias cosas, pero lo que mas me llamo la atención fue un espejo que había en la habitación que mientras me fui acercando note que se hacia mas claro, de pronto pude observar a un hombre allí dentro al parecer un medico con un cuerpo ,no tengo ni idea sus razones ,luego de observarlo un momento note un unos cráneos, en los que se había injertado diversos instrumentos de bronce y largas agujas hipodérmicas.
No sabía muy bien para que fueran a ocupar los cráneos ni para que sirvieran, por lo cual me detuve a estudiarlos un momento, para determinar su uso y función

Tome mis cosas y me dirigí hacia la direccion indicada. Llevaba en mente la frase de que "esperara compañia", carajo este sera un trabajo en equipo Espero sean de ayuda más que un estorbo.
Conforme me acerco al lugar señalado y pienso eso, empiezo a voltear alrededor buscando chismosos ó espias ya sean enemigos ó incluso "amigos" de la Inquisicion misma. Siempre he sido un poco desconfiado carajo a quien engaño, soy un poco paranoico pero si algo he aprendido a ultimas fechas es que la Inquisicion es muchas cosas, pero buena y confiable no estan en mi lista.

Al llegar, bajar por el elevador y entrar donde esta ese extraño tipo con el cuerpo y las calaveras aprovecho que mi mascara y lentes cubren mi rostro para mover mis ojos y examinar a los demas tipos que parecen estar en la misma situacion que yo, "estos parecen ser mis ahora compañeros" pienso para mis adentros. Al salir del elevador de nuevo mis ojos bailan detras de mi mascara y muevo mi cabeza de forma casual pero tratando de buscar detalles, información y cualquier pista que me ayude a entender mi situación.

Tomo mis cosas y me dirijo hacia donde me fue indicado, me coloco la mascara de gas sobrepuesta...no soy totalmente desconfiado, pero tampoco esta de mas ser precavido, me coloco mi capa y cubro mi cabeza ya que jamas me ha gustado que los demas la miren demaciado.

No presto mucha atencion a los sujetos que estan conmigo, me interesa mas conocer que es lo que tengo frente a mi, primero me interesa corroborar cualquier alteracion del inmaterium o simplemente la presencia de gente como yo. Solamente saludo con un superficial: -Hola...- Me situo delante de los demas y me prepongo a verificar lo que me interesa.

La hora del rezo habia pasado y se dirigio hacia el punso señalado. Al llegar no pudo evitar mirar lo que quiera que fuese lo que habia tras el cristal, habia visto cosas parecidas, como los escribas montados en armazones de 4 patas, pero nunca algo tan grande. Acto seguido se dio cuenta de que habia mas gente en la sala.

No parecian grandes devotos imperiales, ¿que les habria traido aqui?

Me fijo en el lugar en que estoy e intento recordar si en los años de peregrinacion vi algo parecido.

Notas una pequeña insignia estilizada en forma de cuervo con un pergamino de su túnica, la cual reconoces como perteneciente a alguna una distinguida y famosa orden de eruditos la cual no recuerdas.

Tras pasar gran parte de el tiempo dentro del complejo habitacional arreglando mis armas, cargándolas, y alistándolas para la "acción"  me dirijo al punto indicado, al llegar al elevador y entrar a aquel extraño sitio con las "cosillas" esas quye prenden miro a mi alrededor para evaluar la situación y dar un pequeño chequeo a lo que parecería serian las personas seres o cosas que colaborarían en "lo que fuera que voy a hacer".

Tras avanzar unos cuantos pasos bajo esas cosas luminosas levanto la vista y digo -. demonios debo de presentarle a un decorador de interiores!!!!!.- .. ya pasando esa zona me llama la atención las características del lugar y sobre todo ma llama la atención la camilla, -. genial!! otro de esos lugares con camillas y olores a limpio.......- tras seguir caminando trato de divisar y encontrar una forma definida algo característico de aquella forma tras la cámara de acero -. ah!!! y ahí esta la enfermera.....(en voz baja) no mas gente rara en lugares raros .............-

Has oído hablar antes de un lugar así, no lo identificas desde el exterior, pero ahora que estas adentro estas casi seguro, este es un tipo de morgue del imperio, no del gobierno si no de los devotos a la inquisición.

El grupo permanecía observando el lugar, meditando la situación; mientras para el hombre dentro de la cámara ya era obvia su presencia, sin embargo siguió unos instantes mas en lo suyo. El hombre  en la cámara gesticuló a los Acólitos para que se acercaran al cristal con una mano enguantada y, tras un estallido de estática, su voz salio desde un pequeño altavoz en el techo.

-Bienvenidos, Acólitos, soy el Medicae Interrogador Sand y ustedess son la sangre nueva, ¿verdad? ¿Valiosas adiciones a nuestra guerra secreta? Bueno, ya veremos, nada más lejos de mi intención que poner en duda el juicio de mis superiores, ¿eh?

En cuanto al asunto que nos trae aquí, represento a los sagrados Ordos de la Inquisición Imperial a la que todos servimos. Nuestros amos me han escogido para asistiros en la investigación de un asunto de interés que hace poco ha salido a la luz de forma inesperada.

Oh, sí; para vuestra información, en estos momentos se encuentran en las profundidades del Templum Mori, el hogar de los muertos en el que los Señores del Prefecta Mortem tienen su corte, y donde los caídos y perdidos de la gran ciudad se registran y cuentan. No les sorprenderá, por tanto, saber que se encuentran aquí para ver un cadáver; dudo que sea el primero que hayan visto, ¡pero es, digámoslo así, bastante singular! –

-.genial!!!???... no es enfermera, sino emfermero, odio las morgues.- tras escuchar al "enfermero". tras decir eso volteo al quien se encuentre a mi derecha -.otra de esas misuiones locas de investigacion por que no solo matamos al responsable y listo?, no cres?.-

Respondo al comentario del "pandillero" diciendo en voz alta -No tiene mucho sentido matar por matar- y en tono bromista agrego: -Prefiero saber a quien estoy enviando a esperarme al mas alla-.
 

Doy unos pasos al frente a observar el cadaver con mi mano derecha recargada en mi pistola, mientras lo observo le digo al interrogador: -A ver... ¿que es lo que hace a este tan "singular"?-