Partida Rol por web

Entre sombra y sombra

Lo que vino después

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25/07/2018, 01:20
Narrador

El amigo de Cosette la escuchó de nuevo de principio a fin. Parecía preocupado, y fastidiado al saber que no tenía ni siquiera una camiseta. Sin embargo no llegó a ofrecerse a llevarle algo de ropa, ni nada similar.

Conforme la muchacha fue hablando no tardó en darse cuenta, al mencionar el asunto de los empeños, de que había una tienda de compra-venta no muy lejos de allí. Aquel podía ser un buen principio, desde luego mucho mejor que las de su barrio, donde la policía podía preguntar si la habían visto.

—Cuenta con lo del sitio para quedarte —aseguró el chico—. Y me espero a que me llames tú, por si acaso, pero si hay cualquier cosa chunga de verdad te llamo a este número, ¿no? Tú si lo necesitas contáctame antes: estaré pendiente.

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25/07/2018, 01:32
Cosette Mercier

—Eso es —confirmó la chica, al asunto del teléfono—. Pero si llamas hazlo desde algún número que no sea el tuyo, por si acaso te lo vigilan o algo así. 

No tenía mucha idea de esas cosas, pero en las series de la televisión siempre pillaban a la gente por culpa de los teléfonos, así que por si acaso no se fiaba un pelo. 

—Gracias, tío —dijo después, sabiendo que con él no era necesario incidir en la importancia de que guardase silencio si la policía iba a buscarlo: Jack era un tipo legal. El más legal que conocía, seguramente—. Hablamos. 

Colgó tras despedirse de él como solían hacerlo cuando hablaban por teléfono y miró a su alrededor, pensando qué hacer a continuación. Algo de ropa no le venía nada mal y tampoco averiguar algo más del enfermero. Así que se fue al dormitorio que había visto antes y empezó a revolver los cajones, en busca de alguna camiseta con que pudiera hacerse un apaño y, de paso, alguna carta, foto, u objeto personal. Lo que fuese que le diese más información del tío que la iba a acoger en su casa. 

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28/07/2018, 21:56
Narrador

El amigo de Cosette apenas tardó un momento en asentir a lo que ella le pidió, y respondió con un corto —Hablamos— antes de colgar. Parecía un poco preocupado, pero la situación no era para menos. Aún así ella podía tener claro que Jack no era uno de esos tíos que la dejarían tirada, ni siquiera aunque la policía llamase a su puerta.

Una vez ella colgó el teléfono y empezó a investigar no tardó en encontrar una camiseta que le quedaba ancha, pero que le serviría por el momento. Estaba en el pequeño armario empotrado de la habitación. Por lo demás, en ese cuarto sólo estaba la cama. Sin embargo no tardó en encontrar dónde guardaba las cosas que normalmente uno dejaría en su cuarto de no ser por la falta de espacio. La mesa del comedor tenía cuatro cajones, y sobre ella un par de fotos. La primera instantánea mostraba al enfermero con un chico y una chica aproximadamente de su edad. Estaban sentados al aire libre, en una terraza o algo similar, ¿quizá una barbacoa? Entre ellos había ciertos rasgos similares, lo que podía dar a pensar que eran familia, pero era difícil estar segura. En la otra foto estaba el enfermero junto a la chica que Cosette acababa de ver y con muchas otras personas. Todos iban elegantes, pero más que una boda parecía algún otro tipo de evento social.

En los cajones de la mesa Cosette pudo encontrar algunos sobres con facturas de la luz, agua y gimnasio —como si el que se había montado en casa no fuera suficiente—, además de algunas baratijas como un llavero con una de esas esculturas de la isla de Pascua. En el fondo del cajón la chica encontró otra foto bien diferente a la que acababa de ver. Esta vez sí se trataba de una boda, y el propio enfermero era el novio. Viendo el aspecto que tenía no debía hacer demasiado que había sido tomada, cinco años a lo sumo, aunque no tenía fecha. Tanto él como la novia parecían totalmente felices. Y aún así todo en el piso apuntaba a que él vivía solo. No había ropa de nadie más en el armario, y los restos del desayuno eran de sola una persona.

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30/07/2018, 02:37
Cosette Mercier

Se puso la camiseta y le hizo un nudo para ajustarla a la altura de la cintura, dejando el ombligo al aire. Le quedaba grande y no era de su rollo, pero al menos le serviría para no tener que ir en sujetador por la vida. Cuando terminó de cotillear las cosas del enfermero se fue de vuelta a la cocina, pilló el plato con salchichas del microondas y rebuscó hasta encontrar un tenedor. Con el plato, la birra y la bolsa de patatas fue al salón y se dejó caer en el sofá. 

Empezó a comer con algunas dificultades por las vendas de las muñecas, pero con hambre. Y, mientras, le iba dando vueltas a lo que había descubierto. El tío había estado casado, a saber si aún lo estaba. ¿Sería ese su picadero, donde llevaba a sus amantes a espaldas de su mujer? ¿O estaba divorciado y era su nuevo pisito de soltero? Por dios, sólo esperaba que no fuese un asesino en serie y la hubiese matado. Apuró el plato hasta que no quedó ni un hilillo de queso y se levantó para dejarlo en el fregadero. Con las vendas era una putada ponerse a limpiar el plato y el tenedor, así que sólo abrió el grifo para que se mojasen un poco. Buscó la basura para tirar la botella de birra ya vacía y entonces se puso a buscar el postre.

Siendo el dueño del piso enfermero, Cosette dio por hecho que tendría que tener algún botiquín lleno de calmantes y, con suerte, algo fuerte. Un relajante muscular o algo bueno de cojones. A lo mejor no le convenía tomarse lo que fuese en ese momento, pero seguro que las muñecas empezarían a darle guerra tarde o temprano y para ese momento quería estar bien surtida para quedarse grogui antes de empezar a sufrir.

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08/08/2018, 02:23
Narrador

Cosette no fue consciente hasta que probó aquella comida de hasta qué punto estaba realmente hambrienta. Llevando la vista atrás incluso tardaría varios segundos en ubicar cuándo había hecho una última comida de verdad. Apenas tardó unos minutos en acabar aquel plato, y con este ya en el fregadero y la botella en la basura pronto dio con el botiquín. Quizá por deformación profesional o quizá porque ya venía con el piso, pero fue muy sencillo dar con él. Era una caja con una cruz roja guardada en el baño y dentro había un pequeño surtido de las cosas más básicas: vendas, analgésicos, desinfectante... Y el premio gordo. Cosette no tardó en reconocer una caja de relajantes musculares y dos de antidepresivos, ambas sin empezar.

Un rato más tarde ya estaba encontrando el sueño con facilidad, probablemente ayudada por la medicación. Y cuando el ruido de la puerta la despertó no tardó en recomponer algunas imágenes inconexas de lo que había soñado. Había una corona, eso seguro. Era blanca, como si estuviera hecha de hielo, y en el centro tenía un pedrusco que debía valer lo suficiente para vivir un par de años, drogas incluidas. Había también una mujer que hablaba de manera extraña y hormigas, muchas hormigas. En el sueño, además, había algunas personas cuyos rostros Cosette no conseguía recordar, todas con alguna deformidad. Escamas, piel verdosa, alguna pierna de más... A su lado las orejas de la chica no eran nada del otro mundo. Sin embargo, todas esas imágenes habían dado paso a una mucho más poderosa y presente: el rostro del hombre asesinado. La sensación de su peso sobre el cuerpo de Cosette, de su fuerte olor y la sensación de estar reviviendo cómo su vida se escapaba de su pecho.

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08/08/2018, 02:33
Enfermero

El sonido de la puerta del piso al cerrarse fue lo que sacó a la stripper de aquellos sueños. Entonces advirtió que ya no entraba luz por las ventanas: se había hecho de noche.

Quien llegaba era el propio enfermero que había invitado a Cosette a aquel piso. Llegaba con un par de bolsas de comida china y tras dejarla en la mesa del salón buscó a la chica con la mirada.

—Buenos días —saludó—. La verdad es que con la sangre que has perdido no deberías dormir demasiado sin vigilancia, por si acaso, pero parece que ya está hecho. Aún así te controlaré esta noche, si te parece bien.

Después de esas palabras amables se acercó a ella.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó—. He traído comida china por no perder tiempo cocinando, pero si no te gusta puedo encargar otra cosa. —Se colocó el pelo tras la oreja, y no tardó en descolocarse. Parecía un poco nervioso—. La policía ha estado registrando el hospital, pero sólo me preguntaron cuándo era la última vez que te había visto, así que no tuve que mentir.

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11/08/2018, 22:04
Cosette Mercier

El sueño inducido por las medicinas fue espeso, plagado de imágenes extrañas e incómodas. Cuando despertó, a Cosette le costó algunos segundos comenzar a ubicarse. Tenía la cabeza pesada y las pestañas aún estremecidas por el recuerdo de aquel terrible momento. Se pasó la mano por la cara, frotándose los ojos, mientras intentaba acostumbrarse a la luz que había llegado con el dueño del piso, y lo miró mientras se sentaba en el sofá. 

—Hola —murmuró, con la lengua algo pegajosa y aún luchando por dejar atrás el sopor. 

Lo escuchó hablar. Hablaba mucho. Demasiado para lo que ella quería oírle en aquel momento. En realidad sólo quería volver a tumbarse y cerrar los ojos y si no fuese por ese último sueño desagradable tal vez habría hecho algo activo por regresar a ese estado. Ahogó un bostezo tras la palma de la mano y reunió fuerzas para hablar otra vez. 

—Comida china está bien —dijo. En realidad nunca le había hecho muchos ascos a nada de comer y no tenía mucha idea de cocinar, así que la mayor parte de su dieta consistía en comida china y tailandesa—. Perdona, creo que estoy todavía un poco dormida. Te cogí una camiseta, no te molesta, ¿verdad?

Lo miró entonces, aún con las pupilas contraídas. Estaba nervioso. Seguro era por lo que esperaba de ella, y maldita la gracia que le hacía aquella noche enrollarse con aquel pavo, pero lo entendía como el pago necesario porque la tuviese escondida. Así que hizo un esfuerzo y le sonrió, para ponerlo más nervioso. Cuanto más nervioso estuviese, más tendría ella el control. Trucos de stripper. 

Tío, no sabes cómo te agradezco que cuides de mí —le dijo entonces, mientras se ponía de pie para acercarse despacio hasta él, con sonrisa de gato ronroneante. Allí, ladeó un poquito la cabeza y entornó los ojos—. Tengo una suerte de la hostia. Pero aún no me has dicho cómo te llamas. 

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09/09/2018, 02:37
Enfermero

El enfermero respondió al somnoliento saludo de Cosette con una sonrisa. Aguardó con cierta inquietud mientras ella bostezaba y apartó la mirada, como si quisiera darle algo de intimidad o, quizá, no parecer ansioso. En cualquier caso, en cuando ella aceptó lo de la comida china él empezó a sacar distintos paquetes de cartón de las bolsas, dejándolos sobre la mesa. Estaba a punto de responder al asunto de la camiseta cuando ella cambió su actitud y él volvió a colocarse el pelo, nervioso.

—Eh... —enunció mientras bajaba la mirada, como si de repente se sintiera un poco avergonzado—. Ronald. Me llamo Ronald, Ronald Henderson.  Tú... Eres Cosette, ¿no?—preguntó, aunque estaba claro que conocía el nombre de la chica dada la situación en que se habían conocido—. Es un nombre chulo. Nunca había conocido a nadie que se llamase así.

Durante esas últimas palabras el chico se llevó una mano a la nuca. En el hospital parecía deseoso de llegar a aquel momento, y aún ahora tenía un fondo de haber estado pensando en aquello gran parte del día... Pero parecía como si ahora, viéndose en situación, no estuviera muy seguro de cómo proceder.

—Bueno, por lo de la camiseta no te preocupes, que tengo muchas más. Es lo de menos, supongo. Puedo... Puedo traerte mañana algo de ropa de tu talla, si quieres.

Hablaba mirando a Cosette sólo a medias y como si no supiera muy bien dónde colocar las manos... O si ponerlas o no sobre ella. Finalmente acabó haciendo un gesto apresurado y haciendo ademán de ir a la cocina.

—Tú siéntate, yo me encargo de todo —sugirió—. Platos, cubiertos... ¿Qué quieres beber? No te lo dicho, pero mientras estés aquí coge lo que quieras, ¿vale?

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09/09/2018, 03:33
Cosette Mercier

Y ahí estaban: los nervios que Cosette deseaba. Su sonrisa se amplió un poquito más, traviesa, seductora, y asintió despacio. 

Ronald... ¿Te puedo llamar Ron? ¿O Ronnie? —preguntó, alzando una mano para descolocarle el mechón de pelo que él no paraba de poner en su lugar. 

Escuchó toda su cháchara insulsa, seguramente hablaba sólo porque no sabría qué hacer si se quedaba callado. Y entonces la muchacha se planteó que tal vez el tipo no había vuelto a estar con nadie desde su divorcio o lo que fuese. Eso explicaría toda esa inquietud. La curva de sus labios se ladeó cuando habló de nuevo. 

—El nombre me lo pusieron en el orfanato. Es no sé qué de un libro francés, creo. No lo sé seguro, ¿eh?

Dejó que su mano volviese a bajar rozando como con descuido el hombro y el brazo del enfermero y entonces dio un pequeño paso hacia atrás, dejándole algo de espacio. La danza de provocación y seducción también necesitaba sus silencios. 

—Birra está guay—respondió, dedicándole una última mirada intensa antes de aceptar su oferta y regresar al sofá. Si iba a tener que pagar por su estadía en ese piso, al menos podía dejar que se encargase él de todo. 

Subió las piernas y las cruzó a lo indio. Sus manos se fueron por instinto a su pelo, asegurándose de que las malditas orejas estaban bien tapadas, y luego se apoyó en el respaldo, llevando los ojos hacia el techo. 

—Antes me comí unas salchichas que tenías en un tupper. Lo siento, estaba famélica —dijo, esbozando una mueca de circunstancias—. Tu piso mola la hostia. ¿Y hace mucho que vives aquí? 

- Tiradas (1)
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14/09/2018, 00:49
Enfermero

El chico escuchó hablar a Cosette aún inquieto, asintiendo a su primera pregunta y encogiéndose de hombros ante la segunda. Curiosamente allí, en la intimidad de su hogar, parecía mucho menos seguro y lanzado que en el hospital. Los ojos de él fueron hacia el punto en que la chica le había tocado cuando esta le dio espacio, y en cuanto ella aceptó beber cerveza se dirigió directamente hacia la cocina, como si con esas palabras la chica le hubiera dado permiso.

Mientras hablaba mirando al techo, Cosette pudo oír cómo él trasteaba en la cocina. Abrió la nevera y acto seguido se escuchó el tintineo del cristal contra el cristal. Sin embargo, tras cerrarla volvió a abrirla y volvió con un par de latas de refresco además de los platos y todo lo demás.

—Has hecho bien en comértelas —le dijo antes de hacer un gesto con las bebidas—. Creo que no deberías beber alcohol al menos en un par de días, lo siento —comentó—. Si te sirve de algo yo me abstengo en plan solidario.

Después de decir eso el chico acercó con naturalidad una butaca para sentarse en el otro lado de la mesa baja. Luego empezó a abrir los paquetes de comida.

—Sírvete lo que quieras —propuso echándose hacia adelante y apoyando los codos en las rodillas. Miró entonces alrededor, evaluando su propio piso—. No está mal, supongo. Antes tenía una casa en las afueras con patio, perro y todo eso, pero el mes que viene hará tres años que estoy aquí.— Había en sus palabras un deje que aunque no llegaba a ser cortante sí daba la impresión de rodear un tema en el que no entraba del todo. Parecía como si se hubiera acostumbrado a no hablar de ello, fuese lo que fuese.

—¿Y tú, a qué te dedicas? —preguntó—. ¿Vives por aquí cerca?

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18/09/2018, 14:29
Cosette Mercier

La muchacha frunció un poco los labios como protesta por el cambio de bebida que le había hecho el enfermero, pero no se molestó en discutir. Aceptó la lata y le dio un buen sorbo antes de dejarla sobre la mesa. Después lo miró mientras él iba abriendo los recipientes de comida.

Tres años. Ya hacía tiempo suficiente como para que hubiera estado con todas las mujeres que hubiese querido. Sin embargo, se portaba como un adolescente antes de tocar su primer pecho. Tampoco es que la adolescencia de ella hubiera sido muy normal y ojalá en el orfanato hubieran sido todos tan tímidos como aquel hombre hecho y derecho. Pero Cosette había aprendido muchas cosas en el club, a gestionar el deseo ajeno, a provocar sin correr peligro y, sobre todo, había aprendido que por muy insegura que se sintiese, si fingía tener el control la mayoría de los hombres daban un paso atrás. Estiró la mano para coger un rollito de primavera y se lo empezó a comer directamente con los dedos. 

-Soy bailarina -respondió, con media sonrisa. Eso decían siempre las chicas del club, sonaba mejor que explicar que te quitabas la ropa sobre una tarima delante de tíos salidos-. Y vivo a tomar por culo de aquí. -Se rió-. Luego si pones música puedo bailar para ti. 

Tras dejar caer la oferta con la que esperaba pagar la cena y la estancia, hizo una pausa y se relamió los labios. 

-¿Viudo o divorciado? -le preguntó entonces, soltándolo así de sopetón con la intención de descolocarle lo suficiente para que terminase de perder el poco control que le quedaba. Lo prefería tímido y nervioso que exigente y controlador, sin duda. 

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25/09/2018, 00:43
Enfermero

Al oír de boca de Cosette el eufemismo de su profesión el tipo alzó ambas cejas, asintiendo como si aquello fuera evidente y tuviera que haber caído en la cuenta antes. Su gesto se cortó un momento poco después, cuando ella se ofreció a bailar, y la señaló con la mano antes de tomar algo de comida.

—Eso sería la caña —enunció ignorando por un momento la pregunta posterior de la chica. Entonces frunció un poco el ceño antes de hacer un gesto con la barbilla—. Se dice así, ¿no? Bueno, pues sería la caña.

Tardó un par de segundos en decir algo más en los que sólo parecía aplazar lo inevitable.

—¿Por eso estás tan delgada? —preguntó un momento más tarde—. Había oído que os controlaban mucho la comida. Si prefieres algo con menos hidratos —Hizo un gesto abarcando la mesa— puedo conseguirte alguna otra cosa.

En ese punto se encogió de hombros, y al volver a su posición anterior todo su pecho pareció desinflarse. Algo en su expresión pareció debilitarse, y esa debilidad pronto se contagió a su sonrisa.

—Viudo —dijo entonces—. Accidente de coche. Pero no te preocupes. Son cosas que pasan.

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25/09/2018, 22:28
Cosette Mercier

Cuando el tipo intentó hacerse el moderno Cosette hizo un gesto algo vago, a medias entre un encogimiento de hombros y un asentimiento. Lo que dijo después le hizo gracia y sus labios se estiraron en una sonrisa divertida, aunque no llegó a explicarle el verdadero motivo por el que estaba tan delgada. Sólo negó con la cabeza a lo de conseguir otra cosa. Iba a decirle algo a eso, pero entonces se dio cuenta de que su rostro cambiaba y se quedó callada, mirándolo con atención. 

Viudo. Tenía sentido, los divorcios no tardan tantos años en superarse, o eso pensaba ella después de un par de años tratando con divorciados, viudos y maridos infieles. Asintió despacio, con cara comprensiva, y luego estiró una mano para ponerla sobre su brazo. 

Vaya putada, Ron —le dijo con voz cálida—. Ya lo siento. Si puedo hacer algo...

Probablemente ahora el tipo estaría dándole vueltas a eso en su cabeza y eso era bueno para Cosette. A lo mejor hasta se libraba de tener que follárselo esa noche si le entraban los remordimientos por su mujer muerta. Esbozó una sonrisa de ánimo y apretó los dedos en su brazo. 

—Nadie me controla la comida —dijo entonces, como si quisiera cambiar de tema para hacérselo más fácil—. Tengo un metabolismo de puta madre, como lo que quiero y no engordo nada. «Y la grasa que me sobra se la lleva el caballo», pensó para sí. 

Y, como si quisiera demostrar sus palabras, se metió en la boca el último pedazo de rollito y le sonrió. 

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27/09/2018, 01:30
Enfermero

En el momento en que Cosette puso una mano sobre el brazo del enfermero este llevó la otra hacia la de ella sin mirarla directamente a los ojos. Emitió un breve suspiro y forzó una sonrisa mientras la escuchaba, y cuando ella se ofreció a hacer algo él se encogió de hombros.

—Son cosas que pasan —repitió como si hubiera usado aquella frase para convencerse de eso mismo en muchas ocasiones.

Después de eso el hombre siguió escuchando a Cosette, y cuando esta terminó él se echó hacia atrás, estirando un poco el brazo para no perder el contacto con ella. Con ese movimiento puso en contacto las manos de ambos y jugueteó un poco con sus dedos. 

—Qué suerte tienes, de verdad —le dijo—. Otros tenemos que cuidar lo que comemos y matarnos en el gimnasio. —La atención del tipo, sin embargo, parecía estar más en el contacto de la piel contra la piel de los dos. Parecía un poco más nervioso, pero también como si tuviera más claro qué quería.

El resto de la cena transcurrió con relativa normalidad. El tal Ronald no era alguien excesivamente aburrido, aunque tampoco parecía el alma de la fiesta. Quizá en otro momento de su vida sí había sido mucho más divertido, pero debía estar sumido en una espiral de tristeza constante. Para él Cosette parecía toda una novedad y al mismo tiempo una aventura. Confesó no estar acostumbrado a ocultar cosas a la policía, y le explicó a ella que sólo la había ayudado poniéndose en riesgo porque le había sido imposible no querer echarle una mano al verla así en el hospital.

Una vez la cena concluyó el hombre no tardó en recoger los restos de los envases y en llegar todo a la mesa. A la vuelta puso ambas manos sobre el sillón en el que había estado sentado.

—Bueno, ¿qué tipo de música necesitas para lo del baile?

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27/09/2018, 20:22
Cosette Mercier

A Cosette todos esos rollos pastelosos de darse la mano y hacerse carantoñas le resultaban totalmente ajenos. Nunca había tenido un novio con el que ir al cine a hacer manitas o compartir un helado antes de ir a patinar. Lo más parecido que había conocido era a Jack y con él los únicos gestos cariñosos eran los de después del sexo. El resto del tiempo eran colegas con derechos, pero no novios. 

Aún así no hizo nada por apartar la mano cuando el tipo se la quedó y empezó a acariciar sus dedos. Era bueno que hiciese vínculo con ella, ¿no? Así le daría más palo chivarse a la poli si la cosa se complicaba. 

Siguió comiendo con menos ansia que cuando había devorado unas horas atrás, pero con hambre. Y le dejó hablar. El tío era un rollo, se le notaba obsesionado con su mujer a saco aunque intentase disimularlo, pero al menos se podía hablar con él. Ella no le contó nada de su vida, pero le agradeció varias veces que la hubiese encubierto y le juró y perjuró que no había hecho nada malo y que la poli lo sabía, que sólo la querían como cabeza de turco. 

Cuando llegó el momento de quitar la mesa, no se opuso a que él se encargase, pero cuando regresó con aquella pregunta, deslizó una sonrisa traviesa en los labios y se desperezó como un gato, estirando los brazos por encima de la cabeza. 

—Cualquier cosa. Algo lento, o electrónico. No sé, menos clásico lo que quieras. —Y es que si había aprendido algo en el club eso era que en cuanto empezaba a contonearse a nadie le importaba la mierda de música que sonase. 

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05/11/2018, 01:38
Enfermero

En los momentos en que la conversación había girado sobre Cosette y por qué la policía la buscaba ella había podido notar que el tipo no terminaba de creer su historia de la cabeza de turco. Sí parecía creer que era inocente, pero desde luego no debía pensar que la policía tuviese esa seguridad.

Un rato más tarde, cuando tras quitar la mesa ella le respondió de aquel modo él volvió a parecer ligeramente nervioso. Se le notaba sobre todo cada vez que ella tomaba las riendas de una forma o de otra, y en ese caso había bastado con su sonrisa para que él volviera a estar inquieto.

El tipo asintió a las palabras de ella y apartó un poco la mesa, dándole así algo de espacio para bailar. El salón no era enorme, pero sin duda él debía pensar en que ella era otro tipo de bailarina al hacerle tanto sitio. Se dirigió entonces a un altavoz, conectó a él el móvil y se giró, como esperando la aprobación de ella. Así fue como empezó a sonar una canción de Muse, Knights Of Cydonia.

Si había alguna duda sobre que el enfermero no había entendido qué era lo que Cosette solía bailar esta quedó despejada en ese momento, cuando él se quedó de pie cruzado de brazos para verla. Aquella era una postura que nunca, ni uno solo de sus clientes, había adoptado. Sus cuerpos habrían dicho que estaban cerrados a ella, cuando precisamente acudían al club a todo lo contrario... Y en el caso de Ron, a juzgar por su actitud y su mirada, estaba claro que tampoco era así.

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07/11/2018, 19:04
Cosette Mercier

A Cosette le hizo gracia ver al tipo apartando la mesa, pero mientras él se acercaba a los altavoces, ella tanteó el mueble para comprobar si era lo suficientemente firme como para aguantar su peso. Y, de ser así, le haría señas para que la dejase de nuevo donde estaba. Luego, cuando el pobre se quedó de pie, a la chica le costó aguantar la risa. Parecía un crío siendo todo un señor y estaba claro que no tenía ni idea de a qué se dedicaba ella. 

Se acercó a él, ya con el ritmo metido en las caderas, en un andar sinuoso y lo tomó de la mano para llevarlo al sofá. Empujó suavemente su pecho para invitarlo a sentarse y entonces sí, se subió a la mesa. Podía bailar sin tarima, claro, pero no era lo mismo y no necesitaba más sitio que ese, al menos para empezar. 

Contó hasta cuatro en su mente y empezó a moverse, meciéndose con la melodía que Ron había escogido. Con las muñecas vendadas no se iba a poder lucir demasiado, pero sí lo suficiente. Y así, empezó a jugar con el nudo que ataba la camiseta que le había cogido prestada. No iba a quitarse la ropa todavía, por el momento le parecía suficiente con el baile. Sus ojos no se apartaban de los de él, intensos y con esa mirada seductora que tenía más que ensayada. Quería ver cómo iba reaccionando él, alimentar su fuego con sus contoneos.

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08/11/2018, 04:37
Enfermero

A pesar de ser baja —o quizá precisamente por eso—, la mesa parecía lo suficientemente sólida para aguantar el peso de Cosette. Ante sus indicaciones el enfermero la devolvió a su lugar, visiblemente confundido, y cuando la vio acercarse a él de ese modo dibujó una especie de sonrisa que dejaba claro que no entendía qué estaba pasando.

Una vez que Cosette lo llevó al sofá y eliminó de forma aún más directa el contacto entre ellos al poner una mano en su pecho los ojos del enfermero parecieron brillar. Siguió el movimiento de ella, sentándose, y cuando ella se empezó a mover jugando con aquel nudo él se echó hacia adelante. Con los codos apoyados en las rodillas la observaba, anonadado, mientras su expresión iba pasando de la confusión al asombro, y del asombro al disfrute. Por la forma que tenía de mirarla parecía que le hubiera tocado la lotería... Y desde luego tenía toda la pinta de estar haciéndose sus expectativas. Sus manos se mantenían quietas, una contra la otra, aunque conforme avanzaba la canción empezaba a frotarlas levemente. En sus gestos y en su pantalón Cosette podía sentir las ganas de acariciarla creciendo, de ver más, de ir más allá.

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15/11/2018, 03:48
Cosette Mercier

Cosette se movía por inercia, con gestos y miradas aprendidos. La canción que el tipo había escogido no estaba mal, eso era cierto, incluso estaba disfrutando un poco. Pero la perspectiva de lo que vendría después no le apetecía demasiado. Siempre se había negado a hacer ciertas cosas sólo por dinero. En el club había muchas chicas que sí que se sacaban un sobresueldo aprovechando el estado en que dejaban las braguetas tras sus pases, pero hasta el momento ella se había mantenido bien con las propinas que ganaba encima de la tarima y con algún baile privado cuando necesitaba más pasta para algún chute extra. 

Era verdad también que se había acostado con Jack muchas veces cuando se había acoplado en su casa y que muchas de ellas lo había hecho más por un sentimiento de deuda que por deseo... pero lo de esa noche iba a ser un paso más en una dirección que no le molaba demasiado. Estaba dispuesta, claro, al fin y al cabo necesitaba con urgencia un lugar donde pasar esa noche y tal vez la siguiente, pero inconscientemente iba a tratar de atrasar ese momento todo lo que pudiera sin ser descortés. 

Así que se recreó en el movimiento mucho más de lo que lo haría en el club donde tenía una canción para desnudarse entera. Y para cuando la música se detuvo tan sólo se había desembarazado de la camiseta del tipo, dejándola caer en el suelo, cerca de la pata de la mesa. 

Le dedicó una sonrisa que sabía que resultaba traviesa y seductora. Ya le había visto intimidarse porque ella tomase algo de iniciativa, así que si podía mantenerlo bajo control sería mejor para ella. Así al menos podría marcar los tiempos y cuanto más cachondo lo pusiera menos aguantaría después. Se acuclilló aún sobre la mesa, para poder mirarlo más de frente y le hizo un gesto desde esa postura. 

—¿Has tenido suficiente ya, Ron? —le preguntó con un tono cálido y vibrante—. Puedo seguir un poco más...

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21/11/2018, 03:16
Enfermero

Cuando Cosette miró al hombre con aquella sonrisa los ojos de él estaban abiertos como platos y bien brillantes. Sus labios estaban muy húmedos de tanto pasarse la lengua por ellos y su erección había crecido aún más. Ya no se frotaba las manos, en lugar de eso se sujetaba sus propias muñecas, aunque de mirar atentamente ella vería que se movían levemente sobre su propia piel. Estaba sorprendido, fascinado y sobre todo excitado.

Al acuclillarse la chica sobre la mesa las pupilas de él pasaron de su cuerpo a sus ojos. Cosette pudo ver cómo se humedecía los labios otra vez y tragaba saliva, ligeramente incómodo.

—Yo... —empezó con la voz grave. Se echó hacia adelante para acercarse a ella, pero fue evidente que no supo muy bien ni qué hacer—. Sí, sigue, por favor... —le pidió, volviendo a llevar sus ojos hacia los pechos de ella, hacia su pálida piel... Y finalmente hacia la ropa que le quedaba—. Sólo si quieres.

Con esas últimas palabras el hombre se echó otro poco hacia adelante, y en un movimiento que parecía sólo a medias consciente acercó una de sus manos hacia el bulto de su pantalón. No empezó a manosearse, ni mucho menos... Pero ahí estaba su mano, tocando directamente su sexo a través de la tela de su pantalón.