Partida Rol por web

La destrucción ante Rere, es absoluta.

Ni cuando bajó a los escombros encontró el cadáver de aquellos inquisidores.

De hecho, no quedaba nada del camino. Todo había caído por aquel enorme boquete que había dejado la explosión. Allí no quedaba nada.

Nada salvo una sombra enorme que le sobrevoló por encima. Una sombra con alas de murciélago.

Por un momento Rere pensó en que se trataba de los Picohuesos, pero cuando se giró hacia arriba, vio que aquello no tenía la forma monstruosa de aquellas criaturas. De hecho ¿No tenía un cuerpo muy pequeño?. La verdad, es que recortada en el cielo, apenas la veía bien, aunque aquella forma desde lejos....le recordaba a algo importante. A...¿alguien?

Lo que si supo es que se dirigía hacia la montaña. A uno de sus ojos, pasando de largo suyo como si no lo hubiera visto.

Por lo demás, Rere se encontraba completamente solo. La misión continuaba, y las risas de Pata de Cuervo ya no se escuchaban. ¿habría pensado que la explosión los habría matado a todos ellos? ¿aquello podría ser una oportunidad? ¿seguirían los demás con vida? ¿qué debería hacer?

El joven se ajusto la tela que cubria su nariz y boca manchada por la arena y polvo. Levantandosé del suelo, puso su mano en la herida en la cabeza que le sangraba por los fragmentos. Tosiendo cojeo acercandose al boquete. "Ahí va mi unica arma para matar a Mandra ¡Joder! " Pensó mientras se llevaba las manos a la cabeza. Su garganta estaba seca y la espada se apagaba mientras perdía el Flujo de Aura. 

Cuando vio la figura alada ReRe trago saliva y reviso un par de veces, intentando afilar la vista. - Me las vais a pagar cabrones... - Gruño sancando su poca fuerza para escupir las palabras. Andando dificilmente a la espada clavada en el suelo la levanta, lanzandola a la parte alta de un arbol. Usando sus poderes se transporta a la espada, saliendo de ella posandose en una rama, pasando entre los arboles dirección al monstruo alado.

Saltando de reflejo en reflejo, por un momento Rere siente un dolor en el costado. Parece que la explosión si que le hizo daño, aunque ahora no es el momento de preocuparse por ello, porque cada vez tiene más cerca a su objetivo, y empieza a intentar reconocerla, mientras sobrevuela aquellos bosques que le han visto crecer. Aquella isla donde pertenece.

Se da cuenta de que, acercándose al ojo de la montaña, ve movimiento dentro de este. Por suerte se mantiene lo suficientemente lejos para que no noten su presencia, apenas una sombra teletransportandose de un sitio a otro. Aún así, está suficientemente cerca para verlo. Cuando la criatura aterriza, sus alas de repente se reducen en un instante, revelando la figura que estaban ocultando. Rere juraba no haber visto nunca que esa persona fuera capaz de tal proeza: hacer más grandes o más pequeñas sus alas, pero e ahí: Margot Rass, una de las tripulantes de Mandar. Puede ver cómo está una vez que a aterrizado, se dirige a dos grandes zombies con armadura, diciéndoles algo que Rere no es capaz de escuchar, para entrar de nuevo en la montaña, en aquel ojo al que Rere se está acercando cada vez más. ¿Como entrará Rere ahí dentro?¿O acaso la seguirá?

ReRe se presiono el costado por instinto de la molestia por el daño colateral. Envainando la espada intenta pegar la oreja para escuchar lo que dice Margot. "¿Como cojones voy a atravesar lo que queda de isla solo?... Mierda ahora mismo es imposible que pase a través de esos dos." - Pensó mientras se mordía el dedo índice. "He perdido la espada de Sacrometal, seguramente los únicos que podía usar como carnaza están muertos y encima esto...ughh" El ataque explosivo del Pajarido le había descolocado en todo sentido. ¿Cómo nunca se le ocurrió que ellos mismos podrían detonar las bombas?.

Mientras estaba encerrado en su prisión de culpabilidad, se tapo los ojos con molestia por un reflejo de luz. Un reflejo que rapidamente identifico provenía de las armaduras de los guardias. Sonrió. Era dificil y arriesgado, pero era arriesgarse, matar o morir. Y no pensaba pelear esta guerra sin hacerlo en ese orden. 

Con una rapidez abismal, Rere pudo llegar sin problemas a la armadura de uno de aquellos enormes caballeros de capas rojas sin que estos se dieran cuenta de nada, justo cuando Margot aterrizaba.

Ahora que podía mirar a su alrededor, Rere vió que se encontraban en una terraza de piedra blanca, conectando directamente con la calavera, conectando directamente con un pasillo que parecía conectar con los ojos de la calavera. Cuando Rere miró a Margot, vio que lo que habían sido unas alas exageradamente grandes redujo rapidamente su tamaño ¿tendría algo que ver con un poder de elixir?

- Bueno ¿que ha sido del problema de los intrusos?- Dijo la furida murcielago, mientras se sacaba un espejo del bolsillo y un peine, comenzando a arreglarse el pelo, suspirando.

-Han sido eliminados. Pata de Cuervo ha empezado la búsqueda de los cuerpos para enviarselos a Mandra.

Dijo el zombie de la izquierda

-Ni se os ocurra bajar la guardia- Dijo Margot, manteniendo su cuidado capilar mientras los caballeros la acompañaban. Ella, golpeando con los tacones en el suelo, y ellos haciendo retumbar el suelo con sus pesadas armadura.- Ya nos pusimos a celebrar que acabamos con Magnífico, y al final ni rastro de su cuerpo. Ni mi querida Pretty ha podido encontrar nada de él. Apuesto a que tiene algo que ver con la revuelta de prisioneros. Ese maldito... Solo me da dolores de cabeza.

-...¿Pretty?

Dijo el zombie de la derecha, mientras seguían caminando por el pasillo.

-No es de tu incumbencia. Tu solo dedícate a decirle al viejo senil de Pata de Cuervo que no se confíe. Y ahora vamos rapidito. Quiero asegurarme que el Intercambio sale como debería. Mandra nos dará a todos un buen dolor de cabeza como algo salga mal.

Al final, llegaron a una pared que comunicaba directamente con lo que parecía...Una puerta, aunque algo extraña, con números encima de esta. Margot dió a un botón al lado de la puerta, para despues esperar. Tras un rato, la puerta se abrió a un cubiculo también de madera, el cual tenía también una serie de botones en una de sus paredes.

-Vale, si tengo entendido ahí abajo debería estar Pogo, así que creo que...podeis retiraros. Aseguraos de que el viejo sigue buscando.

-A sus ordenes, señora.

Dijeron ambos, mientras la chica murcielago entraba dentro de la cabina.

- ¿Magnifíco? ¿Revuelta? Todo esto es muy raro....quizás pueda enterarme de más. 

 ReRe se encontraba enganchado al techo de la pared, metiendo sus entumecidos dedos en cada grieta posible mientras dejaba fluir su respiración para evitar caer sobre los Zombies.

Lento, empezó a reptar en busca de algún sitio que le pudiese llevar a ese tal Mágnifico, la prisión, un despacho de un comandante, unos archivos, lo que sea.

Una vez que Rere dejó a aquellos tres atras, viendo como las puertas se cerraban automáticamente en aquel cubículo al que había accedido Margot, lo cierto es que Rere...no encontró nada. Por más que iba mirando de un sitio a otro de aquellas instalaciones, lo único que vió fueron zombies yendo de un sitio a otro. Y Rere cada vez que iba más arriba de aquellos túneles parecía que no encontraba nada más. 

Era como si aquel sitio hacía tiempo que ya hubiera sido...evacuado. Rere se encontraba habitaciones vacías que no contenían nada. De hecho, las únicas que encontraba con algo no habían sido usado para oficinas y guardar documentos. 

Aquel sitio solo había servido como mina. Encontraba picos, carretas, y montones de piedras. Pero nada que pudiera ser información, y ni siquiera sabía que es lo que habían estado buscando ahí dentro. Además, los pocos zombies que encontraban parecía descender a las profundidades de la montaña. Igual si les seguía...

-.......MMMMmmmmm.....

Rere sintió de repente un murmullo por toda su columna con una fuerza arrolladora. Sintió como algo vibraba en su interior. No su cuerpo, no su sangre...sino su propia alma. Solo fue un momento, y después de eso todo quedó en calma a su alrededor, como si no hubiera sucedido nada.

Encorvado y agazapándose entre las pocas sombras que encontraba en cada estancia. Un escalofrío recorrió su columna vertebral como una descarga eléctrica. 

ReRe aún se encontraba algo herido por la pelea y las explosiones, un enfrentamiento directo con Margott y cualquiera que le acompañe era demasiado peligroso, incluso más estando solo. Por lo que empezó a moverse buscando otra vez esa sensación

Y así Rere fue adentrándose en la montaña, a través de distintos caminos desde los que iba surgiendo esa energía, cada vez más cercana. Se iba dando cuenta de que, a sus alrededor, las estructuras, puertas y habitaciones parecían no solo mostrar que aquel sitió había sido creado como base, sino que todo parecía...más antiguo.

Se encontraba a su alrededor tuberías saliendo de las paredes de roca, pero con aspecto de ser mucho más antiguas de lo que deberían, con herrumbre surgiendo de su superficie, cubriéndola por completo. Todo el complejo dejaba de parecer una cueva excavada para, poco a poco, parecer una fábrica abandonada, cosa que Rere probablemente no hubiera visto en su vida, chocándole que un sitio como aquel pudiera tener aquel aspecto tan artificial. Que todos aquellos caminos, pasillos y tuberías pudieran haber sido creados por el hombre. El lugar ahí en la profundidad estaba cada vez menos iluminado, dándole a todo aquel complejo un aspecto mucho más tenebroso, apenas siendo iluminado por algunas lamparas propias de Lantern Village que Rere se encontraba colgadas de las paredes de vez en cuando, emitiendo aquellas luces de colores que Rere debería recibir con familiaridad, pero que allí dentro parecían antinaturales. Y más por aquella energía que Rere sentía en su corazón, como si aquella energía le estuviera oprimiendo el corazón

Finalmente, llegó a un espacio....mucho más amplio. Una pasarela de metal que surgía de la puerta que Rere acababa de abrir se internaba en un vacío interminable, tanto hacia arriba, hacia delante, como hacia los lados. Un vacío de negrura infinita que se extendía hacia el infinito. Aquel camino parecía seguro, pero aquello no achacaba la sensación de vértigo que sintió Rere. Un espacio opresivo, que recordaba los infinito vacíos del espacio exterior, la morada terrible de los horrores que se encontrarían en el espacio, esperando, pacientes, más antiguos que la muerte, balbuceantes y malignos, que esperaban a...

-PAWAH

Un elefante barritó en medio de la pasarela. Parecía tumbado, completamente tranquilo, sin preocuparse en exceso de estar en un sitio como ese, con la pasarela no pareciendo en tener problemas en aguantar su peso. Aunque lo más raro de todo no era el elefante, ni que tuviera un tamaño ligeramente menor al de un elefante norma. Lo raro de verdad es que parecía hecho de fresa

ReRe caminaba encorvado por los fríos pasillos de piedra cada vez más desgastada. Como costumbre mientras caminaba tenía su espada extendida, haciendo que la punta rozase con la roca provocando chispas y un molesto chirrido. 

Encontrándose cada vez con más elementos industriales iba mirando como las tuberías reptaban entre algunas construcciones simples y otras maquinas. Siguiendo un camino que parecía llevarle más profundo a la fábrica empezó a escalas una gruesa tubería enganchándose entre los salientes del tubo. Con una mano se agarró a la oxidada barandilla del puente metálico cubierto de oscuridad. 

El chico avanzó lentamente mientras daba giros con su muñeca haciendo girar su espada cuando se encontró con el animal-fruta. Nervioso y confuso, quedo quieto planteándose si seria peligroso, si esta realmente vivo o es solo un peluche, quizás es comida...

"No, tengo que avanzar y salir de aquí, quizás encontrar a los esclavos esos." Pensó preparándose para pasar por encima de la bestia con un salto.

Justo cuando Rere se acercaba al elefante este giró la cabeza hacia él, cercionándose de su presencia ¿quizás le hubiera olido?. Con un rapidez que el chico no esperaba a causa del enorme tamaño de la criatura, esta se levantó, escuchándose sus patas impactar sobre la reja de metal, mientras con un rugido y las orejas echadas hacia adelante, se quedó mirando fijamente a Rere. No estaba atacando, pero la enorme criatura estaba ahí, de pie, en medio de la pasarela, sosteniendo aquel rugido que reverberaba sobre el metal  y el propio Rere, mientras mantenía su atención en el chico en una posición agresiva.

ReRe se quedo paralizado viendo a la enorme mole de fructosa inclinarse amenazante ante el. El chico se agazapo un poco y coloco los brazos extendidos en señal de confianza, como veía de niño a su padre hacer cuando aparecia una tembile ardilla común. Intentando ver si conseguia que el elefante monstruoso le dejase de ver como una amenaza.