Partida Rol por web

Íntimo, bonito eufemismo. Parecía mentira que ahí pudieran caber seis personas, aunque seguramente habrían alojado más alguna vez. La cara de Lilith al ver el catre era un poema. Una chica que apenas puede hablar en voz alta durmiendo con 5 desconocidos en semejante antro... 

- Pensad que esto sólo dura una semana- Intentó animar Jumai a sus compañeros

Para Jumai no suponía mucho problema, pues como parte del voto de austeridad de los monjes las camas de los templos solían ser duras e incómodas, pero por lo menos había espacio y un poco de intimidad. Tras dejar el poco equipaje que llevaba, se dirigió a la cubierta:

-Vamos a ver que nos prepara el señor capitán. Espero que tenga en cuenta que no todos somos veinteañeros capaces de cargar con cajas de plomo por el barco.

-Fiuuuu- silbé al ver el camarote- bastante....acogedor- dije a fin de no encontrar ninguna otra palabra.

Observé el cuarto y escuché a mis compañeros.

-Para esas tareas tenemos a nuestro rudo caballero- dije apuntando a Yusuke con el pulgar - esta acostumbrado a cargar con armadura y escudo pesados, seguramente no le será un gran problema- en cuanto a mi, puedo limpiar la cubierta o algo así- le dije a Jimmy.

Una vez Urumi eligió su litera hice lo mismo eligiendo una de la misma fila que las de ella, seguramente Lilith elegía estar cerca de la otra mujer del grupo para dormir, había que pensar rápido para dormir más cómodo, en el medio del mar y en un cuarto de 6 personas, prefería tener cerca el aroma de dos bellas mujeres que el de algún otro guerrero.

- ¿Toneladas? Pues... No sé... Muchas supongo... Bien, si habéis dejado lo que no necesitáis... ¡Sigamos!

Y tras esto os conduce a la cubierta.

- Bien... Pues...

Mientras dice esto, observáis como dos marineros retiran la plataforma que conducía al puerto, desamarran el barco y este empieza a moverse.

- ¡Ya estamos en camino! - Grita de felicidad el chico.

Lentamente, observáis como Bevelle se empieza a quedar atrás. El templo, los monjes, las miradas indiscretas, el rechazo... Todo eso empieza a carecer de importancia.

- ¡Bien! Por el momento solo hay una cosa que hacer. - Y os pone delante de vosotros un par de cubos de agua con un cepillo para cada uno. - ¡Limpiar la cubierta! Los chocobos serán para más adelante... 

Tomo los objetos y miro  la cubierta mientras evalúo que parte necesita mas limpieza para empezar por alli, personalmente, pensaba que era mejor empezar por aquellas zonas mas sucias ya que las mas limpias requeririan menos trabajo, cuando lo encuentro me pongo a trabajar sin reschistar

Al llegar al camarote "intimo" pongo una mueca rara, como si no aprobase lo que estoy viendo, pero al dar el invocador el visto bueno, me encojo de hombros y dejo mis escasas pertenencias apoyadas contra una pared. Luego comentan lo de llevar cajas y no desmiento el que no me supondria ningun problema, aunque compararme con una mula de carga no me hace mucha gracia que digamos. En cuanto dicen lo de ponerse a limpiar, dejo mi armadura para ir mas rapido y empiezo a trabajar, tratando de terminar pronto mi parte para ayudar a los que lo necesiten

-¡Manos a la obra entonces!

Arremangándome la túnica, me pongo a trabajar al instante. Por ahora la vida en el barco es parecida a la del templo: camas malas y trabajo duro. La aventura y el peregrinaje van a hacerse esperar por el momento.

-oh...- Se lamentó Urumi al no poder visitar a los chocobitos en ese momento. -¡No pasa nada! ¡Ya estamos en camino y hay que trabajar!-

Su entusiasmo resultaba contagioso. Asió uno de los cepillos con fuerza y se puso a limpiar con todas sus energías. No se quejó ni una sola vez y Urumi trabajaba duro, ya que más de una vez había colaborado con las tareas diarias del templo de Bevelle, la escuela y algún que otro edificio público. Para ella dedicarse al pueblo iba más allá que erradicar los monstruos que atacaran. Todo su trabajo resultó armonizado por una pegadiza cancioncilla que silbaba de continuo.

La música le ayudaba a que los trabajos tediosos fuesen más amenos y nunca se paró a pensar si podría resultar molesto para alguien más. 

-¡Jumai! Enséñales a estos jovenes lo duro que se trabaja en los templos. Jajajaja...-  Bromeó. La verdad, es que un invocador y sus guardianes convertidos en grumetes de un pequeño barco distaba mucho de la imagen que cualquiera tendría de un grupo así. Sin embargo, ella estaba agradecida por el enorme favor que suponía su transporte y era la única manera en que podía demostrarlo.

-Parecéis todos muy tranquilos. La mayoría de la gente no lleva bien su primer viaje en barco.-

Miro el par de cubos de agua y me quito la capa con la capucha, revelando el cabello rubio, pero antes me había puesto los lentes de sol, por lo cual mis ojos aún permanecían ocultos.

Tomé el cepillo y el balde con agua para luego salir a la cubierta, vi que Khenta se ponía a buscar las partes mas sucias para ponerselas a limpiar mientras los demás iban limpiando las barandas y demás.

Yo busqué los pasillos y comencé a correr por ellos inclinado hacía delante, con el cepillo agarrado con las dos manos para ir limpiando en franjas rectas, aunque quizás el hacerlo con tanto entusiasmo iba a hacer que me cansara más fácil, pero la tonada que silbaba Urumi era pegadiza y comencé a seguirla mientras fregaba alguna parte que no hubiese quedado del todo limpia.

Mientras estáis haciendo las tareas, veis como Dynamo se quita la capucha y deja libres una dorada melena... 

Mientras estáis haciendo las tareas que os ha asignado el pequeño marinero, os dais cuenta que no sois los únicos en la cubierta. 

Hay cinco marineros. Cuatro de ellos están prestando atención a las velas, mientras que el quinto está en la proa del barco, observando el mar.

Y hay una sexta persona, el cual parece un viajero más... Se trata de un joven de unos 17 años, de pelo rojo y varios pendientes. Va vestido de negro y rojo, con varias tiras de tela colgando. Está sentado sobre la barandilla y parece que os está mirando con cierta curiosidad. 

Observas que el extraño pelirrojo tiene varias matrices recorriendole el cuerpo.

Sus matrices tienen formas rectas y estilizadas, como si imitaran el movimiento del viento. Ves como tiene una dando vueltas en sus tobillos, mientras que tiene otra recorriéndole todo el cuerpo. 

Entre madera, agua y espuma... Bevelle parece que se ríe de vosotros mientras se aleja en el horizonte.

¿Qué ha pasado con la despedida triunfal? ¿Con los aplausos? ¿Y la fama? Esta no era la forma en que te habías imaginado alejándote de la capital... 

Los aplausos han sido cambiados por jabón y las ovaciones por trabajo duro... Todo el mundo te dijo que el trabajo de un invocador/guardián no era algo fácil, sino lleno de esfuerzo, aunque parece que ese esfuerzo ha llegado antes de lo que esperabas...

Aunque no todo es negativo, al menos estáis de camino al primer templo en el transporte más rápido de Spira... Algo bueno tenía que haber... 

Mientras limpias, ves que hay 5 marineros en la cubierta.

4 de ellos están pendientes de las velas mientras que el quinto está en la proa.

Cada vez que uno de mis compañeros entraba en el camarote, con cada expresión, con cada comentario, y ya con el comentario de Jumai, el mundo se me caía encima... ¿Cómo lo haré? Nunca he dormido con tanta gente, y menos con hombres, con el único hombre que he dormido ha sido con mi padre, y yo era una niña, estoy muerta de miedo... Tengo que decirles que no puedo dormir con ellos, pero es lo que me toca, además no hay más espacio, la nave es pequeña. Pobre de mí, nunca pensé que llegara a ser tan duro.

A través de la comunicación mental hablo con Khenta, Dynamo y Urumi:

-"Compañeros, perdonad que os moleste con mis tonterías, pero tengo lo que para mí es un problema. Me da mucha verguenza, tanta que me siento mal en contároslo. El problema es que no puedo dormir con tanta gente, y menos en un sitio tan pequeño, pero mucho menos con hombres. No es una manía, me da pánico. Y no sé qué hacer, os lo digo porqué sois mis compañeros y quizás me podáis ayudar. Gracias, por lo que hace al trabajo no tengo ningún problema, siempre que no me de el sol..."

Mientras hablo con ellos cojo los utensilios y me voy a una parte de la nave que no le de el sol, igualmente me tapo para no achicharrarme, sólo me faltaría que me diera un choc alérgico, entonces sí que sería la rara, y con diferencia.

Una vez he hablado con ellos me pongo manos a la obra, ya es hora de darle un empujón a la nave, almenos intentarlo. Así que usaré telequinesia mayor para que tome más velocidad.

Jumai sonrió en respuesta al comentario de Urumi. La canción que silbaba mientras limpiaba hacía más contagioso aún su entusiasmo. Una joven con tanta energía, optimismo y fuerza de voluntad... Khenta había tenido mucha suerte de que se ofreciera como guardiana suya. Y el resto de tenerla como compañera.

Aunque estaba concentrado en el trabajo, a Jumai le pareció ver de refilón un cabello rubio. Al principio se alarmó, pues era sabido que casi todos los albhed eran rubios y descubrir en alta mar que el invocador iba a compartir embarcación con un infiel no era una sorpresa agradable. Pero en cuanto vió que el pelo pertenecía a Dynamo, se tranquilizó. 

-Vaya susto me ha dado tu pelo, por un momento pensé que había un albhed a bordo- comentó Jumai sonriendo, riéndose de sí mismo -Te habrán confundido alguna vez con uno, ¿no?

Extiendes tus matrices por el barco y te das cuenta que podrías elevarlo. Sin embargo, la velocidad no se incrementa... El tipo de velocidad que tú puedes darle es inferior a la que está alcanzando el barco por su propia cuenta. 

Una travesia sin duda que seria bastante dura, pero el esfuerzo mereceria la pena y por ahora estaban de camino a Besaid que era lo importante, aunque seguramente se habria expandido el rumor de que uno de los invocadores, tan respetados para casi toda la población, estaba fregando los suelos de un barco con tal de pagarse el viaje.

Mientras trabajo observo a la tripulqación que hay , hay practiocamente de todo, aunque hay uno que parece especialmente interesado por nosotros o mas bien siente curiosidad de ver a un grupo de guardianes y su invocador fregar la cubierta, quien sabe...

Cuando finalmente termino de fregar todo me levanto y estiro los agorotados musculos y se lo comunico al hijo del capitan, si no me da mas intrucciones me dedico a situarme en una zona apartada para observar el mar y meditar acerca de mi futuro en soledad...

Cuando la voz de Lilith resonó en la cabeza de Urumi esta dio un pequeño salto. No se podía decir que estuviese acostumbrada a esos asaltos mentales, y aunque no le molestaban, si le resultaban algo extraños. Sin embargo percibió la grave preocupación de la mujer en su "voz" o "pensamiento", como quiera que lo llamara y le dedicó unas breves palabras, lo único que realmente podía hacer.

-No puedo imaginar lo duro que puede resultarte convivir así toda una semana. Pero lo único que puedo prometerte, de mujer a mujer, es que no dejaré que ninguno de los hombres, ni siquiera los propios marineros te causen ningún mal. Te doy mi palabra- Esto último lo dijo con la palma de la mano en el pecho, un gesto para simbolizar más peso a su argumento. Esperaba que ese gesto reconfortara, aunque fuese ínfimamente, a la psíquica.

-------------SALTO TEMPORAL----------------

El calor a causa del sol y del trabajo era intenso y tal vez fuese esa la razón de que Dynamo acabase por descubrir su rostro. Unos rubios cabellos, que relucían dorados bajo los rayos del astro rey llamaron rápidamente la atención de casi todos los tripulantes. Urumi no fue inmutable y se quedó boquiabierta al ver a quién pertenecían (y en parte a causa de la belleza del chico). 

-Cabellos rubios... ojos ocultos... ¿Realmente es posible?-

Recordó sus palabras "como si un albehd se convirtiera en guardián" de hace un tiempo y se rió ante la ironía. Tal vez estuviese equivocada, pero todo apuntaba a que fuese así. En caso de serlo tampoco cambiaría nada, pues el corazón de Urumi estaba demasiado lleno de fé y bondad, de modo que no podía odiar ni siquiera a los albehd. Lo que sentía era lástima y ya que nunca se había relacionado con uno antes, podría ser una oportunidad para comprenderlos y del mismo modo darles a entender lo erroneo de su estilo de vida. Después de todo, si no había nada de malo en un Invocador mestizo, ¿por qué el caso de un guardián albehd sería distinto? De todas formas lo mantendría vigilado, aunque al momento la "sutileza" de Jumai le situó en un compromiso.

El tiempo pasó volando mientras trabajaban y cuando ya llevaban un par de horas, el capitán les permitió un descanso. Hasta entonces no había tenido tiempo de fijarse en el resto de marineros, pero había uno en particular que le llamó la atención. Precisamente porque nada de él parecía propio de un marinero, ni su ropa, ni su constitución, ni su gesto. Urumi entonces se apoyó en la barandilla del barco, junto a él y mirando al horizonte le dijo:

-Desde luego no pareces un marinero. ¿Significa eso que no somos los únicos pasajeros del capitán? Me llamo Urumi, encantada.-

Mientras trabajo escucho ese pensamiento en mi mente, la voz de Lilith nuevamente, la verdad es que me daba un poco de pena esa chica por como era, pero al menos era bueno saber que le gustaba comunicarse de esa forma, era raro e inesperado cada tanto que entrara en su mente, pero si era la única forma que veía de expresarse, estaba bien.

-Bueno Lilith, lo único que se me ocurre es que tomes la litera de arriba de todo y que estes en la misma fila que Urumi, creo que es lo mejor y no te preocupes que nadie te hará nada, somos compañeros después de todo, nos cuidamos la espaldas ahora-

Pero el comentario de Jumai me hizo dudar, y rascándome la nuca al terminar de limpiar reí algo nervioso.

-Si...confundido...-dije buscando usar la gracia para escapar de la situación - pero bueno, son cosas que pasan-en ese momento vi que Urumi se me había adelantado ante el sujeto que había visto- ahora vengo- dije acercándome, una vez que estuve cerca de él lo salude.

-Hola, noté que nos mirabas bastante curioso, también eres un viajero como nosotros? Por que a ti no te hacen trabajar?-