Partida Rol por web

Flor de Azahar

Marina Muñoz Campos

Cargando editor
08/11/2010, 12:02
Director
Cargando pj

Aqui te pongo este hilo para que veamos dudas sobre tu personaje, cosas que quieras cambiar, y las cinco habilidades/rasgos que incluiremos y aunque no tendran una relevancia especial durante la partida, pueden marcar algunas diferencias.

Puedes elegir cinco rasgos/habilidades genericas que definan a tu personaje. Por poner algunos ejemplos:

Cocinar, bucear, investigar, historia, ciencias, observar, arma blanca, arma de fuego, navegar, mecanica, atletismo, seduccion, labia, y cualquiera que se os ocurra.

La idea es mas que usarla, tener unos rasgos que definan un poco mas al personaje.

Cargando editor
01/12/2010, 21:34
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

 La carrera fulgurante de Marina en el mundo periodístico se debía tanto a su capacidad intelectual, como a su don de gentes. Sin embargo, ese don de gentes debidamente pulido por Diego, el que fuera su marido, eclipsó su profesionalidad y su pericia. Pasó a ser una entrevistadora de lujo. Trabajó en Miami, en una cadena bilingüe y de corresponsal cultural en Asia, entrevistando a políticos, escritores y demás gente destacada del momento.

Diego se dedicaba a escribir, a inspirarse. En Miami fue una rica mujer de ascendencia cubana, directora de prensa de un importante político. Le gustaba también promocionar sus libros en lugares muy concretos del mundo, como Moscú o Singapur, dejándose guiar por el exotismo de la presencia femenina.

No obstante, sus infidelidades no le hacían infeliz a Marina. Entendía que Diego había llegado a donde había llegado por apoyarse en este tipo de estrategias. A ellas las usaba, con Marina, con ella, se había casado por amor.

Ellos se enamoraros realmente. Se querían.

Fue en aquella cena donde él presentaba su libro. Al final de la velada, la aburrida societé se dirigió a alguno de los chalets de la Moraleja, o a sus apartamentos al lado del Real, a consumir extrañas sustancias acompañadas de Moët Chandon. Ella que se creía lo bastante inteligente para no sucumbir a la purpurina artificial, estaba completamente deslumbrada. Era la primera vez que cubría un evento de este calibre. Tenía 26 años y un hombre de amplia sonrisa, demasiado blanca y de colonia demasiado cara se tomaba la familiaridad de cogerla por la cintura. El moreno madrileño de sonrisa blanca y descapotable se ofreció a acompañarla hasta el chalet, al que desde luego no podía ir con ese mini, que estaba bien “para una reportera”. Marina sintió que no podía negarse

Entonces Diego se acercó. Diego S. Silva, autor del díscolo Venus in Furs, que acababa de presentar Boeralia, su última novela. Asió con fuerza su brazo y contestó

 

– La señorita se viene conmigo.

-¿Y se puede saber a dónde la vas a llevar tú, Dieguito?

Esa fue la primera vez que vio la mirada afilada de Diego penetrar en el hombre de sonrisa blanca y colonia cara. Una mirada difícil de olvidar, una mezcla entre desprecio y dejadez, que con los años vería hacerse más y más frecuente.

- A jugar en el casino hasta reventar.

 

Después de aquella noche su vestido de cocktail que le había costado la mitad del sueldo del mes, colgó en la lámpara del salón del apartamento de Diego durante dos noches. Estuvieron a punto de despedirla del semanario cultural, pero Diego lo arregló con un par de llamadas y un café con la redactora jefe.

 

Nos queríamos se dice Marina en las noches de insomnio

¿Nos queríamos? Se consuela mientras contempla el cielo flotando en su piscina.

 

Al cabo de un mes la editorial de Diego la llamó. Querían que trabajara como corresponsal, cubriendo eventos culturales destacados. Un trabajo sencillo que sólo requería movilidad y unas grandes capacidades sociales. Además, podía continuar con el periodismo de investigación, colaborando en obras de ensayo, recopilando información sobre los discretos marionetitas de la sociedad nacional e internacional.

En la editorial conoció a Paula, casi veinte años mayor que ella, la secretaria de Diego. Él le dijo que habían sido amantes, pero no le confesó que nunca dejaron de serlo.

No, las infidelidades le daban igual. Le daban igual hasta el plagio.

 

- Marina, por qué no escribes un libro. Tus artículos en ”30 años de Democracia” han tenidomuy buenas críticas, y los editores están interesados en ti. Además ya sabes que las mujeres estáis de moda.

- Hmmm No sé, Diego. Pensaba que de los dos tú eras la parte más ficcional, el experto en imaginar…Además, ahora que estás terminando tu última novela, vendrá la promoción, y a mí me han pedido que cubra todos los premios culturales de este año, desde el Cervantes hasta el Nadal, incluidos el Kyoka o el Goncourt…

- ¡Bah remolona! - Diego sentó a Marina en su regazo, mientras acariciaba su rubio cabello, mojado por el agua- mi libro está casi terminado, de la promoción se ocupa Paula, y tú tienes tiempo de sobra entre avión y cocktail…

Se supone que él tenía que entregar los manuscritos en Noviembre lo más tarde, ya que querían tenerlo todo a punto para la campaña navideña y el Nadal.

Él ya lo tenía “casi a punto”.Claro, eso decía.

Hacía ya unos años que Diego S. se dedicaba más a la profesión de contertulio, jurado en  tribunales literarios, habitual al Círculo, que en realidad a escribir. La editorial se lo consentía ¡Quién podría no confiar en su aplomo a la hora de exponer sus razones, sus excusas para hacer esto y no hacer aquello¡ Esa era una de sus virtudes, Diego siempre conseguía lo que quería sin necesidad de entrar en conflicto. La vida tenía un filtro de colores suaves cuando era Diego quien la contaba.

Sin embargo, en los últimos meses Marina había notado en la editorial cierto desagrado al mencionar el nombre de Diego S. Silva, y cierta reticencia al enumerar sus éxitos de ventas por parte de sus editores.

 

En realidad Diego no era mucho mayor que ella, pero, además de su mayor altura física, su manera de afrontar la vida, de tratar a la gente le hacía parecer casi una década mayor que ella.

Muchas veces Marina se había sentido como una bonita muñeca en el regazo de un experto ilusionista, que la hacía hablar, viajar, adular, sonreír.

Con la escritura Marina descubrió un mundo propio. Un lugar donde Diego sólo podía alcanzarla a través de metáforas, o de personajes cuyos nombres comenzaran por D.

Empezó a escribir en las cafeterías de los aeropuertos en su i-phone, recostada en las butacas del tren. En las servilletas apuntaba palabras que le venían de pronto.

Después de la rígida imagen que había construido de sí misma, Marina, la hermosa y competente periodista, el mundo literario de la crítica y de la imaginación se le antojaba como un escape. Se sentía como una niña, como la chica que había decidido estudiar periodismo porque quería contarle al mundo lo que en el mundo pasaba.

La novela de Marina era semiautobiográfica, y por ella paseaban muchos de los personajes que gracias a su trabajo y a Diego había conocido. Su audaz control de las palabras le sorprendió gratamente, ya que había influyentes personas, fáciles de distinguir mediante detalles muy concretos, pero descritos de tal manera, que era imposible de identificarlos en la trama en sí.

 

Y entonces apareció la idea. Esa idea que es el origen de cómo sería tu vida si ciertas piezas no estuvieran nunca más allí.

Estaba de corresponsal para entrevistar a Banana Yoshimoto en Tokio, cuando en un izakaya conoció a Yordav, un muchacho ruso con mala fortuna. Pensando en Diego acostándose con alguna chiquilla que escribía su trabajo de posgrado sobre su obra, ella se acostó con Yordav. En su inglés chabacano él le dio el origen de la idea.

-You don’t know, easy to do, to enter houses of people. Sstupid people.

Cuando arrastraba la ‘s’ se le veían los dientes de oro.

 

Al cabo de unos meses, un día, Diego despidió a su secretaria Paula. Nadie sabía por qué. Cuando intentaba hablarle sobre ello, él gesticulaba con los brazos abiertos, desviando la mirada, y terminando las débiles excusas con su sempiterna frase favorita " es que, Marina, eso ya no podía ser".

 

Una tarde de Septiembre, mientras nadaba, Paula se presentó en casa.

Marina se alegró. A pesar de todo, siempre había habido una cálida relación entre ellas. A Marina le gustaba su ineficacia escondida en un aura de suficiencia, sus uñas siempre perfectas pintadas de colores oscuros, la apariencia cara  de su ropa, su manera de mirarla mientras Marina nadaba en la piscina y ella tomaba un cocktail con Diego al borde de la piscina. La atención que ponía al escucharla, y la suavidad de los dos besos de despedida, que notaba muy sinceros.

Sí, hubieran sido buenas amigas. Si Diego no hubiera existido. Claro.

Aquella tarde Paula era un manojo de nervios. Lo achaqué a su reciente despido y la situación violenta de venir hasta casa.

- Paula! Qué bien que hayas venido! – agité los brazos desde el agua- Espera que me duche y me cambie. Ya sabes,  toma lo que quieras. Traje un sake muy bueno; está en la cocina.

 

Después de unas preguntas de cortesía y de conversación banal sobre mi último viaje, Paula hizo una larga pausa. Sacó un portafolio y le enseñó el manuscrito de la última novela de Diego. El problema era que era su manuscrito,” la obra que la encumbraría”, palabras textuales de su marido.

Y se lo contó todo.

Pensaba publicarlo como suyo. Si Diego lograba convencerla, no pasaba nada, y si no, lo publicaría igualmente. Publicidad gratuita ¡Quién iba a creer a una entrevistadora de sociedad, que ya ni siquiera hacía verdadero periodismo de investigación, que se dedicaba a asistir a fiestas cuando ya no era ninguna recién licenciada como para perder el tiempo de esa manera...

 

La muñequita se quebró. Cómo era posible. No, no. Diego me quiere, nunca podría hacerme esto.

 

...Además, según Diego, Marina ya no era la que solía, su relación no iba bien, discutían, y, claro él que era un hombre de mundo, necesitaba inspirarse, sentirse libre para volver a escribir otra vez...

Marina casi no escuchó esa parte. Estaba paralizada. Ni siquiera preguntó cómo sabía Paula tantos detalles, que Diego estaba en Singapur con esa chica de la redacción, que se iba a retrasar, y que, Johanna, su nueva secretaria, de la que ni siquiera ella sabía el nombre, tenía instrucciones de llamarle fingiendo una eventualidad para justificar su retraso...

 

El día fue sencillo. Estuve todo el día en la piscina, sin pensar en nada. Tumbada sobre el agua, viendo la silueta de las palmeras contra el cielo.

 

Una botella de su whisky 18 años, una sonrisa, y dejarle hablar de todas sus hazañas literarias.

Hubo un momento en que sintió compasión. No de él, de sí misma porque sabía que siempre amaría esos felices días recorriendo la Côte d'Azur francesa en su barchetta.

Y sucedió. Cuando estaba jactándose de cómo no sé qué mujer le había invitado en una cena a una semana en Santorini, riéndose. Riéndose. Quizá de ella, quizá de todos porque una vez más creía que la Dama Fortuna iba a susurrarle las cartas de los demás jugadores. Ni siquiera la miraba. Estaba demasiado borracho de sí mismo y de whisky escocés.

La coartada perfecta. Ella en teoría no estaba allí. Llegaría a casa y se encontraría el allanamiento de su hogar y su marido muerto. Diego había hecho muchos enemigos incómodos esos años, alguna que otra deuda. Y la escalada de robos violentos en las urbanizaciones era un tema frecuente en prensa.

 

Después de Diego hubo dos nombres de varón que cobraron mucha importancia en los meses posteriores al suceso. Antonio y Enrique.

Antonio fue el comisario encargado del caso. Siempre la miró con un deje de compasión, pero nunca logró adivinar si porque creía en su inocencia, o porque, al contrario, comprendía las causas de su presunta culpabilidad.

Enrique, el abogado. Luis, su amigo, se lo recomendó.

Luis fue el que la recogió de la comisaría tras el desembolso de la fianza; no tenía fuerzas para enfrentarse a su familia, después de tantos años alejada de ellos, “secuestrada” por Diego, como ellos solían decir.

Luis permaneció todo el trayecto en el coche callado, sin apenas mirarla. Antes de dejarla, le dio una tarjeta de negocios, con el nombre y teléfono de Enrique Gozálvez Huerta,  añadiendo la siguiente frase, Marina, llámale, es el mejor para estos casos. Nunca había visto una mirada tan profunda y desesperada como la de Luis al decirlo.

Y así lo hice. La muñequita sin ilusionista, que había perdido su cuerda, su voluntad, descubrió que había otro tipo de ilusionistas. No de los que venden humo de colores, pero de los que hacen desaparecer un baúl tras una cortina de humo.

Prestidigitadores que te roban una moneda para transformarla en una paloma que puede volar y huir del escenario.

 

 Todo fue sencillo y casi no sintió nada. Casi.

 

Sus editores le ofrecieron una muy jugosa cifra por sus tempraneras memorias, y aún más jugosa por el manuscrito de la que fuera la última obra de Diego S.Silva.

El manuscrito de Diego, su manuscrito, reposaba en un cajón de su mesilla. Le costaba aún más conciliar el sueño si no lo tenía cerca. Ese manuscrito había sido una apuesta muy fuerte que ella había perdido. Su reina de corazones en un mundo de ases.

 

 

Cargando editor
01/12/2010, 21:52
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

En Francia cogió el mal hábito de fumar, la misma marca que a Diego le gustaba fumar en ocasiones especiales. Como en aquel viaje por la  Costa Azul, entre los campos de flores de lilas cerca del mar, donde las cajetillas de Gitanes volaban en su sonrisa.

En las noches en que ni el un blanc Saint-Emilion, ni un Gitanes apaciguaban su dormir intranquilo, trabajaba.

Ellos, los sujetos a los que investigaba, que eran tan culpables como ella. Se sentía a gusto en su compañía.

A partir de entonces sabía que, más que la pluma, el silencio era su espada.

 

Durante y después de Francia muy poca gente permaneció a su lado.

Paula desapareció en las redacciones de alguna cadena neoyorquina. La chica llorosa de la redacción nunca se atrevió a dirigirle la palabra.

Rompió voluntariamente el contacto con su familia, limitándolo a las visitas de mera cortesía. Ellos habían adorado a Diego.

 

Y, sí, a pesar de todo quedaron algunos, incondicionales.

Como Luis, el fotógrafo errante, que nunca preguntó nada, ni nada quiso saber. Que cuando la veía con la mirada perdida encenderse automáticamente un Gitanes, siempre le ofrecía un comentario ingenioso que le arrancaba una sonrisa sincera. Y, si había oportunidad, siempre una invitación a una paella del senyoret, en su buena compañía, a la orilla del mar.

De aquel Mar Mediterráneo.

El Mar de Marina.

Cargando editor
01/12/2010, 21:55
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

Notas de juego

 Hey! Aquí está la historia de Marina. Es curioso me salió así sin más, y casi no tuve que usar lo que había pensado, sólo la idea principal del porqué. La he tenido dos semanas en reposo, esperando a ver si algo dentro de mí quería cambiarla. Pero no. La historia de Marina es así. Ahora entiendo sus pausas melancólicas, mezcladas con esa excesiva seguridad en su percepción del mundo, su gusto por los riesgos y su infinita tristeza.

Ah, y la foto del “fotógrafo errante” no hace justicia al original! ;-)

Cargando editor
02/12/2010, 10:29
Director
Cargando pj

Me ha encantado.. deberias ser tu la que escribiese y no yo.

Una unica cosa, que no se riñe con tu relato, es lo que te comente. Lo del allanamiento lo organizo Enrique, no necesariamente lo ideo, pero si lo organizo. Es que esos son los pocos detalles que no pueden cambiar de las historias por razones de guion.

No obstante, teniendo tu en cuenta ese detalle, no hace falta que modifiques nada en la historia, a mi me gusta como esta :)

Un abrazo

Cargando editor
20/12/2010, 21:10
Marina Muñoz Campos
Cargando pj

 Aquí te pongo de nuevo las 5 habilidades de Marina. Perdona, no me acordaba que había que ponerlas aquí. Mes excuses

1) (estilo comunicativo: seguridad en sí misma, capacidad mimética) Marina es una mujer de mundo. Muy segura de sí misma, pero que no suele mostrarlo a los demás. Eso es quizá lo peor, el exceso de confianza en sus propios juicios. Tiene un don innato para amoldarse a los estilos de conversación de los demás. He puesto estas dos características como una sola habilidad porque en mi manera de concebir a Marina van muy unidas, en la manera que expone las cosas y cómo recibe los comentarios de los demñas.

2) (encantadora)Puede llegar a se una mujer muy seductora si se lo propone, pero generalmente no le hace falta; con su encanto natural ha abierto muchas puertas cerradas.  

3) (discreta) Es discreta, pero no porque concuerde con su manera de ser, sino porque eso le da la oportunidad de almacenar información de los demás sin desprender ninguna de ella. Tiene grandes capacidades para la observación, pero su carácter un poco arrogante le hace pasar por alto pequeños e importantes detalles.

4) (jugadora) Le gustan mucho los juegos de azar como la ruleta. Así conoció a su marido, en una cena en la presentación de su libro en el Casino de Madrid

5)(deportista social)Le gustan los deportes que impliquen cierta categoría social pero sin entrañar demasiados riesgos. Practica asiduamente la natación, la equitación, y el tenis. En una de sus estancias en Oriente le dio por acudir a un club de boxeo femenino. Sin embargo, al tacharla de poco femenino y ser considerado negativamente para medrar socialmente, lo dejó al par de meses.

Cargando editor
20/12/2010, 21:19
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

 Y ya que estamos en la intimidad, dónde pongo la escena en que Marina llama a la puerta del Capitán? En Sábado en Cabrera o en la Cabina de Tripulación? o sencillamente Marina no puede ir ? Indícame please, que no quiero meter la pata!

 

Estoy pensando que como no podré conectarme mañana hasta bien tarde ( tengo reunión) te dejo el fragmento de cómo Marina llama a la puerta donde ella cree que puede estar el Capitán. Es que está muy intrigante todo y quiero que mi personaje se mueva. Además va con su carácter.Además, si va a donde el Capitán, en teoría, Marina todavía no sabe lo de Julia...en fin, quel peur!!!

Aquí está el framento. Colócalo donde puedas o indícame dónde ponerlo, o si puedo ponerlo, y lo hago mañana. Merçi Beaucoup Monsieur!

 

Marina abandona la cubierta rápidamente para dirigirse a buscar al Capitán.

Golpea la puerta, un tanto agitadamente pero intentando conservar la calma…

- Disculpe, Sr Carneiro…Miguel, verdad?¿está ahí? Parece que Dña Julia se encuentra mal y Elena a acudido a examinarla…Miguel?

Marina espera contestación, apoyada en el umbral.

Cargando editor
20/12/2010, 21:41
Director
Cargando pj

Nadie responde.

Cargando editor
28/12/2010, 16:24
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

 Como ya habrás comprobado, el personaje de Marina tiene vida propia. No me cuesta nada razonar sus acciones, porque son acciones profundas, incluso las sonrisas, los gestos…Lo que ha vivido le ha dado una dimensión especial de todo lo que le acontece. Además, aunque sea un poco “largo”, me gusta ponerte la justificación psicológica de por qué de las reacciones de Marina, o actúa de cierta manera. Sé que como Directeur de la partida, lo aprecias :-)

 

 

 

Notas de juego

 Por cierto, una nota personal, estoy enganchadísima!!! Qué intriga, qué descripciones, qué personajes…Ahhh, siento comunicarle que le acribillaré a preguntas en cuanto terminemos la partida; je suis desolé Queda avisado Monsieur le Écrivain! ;-)

Ah...y ¡FELICIDADES a la preciosidad Coralina!:-D

Cargando editor
28/12/2010, 16:30
Director
Cargando pj

Te lo agradezco :)

a mi de momento me encanta leer a Marina, de verdad, de hecho me lo estoy pasando muy bien en general leyendoos a todos, aunque a Marina, a Elena y a alguno mas me gusta especialmente.

Y feliz navidad!!!

a ver si tengo un rato para llamarte mañana por la noche y hablamos por skype, aunque de la partida, puedo escuchar, pero en general hablar no :P porque si no seguro que meto la pata :D

Cargando editor
28/12/2010, 17:32
Marina Muñoz Campos
Sólo para el director

 Ahhh Gracias!

La verdad es que hay un nivel increíble de jugadores, de habilidades y de capacidades de creación de situaciones...Por no hablar de la ambientación y las descripciones gráficas y escritas, que te hacen sentir reales las escenas y acontecimientos.

Me siento muy metida en la partida con el papel de Marina. Y no sé si fue "consideración" del master, pero Marina encajó muy bien con la personalidad de Elena - que por cierto escribe muy muy bien!- 

By the way, Acepto encantada la proposición de reunirnos un rato vía skype!Prometo ser buena y no intentar extraer información confidencial de Monsieur le Directeur...he he he

Y ahora a la piscina! Que con este frío invernal lo que más apetece es sumergirse en aguas cálidas!

PD Felices Fiestas! :-) Aunque ya "recibirás" algo que te lo recuerde ...

Cargando editor
28/03/2011, 12:03
Director
Cargando pj

Marina, te voy a PNJizar un poco solo para que se vea que estas activa.