Partida Rol por web

El Ayuntamiento de Sestao está iluminado por varios focos de luz cálida, dándole un aire amarillento y resaltando su presencia. Frente a él, un amplio parque rodeado de varios carriles de carretera, con una boca de metro. En uno de esos carriles, cerca del metro, un hombre descansa apoyado en el capó de una furgoneta blanca, sucia como las de los operarios de cualquier gremio de construcción. El tipo, a medio camino entre latino y negro, se atusa el pelo corto mientras espera. En sus manos brillan sus grandes anillos, y de su cuello asoma un tatuaje.

Mientras espera, un tipo se acerca montado en una gran motocicleta. Su aspecto es más aguerrido, más duro, con chupa de cuero y greñas mezcladas con su barba, bajo un casco que no oculta su rostro. Apenas cruzan un par de palabras, antes de que aparque la moto junto a la furgoneta.

Es entonces cuando un taxi para frente al Ayuntamiento. De él se bajan un tipo enorme, una muchacha rubia y un elegante tipo calvo. Un extraño trío, que se percata al instante de la presencia de los dos hombres y la furgoneta.

Parece que es el lugar de contacto para hacer negocios.

Llegamos al ayuntamiento y parece que ya llegarón la otra parte para negociar, no serán unas negociaciones sencillas antes de llegar les indico a mis compañeros.

Si quereís algo decirlo pero no conteis con que saquemos todo lo que queremos. Me acerco a la zona con paso seguro. Tendremos que sacar la mayor ventaja posible a nuestras bazas en esta negociación.

Cagalli al notar la tension sonrie y dice:

- Yo no pido mucho, prefiero un par de cuchillas bien afiladas, son mas silenciosas que las armas de fuego, ademas a toda mujer le encanta tener entre las manos un buen par de cuchillos.

Cagalli se fija en que en los alrededores no haya demasiada gente o al menos tener cierta idea de la gente que haya por los alrededores mas que nada para ver si se ha tomado la precaucion o no de un lugar con gente

Me apoyo en la furgoneta, dejando que mi larga melena me cubra parcialmente el rostro en un gesto largamente estudiado, y saco un paquete arrugado de tabaco, del que extraigo un pitillo y lo enciendo, con un mechero que no da llama.

Una pierna apoyada en el suelo, la otra en la furgoneta. Una mano en el pitillo, la otra enganchada al cinturón.

Observo atentamente al trio de vedettes que se han bajado del taxi y se acercan a nosotros.

Luigi: Azul claro, lavanda, rosáceo, azul oscuro, muy pálida...

Danny: indescifrable

Cagally: Azul, violeta, blanco, rojo oscuro, muy pálida...

Observas con detenimiento la energía que desprende la presencia de cada uno de los que se acercan. En cabeza va el tipo trajeado de cabeza rapada, cuyo aura es extremadamente pálida, como no cabe esperar otra cosa de un muerto viviente. Numerosas vetas de distintos colores se agitan tranquilas a su alrededor, de colores azul claro, lavanda, rosáceo, y azul oscuro.

Tras él camina el hombre de aspecto duro y gran tamaño, cuyo aura no logras discernir. Sus movimientos, sus colores, son demasiado imprecisos, y cuando eso sucede sabes que no obtendrás información alguna.

De quien sí logras ver un aura definida es de la mujer, o quizás niña, ya que parece una adolescente. Su aura también es pálida, signo de su no-vida, y muestra unos colores mezcla de azul, violeta, blanco, y rojo oscuro. Es muy poco habitual ver un aura como esa...

- La rubia tiene razón. Toda arma será bien venida, pero con unos buenos cuchillos, se pueden hacer maravillas. - dice, sin quitar los ojos de encima a los hombres que están junto a la furgoneta. 

- Aunque tampoco está de más pedir algo que haga ruido. Mucho. Siempre se puede intentar camuflar como si fueran los ataques de esos terroristas... - continúa, pensando en lo que aprendió sobre el terrorismo en el lugar, y en cómo quedaron los alrededores del puerto tras la noche pasada.

Cagalli onserva a sus compañeros y dice:

- Bueno, ya veremos que hacemos, lo mejor es ir hacia ellos con tranquilidad no?

Da un toque en el hombro a Luigi y dice:

- Supongo que lo mejor es que tu hables con ellos puesto que eres quien les conoces, pero bueno para cualquier cosa ya sabes, solo me avisas

Para a continuacion comienza a caminar hacia la furgoneta dispuesta a que ese asunto se solucione rapidamente

Asiento a Cagalli y hago un gesto para que me sigan.

Buenos días, estamos preparando una fiesta y me han dicho que este es el lugar indicado para comprar los fuegos artificiales... Digo a modo de saludo con una sonrisa.

Sigo observando a los recién llegados, mis ojos ocultos tras la cortina que forma mi pelo y la bruma de humo que forma el pitillo en mis labios.

Silencioso, esto es cosa del mulato. De momento.

El mulato os observa uno a uno, comenzando por el calvo trajeado que lleva la voz cantante, y siguiendo por la niña y el grandullón. Las miradas que lanza, de arriba abajo, son descaradas, casi desagradables, aunque no hay agresividad ni burla en ellas. Finalmente, se gira y echa un vistazo al motero de su espalda, breve, conciso, sin ningún mensaje oculto. Quizás una mirada de curiosidad, simplemente ver la reacción del melenudo ante la llegada de los clientes.

Bien, bien, bien… -Comienza a decir, con un acento marcadamente latinoamericano pero de procedencia dudosa, como una mezcla de los acentos de varios países distintos- De modo que una fiesta ¿no? Dale… ¿Qué clase de fiesta, hermano? ¿Necesitas algo grande o discreto, mucha cantidad o algo impactante que termine rápido…? –El mulato se da la vuelta y abre la puerta trasera de la furgoneta, mostrando varias bolsas de deporte llenas de polvo- Bueno, yo os enseño lo que tengo y vosotros decidís ¿Ok? Sois buenos clientes, venís bien recomendados y es posible que hagamos buenos negocios juntos, ya tú sabes…

El traficante selecciona una de las bolsas y tira de la cremallera, mostrando algunas pistolas de diversa índole y tamaño. Hay automáticas y revólveres, pistolas pequeñas de autodefensa y grandes pistolones. Al fondo de la bolsa pueden verse algunos accesorios, escasos, como miras láser, cargadores de carga extra o silenciadores.

¿Es esto lo que andáis buscando, o queréis algo más... -Abre una segunda bolsa y podéis ver algunas escopetas: de caza, de doble cañón, recortadas, incluso alguna con mira telescópica- ...contundente?

La mayoría de las armas tienen un aspecto usado, algunas en un estado no demasiado óptimo, aunque también las hay relativamente nuevas.

Cagalli observa lo que ese hombre habia traido negando levemente con la cabeza, iba a dejar a hablar a Luigi, pero visto lo que habia visto decide intervenir, se coloca un dedo sobre la barbilla y adoptando una postura un poco infantil dice:

- Y no tiene algo que a una chica algo tradicional pueda usar... um ya sabe algo mas afilado y discreto

Termina con una sonrisa, extiende las manos y dice:

- Algun complemento que me quede bien ya sabe como somos las mujeres

¿Armas blancas, girl? -Responde el mulato, sorprendido. Pero mira a Cagalli detenidamente, con una sonrisa mientras se acaricia la barbilla- Puedes conseguir de eso en cualquier ferreteria. Pero si quieres puedo incluir alguna en el lote, de regalo...

Unas cuantas cortas, no quiero problema para moverla...  Digo al negociante. La joyería de la dama debería ser de plata, ya sabes algo especial... Digo esperando que las armas blancas de plata sean más sencillas que la munición. Necesiteremos cerca de diez unidades... ¿Algun problema con eso?